Partida Rol por web

Dejasteis atrás el sendero subterráneo para entrar uno claustrofóbico; el crujido de los huesos os ponía de los nervios ¿serían cadáveres de víctimas de Drácula? ¿O siervos esqueléticos muertos? en aquel castillo casi cualquier cosa podía ser realidad, siempre que estuviéramos hablando de una pesadilla.

El camino se hizo largo y cansado, por suerte no había enemigos a los que enfrentarse, a lo lejos, un murmullo parecido al del agua os hacía creer que estabais cerca de encontrar algo nuevo. Poco a poco notasteis que los pies se hundían más en los huesos, era como si lentamente el suelo fuera más blando e inestable...

Finalmente, tras continuar un poco más, observasteis desmotivados como el camino de huesos llegaba a su fin ¿qué era lo que impedía seguir? un misterioso y extenso lago, pero no eran aguas putrefactas como antes no, esta vez era algo más viscoso y oscuro, era un lago de sangre...

Comenzasteis a rodear el lago de sangre con la esperanza de encontrar la manera de seguir adelante sorteando aquel obstáculo tan desagradable. Según os movíais os disteis cuenta que aquello era sobrenatural, las dimensiones del lago no entraban bajo ninguna lógica, a no ser que estuvierais en un lugar muy profundo bajo el castillo, ¿pero de dónde había salido tanta sangre? cuando casi  habíais perdido la paciencia, escuchasteis un sonido, era como un tintinar de pequeñas campanas, provenía de la oscuridad del lago ¿de qué se trataba?

De repente una misterios bruma comenzó a rodearos a vosotros y a la zona del lago que estabais mirando. Transcurrieron unos segundos que se hicieron extensos e intensos. Fue entonces como el tañido de aquella campana comenzó a sonar más y más cerca, hasta que una imagen envuelta en la bruma se tornó más definida.

De repente, aquella figura sombría y encapuchada, os señaló con el dedo desde la lejanía...

Escuchasteis una voz susurrante que invadió toda la cámara. Aquella mano seguía señalándoos, era grisácea, parecía hasta putrefacta. Entonces la campana sonó un par de veces más.

- No soy la muerte…, soy Caronte, el barquero, tan solo yo puedo llevaros más allá de este lago donde la sangre de las víctimas de Drácula dividen la salvación de la angustia -

La barca finalmente se detuvo, observasteis que aquel hombre no parecía hostil ante ustedes, pero su dedo acusador no dejaba de señalar.

Con lentitud la mano acusadora de Caronte dejó de señalaros.

- Necesito algo que sea de valor para ustedes, un objeto de cada uno y así se saciará mi demanda, de modo que podré llevaros al otro lado del lago... - Sus palabras fueron bastante claras, a pesar de que se repitiese en su cometido.

Al finalizar la charla de aquel misterioso ente Ceril se dirije hacia Drake con un tono preocupante.

Drake... ¿Crees que hemos hecho bien en dejarle atrás? Después de aquel suceso Gregory parece estar paralizado... Sigo estando arrepentida de haberlo dejado atrás.

Ceril, llena de preocupaciones y lamentos mira al Barquero.

Creo tener algo de valor señor, me entristece tener que hacerlo pero no tengo nada mas de valor aquí mismo...

Ceril le da su cetro un segundo a Drake. Seguidamente ella se dispone a quitarse la capucha y extender su largo cabello (Que a simple vista con la capucha parecía que su pelo fuera más corto), después dirije sus manos hacia una parte del cabello, quitándose lo que parecía ser un broche.

Este broche que poseo en mis manos es unos de los broches que me dió mi madre, pero a su vez es el broche que más tenía afecto, mirar esto me hace recordar los bonitos recuerdos que tengo de ella. Como si fuera ayer... Deja escapar una pequeña lágrima. Sé que en el otro lado mi madre aprovaría esta decisión, y por eso estoy dispuesta a darlo con el fin de lograr mi cometido. Antes de darlo procede a ponerlo contra su pecho con fuerza, simbolizando el amor hacia su madre y la pena de tener que dárselo, hasta que, deja de ponerlo contra su pecho y se lo da al barquero.
 

El cazavampiros se volvió hacia su compañera, tratando de que en su rostro pálido no se reflejase muestra de preocupación alguna por haber dejado atrás a Remory. Para sus adentros, a Drake le seguía removiendo la conciencia haber tenido que abandonar al aldeano y no haberlo llevado a rastras con ellos si fuera necesario, pero aquella situación era una carrera contrarreloj en la que cada minuto contaba.

