Partida Rol por web

Soy tonto de remate, para salir de aquí busqué en el único puerto en el que no había ningún navío. Ahora los hay de todas las naciones, aunque no creo que permitan subir a un buque de guerra de Su Majestad a un tipo como yo. Tendré que intentarlo en otra ocasión y de otra manera, de momento, intentemos recuperar algo de lo perdido.

No prestaba atención a las burlas de los marineros, me recuerdan cuando yo mismo las hacía a nuevos chiquillos que comenzaban su aprendizaje en nuestro barco, estas cesan ante la presencia de un hombre descomunal. Ese debe ser el capitan, ya veremos qué tal tipo es.

Me voy fijando en el que posiblemente sea nuestro capitan cuando una bandada de gaviotas irrumpe en el cielo desviando mi mirada. El sol acaricia mi rostro relajándome antes de embarcar. Cierro los ojos y disfruto un momento de esta sensación antes de volver a la realidad.

Me limite a pedir un espadín y una pistola mientras tocaba la daga que guardaba bajo mi camisa. Realmente me indignaba que me cobraran de mi sueldo las armas con las que he de trabajar, pero asi eran las normas y asi, de momento, las aceptaría.

Me quede impresionado con la tripulación, jamas en mi vida había encontrado a tantos piratas juntos y eso me inquietaba. Miraba de un lado a otro intentando entender aquel murmullo general que desapareció con la llegada de aquel desconocido tan peculiar.

respiro profundo al sentir nuevamente el ambiente de pirateria

Las gaviotas se alejan mar adentro, vuelvo a la realidad tras este momento de respiro.

Un barco pequeño, debe ser ágil, para acechar presas y huir de buques de guerra. Esperemos que la fortuna sonria esta nueva singladura y me permita con el tiempo reposar mis viejos huesos en mi tierra.

El velamen de color rojo es extraño, ¿será signo para identificarlo entre los suyos, o treta para despistar perseguidores?.

Poco a poco recorro con la vista la cubierta de la que va a ser mi nueva nave.

Intento observar mis alrededores cuidadosamente,sinembargo no paresco notar nada fuera de lo común.

El recién llegado, es sin duda el capitán. Según os cuentan varios marineros es Stephen Cour le Pierre.

El capitán baja a cubierta y empieza a hablar con el Marsellés en voz baja, vosotros mientras soltáis vuestras cosas en cubierta mientras observáis.

Al cabo de unos minutos el Marsellés empieza a gritar.

¡Venga, hijos de mala madre! ¡Soltad amarras! ¡Timonel, pon rumbo a mar abierto! ¡Ya hemos ganduleado bastante!

Todos los marineros se ponen manos a la obra. la actividad en cubierta es frenética, No sabéis muy bien cómo poneros ni dónde ni cómo actuar. Así que permanecéis de pie como pasmarotes.

El bergantín toma rumbo sur/suroeste, cruzando el Canal de los Vientos (zona marítima comprendida entre Cuba y la Española).

Ésto anima a la tripulación, pues en esa dirección se encuentran Caracas, Maracaibo y Panamá... y la ruta de los Mercantes españoles cargados de riquezas. Claro está que por esa zona patrullan los barcos de guerra españoles... ¡Parece ser que la travesía no será precisamente un paseo!

Se os asigna un rincón bajo cubierta donde colgar vuestra hamaca y dejar vuestras cosas.

Os explican que es mejor que, si tenéis algo de valor, lo llevéis encima... si no descubriréis que, a las cosas que pueden valer algo, tienden a crecerles "patas".

La verdad es que no tenía muchas cosas de valor encima, salvo la pistola que me acababan de dar, por lo que esas instrucciones , no les faltaban razón y sentido en un barco lleno de piratas, pero claro que seguiría las recomendaciones. El primer atisbo de amabilidad en la tripulación y de sinceridad. Cosas que escaseaban mucho en el mundo de los piratas.

Muchas gracias, dijo Lan Clou,

¿Bueno señores, que perspectivas teneis del viaje?, como supones si vamos en esta dirección, pasaremos por el Canal de los Vientos, por donde circulan ricos barcos y galeones, pero increibles buques de guerra españoles. Suspiró. El viaje va a ser movidito....

 Tras dejar lo más prescindible en su hamaca, como un modo de marcarla como propia, no tuvo el más mínimo reparo en ajustarse sus armas y trabajar con ellas a la vista, ya que en ese barco seguramente todos hacían lo propio y más valía dejar claros los límites desde el principio.

Le pagaban por navegar, y eso haría. O al menos lo intentaría... En cuanto controlara ese mareo que empezaba a sentir. Maldita sea, no era la primera vez que pisaba un barco, pero tampoco era ningún lobo de mar. Sabía que tenían velas, que el viento los arrastraba y que la gente acababa ahogándose si había problemas. Se despojó de algunas ropas que empezaban a agobiarle por el calor, y subió a cubierta.

-Eh, compañero... - Al primer marinero que encontró allí. - ¿De qué cuerdas tengo que tirar para que esto se mueva? 

Aunque acomode mis cosas de forma cuidadosa,aunque no tenía nada de valor en el momento, era mejor mantener lo poco que tenía seguro,y eso significaba no despegarme de mi alfange.

Jaja!Gracias camarada.Dije con una sonrisa dejando ver mis dañados dientes.Que agradable que hubiera una muestra de sinceridad en el barco.Su mirada de respuesta sinembaargo parecia algo extrañada,quien pensaría que detras de tanto musculo y herida me encontraba yo,con un actitud amigable?

Compañeros,el Bigotes tiene razón.Hay que andar preparados,teneís alguna sugerencia?

Dije mientras terminaba de organisar mis cosas.

*me acerco a mis compañeros y les susurro al oido...

Caballeros, este barco tiene buena pinta pero..., no para que lo gobierne alguien que no seamos nosotros no creeis???, no me digais que nunca habeis soñado con tener un barco para vosotros y atravesar los mares en busca de tesoros y legendarias batallas???

*Mientras le susurro, mi cara se vuelve un poco  mas piacaresca, para que vayan entendiendo por donde va la situacion..