-¿¡Q-Qué...?!- espetó Mitsuko algo escandalizada ante la idea que proponía su padre pero hubiera sido mucho peor en un contexto de calma y tranquilidad.
Tras un par de metros más se detuvo y empezó a desatarse el obi con presteza y con la cara cada vez más roja, intentando centrarse en el hecho de que era necesario para su supervivencia y seguir vestida de poco l serviría si se la comían entera.
Cuando por fin la parte más exterior del kimono cayó al suelo, Mitsuko recogió la tela y esperó a que su padre la ayudara dado que no tenía del todo claro qué haría con esa ropa.
Tirada: 1d10(+3)
Motivo: destreza
Resultado: 5(+3)=8
Kisho soltó a Ryoko en la hierba. Mientras su hija se afanaba en quitarse el kimono.
- Cógelo por los extremos, lo utilizaremos a modo de red. Kisho miraba a su hija a los ojos mientras cogía a su vez el otro extremo del Kimono. - No tenemos mucho tiempo para ensayar... Así que espero que salga a la primera. Y su rostro dibujó una cálida sonrisa para Mitsuko. Quería que ella confiara en el plan, el miedo les paralizaba a todos, pero tenían que intentarlo.
- Cuantas más cosas de esas atrapemos, mejor. Espera que se acerquen, y nos abalanzamos sobre ellas con el kimono... El hombre hablaba sin mirar a su hija, con los ojos clavados en el bosque, atento a los aullidos de las cabezas. Preparándose para entrar en acción. Si atrapamos alguna... Lo cerramos como si fuera un saco... Kisho se preparó, con los brazos agarrotados y el corazón palpitante.
Tirada: 1d10(+3)
Motivo: destreza
Resultado: 4(+3)=7
"No puedo estar sin hacer nada"
Piensa Ryoko pues se siente completamente inútil. Viendo la intención que tienen con la ropa, decide quitarse la suya también, pues con una sola prenda atrapará una, a lo sumo dos.
Dolorida por las heridas de las mordeduras en carne viva empieza a quitárselo todo lo rápido que puede.
"Ayudar, tengo que ayudar, tengo que ayudar" piensa mientras intenta quitarse el kimono mientras gruesas lágrimas caen por sus mejillas.
El miedo y la impotencia le han temblar tanto que le cuesta muchísimo llevar a cabo su tarea. Nota como la sangre fluye por las heridas y es más consciente que nunca de su escozor.
Tirada: 1d10(+3)
Motivo: Destreza para el destape!
Resultado: 3(+3)=6
Mi personjae sta medio muerta l apobre, no puede ni quitarse un kimono rápido.... :(
Entre los tres cojieron la ropa como si de una red de pesca se tratara y se encaro a las cabezas. Cuando estaban los suficientemente cerca se lanzaron al unisono sobre ellas intentandolas tapar con la tela. Los demonios gritaban y aullaban, revolviendose como locos. Parecía que los habian atrapado, pero estaban agotados y tenian el cuerpo entumecido a causa de las heridas y el frio. Ryoko se resbaló y perdió el equilibrio cayendo al suelo y soltando el extremo de la tela. Las cabezas rieron con su voz aguda y se lanzaron sobre ella.
Kisho y Mitsuko soltaron la tela que sostenian y se lanzaron contra las cabezas para ayudar a su madre. Las golpeaban con todas sus fuerzas pero estas no eran suficientes. Lograron levantar a su madre entre golpes y dentelladas y volvieron a escapar, pero ya apenas podian sostenerse en pie y mucho menos correr.
-Rapido, atrapadles!-griataba la cabeza de la señora Maruo-Debemos matarlos antes de que amanezca!
La familia seguia dando traspies en su huida y rapidamente las cabezas les alcanzaron. En el suelo como estaban toda la familia sintió su fin en las fauces de aquellos demonios.
