Musgo se llevó la palma de la mano contra la frente en dos ocasiones durante la última ronda.
La primera, por la genialidad del negrata. Había cambiado a modo "Cantautor" y le había inoculado en el cerebro la tonadilla a medio condado. Al mediano inclusive.
Maldito drow... Era bueno, con su violín perfectamente afinado y su banjo venenoso.
La segunda, por la infamia de Vinnie. ¡SE LO COMPLICABA MUCHÍSIMO RETOMAR EL TONO DE LA HISTORIA TRAS EL ATENTADO MUSICAL!
Maldito Vinnie... También le había pegado la tonadilla de su esperpento acústico.
* * * * *
El mediano subió al escenario muy consciente de que el público se lo había pasado en grande con la última ronda y el jurado empezaba a amar al drow. Ya se sabe que los jurados siempre valoran bien a los elfos de piel bronceada. Incluso carbonizada. Así pues, sabedor de que el certamen se le iba en su próxima intervención, Musgo se quitó la chistera y la depositó a sus pies. Sacó de su interior una cinta blanca con una mancha roja con forma de círculo y la anudó con fuerza cubriéndole la frente. Entre los tatuajes faciales y aquella pinta, el mediano parecía más bien un trasgo cabreado.
Chasqueó sus dedos y sus fieles y silentes adláteres, Chester y Lester, hicieron acto de presencia a su lado, instrumentos en mano, listos para la acción.
Hora de desempolvar la prosa... Musgo sonrió, astuto. Algo tramaba.
-Niños. Jóvenes. Jóvenas. Tomen asiento en las primeras filas. Necesitaré su colaboración. Lester... Mi Stradivarius...-. Extendió una mano que se vio recompensada con una funda de cuero con forma de laúd. El mediano abrió la pequeña maleta y un brillo azulado, tenebroso y maligno bañó su rostro. Extrajo EL INSTRUMENTO. Tenía forma de laúd, pero no era un laúd. No SONABA como un laúd. Aquello... Por los Nueve Infiernos, aquello sonaba como el cielo partiéndose por una tormenta.
Y removía todo el sistema orgánico del auditorio.
Musgo hizo amago de extraer de su chistera algo. Algo sólido. Pero cuando alzó la mano, lanzó al aire una especie de polvo estelar que, poco a poco, cobró forma.
O mejor dicho, formas.
Un dragón y una especie de guerrera a lomos de un pegaso comenzaron a revolotear por la taberna mientras el mediano se sumía en un trance acústico, sus dedos aniquilando el mástil de su nuevo instrumento.
Y allí se alzaba Jared frente a su enemiga, Lara Helgebald, ambos sobre el puente que conducía a la fortaleza de la cazadora de dragones.
Una fina llovizna comenzó a azotar los rostros de ambos enemigos.
-Tú, te reconozco, demonio. Ojos plateados... Estuve a punto de cazarte hace varias lunas, y sin embargo escapaste con habilidad, matando a muchos de mis hombres. Buenos hombres. Dejaste muchos huérfanos a mi cargo aquella noche. Y ahora, te presentas aquí, en mi hogar. ¡Dichoso sea este día! ¡Pondré fin a tu vida y mi nombre será recordado en estas tierras, como lo es el de mi amado padre por haber dado muerte a un dragón!-.
Lara habló con voz resuelta, henchida de ardor guerrero. Su padre, sin duda, le había enseñado bien. Y quién sabe. Quizás fuese mejor cazadora que él, incluso. A su espalda, varios hombres y niños, todos ellos cazadores, alzaron el puño y clamaron su nombre.
Entonces habló Jared. Su rostro tenso. Sus ojos eran plata al rojo vivo. Su nariz expiraba humo negro como la noche. El pelo caía sobre su rostro bañado por la lluvia.
-Humana arrogante... No vengo buscándote a ti, Lara Heldebald. Vengo buscando al asesino de mi madre... Vengo buscando a tu padre-.
Un trueno estalló en el cielo.
Los ojos de Jared se oscurecieron. Gnar miró a su amigo con auténtico terror, algo que nunca se había visto hasta ahora en El Métrico.
Lara frunció el ceño y apretó los dientes. En sus vivaces ojos brillaba la chispa de la caza.
