La hermosa luna llena iluminaba las zonas oscuras de aquel paisaje tan desolador. Frías y ligeras gotas de lluvia comenzaban a descender del cielo, un agua refrescante que fortaleció vuestra alma y espíritu, sin embargo, el estruendo provocado por los relámpagos que se formaban en el cielo poco a poco inquietaban más el ambiente.
Los peldaños, ahora algo resbaladizos por el agua, seguían dictando vuestro camino hasta el gran torreón, sabíais que allí era el único lugar lo suficientemente alejado de un extraño para retener a alguien o esconderse.
Apresurasteis el paso, con la impaciencia de saber que no teníais ni un momento que perder. A lo lejos, cerca del final de los peldaños, creísteis ver algo. Se trataba de una figura. ¿Se trataba de Drácula? Era ahora o nunca, ¡había que darse prisa!
De repente, justo a mitad de camino entre la escalera y la torre, comprobasteis que la figura que había allí parada era nada más y nada menos que el encapuchado que visteis antes de entrar en los dominios del príncipe de las sombras.
Éste permanecía inmóvil, era como si os estuviera esperando ¿quién era realmente? ¿Drácula? ¿Muerte camuflada? ¿O quizás un aliado? la cuestión era que ahora estaba en vuestro camino.
- Veo que al final lo habéis logrado, pero no todo ha transcurrido como deseaba - comentó con voz serena y algo oscura.
El encapuchado tiró al suelo aquellos harapos que ocultaban su identidad revelando a un hombre de extrema belleza y tez pálida...
Para aquellos con el conocimiento necesario fue fácil reconocer a Alucard, hijo de Drácula. Potencial aliado de Trevor Belmont y Sypha Belnades décadas atrás a la hora de derrotar al mal supremo.
- Por vuestra negligencia estáis a punto de completar el ritual y mi padre, resucitará - sus palabras sonaban desconcertantes ¿qué ha querido decir?.
- Cuando os vi la primera vez tan solo tantee vuestro potencial, sabía que tanto el linaje de los Belmont como el de Belnades podrían sobrevivir a los peligros de este castillo, pero tú... tú deberías haber muerto y con ella los planes de Muerte - dijo mirando directamente a Abraham y después miró a Adelin.
- Aquí tan solo hay un final posible... y debes alejarte de la cámara principal donde duermen los restos de mi padre –
Alucard posó su mano con delicadeza sobre su mentón y cerró los ojos pensativos.
- Deberías sentirte orgulloso de hasta dónde has llegado mortal - comentó el vampiro mientras seguía recapacitando como decir la información.
- Pero me temo que tu viaje ha llegado a su fin, no puedo permitir que continúes y caigas en la trampa de Muerte - ¿una trampa?
- Llevas la esencia de mi padre en tu alma, el don de la oscuridad está dentro de ti y es ese don el que necesitan para resucitarle ¿no has notado nada extraño cada vez que moría una criatura bajo tu mano? ¿O en tus momentos de más ira? es la esencia del señor de la oscuridad que te llama y saca a la luz lo peor de ti. - se quedó unos instantes en silencio.
- Tu mujer, Estrella, tan solo ha sido un cebo para que vayas hasta donde están los restos de mi padre, ahora la decisión depende de ti ¿te sacrificarás para impedir que él resucite y traiga siglos de dolor y destrucción a nuestro mundo, o intentarás abrirte paso como has hecho hasta ahora? yo no puedo interceder porque no tengo poder dentro de este castillo, pero la decisión de un hombre es más valiosa... -
- Si tú vives, Drácula lo hará también, si falleces, él morirá contigo durante un siglo más –
- Muerte sabe bien lo que hace, su objetivo es que llegues al final de esas escaleras, y está usando a tu mujer como reclamo. Teniendo en cuenta todo lo que está dispuesto a hacer, no dudará en matar a tu esposa si tras esa puerta solo aparece alguno de tus compañeros, e inmediatamente irá a por ti - se adelantó unos pasos para ir mirar a los ojos al ciudadano.
- Solo existen dos salidas para todo esto, me temo - hizo una pausa.
- La más sencilla es que Abraham muera aquí y ahora - lo dijo con frialdad
- La última opción sería que acompañases a Belnades hasta lo alto de la torre y os enfrentéis directamente contra Muerte, o incluso contra mi padre si llegase a resucitar, pero es la opción más arriesgada... -
- Yo he cumplido mi papel, desearía poder ayudaros pero ya en el pasado lo hice con vuestros antepasados y me costó este destierro mágico –
Alucardse quedó pensativo.