-Hicimos... lo correcto -indicó Belmont, en tono seco-. No te atormentes por ello. Remory parecía muy encerrado en sí mismo, casi ausente. No pienses ahora en él. Tal vez aún podamos cruzárnoslo más adelante...

Drake no albergaba ninguna esperanza sobre el aldeano, aunque ya no había nada que se pudiera hacer por él. Observó que su compañera le entregaba un broche a Caronte, y decidió que él también debía entregar al barquero un presente que resultase importante para sí mismo.

-Esto -el cazavampiros se llevó una mano a uno de los bolsillos que llevaba en su cazadora de cuero negro, sacando de él una flecha con la punta de plata- es la flecha con la que me cobré a mi primera víctima. Un vampiro. Desde entonces ha sido mi talismán de la suerte. Para mí, es mucho más que un proyectil, es el símbolo de lo que puedo conseguir con mi esfuerzo. Os lo entrego, barquero, para que nos ayude a llegar hasta nuestro destino y derrotar a las fuerzas de Drácula.

Caronte agarró con cuidado cada uno de los objetos y los examinó. Después con una mirada vacía escondida tras la capucha no dudó en asentir con respeto y guardar cada obsequio con mucho cuidado bajo su túnica.

- Subid, os llevaré al otro lado del lago, sé cuál es vuestro objetivo y aún tenéis mucho que hacer para completarlo - se apartó un poco dejándoos espacio para que pudierais montaros en su barca, dio un par de golpes a la campana, cuyo eco retumbó por el lugar, y comenzó a remar.

- Donde vaya el castillo iré yo, mi existencia está ligada a él y a mi cometido, soy el guardián del lago, aquel que mantiene el recuerdo de las víctimas de Drácula... -

- ¿Y quién es Drácula realmente? – dijo en voz alta.

Caronte asintió mientras remaba

- Nadie comienza siendo un monstruo, el origen de todas las cosas es puro, pero con el tiempo todo se marchita... - continuó remando.

- Drácula fue humano, y tenía nombre, Mathias Cronqvist lo llamaban, aunque no hay nadie con vida que pueda recordar ese nombre, caballero que luchó por Dios y se convirtió en un formidable estratega militar, enamorado fielmente de su esposa Elisabetha y finalmente traicionado por aquello por lo que luchaba -

- Su esposa murió por una grave enfermedad cuando él se encontraba fuera en la campaña, cuando se enteró de la noticia cayó en la más profunda depresión y después en la locura ¿lo consideráis un acto de un monstruo, o de un humano? - dejó unos cuantos segundos de silencio

- Creyendo que era injusto que Dios le arrebatara su bien más preciado cuando él lo había dado todo por servirle le llevó a arremeter contra el creador, juró desafiarle, obtener la inmortalidad para así escapar de sus lazos divinos, eso le llevó a convertirse en la criatura que es ahora, inmortal, gracias a la hechicería de un objeto que le otorgó la maldición y que buscó durante años, la piedra carmesí –

Caronte siguió remando...

- Esa piedra fue creada con el alma de un vampiro que reinó en la oscuridad antes que él, pero jamás nadie supo donde se encuentra ahora, ni siquiera si él la lleva consigo o si fue destruida en el proceso de conversión - a lo lejos se divisaba tierra firme, parecía que ya quedaba poco para el final del lago.

- Drácula es inmortal, pero su derrota siempre traerá cien años de paz para los mortales, así fue como ocurrió cuando Trevor Belmont, Sypha Belnades y el propio hijo de Drácula se aliaron..., ahora parece que esa misión está en vuestras manos –

A pocos metros de llegar al final del lago, Caronte continuó con sus palabras.

- Yo tan solo existo para realizar mi cometido, sean las circunstancias que sean, no puedo inmiscuirme en vuestra guerra, y tenéis un destino ligado por la sangre, también deberéis aceptarlo con cualquiera de las circunstancias que se os presenten - finalmente la barca se paró e hizo sonar la campana un par de veces.

- La travesía ha terminado –

Os despedisteis finalmente de Caronte y éste desapareció de nuevo en las sombras. El camino seguía siendo de huesos al igual que antes, aquella cripta subterránea demostró ser excesivamente gigantesca ¿tantas habían sido las víctimas? Comprobasteis que poco a poco el camino de huesos iba tomando forma de pendiente hacia arriba, quizás estabais cada vez más cerca de salir de allí y encontrar los pisos superiores.

Según subíais notabais como vuestras piernas se iban hundiendo en el amasijo de huesos, al principio parecía normal por propias leyes de la física, sin embargo llegó un momento en el que la velocidad en la que los pies se hundían rozaba lo sospechoso.