-Entiendo... Tendrás que pasar por encima de mi cadáver, dragoncito. Pero te lo advierto, la piel de tu madre y la de los hijos de puta que llamas hermanos decoran las paredes de este castillo. ¡Aquí vive una auténtica estirpe de asesinos de dragones! Y te juro por el nombre de mi padre que, cuando acabe la noche, ¡luciré tu cráneo como mi yelmo de batalla! ¡HELDEBALD MATADRAGONES ME LLAMAN, Y TE DEMOSTRARÉ POR QUÉ!-.
La mujer, en toda su bravura, extendió un brazo y uno de los más jóvenes cazadores le trajo una larga lanza alada.
-Aquí mi arma, dragón. La Lanza de Adhûn. Su hoja está hecha de cristal asesino. Un solo roce, y sus esquirlas buscarán tu corazón. Una muerte dulce. Considéralo una cortesía profesional-.
Sonrió. Era una sonrisa que cortaba como un cuchillo.
-¿Cuál será tu arma?-.
Jared guardó silencio. Otro trueno. La lluvia incrementó su fuerza.
-Yo... soy... Fuego...-.
Jared se encogió en el suelo y una nube de polvo plateado inundó el aire con un intenso hedor a azufre. Los cazadores dieron un paso atrás. Gnar se escondió como pudo. Lara se mantuvo firme, un nudo de inquietud aflorando en su joven corazón.
Ante la multitud, tras la bruma de plata, emergió la figura de un dragón plateado. Un dragón joven. Un dragón cuyos ojos eran plata fundida. Su corazón latía cual magma palpitante y en su mente sólo cabía un pensamiento: Vengar a su madre.
-YO... SOY... MUERTE...-.
La voz del dragón resonó atronadora en el cráneo de los allí presentes. Tres palabras suyas bastaron para helar la sangre de varios de los cazadores y hacerles retroceder.
-MI NOMBRE... EL QUE MI MADRE ME DIO... Y EL QUE LUZCO ESTA NOCHE EN SU HONOR... NO ES JARED... TAMPOCO OJOS PLATEADOS... MI NOMBRE... EL QUE MI MADRE ME DIO... ES MERCURIO. RECORDADLO BIEN, LARA MATADRAGONES, PUES PIENSO QUEMAR VUESTRO HOGAR, A VUESTROS PADRES, A VUESTRAS MADRES, A VUESTROS HIJOS Y A VUESTRAS HIJAS. Y AQUELLOS DE VOSOTROS QUE SOBREVIVÁIS A ESTA NOCHE... SERÉIS MIS SIRVIENTES EL RESTO DE VUESTRA MISERABLE VIDA... AUNQUE OS ACONSEJO QUE ABANDONÉIS TODA ESPERANZA, PUES NO GUARDO NI UN HALO DE CLEMENCIA EN MI ALMA. AHORA, PROBEMOS ESA BRAVURA TUYA... ALZA EL VUELO, GUERRERA. TE DARÉ UNA CORTESÍA QUE TU PADRE NO OFRECIÓ A MI MADRE... TE ENSEÑARÉ CÓMO LUCHA UN DRAGÓN...-.
El dragón cuyo nombre era Mercurio batió sus poderosas alas con elegancia al abrigo de la noche. Los relámpagos se reflejaban en sus escamas plateadas mientras su figura desaparecía entre las densas nubles negras.
-Agarrad al gnomo. Podemos necesitarle. No temáis por mí. Venceré. ¿Alguna vez os he fallado? No. Esta vez no será diferente. ¡¡Mi montura!!-.
Lara habló con resolución. Subió a lomos de su corcel, un pegaso de manto blanco como la nieve invernal, agarró con firmeza su lanza y tras espolear a su montura, voló a reunirse con su oponente. Los truenos se sucedían a su alrededor y los relámpagos la cegaban, así que confió en su olfato y en su instinto para localizar al reptil. Solo que, al cruzar la distancia que le salvaba del dragón y atravesar las nubes bañada por la lluvia de la tormenta que se desataba sobre ella, el taimado Mercurio no estaba allí.
La mujer masculló con rabia. Había sido engañada.
-No... No... Nonononono... ¡NOOOOOOOOOOOO!-.
