Partida Rol por web

- Sí, ve como al final se ha arreglad... - me doy cuenta de que el curioso tipo se ha largado escaleras arriba, dejándome a mí hablando solo. - ...o.

Me acerco a la escalera.

- ¡Pero escuche! Que si ellos son 5 y se han perdido... ¿cómo quiere que yo no lo haga! ¡Sólo soy uno!

Maldito enano, tiene suerte de que los enanos en general me caen bien!! Si todos fuesen como Ojodebúho... Pero no, tienen que haber los listillos que se creen listillos y... ¡bah! No quiero romperme la cabeza con estupidezas... tales. ¡Ja!

- ¡Oiga, no se preocupe, que ya subo yo solo! Enanito... - empiezo a subir la escalera, doblando la esquina, y de dos escalones en dos. Corro hasta llegar casi arriba.

¿Dónde te habrás metido, pequeñín? Sin embargo... estar solo tiene sus ventajas. ¿Habrá alguna apuesta guerrera metida en alguna habitacion individual? ¿Podré yo dormir con Sixta? ¿Qué me haría Sporo si lo hiciera= y, aún más importante, ¿qué me haría ella?

- Uuhh... - se me escapa, imaginando mis restos esparcidos por la pared de la habitación.

No me gustaría convertirme en pintura roja, creo qe la pared está bien así como está...

Pensando en esto, voy subiendo por la escalera...

Una vez arriba, ni rastro del enano, un largo pasillo de habitaciones se extendía ante ti, con 4 habitaciones a cada lado, a juzgar por la cercanía de las puertas, las habitaciones no serían muy amplias. Al fondo, el pasillo se dividía en dos, izquierda y derecha.

¿Qué haces?

- ¡Vaya! Sí que es grande esto... ¿No hay un plano? Hm! Esto tengo que comentarselo a Hanson, sí, eso haré, un plano para el edificio de las habitaciones, ¡o un mejor recepcionista!

Vamos a ver, estas habitaciones tienen que ser muy estrechas. Si no son muy largas, seis camas no caben... así que... ¡a buscar al enano se ha dicho!

Empiezo a correr por el corredor ¿para qué es sino el corre-dor? Sin embargo, me paro en la última puerta de la derecha, sonrío picaronamente y golpeo la puerta tres veces.

¡Jajaja! Qué recuerdos de infancia... ah, no, espera, que tu infancia estuvo marcada por el trauma constante... ¡Bueno! He encontrado la felicidad, de una vez por todas, junto a mis nuevos amigos.

Tirando por el pasillo de la derecha, ando lentamente, para pasar desapercibido en caso de que el inquilino sea un enano rabioso, o peor, que sea Sixta!!

Nada más doblar la esquina del pasillo corriendo, te das de bruces con Sporo, detrás de él, el resto del grupo. El pasillo era estrecho y corto, con una única habitación en el fondo y un pequeño ventanuco a la izquierda.