Partida Rol por web

La humanidad ha conquistado el espacio entre mundos, incluso en el borde exterior del universo conocido. Una de las Corporaciones, que englobla muchos campos y se dedica a expandirse, es Industrias Cayne.

Su líder y fundador es James Cayne. Fue un explorador de la galaxia que se adentró más allá de lo imaginable y que vio cosas increíbles, junto con su tripulación.

En lugares remotos aprendieron conocimientos increíbles. Asi se fundó Industrias Cayne, hace tanto tiempo que ya nadie sabe de donde surgieron sus conocimientos y avances tecnológicos.

La nave Renacer 216 deja claro cuantas veces se ha llevado a cabo este proyecto. Este programa está destinado a poblar un planeta lejano, está destinado a expandir aún más a la humanidad por el universo. Todo está pagado por Industrias Cayne y el programa está siendo un éxito.

Ashley lo perdió todo. Primero su empleo, su único sustento en un mundo cada vez más agotado donde el trabajo honrado escaseaba y todo giraba en torno a actividades ilegales o inmorales. Ella, llevada por la desesperación, cayó en el juego. Apostar para ganar dinero fácil y rápido con el que pagar las deudas. Pero el dinero fácil no trae nada bueno y las deudas de juego comenzaron a asfixiarla, lentamente, como una boa que se enrolla en torno al cuerpo de su víctima para romperle los huesos y finalmente engullirla.
Su familia le dio la espalda, no querían mezclarse con ella y sus asuntos turbios. Ya no era uno de ellos, ya no era un Williams. Si pudiesen le borrarían del árbol genealógico y le prohibirían usar ese apellido.

Como si se tratase de una iluminación divina, de una epifanía, descubrió el programa de colonización de mundos que planteada Industrias Cayne. Sabía que algún día sería madre y aunque fuese una mujer joven, era lo suficientemente mayor para tomar sus decisiones. No dudó y se apuntó al programa que la llevaría a un nueva vida. Sus deudas y faltas serían borradas. Un mundo nuevo para ella y para su hijo.

Tras el tratamiento de inseminación artificial, se subió a una nave pequeña con todo lo necesario para una persona en su estado y despegó con un rumbo prefijado, usando la ruta más corta y más segura. No tardaría en llegar y allí recibiría toda la atención y recursos necesarios para criar al fruto de su vientre.

Todo. Lo habia perdido todo.

Me acaricio el vientre, pensando en cómo la vida ha insistido en darme siempre las peores cartas. Es como si a cada minuto de mi vida, un demonio me hubiese intentado sabotear. Como si el sol no apareciese para iluminar cada mañana, sino sólo para burlarse de mí y ocultarse en cuanto abriese los ojos.
Maldito mundo. Maldita Tierra.

Malditos todos.
Maldito Sol.

En la nave, le dedico una mirada al condenado astro y a la pútrida tierra (Y menos mal que los cristales polarizados me permiten mirarlos sin miedo a que me hagan daño a la retina)

Así que con desprecio, les hago un gesto obsceno con el dedo medio. Al planeta, a la gente ahi dentro, al sol, y a todos los tahures que se han aprovechado de mí a cada minuto.

"Adios Tierra. No volveré. Cuando los hijos de mis hijos vuelvan a pisarte, lo harán con botas de acero para que sepas tu lugar" musito para mi misma.

Apenas llevas algo más de una semana en la Renacer 216. Es una monotonía constante: Comer, mirar el universo infinito, hacer algo de ejercicio en el espacio limitado de la nave, ver películas, oír música, dormir y soñar con un nuevo mundo lleno de posibilidades.

En uno de esos momentos, en que disfrutas de este pequeño viaje de placer, el ordenador de abordo emite un pitido. Una voz metálica suena en todos los rincones: Alerta por colisión.
El radar de la nave indica que algo desconocido se acerca a gran velocidad. En pantalla aparece un cuerpo que emite una luminiscencia que impide ver lo que es con claridad.

Todo esto me alarma. Me advirtieron el gran peligro de la baja gravedad: Normalmente mis músculos deben de cargar con mis 70 kilos de peso a todas horas. Es un ejercicio continuo. Pero en el espacio puede que esten cargando con sólo 6 ó 7 kilos ¡Y la musculatura se puede atrofiar fácilmente en cuestion de dias!

Así que, aun contra mi costumbre, me obligo a mi misma a ejercitarme, a usar las distintas máquinas diariamente, y a ducharme más a menudo de lo común en mí por el sudor.
Eso, y pasar el resto del tiempo oyendo música, sin posibilidad de repetir jamás la canción. Y alejada totalmente de cualquier tipo de Juego. Ya sean cartas, bingo, o lotería.

Casi que un régimen así me podría convertir en una mujer nueva, mucho mejor, en apenas unas semanas.

Y es entonces cuando oigo el mensaje

"P... Pero ¿Colisión? ¿Y como controlo yo esto?"
A toda prisa me lanzo a los mandos de la nave, revisando si hay algo que pueda hacer. Lo que sea ¡¡Lo que sea!! No quiero morir. Así no ¡Así no!