Forzó al pegaso a descender con rapidez, pero ya era tarde. Demasiado tarde. La fortaleza ardía hasta los cimientos, un coro de gritos de terror resonando en el valle. Notó el corazón latir con fuerza inusitada en su pecho. Sintió las lágrimas descender por su rostro, confundiéndose con las gotas de lluvia. Percibió a su enemigo mortal ascendiendo hasta ella a gran velocidad, despedido como un proyectil desde el bastión. Gritó desaforada, fuera de sí.
-¡¡¡No tienes honor, monstruo!!! ¡¡¡Prepárate a morir!!!-.
Cargó su poderoso brazo y descargó la lanzada cual jabalina, directa al corazón de Mercurio. Directa al corazón del dragón.
En respuesta, el reptil expiró una vaharada de fuego mientras giraba con impresionante velocidad su alargado cuerpo con una maniobra aérea instintiva, esquivando la letal estocada de la lanza de Adhûn. Su aliento mortal alcanzó a la cazadora y a su montura, que se precipitaron sobre la fortaleza, ahora consumida por las llamas. Ni la furiosa lluvia lograba aplacar el fuego del dragón.
Lara Heldebald mantuvo la consciencia unos minutos, aplastada bajo su propio pegaso y totalmente incapaz de moverse. Su espalda estaba rota y lo único que podía sentir era miedo e impotencia. Ni una sombra de dolor apareció en su cuerpo. La Muerte acudía a ella. Era un hecho. Había errado el golpe, pues la joven e intrépida cazadora jamás hubiese imaginado que un dragón pudiera moverse con tal velocidad en vuelo. Había sido derrotada. Intuyó una figura acercándose a ella. Una sombra que se cernía sobre todo. Tosió sangre. Se ahogaba. Miró de soslayo, sintiendo la congoja atenazar su garganta.
La silueta inconfundible de plata y odio.
-NECIA... ¿CREÍAS QUE TENÍAS UNA MÍSERA OPORTUNIDAD CON TU LANZA?-.
El dragón se acercó lentamente a su víctima. Parecía sonreír.
-ERES UN INSECTO. TÚ, Y TODOS LOS TUYOS. Y MORIRÁS COMO UN INSECTO. AHORA ME DELEITARÉ VIÉNDOTE EXHALAR TU ÚLTIMO ALIENTO, LARA MATADRAGONES, HIJA DE HELDEBALD, EL ASESINO DE MI MADRE... ¿UNAS ÚLTIMAS, Y QUIZÁS INGENIOSAS, PALABRAS?-.
Lara quiso decir algo, pero no pudo. Su rostro se congeló en una mueca de miedo y dolor. Le había fallado a su gente. Murió en silencio, observada por su enemigo.
-PARECE QUE NO...-.
Mercurio contempló el cadáver de su enemiga ensimismado, satisfecho, pero, también, algo decepcionado. Esperaba sentir una sensación más intensa de triunfo. Entonces resonó un grito de odio. Una negación ante lo evidente. Un anciano cubierto de mugre y sangre de la cabeza a los pies armado con una espada reluciente, se plantó delante del dragón. Su rostro reflejaba desesperación.
-Yo... Yo te maldigo, dragón... Has matado a mi hija... A mi única hija... Ahora es entre tú y yo...-.
Mercurio se giró hacia el hombre como un depredador lo haría con una presa enferma que osa plantarle cara. Sus escamas reflejaban el mismo Infierno que ardía a su alrededor. Sus ojos bullían de rabia, pero su corazón ya no era magma. No... Ahora era hielo.
-SIEMPRE FUE ENTRE TÚ Y YO... TÚ ME QUITASTE A MI MADRE. ME ARREBATASTE LA POSIBILIDAD DE CONOCER A MIS ANCESTROS. DE CONOCER MI PASADO... AHORA, YO TE QUITO A TU HIJA, ANCIANO. TE DEJO DESPROVISTO DE LEGADO. DE FUTURO. PARA TI, SÓLO QUEDA LA DESESPERACIÓN. ERES UNA CARCASA. VACÍA. SIN SENTIDO. SIN PROPÓSITO. NO DESEO TU MUERTE. AL CONTRARIO. TE DESEO UNA LARGA Y MISERABLE VIDA. PUES SI ALGO SÉ CON CERTEZA, HUMANO, ES QUE ESTA NOCHE VOLVERÁ A TI COMO UNA PESADILLA ETERNA. HOY DEJAS DE VIVIR. HOY... TE LIMITAS A EXISTIR-.