Las revelaciones de Caronte sorprendieron a Drake, aunque resultaba lógico que Drácula hubiera sido un humano antes de llegar a convertirse en el vampiro inmortal que era ahora, gracias a la Piedra Carmesí. ¿Quizá hubiera una forma de detener a Drácula de manera definitiva si se encontraba esa piedra y se la destruía?

El cazavampiros no tuvo mucho tiempo de pensar en ello después de que se despidieran de Caronte, pues sus piernas comenzaron a hundirse entre aquellos amasijos de huesos, como si tirasen de él hacia las profundidades.

-¡Corre, Ceril! ¡Usa tu magia para huir! ¡No te preocupes por mí! -le gritó a la hechicera Belnades, mientras sentía cómo su cuerpo empezaba a ser tragado por aquellos huesos.

Tal fué el discurso de aquel hombre que impresionó a Ceril, a ella núnca la habian contado el pasado trágico de Drácula antes de transformarse en lo que era ahora. Mientras pensaba en ello se dio cuenta de que empezaba a hundirse entre los huesos a una velocidad inhumana junto al grito de Drake, ella no quería dejarlo atrás, pero primero debía escapar de aquel destino.

¡No te pienso dejar aquí Drake! Tú eres la pieza clave de nuestra aventura, sin tí... ¡No lo lograríamos!

Al acabar la frase Ceril se dispone a usar un hechizo de hielo, para así intentar congelar el suelo y evitar que les siguieran hundiendo.

¡Plataformius helada!

Vuestro cuerpo se iba hundiendo más y más mientras comenzabais a notar también como dichos huesos estrujaban el cuerpo. Notabais las pulsaciones del corazón, latía a un ritmo más alto de lo que estabais acostumbrados. En un abrir y cerrar de ojos os visteis sepultados hasta la barbilla, vuestras lágrimas ahogadas de desesperación apenas podían escucharse. Jamás habíais experimentado una situación así, por primera vez habíais conocido lo que era el miedo, el miedo a morir.

Por unos instantes comenzó a pasar por delante de ustedes el recuerdo de los seres queridos y compañeros, del que podría haber sido vuestro futuro, e incluso de todo lo que os contó Caronte, pero cada vez lo veíais más claro, el final se acerca...

El calor os rodeó por completo mientras notasteis como los síntomas de la asfixia estaban debilitando a cada instante que transcurría. Los esfuerzos no eran los suficientes para llegar a la superficie completamente, fue ahí cuando ya perdisteis la esperanza...

Hasta que de pronto notasteis que algo os tiraba con gran fuerza hacia arriba, no sabíais que pasaba, casi habíais perdido la consciencia, "algo" había agarrado vuestro brazo y había comenzado a tirar con una violencia que desearíais que no fuese usada en vuestra contra, fue así como con un brusco movimiento, vuestra cabeza salió del subsuelo pudiendo de nuevo respirar el oxígeno que tanto necesitabais.

"Aún hay mucho que hacer, no podéis rendiros"

La voz que dijeron esas palabras era de un hombre, os sonaba ligeramente pero a raíz de vuestro aturdimiento no podíais levantar la cabeza y mirar quién había sido vuestro salvador hasta que pasaron unos instantes...

Justo cuando pensaba que su vida terminaría con él siendo succionado y estrujado por aquella montaña de huesos, el cazador de vampiros sintió que algo tiraba de su brazo con una fuerza inusitada.

Escuchó las palabras de aliento de un hombre, que a todas luces debía de tratarse de su salvador. Aturdido como estaba y con los ojos entrecerrados, Drake alcanzó a ver de quién se trataba: era el mismo encapuchado que les había impedido la entrada al castillo y al que se habían visto obligados a enfrentarse para que les permitiera el paso.

-Tú... -murmuró, desconcertado.

Sin palabras, no podía pensar, la situación la había dejado aterrada, había visto como se estaba hundiendo poco a poco mientras veía Drake hundirse también. Le falta el aliento, no es capaz de entender qué está ocurriendo, todo mientras mira al suelo con los ojos muy abiertos, no se podía creer que las cosas habrían salido de esta manera. Lo único que podía decir era:

Y-yo, no... Tose. No. Respira hondo. Quién... Intenta recuperar el aliento.

Cierra los ojos, y piensa en lo que acabó de ocurrir, intentando recapacitarse a ella misma y evitar que aquella situación la dejara loca. Acto seguido se pone de pié, y mira hacia la dirección de Drake, y al hacerlo, se da cuenta de quién los había sacado de ahí.

