Partida Rol por web

Y las alucinaciones no tardaron en volver. Siempre volvían.

Cuando desperté de esa retorcida y siniestra pesadilla incomprensible, me quedé helado durante unos cuantos segundos. Tal era el miedo y shock que todavía tenía, que ignoré por completo la escena que había al rededor mio, claramente un reciente escenario de batalla sangrienta.
Cuando pude controlar mi mente, comencé a controlar mi cuerpo. Me levanté de mi lugar y me sequé un poco la cara con la manga. Miré la escena desde mi posición y después me acerqué a mis compañeros para preguntarles qué había sucedido.
Esta cueva es tremenda. No se consigue una hora de tranquilidad. -pensé mientras me narraban el combate.
Supongo que van a estar de acuerdo conmigo si les digo que tenemos que irnos de acá. -mira la herida de Boren- En cuanto esa herida pare de sangrar. ¿Se dieron cuenta de todas las cosas que pasaron mientras estuvimos en esta cuevita de mierda? no pudimos dormir más de un par de horas. Deberíamos seguir viaje.

La imagen de esa criatura bizarra volvió a su mente. Y al mismo tiempo, el esqueleto que estaba dibujado en la hoja. ¿Cómo podía parar mis pesadillas? ¿quién podría ayudarme?

Me acerqué a la entrada de la cueva para ver qué hora aproximada era.

-No sé como carajo querés que haga para moverme, gil. La pierna no me da más, perdí mucha sangre. -Te dice mientras Terran continúa presionandola, para que ceda la hemorragia. - Además no para de llover, no se si nos conviene salir de acá.

-Es verdad que tenemos que irnos ya, este lugar es muy inseguro. -Dice mientras corre a Terran de su lugar, y toma el mismo la pierna de Gólgor - Respirá ondo. Ahora. -Aprieta sus manos contra la pierna herida y comienzan a brillar levemente, casi de manera imperceptible. Dos segundos más tarde, la suelta, muy, muy agitado. Al sacarlas y retirar la venda, solamente se veía una cicatriz.

Casi sin darle bola a lo que hacía Boren, Terran comienza a revisar los cuerpos de los Semiorcos, comenzando por el más grande. Estos bichos tenían puestas unas armaduras de cuero y llevaban un gran hacha cada uno. El más grande tenía botas y una especie de morral en la cintura. Terran lo vió, y de ahí sacó cinco cosas: Una medallita de plata con el símbolo de un sol negro, una llave gris, un reloj de arena, una cajita cerrada azul oscura y un espejo chiquito, de como ocho centímetros.

-¡Mira todo lo que hay acá!

El más pequeño estaba descalzo y apenas tenía una armadura bastante rota, hecha de retazos de piel. Ninguna te quedaba ni ahí, los locos eran más grandotes que vos.

Su cara de desgano se convirtió en una cara de sorpresa al escuchar "¡mirá todo lo que hay aca!". Giró la cabeza tan rápido como un pájaro para ver qué había encontrado Terran al revisar los cadáveres. Se acercó a el y miró los objetos. El pequeño brillo de sus ojos desapareció al ver que los objetos encontrados eran una bosta.
Fijate que tiene la cajita. -una última esperanza prevalecía en su alma.

Terran abre la cajita y de ella extrae una esfera. Todos se acercan un poco más a ella, incluso Gólgor, que de pedo podía moverse. Esta esfera era de cristal, estaba en perfecto estado, sin ninguna rayadura. Mientras estaban mirando, Terran se acerca mucho la bola a la cara, para poder examinarla mejor.
 

-Che...no sé que onda. Acá adentro hay una flecha como de fuego.

-Pasamela. -Dice y, una vez en sus manos, confirma que hay una flecha que apuntaba para el rincón de la puerta que baja. Vos mismo podías ver la flecha, como un hilito rojo fuego en el centro.

Ese artefacto sí que es interesante. -pensó en voz alta- Fijate que la flechita apunta para la puerta. -le pidió la bolita un toque y la tuvo en la mano, y la inspeccionó un toque.

Entonces esos orcos estaban buscando esa escalera. Me pregunto como pensaban abrir la puerta.

Le devolvió la esfera a Boren. A nadie se le ocurre alguna manera de abrir esa puerta, ¿no?

Hubo un par de segundos de silencio y se rompe con un:
 

-Hmmm...¿Qué te parece si intentamos con la llave gris? - :D

Dicho y hecho, la llave gris abrió la puerta.

Reconociste una voz del más allá. Era Od:
-Posteá gil.

Vió como Terran abría la puerta con la llave, cuando de repente escuchó la voz de Öd, creyó que detrás suyo.
¿qué? -rápidamente miró hacia atrás y no vió a nadie. Sus compañeros lo miraron raro, y se sintió incómodo.
No, me pareció escuchar algo, pero nada que ver en realidad.
¿Bajamos? Ulti canté.