Mercurio batió sus alas, derribando al último cazador mientras alzaba el vuelo, y, antes de perderse en la oscuridad, dirigió su mirada al anciano.
-CONSIDÉRATE AFORTUNADO, HELDEBALD. AL MENOS, NO LA HE DESPELLEJADO PARA CALZAR SU PIEL COMO HICISTE TÚ CON MI MADRE. CONSIDÉRALO... UNA CORTESÍA PROFESIONAL-.
* * * * *
La lluvia no arreció hasta bastante más tarde, extinguiendo las llamas y descubriendo los cadáveres de todos los cazadores. Hombres. Mujeres. Niños. Niñas. Sólo hubo un superviviente. Heldebald. O al menos, eso es lo que cuentan los aldeanos que vieron la masacre al día siguiente.
La llamaron de muchas formas, pero sólo una se popularizó en los cuentos para asustar a los jóvenes... La Noche del Dragón.
Lo que no sabían muchos de ellos es que hubo un segundo superviviente que, al borde de morir asfixiado, pudo escapar del fuego a pesar de quedar sepultado entre los cadáveres de sus captores. Un pobre gnomo que surgió entre la masacre confuso y aturdido, con el sentimiento de haber perdido algo valioso. Algo cercano a un compañero de fatigas. Algo... cercano a un amigo.
-Pero... Pero Jared... ¿Qué has hecho?-.
Una vez le llamaron Gnar El Métrico. Desde entonces, le conocían como Gnar El Silencioso.
¿Se embarcó el gnomo en la búsqueda del dragón?
¿Volvió a saberse con el paso de los años algo del temible Mercurio?
Musgo cayó al suelo exhausto. Le sangraban los dedos y fueron Lester y Chester los que le ayudaron a retirarse del escenario. Sudaba a mares y respiraba con dificultad por el esfuerzo. Miró al atónito público con una sonrisa bobalicona. Se había dejado un par de años de vida en aquella actuación.
Esto... Solo por esto... Ya ha merecido la pena...
2. LA MADRE DE TODAS LAS BATALLAS.
JARED EL DRAGÓN VERSUS LARA LA CAZADORA.
DOS HIJOS.
UNA VENGANZA.
UNO DE LOS DOS NO SOBREVIVIRÁ A LA NUEVA ENTRADA.
SE PARTE EL CIELO. RUGEN LOS TRUENOS. SE AVECINA TORMENTA.
(El medidor de épica estalla).
C'MON... GET SERIOUS!!!
* * * * *
Se ruega a los lectores no lean la entrada sin poner los altavoces a todo trapo. Es una petición expresa del bardo ^^
Si os creíais que Musgo sólo servía para la comedia... Craso error XD
La verdad es que hasta yo votaría por él...
Murmuraba Aren desde su lugar mientras Musgo interpretaba una batalla con tal pasión que casi era necesario dar por terminado aquel certamen. Pero lo cierto es que aún no pareciera que hubiera un ganador e incluso, Aren mismo se mostraba mas que dispuesto a continuar, incluso si solo debía hacerlo solo con la voz mientras que claramente, era mejor intentar seguir los pasos del resto.
Cinco años pasaron desde que Mercurio despertó,
Cinco años desde que Gnar se volvió silencioso,
Cinco años sin que un cazador pudiera vengarse,
Cinco años completos de terror y fuego en donde se mire.
El fuego lo consumió todo,
aldeas cubiertas de cenizas,
ríos secos por el calor abrazador,
Reinos enteros consumidos en la ruina,
y Mercurio volviéndose un temible Dios.
Los que se resistieron cayeron,
sus familias en sacrificio terminaron,
y los que se sometieron a su voluntad,
en cobardes y cultistas se convirtieron.
Pero Gnar no desapareció de nuestra historia,
el gnomo silencioso no podía olvidar,
que en toda esa pesadilla,
algo de culpa poseía.
Cinco años pasaron desde que Mercurio despertó,
cinco años desde que un Dios se volvió,
Cinco años de dolor recorriendo la tierra,
y por cinco años Gnar le siguió el rastro.
Pero como vencer a Mercurio?
Como recuperar a su amigo?
Acaso eso era posible?
Gnar estaba dispuesto a descubrirlo.
Cinco años de búsqueda pasaron,
para que Gnar a Brumanegra llegara,
allí encontraría a su amigo,
allí el estaba dispuesto a romper el silencio.