P-pero... ¡Si tú eres...!

En ese instante comprobasteis que el vagabundo que visteis en la verja, aquel que os impidió pasar al interior del castillo y luchó contra vosotros era el mismo que acababa de salvaros la vida.

- Creo que estáis listos para enfrentaros a vuestro destino - dijo mientras ayudaba a terminar de reincorporar a Drake y a Ceril.

El hombre se quitó la túnica envejecida de encima, mostrando un bello rostro empalidecido que mostraba serenidad y a la vez amargura.

- Ayudé a la humanidad en el pasado y la historia vuelve a repetirse, sin mi apoyo no podréis conseguirlo a tiempo - comentó aquel hombre, sus palabras inspiraban tranquilidad, se le veía seguro de sí mismo... ¿podría ser aquel que ayudó a Sypha y a Trevor en el pasado a derrotar a Drácula?

- Estoy preocupado, encontré en las plantas superiores a una aldeana que tenían prisionera. La liberé pero consideré que no tenía nada especial como para retenerla en el castillo, pero entonces hubo algo que no me cuadró. El campesino fue atraído al castillo para rescatarla y no he sido capaz de rastrearle, por lo menos no en estas instalaciones... por lo que veo no está tampoco con vosotros con lo cual tan solo puedo esperarme lo peor... - ¿por qué está preocupado por un simple aldeano?

- Mi padre es un ser oscuro, hay momentos en la vida en la que debes elegir qué es lo correcto aunque signifique sacrificar lo que más amas –

- Podéis llamarme Alucard, Estaría más tiempo con ustedes hablando pero no es posible, debéis continuar adelante, salir de esta cripta y llegar hasta el torreón, allí es donde se encuentra el sarcófago de mi padre, me adelantaré para despejar el camino, lo hicimos en el pasado y podremos hacerlo ahora - en cuestión de segundos, Alucard se disipó en una bruma neblinosa para después convertirse en un murciélago oscuro como la noche que comenzó a revolotear hasta las cámaras más altas.

Drake no se sintió demasiado sorprendido por aquella revelación. En el momento en que habían conocido al encapuchado en el exterior del castillo y las extrañas palabras que había pronunciado, midiéndoles después en combate, había supuesto que se trataría de alguien que en el pasado había servido a Drácula, aunque ahora se hallase contra él.

Había escuchado hablar de Alucard a su padre, y este a su propio padre, por lo que todos los Belmont estaban al corriente del importante papel que había tenido el hijo de Drácula en la derrota del inmortal señor de los vampiros.

El cazavampiros pretendía añadir alguna palabra, preguntar a Alucard acerca de los desafíos que aún les aguardaban, pero antes de que pudiera hacerlo, el hijo de Drácula ya se dirigía hacia las cámaras más altas, convertido en vampiro.

-Vamos, Ceril -dijo Drake, sintiéndose al fin recuperado de haber estado a punto de morir, estrujado por aquella marea de huesos-. Estamos cerca del final. Sigamos a Alucard y encontremos ese ataúd. Pronto todo habrá acabado.

El Belmont le ofreció la mano a la hechicera Belnades, para que pudieran avanzar juntos, lo más rápido que pudieran siguiendo el camino que había tomado su nuevo alidado.

Ceril se agarra a la mano de Drake. Sabe que seguramente no sea la única vez en la que estarán metidos en una situación asi, y realmente... tiene miedo de que vuelva a ocurrir, mira hacia Drake y le contesta cogiéndole la mano.

M-me parece bien, gracias Drake.

Varios minutos más tarde de que desapareciera vuestro nuevo compañero Alucard, algo inesperado sucedió.

El tobillo de Drake fue apresado por una mano gigantesca de hueso que surgió de la montaña de cráneos que estabais apresando ¿había sido esa misma mano la que os tiró al fondo anteriormente y casi os hizo creer que moriríais? 

Por suerte, el Belmont no estaba solo. Ceril comenzó a golpear a la mano gigantesca para liberar al compañero. Acto que lo liberó inmediatamente evitando así males mayores.

La mano desapareció dentro de la montaña de huesos de nuevo, sin embargo esta vez salió de las profundidades lo que sería el cuerpo entero de la criatura, un ser de hueso y armadura que probablemente haya estado esperando vuestra llegada desde el primer momento que pusisteis un pie en la cripta.

