Aparto la copa de vino, que justo estaba saboreando en ese momento, y me encaro con el estaliano. Le contesto con un ligero tono de enfado, que intento disimular.- Por su regla de tres tendría que hacer el trabajo gratis, éste y todos los demás que he hecho, solo porque Sigmar lo quiere, pero no creo que Sigmar quiera que sus siervos se mueran de hambre. Además, ¿por qué habría que solucionar este asunto por la fuerza? Lo más cabal es intentar solucionarlo pacíficamente. Si no se puede no dudaré en usar la fuerza, pero no es caballeroso negarles a los bandidos una oportunidad de rendirse sin derramar sangre.- Con voz más calmada.- Por otra parte el contrato tenía que quedar claro, de ahí mi pregunta.
Recojo la copa y me dirijo a nuestro anfitrión.- Lamento tener que discutir en su presencia. Le aseguro que no habrá problema en eliminar a los bandidos si es necesario, solo quería precisar el contrato.
Ramiro sonrie y contesta al clerigo
¿Y dejarlos vivos para que vuelvan a delinquir?, nadie dijo nada de trabajar gratis para gente que lo pueda pagar como el señor Dustermann, pero piense en los campesinos y los mercaderes que no se lo pueden permitir y a los que ayudaría muchísimo la eliminación de esos forajidos, además el trabajo es rescatar a la chica, pero por el bien del Imperio habría que eliminarlos, de una forma rápida y lo menos dolorosa pero eliminarlos al fin y al cabo. Y llevarlos ante la guardia me parece poco practico, podrían tener cómplices en ella o escaparse de nosotros en el trayecto de vuelta. Eliminarlos es sin duda lo más rápido y efectivo
Contesto más calmado, intentando zanjar la discusión.- Si realmente son unos bandidos tan despreciables, usted tiene razón.
Permanezco en silencio escuchando la discusión, personalmente no le apetecia comentar si los bandidos se merecian vivir o no, ya cuando fuesen a su guarida y viesen el daño causado decidiria que hacer con ellos.
-Si no tienen ninguna pregunta más, les rogaría que empezaran cuanto antes a buscar a mi hija. Quizá deberían indagar por el pueblo antes de lanzarse al bosque, éso sí.
Sin decir ni una palabra me levantó y me voy a casa del cirujano.
- No se preocupe monsieur Dustermann - levantándose de la mesa en dirección a la puerta donde esperaba su caballo
Me levanto, dejo la copa de vino a medias y haciendo un saludo con la cabeza salgo de la casa junto con el Bretoniano.
- Sir Landuin, creo que este tema esta demasiado abierto, demasiadas incognitas aun. Quizas deberiamos volver a la posada para preguntar y tambien deberiamos hablar con el muchacho, Will, creo recordar que se llamaba, para saber algo más. Esperemos a que salgan todos.
Señalando la puerta el bretoniano se detuvo para que entrase Morgan primero
- Efectivamente monsieur debemos preguntar pues apenas nos informaron de gran cosa, al menos ahora sabemos cual es el objetivo, es momento de preguntar por ella si bien debemos primero reconocer y acudir a quienes pueden saber algo... dudo que monsieur Dustermann quiera airear el asunto...
Tras una pequeña pausa - Will será un buen comienzo, esperemos que esté bien -
Pongo todos los destinatarios pues imagino que en mayor o menor medida todos salimos a la par y podrán escuchar la conversación.
Timmy había estado escuchando en silencio desde su butaca, la proposición que les hizo el señor Dustermann. Sus compañeros estaban debatiendo que hacer con los bandidos, interesante debate, hasta que decidieron ir a hablar con Will. Timmy se levantó y siguió a sus compañeros, haciendo una leve reverencia a Dustermann en señal de despido.
Vaya.. qué prisas tiene el estaliano, y que poca educación.
Me despido de Bela con una ligera inclinación de cabeza.- Descuide, señor Dustermann, no perderemos más tiempo.- Sigo al resto del grupo.- Además de interrogar a Will también me gustaría pasar por la herrería para dar buen uso de mi adelanto de 20 karls.
Bertram os acompaña fuera de la casa, sin despedirse de vosotros ni ninguna ceremonia. Parece que por muy educado que sea Bela, su criado no tiene los mismos modales.
Sigue de vuelta en Mittleresdorf.