Pero los adoradores de Mercurio no,
con flechas quisieron pararlo,
con espadas cortarle la cabeza,
y con lanzas pincharle la tripa intentaron.
Pero Gnar rápido como el rayo era,
tanto que como el viento evitó las flechas,
tan diestro que las espadas solo aire cortaron,
tan flexible que las lanzas solo el suelo pincharon.
Aunque Gnar un gnomo era,
su voluntad tan firme se mantuvo,
que al final en el centro de Brumanegra se encontró,
y fue cuando por lo vio...
Sobre un altar y sin adversarios en su camino,
Gnar el silencioso se acercó al altar de Mercurio,
en donde el cuerno para llamarlo se encontraba descansando.
Al terminar de entonar una melodía con una tonada melancólica, buscando expresar el dolor que sentía Gnar por ser testigo de la ira de Mercurio, de como su amigo de aventuras llamado Jared se vio consumido por el odio y la venganza... Pero a pesar de ser quien era, Gnar estaba allí para hacer lo correcto, lo necesario para honrar a su amigo siendo tan fiel como un gnomo lo era con los suyos.
Al final, Aren terminaba por retirarse del escenario y antes de volver a su sitio, invitarle a Musgo una ronda de leche con miel, después de todo, a los gatos les gustaban esas cosas... No?
Pasan cinco años...
Las aldeas del Valle han sido reducidas a cenizas o han sido sometidas al yugo de Mercurio, el dragón de plata.
Un taciturno gnomo se presenta en los confines de una de las aldeas subyugadas llamada Brumanegra siguiendo la pista del dragón. Dice tener asuntos que tratar con él. En persona.
La aldea adora al dragón como si fuera el Dios de la Destrucción reencarnado. Los lugareños, desconfiados, tratan de librarse del gnomo, pero resulta ser un hábil luchador lleno de recursos...
Su nombre es Gnar.
Gnar, el Silencioso.
Elenshin había estudiado en las mejores escuelas de bardos de las ciudades Drow. Allí los que fallaban una nota o no complacían a sus exigentes tutoras acababan siendo devorados por arañas gigantes. —Como debe ser —Se recordó a si mismo. Cuarenta años de estudios en la Suboscuridad le habían hecho aprender todos los estilos, todas las canciones, todas las notas.
Y también sabía leer el ambiente.
La calidad de las actuaciones aumentaba, todos trataban de superar al anterior en espectacularidad y vistosidad, pero la noche ya estaba en su recta final y el concurso también. El bardo drow necesitaba algo divertido y fácil para ganarse al público. No una balada triste como el humano, sino algo más divertido para que el público volviera a seguirle.
Así que salió sólo al escenario, sin ceremonia ni pompa, con su viola, tocando una tonada suave y por todos conocida.
—Después de que Gnar llegara a tocar al cuerno e invocara a su antiguo amigo Jared, éste, ahora transformado en el dragón asesino Mercurio, se presentó y en sus ojos reconoció a pequeño gnomo que estaba soplando el instrumento.
Los guardias del culto se acercaron a rajar a Gnar pero instantes antes de que lo mataran Jared los barrió con su cola, echándolos del lugar. Luego se quedó mirando a su amigo, que parecía ir a romper su silencio... pero el que rompió el silencio fué el Dragón.
La tonada entró en su fase cantada.
—Y así, Mercurio ofreció a su amigo el unirse a él. En verso, que los dragones tenían facilidad.
—Gnar, sígueme, vámonos de razias
Gnar, sígueme, vámonos de razias
Gnar... sigueeeemé.
El gnomo respondió a su amigo ¡El también era cantor!:
—No puedo ir, te tengo mucho miedo
No puedo ir, te tengo mucho miedo
No pueeeedo ir.
Jared tenía muchos argumentos.
Gnar, sígueme, nunca te haría daño
Gnar, sígueme, nunca te haría daño
Gnar... sigueeeemé.
—No puedo ir, quemar no me gusta
No puedo ir, quemar no me gusta
No pueeeedo ir.
Gnar, sígueme, sólo un par de incendios
Gnar, sígueme, sólo un par de incendios
Gnar... sigueeeemé.
—No puedo ir, yo tenía un amigo
No puedo ir, Jared se llamaba
No pueeeedo ir.
En mitad de la canción popular, ¡Elenshin metía drama!
