Partida Rol por web

En un punto de la tarde decidió que toda la gente le estaba volando la cabeza y diciendo cualquiera. Decidió dejar de gastar su tiempo al pedo y se fue directo a la posada. Una vez allí, aprovechó que Gólgor dormía y no le rompería las pelotas. Buscó alrededor algo para comer y se fue a la habitación.
Una vez comió (si es que encontró comida) decidió acostarse a dormir para que no lo acosaran tanto con preguntas, y al día siguiente, cuando estén saliendo, se le ocurriría algo.

Igual primero se fumó un cigarro armado junto a la ventana, mirando hacia afuera. La tardecita re safaba.

Miraste alrededor de Gólgor y no encontraste nada más que vasos de birra. Las otras mesas estaban vacías y bien limpias. Ya fue. Te fuiste derecho a la habitación y contemplaste el sol que caía desde la ventana, mientras mirabas el paisaje naranja. La gente ya se movía rápido, quería llegar a su casa y evitar la noche. El pucho se te acabó, así que preferiste dormir.
Y así fue. Nadie te molestó hasta que comenzó a asomar el sol, cuando golpearon tu puerta. Te vestiste rápido y saliste afuera, para encontrarte con que nadie estaba detrás de la puerta. De todas formas, decidiste bajar a desayunar. Ahí estaban los tres aventureros comiendo como bestias hambrientas que recién ven algo parecido a comida:
La mesa estaba llena. Panes, Cereales, jugo de frutas y leche. También había dulces y carne. Lo que quisieses. Algo así como una última cena.
Te sentaste a la mesa y todos te saludaron cordialmente, mientras hablaban del viaje. En un momento salta la pregunta del camino a recorrer y todos te miran, esperando alguna respuesta de tu parte.

Desperté con los ojos totalmente cerrados, así despertaba a veces, o por lo menos parecían totalmente cerrados. El gorrito lo tenía en el gran bolsillo. Se fue desplazando lentamente a la mesa hasta que se sentó.
Escuchó atentamente la conversación, pero le prestó igual de atención a toda la comida que había para comer. Comió como una vaca.
Cuando le pidieron su opinión, miró a todos, uno a uno con una mirada seria y el cejo fruncido.
Este es el plan. -dijo al final y sacó el mapa.
Para empezar, uno pensaría normalmente que conviene ir directamente hacia la torre por el agua. Pero esto no es aconsejable, ya que hay muchas rocas y mucha corriente peligrosa, además hay criaturas que no da perturbar ahi. -decía mientras señalaba la ruta imaginaria con el dedo.
Lo mejor será ir a la villa destruida. Ahí deberemos pasar en perfil bajo, ya que puede haber seres indeseables merodeando. Es mejor evitarlos.
Una vez en los cerros -continuó, miró a todos fugazmente y señaló con el dedo en el mapa También es algo peligroso, debemos buscar ir medio escondidos por los árboles, si encontramos. Hace mucho no paso por los cerros.

Dió un par de bocados y tranquilamente tomó varios tragos de un vino que había. Cuando terminó, se limpió la boca con la mano y continuó, mirando el mapa -La parte bastante preocupante es la del pantano. He estado poco tiempo en el pantano, no es recomendable.
Hay que pasarlo rápido. -dijo con una mirada evaluativa hacia todos- O sucumbir... Pausa dramática, mirando al mapa. Luego mira rápidamente a todos ...en el olvido. -se quedó mirando desafiante por un rato, y luego continuó.
Y luego sí, está la esperada torre. Debe ser peligrosa también. Andá a saber qué criaturas la habrán tomado a esta altura...

Hubo media hora más de charla y gula desenfrenada que disfrutaste de especial manera. Allí hubo un par de discusiones que no importan tanto. Al terminar cada uno cargó su mochila y su respectivo equipo para salir afuera.

 
Eran casi las ocho de la mañana y el sol estaba unos centímetros sobre el horizonte. Hacía frío, ese frío mañanero que te congela las patas. El día era un poco nublado también. Los pájaros cantaban y una vieja se levantaba. En unos cuantos minutos cruzaron el pueblo y llegaron al puerto, donde los esperaba una canoa grandota.
 

-Es lo mejor que pude conseguir- Dijo Gólgor- Vamos a tener que turnarnos para remar. Si no les gusta se joden por togas.

Todos subieron a la embarcación de mala gana. Y así transcurrieron vaaaarias horas. A terran se le había ocurrido la genial idea de pescar mientras avanzaban, pero había dos cañas solamente. Comenzaste pescando y a la media hora de haber salido de puerto te tocó remar. Estaba pesadita la canoa, pero los kilos te ayudaban un toque. Los brazos te quedaron trabados de tanta fuerza y dejaron de ser esa masa flácida y divertida de tocar.

A mitad del viaje te tocó otra vez, estaba bastante pesadita la embarcación. La tarea de avanzar se te complicaba, porque el pajero de Gólgor no tenía ni idea de cómo agarrar una caña y un pejerrey casi lo mando al fondo. El río tenía algo de corriente a favor, así que por suerte la segunda mitad del tramo se hizo más amena cuando el otro soltó la caña. Luego de cansarte por segunda vez descansaste pescando, también por segunda vez. Tu compañero era Boren, que parecía tener idea de el tema. Ambos sacaron dos ricas Tarariras :3

Ya eran las doce del mediodía cuando ataron el bote a un árbol costero y bajaron a un acantilado de arcilla que treparon sin problemas. Ya estaban en la isla. Vieron que los cerros se extendían mucho más al este. Estaban a varios kilómetros, por lo que esperaban llegar allí por la tarde, antes de que caiga el sol. Pero antes debían pasar por la villa, que quedaba en el camino, a unos diez minutos. Desde donde estaban ya se veían claramente un par de granjas, casas, silos y establos.
 

-Estoy cagado de hambre, de calor y de sed. Para colmo los brazos no me dan más, les pesa el ojete, más a vos.-Te mira- Me parece que deberíamos buscar un lugar a la sombra para comer tranquilos y descansar unos minutos.-Toma aire y continúa, llevándose la palma sobre los ojos para tapar el sol y ver mejor a la lejanía- Podríamos meternos en algún establo o casa abandonada, ponele. Ahí no nos verían y estaríamos re instalados un ratito.
 

Gólgor respiraba con dificultad, parecía estar bastante agitado, así que intuiste que no mentía en lo que decía. Además vos también estabas cagado de hambre y sed asi que no viste tan mala la idea que proponía. A decir verdad nadie la vio mal. y se dispusieron a continuar con cautela.