¡Alerta por colisión!

Brama el ordenador central con urgencia.

Al tratar de manipular los controles para salvar tu vida y la de tu futuro hijo, compruebas que no responden. No te dejan alterar el rumbo fijado. Un mensaje en la pantalla dice lo siguiente: Tripulante no autorizado.

Un luz brillante lo envuelve todo. Un zumbido ahoga todas las protestas del ordenador y una descarga de energía no letal recorre la nave.
La inconsciencia evita cualquier dolor.

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Estas mareada. Abres los ojos y no consigues ver con claridad. Te parece que estás en un quirófano. Estás tumbada sobre una camilla. Ves pantallas de control, además de un armario con medicinas y otros útiles.
Es un lugar que debido a su silencio y luz tibia hace sentir una paz total.

La puerta corredera se abre, entrando en el interior de la pared. Unos pasos te confirman que alguien acaba de acceder a esta sala.

Respiro.

Recuerdo haber gritado de terror. Recuerdo haber insultado de todas las maneras posibles a la consola de mandos mientras la golpeaba, exigiendole que esquivasemos, que salvase mi vida y la de mi bebé.

Tras la dolorosa descarga, ya no recuerdo nada.

Y despierto.

Esta sala me desconcierta. Lo hace por completo. No sabría si debería de preocuparme o si no. Me alivia reconocerme más o menos ilesa y relativamente vestida. Me alivia mucho más respirar hondo y sentir que mis pulmones funcionan. Que mi corazón late.

Al oir a alguien acercarse, intento incorporarme en la camilla. Si es que puedo

"¿H... Hola?" pregunto
Se que puede ser estúpido ¿En serio vas a decir eso? Pero es lo único que se me ocurre en esta bizarra y apresurada situación.

La mujer - de piel violacea, pómulos muy marcados y carente de cabello - viste con una bata azul propia de una enfermera. Mientras se acerca a tu lado la puerta se cierra.

Se detiene, te mira y en sus labios se dibuja un leve sonrisa que dura unos segundos. Continúa caminando hacia el panel de control y pulsa un par de teclas.

Un brazo mecánico surge del techo. Sus tres dedos terminan en cuchillas y una púa sobresale en su parte central. De debajo de la camilla se desliza un cuna de hospital destinada a albergar a un neonato y se sitúa a la derecha de Ashley. La cúpula de algún material similar al plástico se pliega como si fuese una capota.

Una parte mía quiere entender que esta mujer tan extraña, con un craneo antinatural, intenta ayudarme con mi embarazo ¿Mi embarazo? ¿Estoy acaso a punto de dar a luz?
Pero al ver la garra y sobre todo la espina, me asusto

Intento reunir las fuerzas que tenga, levantarme de la camilla y huir de aquí. No importa como, no importa donde ¡Esa cosa me da MIEDO!

Aún estás en el segundo mes de embarazo y no estás tan aturdida como para estar indefensa. El brazo se dirige hacia ti con lentitud y una voz artificial, surgida de algún lugar de la sala, se oye con claridad: Sujeto seleccionado, extracción de feto en proceso.

Te bajas de la camilla y esos dedos afilados detienen su avance. La mujer te mira y resopla. Camina hacia ti con las manos abiertas frente a su cuerpo.

Todo esto es tan surreal, tan... ¿Imposible? Solo que no es.imposible, y esta sucediendo.

Resuelta, intento esquivarla, caminando de lado (no retrocediendo) buscando poder esquivarla y dirigirme a la puerta. Todo esto mientras imito su gesto de estar con las palmas abiertas.

"Ojala hubiera visto mas esas series de TV. Ojala recordase el Saludo Universal" pienso "Ojala..."

"Bah Weep Granah Weep Niny Bong"

Te alejas de la mujer con facilidad. Ella avanza a paso lento. sin prisa, sin detenerse.

- Túmbate - dice con una voz suave y cálida - será lo mejor.

Tocas la puerta con la espalda. A un lado de la misma hay un pequeño sensor cuadrado que emite una leve luz azulada, a un metro y medio del suelo.

"H... hablas mi idioma ¿Quien eres?" digo sin perder de vista el panel
"Tu eres quien chocó con mi cápsula ¿Verdad? Esa especie de luz"

- Soy Janet. Soy la encargada de recoger el feto. No lo hagas más difícil.

"El Feto aun no está listo ¡Ni siquiera se me han  hinchado las..." le echo una mirada a mis pechos, que sé que deberían de ser más generosas y sensibles

"¡No! Vamos, que necesitamos mas tiempo, caray!" digo intentando esquivarla

Janet mete la mano en uno de los bolsillos de la bata y saca un bisturí.

Viendo el cuchillo, no puedo contenerme más. Estoy sola, desarmada y contra una loca con un cuchillo.

Está claro que sólo hay una cosa por hacer: Salir corriendo.

Mi instinto me dice que grite. Que pida auxilio, pero ¿Quien me podría ayudar? ¿Quien hay en el espacio que pueda oirme? Así que sólo me queda correr