Gnar, sígueme, no pude evitarlo
Gnar, sígueme, no pude evitarlo
Gnar... sigueeeemé.
—No puedo ir, aún estas a tiempo
No puedo ir, aún estas a tiempo
No pueeeedo ir.
Gnar, sígueme, Heldebald mató a mi madre
Gnar, sígueme, Heldebald mató a mi madre
Gnar... sigueeeemé.
—No puedo ir, no mates tú a otras
No puedo ir, no mates tú a otras
No pueeeedo ir.
Gnar, sígueme, soy un dragón malvado
Gnar, sígueme, no puedo cambiarlo
Gnar... sigueeeemé.
—No puedo ir, aún estás a tiempo
No puedo ir, renuncia a todo esto
No pueeeedo ir.
Gnar, sígueme, [...]
Gnar, sígueme, [...]
Gnar... sigueeeemé.
El dragón se quedaba sin palabras, Gnar le ofrecía dejar toda la matanza y la sangría, miró a los ojos a su amigo... todo quedó en un impass tremendo...
Elenshin paró allí la canción, que había bajado en ritmo. Paró la narración, sonrió. Toda la taberna, la posada y el mundo se detuvieron ante la conclusión de la historia... todos estaban deseando ver que pasaba entre Jared/Mercurio y Gnar... y entonces. Y entonces Elenshin sonrió, él en el fondo era malvado:
Y AHORA LES DEJAMOS CON ESTOS FANTÁSTICOS CONSEJOS PUBLICITARIOS —dijo bajando del escenario y señalando al siguiente bardo.
4. Cuando Gnar usa el cuerno, Jared aparece en su forma de dragon, pero en vez de querer comérselo de un bocado, intenta convencerlo de unirse a él debido a su ayuda.
Al verse señalado por el Elenshin, Vinicius miro hacia otro lugar tratando de disimular, la situación no era buena, el jurado lo había puntuado erroneamente, probablemente debido a la menopausia o la pitopausia del mismo. Es lo que tiene cuando te haces mayor y acabas siendo jurado de eventos, ferias y concursos venidos a menos, estaba en el punto de mira. Además ahora,le habían marcado, señalado, la publicidad subliminal a tomar viento. ¿Por que todos los drows nacen con un palo metido por el culo? se pregunto a si mismo por un instante.
En fin era hora de actuar, era hora de que el dinero volviera a correr... jajaja! querido amigo...! - dijo señalando a al drow - nada de ventas! por cierto me tienes que decir donde te compras esa sombra de ojos!
- Tras el comentario, las risas llenaron la sala y el publico volvió a centrar su vista en vinicius -
ESCUCHADME GENTE! OID MIS PALABRAS!
Gnar y Mercurio, enfrentados, a bocajarro, cara a cara!
Un eterno silencio se cernió al fin, sus miradas se cruzaron y por un instante Gnar pareció encontrar a Jared en la profundidad de la mirada de Mercurio... de repente la cabeza del dragón se agito negando brutalmente, un terrible rugido cubrió el aire!
MALDITO GNOMO, HAS TENIDO TU OPORTUNIDAD! PREPARATE A MORIR!
El dragón alzo la garra y la lanzo con toda su pontencia tratando aplastar al diminuto gnomo! el silencio se hizo.... pero cuando la levanto nuevamente esperando encontrar visceras y sangre! allí no halló nada!
- vinicius observo como todo el mundo se miraba entre si, preguntandose que había pasado, por que no estaba muerto el gnomo, incluso atisbó una ligera curiosidad en el jurado -
EL GNOMO HABIA ESCAPADO! ¿como?, ¿COMO?,¿COMO?, ¿COOOMOOOOOOO?.......PUES COMO IBA A SER! CON ESTA MAGNIFICA CAPA DE INVISIBILIDAD! LA MANTELÓN 3000!
- Una espectacular y gran capa surgió de entre las manos de Vinicius como por arte de magia - hecha con la valiosa y escasa pie de Narigón!, la milenaria ave!
¿quieren tener 28 hijos? MANTELÓN es la solución!
¿Les persige un troll por un puente? MANTELÓN es la solución!
¿Un vecino es un toca cojon? MANTELÓN es la solución!
¿que fue de Gnar?, huyo?, combatió? a..... mi querido publico! es el turno de otro narrador!
