Partida Rol por web

En el exterior todo aparece tal y como lo habíais dejado, con la excepción de un grupo de hombres encapuchados que parecen esperaros tensanso arcos y mirando vuestros rostros con suspicacia.

Una vez fuera de la cueva y apenas sin tiempo para tomar aliento, un grupo de hombres les esperaban a la salida. Brann guardó la espada que aún llevaba en la mano y levantó ambas en son de paz.

Tranquilos, no buscamos problemas. Se dirigió a los encapuchados tratando de calmar los ánimos, pues no dejaban de apuntarlos. ¿Qué queréis? Preguntó.

Un hombre encapuchado avanza hacia ti. Es el mismo hombre que hace unos mese sos cruzasteis en la taberna abandonada del Bosque Negro. !El hombre que andabais buscando!

- Uno de mis hombres anda muerto ahí dentro. ¿Qué estais buscando enesa cueva?

- ¡Un refugio!- Dice Holdin en voz alta. "Pero el vuestro, no uno para nosotros".

Salir de ahí con vida es más de lo que el bardo podría haber deseado. Con una punzada de culpabilidad, pensaba en la extraña criatura que habían hallado ahí abajo; tenía la corazonada de que podrían haber sacado más de ese encuentro, pero las circunstancias conspiraron en contra de todos. Ahora, sin embargo, tenían la ocasión de seguir adelante.

- Buscábamos un lugar seguro, pero encontramos un cadáver y arañas enormes. ¡Que mala la fortuna, que no nos ha sonreído! Y ahora, salimos del fuego y caemos en las terribles brasas. ¿Hay alguna manera de hacer que bajéis los arcos y hablemos civilizadamente?

- Creo que te tengo visto de algo, ¿Es así? - dice el hombre encapuchado.

- Ah, es posible, sí. También me suena tu cara.- Respondió, sonriendo como si esta conversación la estuvieran teniendo junto a un par de tazas de té y no junto a un montón de arcos tensos.- Nuestra compañía ha viajado a lo largo y ancho de las Tierras Ásperas, no sería extraño haber cruzado nuestros caminos. Decidme, ¿dónde habéis estado recientemente, que ha coincidido con nuestra senda?

Al menos no es reacio a conversar. Pensaba para sí Brann viendo que aquel encapuchado se interesaba por ellos. Aunque los arcos de sus compañeros les seguían apuntando sin pestañear.

- ¿Adónde quieres llegar amigo? Diría que somos nómadas, estamos aquí y allí. Quizás en el Anduin, quizás en las Tierras de más al Norte, o quizás en las Tierras de más al Sur, con los hombres del bosque.

- En todo caso, solo quisiera daros un aviso. Cuanto más al sur viajeis, más os adentrareis en nuestros territorios. No nos gustan los desconocidos que husmean en lugares ajenos. Y menos ahora, que un poder insospechado está por llegar. Os recuerdo, joven bardo. Os recuerdo de aquella posada en ruinas. Más allá del Viejo Paso. Acompañábais a aquel viejo comerciante y tratasteis de meteros en vuestros asuntos. Pues sabed que aquel día supimos lo que se avecina. Y no dudamos en volver al poblado del que nunca debimos huir. Aunque todo parecía perdido, siempre queda una pequeña esperanza que, no lo dudo, reportará grandes beneficios a los que siempre hemos creído en el señor de Dol Guldur.