- No puedo interceder en vuestra lucha, tan solo espero que vuestra decisión no esté guiada por los impulsos humanos sino por la razón... - se acercó a vosotros y os miró.
- Os deseo la mejor de las suertes, si vuestra empresa tiene éxito le contaré a vuestros descendientes la honradez de vuestros actos, yo debo volver a sumirme en el letargo al que estoy condenado si quiero seguir manteniendo mi poder - dicho aquello dio un gran salto para colocarse detrás vuestra.
- Hasta la vista -
Ignorar lo comentado por Alucard e ir hasta el Torreón
Sacrificar a Abraham para evitar el ritual
(En tu caso tienes una opción más)
Luchar contra Adelin en el caso de que quiera sacrificarte y tú no estés dispuesto a ello
Estaban muy cerca, Abraham podía sentirlo. Se trataba de un presentimiento que recorría todo su ser con violencia, pero el hombre debía acallarlo para permanecer calmado ante el cercano desenlace. Necesitaba estar concentrado por él, por su Estrella y también por Adelin, pues quería que todos volvieran a sus hogares al acabar la noche.
Una nueva vez el desconocido encapuchado que los interpeló a su entrada al castillo se alzaba ante ellos, aunque esta vez reveló su identidad. Debía de ser alguien importante y relacionado con el castillo y los linajes de sus compañeros. La sorpresa del aldeano llegó cuando este desconocido no solo no se ofreció a ayudarles en su cometido, sino que sugirió que sacrificara su vida, pues según él, la esencia de Dracula dormía en su interior. La idea era absurda, pues Abraham no había abandonado Southshire en su vida y hasta hace unos días su vida había transcurrido en total normalidad, y bien este absoluto desconocido tenía la osadía de exigir su sangre. ¿Cómo era posible que la condenación de la humanidad pasara por las manos de un sencillo aldeano? No, estaban muy cerca del final, y esto solo podían ser insidiosas mentiras del enemigo para desestabilizarlos. Estrella estaba viva, no podía dejarse desesperar por quien podría ser otro de los agentes del enemigo.
Canalizando toda su ira en su voz gritó a los cielos, interpelando a Alucard. - ¡MALDITOS SEÁIS TÚ Y TODOS LOS MONSTRUOS DE ESTE CASTILLO! ¿CÓMO OSAS DECIR TODO ESO Y LUEGO DARNOS LA ESPALDA? ¡NOSOTROS AL MENOS COMBATIMOS LA AMENAZA Y NO NOS APARTAMOS COBARDEMENTE! ¡HEMOS LUCHADO, SANGRADO Y UN CHICO HA MUERTO MIENTRAS TÚ MIRABAS DESDE TUS ESCONDRIJOS! - se dejó caer de rodillas con un aullido de frustración. Odiaba a este nuevo desconocido y, en parte, le costaba reconocer en su interior al hombre afable que había sido toda su vida, pero albergaba una remota esperanza de volver a una existencia normal con su esposa si sobrevivía a esta noche. Entre sollozos se volvió hacia Adelin buscando apoyo. - No creerás sus mentiras, ¿verdad? ¡Estamos muy cerca de acabar con esto! Lo haremos por nuestras familias y por Arthur.
Tomando unos segundos para recuperar la compostura, se alzó en pie e, ignorando totalmente al desconocido que nada significaba para él, se apresuró a emprender su camino a la cima de la torre.
Elijo ignorar a Alucard y seguir hasta el torreón
Abraham SOLO atacará a Adelin si esta decide primero hacerle daño.
-Ese hombre, no es otro más que Adrián Tepes, el hijo de Drácula, el adoptó el seudónimo de Alucard, oponiéndose a su padre, y por esa razón el fue desterrado- Adelin se mostraba cada vez más seria, a medida que se disponía a continuar.
-Hace 100 años, el y nuestros ancestros, pelearon ferozmente contra el señor de este castillo endemoniado, esa es la historia que fue pasada de una generación a otra...-.
Y en una milésima de segundo, todo cobró sentido, para la chica.
Tiene sentido, ¿por qué la muerte secuestraria a una mujer desconocida? Los sacrificios se hacen en el momento después del secuestro, y ¿por que las criaturas no dañaron realmente a Abraham?
-Tiene razón, las criaturas de la oscuridad no le atacaron realmente a usted, solo fue una prueba macabra para que compruebe su valía, usted será el combustible que aliente la resurrección de Drácula, en parte también por eso no pudo sujetar el mata vampiros- recordando aquel momento. Finalmente Adelin se puso adelante, bloqueando el camino.