Pero algo ocurrió entonces. Un destello de luz surgió entre los arboles. Las cabezas se giraron y empezaron a gritar. Un grito tan agudo y doloroso que la familia solo pudo taparse los oidos. Algo les ocurria. La piel de las cabezas empezo a rertorcerse y a volverse negra como si se estubieran quemando en un fuego inexistente. Los ojos empezaron a derretirse y de dentro del craneo empezo a surgir un humo espeso de color oscuro. El chillido poco a poco se fue apagando hasta que no quedo nada.
La familia se quedó quieta, petrificada sin saber que hacer. Alli estaban semidesnudos y con la respiración acelerada, en el suelo del bosque heridos. El sol traspasaba las ramas de los arboles y calentaba poco a poco los entumecidos cuerpos. Un pequeño ruiseñor piaba en las ramas mas altas.
Parecia que nada de lo ocurrido había tenido lugar en aquel hermoso lugar.
Señor y señoritas preparen sus final post
Ryoko cayó al suelo debilitada y miró la pasta espesa que se había quedado en el suelo antes de romper a llorar a causa del dolor, el miedo y al final, el alivio.
-Mitsuko... Mitsuko ¿estás bien?- dice volviendo su cara hacia la cara de Mitsuko-. Kisho, ¿y tú?-sigue bastante atolondrada y aún no se puede creer que todo eso haya sido real.
Pasea su mirada por el bosque que la noche anterior le había parecido tan horriblemente tenebroso. Dolor, es lo único que siente, dolor. Un dolor intenso que recorre todo su cuerpo es lo que le dice que lo que acaba de vivir no ha sido una pesadilla sino que ha sido real. Mira su carne llena de heridas por todos lados e intenta ponerse de pie, pero se siente demasiado débil. Así que sólo atina a llorar y sollozar tirada en la maleza el suelo del bosque eesperándo que su hija y su marido se encuentren bien.
Mitsuko contuvo el aliento y se apartó arrastrándose por el suelo cuando las cabezas empezaron a derretirse y a aullar de dolor, aunque desde luego el hecho de que estuvieran sufriendo no le supo nada mal a pesar de que siempre había sido una joven compasiva.
Cuando la calma volvió al bosque permaneció donde estaba, inmóvil, con los ojos abiertos de par en par. Fue cuando su madre empezó a hablar que su mente fue capaz de asimilar que habían conseguido salvarse, aunque por muy poco.
-Estoy... estoy bien. Sólo cansada- miró las feas heridas de su cuerpo pero dado que sus padres tenían las mismas no podía quejarse por ellas. Después se acercó a su madre y la abrazó con mucho cuidado besándola en la cabeza cariñosamente -Ya ha pasado todo, no llores mamá- le dijo con tono apaciguador para después alcanzar a sonreirle tanto a ella como a su padre.
-No volveremos a dejar que se nos haga de noche en sitios desconocidos- afirmó con rotundidad antes de recoger su ropa y la de su madre para ayudarla a vestirla.
La pesadilla había terminado pero seguiría vívida cada noche en sus sueños y en sus recuerdos.
Kisho no podía creer que aquello hubiera acabado. Con los ojos cerrados miró hacia el cielo, dejando que el cálido sol bañara su cuerpo semidesnudo y herido. Lágrimas de alivio y felicidad corrían por sus mejilla. Lo habían conseguido, habían sobrevivido a aquella horrible pesadilla.
La voz de Ryoko le hizo volver en si. - Si cariño, estoy bien...¿Y vosotras? Respondió con voz cansada, pero llena de felicidad.
Se acercó tambaleante hacia donde descansaba su mujer e hija, y se sentó entre ellas. Las abrazó y besó con el rostro iluminado de júbilo.
- Hemos sobrevivido... Todo ha terminado. Las miraba incrédulo con una gran sonrisa en los labios. - Os quiero tanto... No hubiera sabido que hacer sin vosotras... Kisho respiró profundamente el aire de aquella hermosa mañana, y dejó que el sol que se filtraba a trabes de los árboles, los reconfortase.
- Sabéis que... Creo que incluiré esa sopa de bambú en la carta del restaurante. Mientras el cálido sol disipaba el miedo de su corazón.