La criatura a pesar de su enorme tamaño, era capaz de moverse con una gran velocidad y con una violencia que pondría vuestra vida gravemente en peligro. Observasteis como juntó sus dos puños e intentó aplastaros con ellos, sin embargo, aún os quedaban las fuerzas suficientes para evitar un ataque de tal contundencia, por desgracia parecía que no se limitaría solo a aquello...

Drake observó a aquella gigantesca criatura que parecía haber sido creada mediante huesos. Se dibujó una sonrisa en los finos labios del cazavampiros mientras se aferraba con fuerza a su Vampirekiller.

-Podemos acabar con él, Ceril -le dijo el Belmont a su compañera, preparado para el enfrentamiento-. Incluso sin Remory a nuestro lado, somos fuertes. Tu magia será suficiente para derrotar a ese ser. Intentaré entretenerlo.

El cazavampiros se adelantó hacia el grandullón hecho de huesos y descargó su látigo contra el cuerpo del monstruo, tratando de alcanzar su cabeza.

-Vamos, pelea -le retó Drake, sin cambiar su tono frío y tranquilo.

Ceril responde con un tono muy serio.

Entendido.

Acto seguido, se movió dos pasos a la derecha, con el cetro siendo agarrado con mucha fuerza por ambas manos. Através de lo sucedido Ceril apunta el cetro hacia el monstruo, y con una gran furia y determinación se dispone a conjurar el hechizo.

¡Cogelatus ni matriraka nino Suksé! ¡Cómete esta!

El hechizo de Ceril había resultado bastante efectivo, congelando a aquel monstruo por completo. Viendo que su adversario ya no podía hacer mucho más, Drake se adelantó hacia él y descargó con todas sus fuerzas el Vampirekiller contra las piernas de la criatura, destrozándolas y provocando que estallaran en muchos trozos de hielo.

Terminado el enfrentamiento, Drake se vio obligado a apoyar una mano en el suelo, mientras sentía que al torso le ardía. Durante el combate había recibido un potente puñetazo que le había hecho volar por la sala como si fuera un muñeco de trapo. La adrenalina del momento y el instinto de supervivencia le habían impedido pensar en el dolor, pero ahora que todo había acabado, se sentía más dolorido que nunca. Estaba seguro de que probablemente ese monstruo le había roto alguna costilla.

-Debemos... debemos seguir adelante -indicó el Belmont a su compañera, incorporándose-. Alucard tiene que estar ya esperándonos.

Espera espera. Contesta. Deja que te alivie el dolor, aunque primero me tengo que quitar el pañuelo de la otra herida.

Ceril procede a quitarse el pañuelo, mientras lo hace se asegura de que todo esté en orden, lo tensa múltiples veces, conjura un pequeño hechizo de hielo y se dispone a envolverlo en la herida de Drake.

Así mejor. ¡Ya verás como el dolor se te pasará en nada con esto! Añadió sonriente. Venga vamos Drake, no podemos hacer esperar a Alucard, tal como has dicho. Añade mientras le agarra de la mano de manera gentil.

Recuperado el aliento, retomasteis vuestro camino. Notabais como vuestro avance iba ascendiendo, era como si al fin estuvierais encontrando el modo de salir de los pisos subterráneos.

Notasteis una fresca brisa que os reconfortó como la mejor de las comidas o el sueño más profundo ¡había una salida cerca! esa era la realidad que llegaba a ustedes, por algún lugar de aquella oscura cámara existía una salida de aire, probablemente sería vuestra mejor oportunidad para localizar mejor vuestra posición dentro del castillo.

Os apresurasteis, corriendo por las montañas de huesos que cada vez iban a menos, hasta que finalmente pudisteis percibir cual era el foco de tan renovador aire, se trataba de una ventana superior a la que se podía acceder fácilmente apoyándoos en varias piedras que había en las paredes, eso significaba que estabais haciendo grandes avances.

En el momento que lograsteis salir al exterior, la alegría se apoderó como un sentimiento triunfal. Ante ustedes se imponía una gran escalera que ascendía por el lateral de las enormes paredes del castillo de Drácula, era como si hubierais conseguido atravesar todo el edificio por su subsuelo y ahora tocaba llegar a lo más alto.

Podríais ver desde abajo que en lo más alto se alzaba una enorme torre, tuvisteis la impresión de que allí se encontraría el sarcófago donde reposaría Drácula, ahora tan solo había que rezar para que la malvada criatura no se hubiera despertado de su letargo y que realmente la esposa del ciudadano estuviese a salvo.

Por otra parte, quisisteis comprobar qué había pasado con Alucard ¿habría volado a lo alto de esa torre? Solo avanzando se sabrá la verdad.