No permitiré que siga, Señor Abraham, Usted corre más peligro, y no lo permitiré, debe irse, sonará cruel, pero su esposa está condenada, no podremos salvarla- encogiendose de hombros -Pero si insiste en avanzar, me veré obligada a enfrentarme a usted, - La muchacha esta decidida a no dejarle pasar, a enfrentarse a él, a matarle de ser necesario.
Elijo hacerle caso a Alucard
Ustedes podéis seguir narrando con normalidad, sin embargo en el momento que decidas atacarle tendrás que adjuntar una tirada.
Ustedes podéis seguir narrando con normalidad, sin embargo en el momento que decidas atacarla tendrás que adjuntar una tirada.
-Lo lamento señor Abraham, pero esto es por el bien de todos- la chica derrama lágrimas, a pesar de la convicción, siente como el corazón se le rompe en mil pedazos otra vez, pero prefiere ser ella quien lo mate, conjurando una barrera para apricionar al hombre, nunca pensó hacer esto, y menos a alguien que se ganó su respeto.
-No quiero... No quiero hacerlo, no quiero perderlo a usted también... Pero... Tengo que...- En llanto, decide atacarle con lo que tiene. Aún que no le guste, aún qué después tenga que pasar una vida miserable, es su deber.
Motivo: Ataud de hielo
Dificultad: 0
Habilidad: 3
Tirada: 1 7 7
Total: 7 +3 = 10 Éxito
Ha decidido atacarte con lo cual deberás tirar tu también y decidir qué vas a usar.
No daba crédito a lo que oía. Simplemente no era posible. Frente a ellos se alzaba el hijo del enemigo, sangre de la sangre del mismísimo Dracula, soltando injurias contra Abraham, buscando dividirlos. Y lo había logrado. Abraham no pudo sino observar cómo Adelin se colocaba en mitad del camino y le hacía frente. Sentía cómo la frustración formaba lágrimas en sus ojos. Se sentía traicionado. ¿Habría actuado Arthur del mismo modo que Adelin? ¿Cómo era posible que incluso ellos se pusieran en contra de un objetivo tan inocente como salvar a su propia esposa?
- ¿No lo ves? Esto es lo que quiere... quiere que nos matemos entre nosotros... - comenzó a decir Abraham
Entonces comenzó a sentir el frío de la magia de Adelin conjurándose a su alrededor. De haber sido otro el destino de Estrella habría aceptado reunirse con ella en el otro mundo, pero no era así. No la iba a abandonar a una eternidad en manos de la Parca. No aceptaba el juicio, estaba demasiado cerca. Sintió como el bello de su nuca se erizaba y toda la frustración de esa noche, todo el odio de su corazón salió a la luz mientras avanzaba con un grito desgarrador hacia el hielo que se cerraba en torno a él y si lo superaba hacia la traidora Belnades.
Motivo: Dejarse llevar
Dificultad: 0
Habilidad: 2
Tirada: 3 4 9
Total: 4 +2 = 6 Éxito
Podéis narrar en un post adicional cada uno la resolución del combate.
Por un lado Abraham, para sorpresa de Adelin, sacó a la luz una fiereza sobrenatural y de sus manos surgieron garras como las de un animal salvaje.
Por desgracia para el ciudadano, la magia de Adelin era más fuerte, y aunque ésta quedó malherida pudo sobrevivir al ataque, cosa que no sucedería con Abraham.
Actualmente la situación es la siguiente: Adelin ha ganado el combate (aunque está malherida) y Abraham está herido de muerte.
¡Es vuestro turno!
Quedó estupefacta cuándo al hombre se abalanzó por ella, sacando garras cómo la de un monstruo.
¿Un vampiro? No puede ser, Alucard tenía razón
El hecho de contemplar la manifestación antinatural de su poder, no quita que Adelin se sienta cada vez peor por quitarle la vida a un hombre, haciendo que se quiebre su corazón, ni siquiera el corte que este le propinó, paro esa sensación.
-Yo... Lo siento-
Entre el llanto, siguió conjurando el ataúd de hielo, pero debía terminar con esto, por Arthur, por el y por el resto del mundo.
Abraham lo dio todo en su ataque, pero por desgracia para él había sufrido demasiadas heridas en el camino. A pesar de lograr asestar una herida a Adelin, el ataud de hielo se cerró y de repente sintió un frío antinatural cuando la temperatura llegó al cero absoluto.