- Vini bajo presto las escaleras, mucho publico se le acerco mostrando interes, sin duda, iba a ser una gran noche -
3. OPCION - CONSEJO PUBLICITARIO NÚMERO UNO: Si quieres ligar un montón, ¡DEBES VESTIR EL MANTELÓN!
El mantelón es eso, un manto muy grande que se va a poner de moda en este Certamen de Bardos. Lo único malo es que extrae de un animal exótico llamado el narigón. Su piel es muy rara y valiosa, sobretodo para el propio narigón. El muy bastardo hijo de una hiena es tan egoísta que hará lo que sea para conservarla para su disfrute personal.
¡Vinnie debe convencer al público para que le agote las existencias! ¡De ello depende el futuro de su familia!
Pero... un momento... ¡ ¿Vinicius tiene hijooooooOOOOOOOoooooOOOOOsssss?!
Sí, amigos. Todo bardo tiene un secreto oculto.
Vinnie tiene veintiocho.
Musgo tenía olfato para saber cuando una historia tocaba a su fin. Y aquella estaba alcanzando su ocaso de una forma épica.
Durante la narración de la historia de Jared, el mediano había experimentado sentimientos encontrados. De inicio, el protagonista no le generaba la menor empatía. Le daba igual cuál fuese su destino. Cierto es que se encariñó un poco del gnomo Gnar, que hacía bien de alivio cómico y portador de soluciones creativas. Pero, en general, Musgo había disfrutado más con los secundarios y las desventuras en las que habían sumido al dúo protagonista.
Había habido, no obstante, un punto de inflexión. Cuando Musgo optó por transformar a Jared en Mercurio, agotó su razón para existir en la historia. El fuego del dragón lo consumió casi todo. Y sin embargo, Musgo se sintió en la obligación de justificar el protagonismo de Mercurio... La venganza como hilo narrativo es un círculo sin fin, un errar eterno que empieza con dolor y termina, sólo momentáneamente, con vacío. Y ese vacío lo había experimentado todo el auditorio en la taberna. Porque cuando un narrador desata la tormenta, el público suele quedarse en su asiento aturdido, aguardando algún signo, alguna señal. Algo que permita al respetable soñar que, tras la tempestad, retorna la calma. Que tras todo el caos, llega un nuevo amanecer.
Musgo subió al estrado recuperado del esfuerzo de su última intervención e invocó a sus fieles espectros Chester y Lester. Ahora llegaba un momento crítico.
Era el momento de darle un sentido a toda la historia.
* * * * *
Gnar rodó por el suelo, protegido por el manto de invisibilidad de la mirada de Mercurio, esquivando su terrible llamarada. El aliento infernal del dragón era, con diferencia, muchísimo más poderoso de lo que recordaba el gnomo. La edad había convertido al joven Jared en una criatura con un poder aún más devastador del que sugerían las leyendas más fantasiosas.
-¡MUÉSTRATE, INSECTO! ¡DA LA CARA Y MUERE COMO EL COBARDE QUE ERES!-. La atronadora voz de Mercurio retumbó en el interior del templo excavado en la montaña. Hacía mucho tiempo que el Dios de Plata no toleraba un no por respuesta.
Gnar cerró los ojos y frunció el ceño. Llevó la mano al morral y extrajo con mimo un viejo pergamino que había conseguido apenas unos meses atrás. Recordó con un escalofrío todo lo que había sufrido y todo lo que había tenido que hacer sufrir a otros, para conseguir ese manuscrito. Para el ojo ingenuo, un viejo papel sin sentido. Para el docto en la magia, un poderosísimo hechizo grabado en un material demasiado humilde, demasiado frágil.
-Aquí estoy... Jared-. Gnar descubrió su argucia y se mostró sin su manto de invisibilidad, sosteniendo con fuerza entre las manos el viejo pergamino.
Mercurio se giró lentamente hacia él, sus escamas brillando con el fulgor de las llamas en la oscuridad.
-NO RESPONDO A ESE NOMBRE... YA NO-. La voz del dragón estaba cargada con un presagio funesto.
