Partida Rol por web

Miguel tenía el "negocio" aparte de coleccionista de de libros y documentos antiguos. Como no era quizás lo que más tiempo le llevaba evidentemente, el telefono dedicado a ello no era al qué más atención le dedicaba. Por eso se sorprendió al ver en la grabadora del telefono a casette un mensaje que debía ser, probablemente de unas horas de antiguedad. Al ponerlo señalaba lo siguiente: 

Sr. Rodriguez, le habla Javier Estevez, estoy interesado en vender un documento que entró en mi poder hace poco. Es un panfleto algo extraño del año 1874 según esta fechado. Me gustaría reunirme con usted para que lo examine y que lo pueda tasar. Le dejo mi número, me podrá encontrar de 16 a 22 hs. 631-2309. 

Parecía que tenía algo de trabajo un documento "extraño", espero que estuviera relacionado con la caza de algún modo. Miguel ya llevaba unos meses en Buenos Aires se había instalado en su nuevo hogar había empezado a darse a conocer en el mundo del coleccionismo. Esa llamada era muy interesante, sin dudar agarro el teléfono y me dispongo a llamar al tal Javier.

El telefono sonó varias veces y cuando ya parecía que nadie atendía, la voz de un hombre, probablemente mayor respondió al otro lado. 

-Hola? ¿Quién habla?- preguntó al otro lado Javier, Miguel pudo notar que se trataba de la misma voz de la ultima voz, aunque dijo las palabras algo pausado entre cada una, quizás estaba ocupado en aquél momento. Se escucho un pequeño ruido al otro lado. Como de madera pero no identificable. 

Buenas soy Miguel Rodriguez tengo una llamada suya sobre un interesante documento del año 1874, para examinarlo y tasarlo. Sin esperar la respuesta afirmativa prosigue. ¿Cuando podría concertar una cita? Sabía que estaba siendo algo brusco pero esperaba que aquel documento fuero algo de información sobre esas criaturas y así comprarlo para sí.

-Ah, señor Rodriguez, si quiere puede pasar mañana. La verdad no se como conservar un documento así, por lo que lo tengo bien guardado pero me interesa venderlo a alguien que primero que nada sepa cuidarlo- explicó el hombre, con sencillez. Al parecer si era valioso el tipo no tenía ni idea, pero debía creer que no. 

Otro ignorante con un documento en sus manos que no sabe que hacer con él.  Dependiendo del contenido e interés del documento tal vez podría incluso comprarselo después de todo también tengo mi propia colección privada. Tal vez el documento no tuviera interés para la colección de Miguel pero valdría la pena echarle un vistazo y si el propietario no conocía el valor del documento podría sacar aún así unos buenos dineros. Si fuera tan amable de darme su dirección mañana mismo podría atenderle.

El hombre te dio la dirección. Era en el barrio de La Boca. 

El barrio de la Boca era una zona antes industrial y ahora mayormente llena de talleres y fabricas abandonadas. Eso llevaba a que los vecinos que vivian ahí sufrían un aumento importante de la delincuencia y otros crimenes a pesar que unas cuadras de ahí estaba "Caminito" la zona de casas pintadas de colores pintorezcos que era una zona turística. La casa (la que no tenía el cartel de "en venta) parecía ser una casa antigua y tradicional. Probablemente quien viviera ahí estuviera viviendo ahí desde siempre, como la mayoria de la gente del barrio dado que era dificil vender en esa zona. 

Había cogido la cámara para tomar algunas fotografías del documento en cuestión, también llevaba una pequeña libreta para tomar notas. Agarraba con fuerza la cámara pues sabia que el barrio no era completamente seguro así que trataba de andar rápidamente, se hallaba frente a la puerta cuando tocó el timbre de la puerta a la espera del cliente.

Al abrir la puerta había muchas cajas apiladas. El hombre o se estaba mudando ahí o se estaba yendo. Por otro lado, se notaba el polvo acumulado ahí. Sin embargo el anciano, no sonaba tan viejo como al telefono, esttaba vestido de forma bastante impecable. Una camisa azul, unos jeans levis, y unos buenos zapatos. Tras preguntar te había abierto la puerta. 

-Bueno, le agradezco que viniera hasta acá... no quiero hacerle perder el tiempo, así que preparé el documento. Era un panfleto de la época, como un librito de 2 hojas pero se desarmaron- en efecto, esperaban sobre la mesa. Los tenía en un sistema con vidrios apretados entre si para mantenerlos sin contacto casi con el exterior. Se veian extremadamente amarillentos. A simple vista resultaba díficil que se tratara de una falsificación.