Cuando el ataud volvió a abrirse, Abraham yacía tendido en el suelo. Sus extremidades ya estaban congeladas y el resto del cuerpo no tardaría en seguir ese camino. Tiritando por el frío, y sintiendo como si cada fibra de su ser se detuviera en el tiempo alcanzó a decir unas palabras:
- Menudos salvadores resultasteis ser... Malditos seáis tú y los tuyos... - alcanzó a decir entre respiraciones entrecortadas. - Espero que cada vez que cierres los ojos me veas a mí y no a él... - Lo siento, mi amor. Te veré al otro lado.
Y con un último pensamiento para su esposa Abraham Szavok perdió la vida.
Haz un último post con las reflexiones de lo que ha ocurrido, después pondré yo otro mensaje que refleje las consecuencias de todo lo que ha sucedido.
Adelin solo pudo ser una espectadora, sus ojos están rojos de llorar tanto, y preguntándose si fue lo correcto, si en verdad estuvo bien, pero la forma que Abraham manifestó esa oscura fuerza, le hacia preguntarse si Arthur hubiera hecho lo mismo.
Dime amor mío, ¿hice bien? Por que esto pesará en mi memoria asta el día de mi muerte
Pensando, apesadumbrada de lo vivido, sintiendo un profundo malestar.
-Usted estará en mi memoria, señor Abraham, y me asegurarse de qué se conozca su historia y la de Arthur Belmont...- tomando un segundo mientras encontraba fuerzas para seguir, ignorando el insulto final del pobre hombre. -honrrare su memoria, y prometo que usted no será olvidado-
Por último, bajó el cuerpo cómo pudo, y por medio de su magia, le dió una Tumba de hielo, para que el tiempo no le dañara.
Terminada su tarea, se apresuró a salir del castillo y devolver el látigo a los Belmont, aprendió mucho de esta experiencia, que le marcó de por vida, y ambos estarán en sus recuerdos por siempre, pero antes de irse, juró ante dios, que jamás se casaría ni enjendraria hijos, cómo penitencia por sus acciones.
Los primeros rayos de la mañana comenzaron a asomarse por las ventanas del torreón a la vez que iluminaban el cuerpo inerte de Abraham en su ataúd de hielo. Aunque él lo desconociera había salvado a toda la humanidad: un acto que se confundió con una traición que ayudó a todo un país.
.
Poco a poco, el cuerpo del ciudadano comenzó a deshacerse en un suspiro de ceniza, el cual se dejó llevar por la brisa del alba anunciando la llegada de un nuevo día.
El castillo se desmoronaba y había que salir de allí. Adelin salió adelante atravesando las mismas estancias que ahora permanecían desiertas tras haber perdido el vínculo con su señor oscuro.
Una tremenda humareda azotó su espaldas mientras daba los últimos brincos hasta lograr salir de lo que quedaba del castillo. Con el cuerpo repleto de polvo y algunas magulladuras por los escombros, la hechicera Belnades había logrado abandonar aquellos dominios que estaban preparados para regentar al príncipe de las tinieblas.
No había sido una tarea sencilla y se tuvo que sacrificar mucho en el proceso. Atrás quedó Alucard, cuyo paradero es actualmente desconocido, al igual que Arthur, el último del linaje de los Belmont.
En cuanto se llegó al Poblado, las Hermanas de la Caridad no dudaron en cobijarla en la iglesia para atender sus heridas. Fueron días muy duros pero la recompensa fue exquisita: había sobrevivido.
Sorprendentemente, Estrella se encontraba en el centro del pueblo, la esposa de Abraham esperaba ansiosa el regreso de su marido acompañada de sus dos hijos… ¿se habría encargado Alucard de devolverla a su hogar?
La mujer miró a su alrededor, y tras comprobar el rostro de Adelin pudo comprender qué era lo que había sucedido, acto seguido ella rompió en lágrimas mientras le explicaban que había sido un hombre valiente cuyo sacrificio les había salvado la vida a todos.
Nadie en el pueblo quiso volver a hablar del castillo y del mal que había encerrado en él, eso era ya parte del pasado.
Adelin Belnades regresó con los suyos, meses más tarde y ya totalmente recuperada. Orgullosamente le honraron en una celebración privada para toda la dinastía.
La hechicera nunca llegó a pensar en aquel momento que el futuro de los Belmont recaería en ella, puesto que años más tarde se descubrió que Arthur tenía un hijo, el pequeño Simon, el cual no tardó en acoger en su seno para criarle en honor a su padre...
La cuestión era... ¿hasta cuánto durará esta victoria?
Mientras tanto, una figura encapuchada vigilaba desde la oscuridad que la humanidad estuviese preparada para un futuro donde su padre regresaría.
Pero esa sinfonía de la noche forma parte de otra historia…
~~~ FIN ~~~