-Una vez lo hiciste... Una vez. Cuando vagamos por el mundo juntos, de aventuras-. Gnar miró con sus pequeños ojos brillantes a Mercurio. -Largo tiempo he pensado en por qué no me dijiste tu verdadero nombre. Supe que eras un dragón al poco de conocerte. Aquella bocanada de fuego con la que arrasaste a los bandidos del Gran John y a los cazadores de Lara...-. El gnomo dio un paso al frente. Una sonrisa melancólica se dibujó en su rostro. -Supe que albergabas odio en tu corazón, que anhelabas venganza, pero nunca supe por qué... Hasta hace cinco años. Hace cinco años, aniquilaste a aquella gente sin piedad. Hace cinco años, perdí a un gran amigo. Hace cinco años... vi nacer a un monstruo. A un tirano-.
Mercurio soltó una risa seca.
-VALIENTES PALABRAS, GNAR EL GNOMO... VALIENTES, SIN DUDA. UNA COSA TAN PEQUEÑA OSA PRONUNCIAR GRANDES PALABRAS CUANDO MIRA A UN DIOS A LA CARA. ¿UN MONSTRUO, DICES? ¿UN TIRANO? ¡JA! MI RAZA ESTÁ PREDESTINADA A REINAR. SOMOS SOBERANOS DE LOS CIELOS Y EL FUEGO BULLE IMPARABLE EN NUESTRO INTERIOR. VOSOTROS, SERES INFERIORES, NO TENÉIS DERECHO ALGUNO SOBRE ESTA TIERRA. VIVÍS PARA SERVIRNOS. MORÍS PARA SERVIRNOS. CUANDO AQUEL CAZADOR MATÓ A MI MADRE, SENTENCIÓ A SU LINAJE Y A SU REINO. NOSOTROS NO OLVIDAMOS. NOSOTROS. NO. PERDONAMOS-. Remató sus palabras con un gruñido escalofriante.
Gnar avanzó otro paso.
-Hablas de linaje... Hablas de destino. ¿Cuál será tu legado, Jared? ¿Una espiral de odio? ¿Un reino asolado por las llamas? ¿Campos sembrados de muerte? ¿Qué le espera al reino contigo surcando los cielos? Has calcinado casi toda la tierra en tu desprecio por los que denominas seres inferiores. Los animales se mueren de hambre. La enfermedad marchita a las gentes. Y los últimos supervivientes, encogidos de puro terror hacia ti, deciden considerarte una deidad apelando a tu inexistente compasión... ¿Qué has traído a este mundo?-.
-¡HE TRAÍDO LO QUE RECIBÍ AL POCO DE NACER! ¡Y A FE MÍA QUE LO HE MULTIPLICADO POR CIEN! ¡ESTA SERÁ UNA TIERRA DE HUÉRFANOS! ¡Y TODOS ELLOS RECORDARÁN EL DÍA EN QUE YO, MERCURIO, ASOLÉ EL MUNDO DEJANDO EN ÉL UNA CICATRIZ DE FUEGO EN EL NOMBRE DE MI MADRE!-. Fue tal la potencia del bramido del reptil, que los oídos de Gnar comenzaron a sangrar.
Gnar avanzó un paso más, notando sus fuerzas mermar.
-No... No tienes justificación. Perdiste a tu madre de forma cruel e injusta. Pero decidiste vengarte... perdiéndote tú por el camino...-.
Mercurio interrumpió al gnomo irguiéndose sobre sus patas traseras.
-¿¡OSAS DECIRME QUE MI VENGANZA NO ESTÁ JUSTIFICADA!? ¿¡NO HABRÍAS HECHO LO MISMO QUE YO!? ¿¡NO HABRÍAS ANIQUILADO A TUS ENEMIGOS DE HABER TENIDO LA FUERZA, EL PODER PARA HACERLO?!-. Los ojos de Mercurio se posaron en Gnar con intensidad.
El gnomo se tomó un instante para responder.
-Yo... Yo no habría quemado el mundo, Jared-. El gnomo miró al dragón, sus ojos bañados en lágrimas. -Aún hay cosas que merecen la pena. Aún puedes... descubrir amigos que te apoyan. Gente en la que confiar. La venganza es un camino sin salida que lleva directo a la soledad. Mira a tu alrededor. Ya ni enemigos tienes. El viejo cazador murió de pena hace cinco años. Todos se postran ante ti, pero no tienes a nadie a tu lado-.
El dragón entornó los ojos y acercó la cabeza al pequeño Gnar.
-SIEMPRE HE QUERIDO SÚBDITOS, GNOMO... TE HE OFRECIDO ESTAR A MI LADO, Y HAS DECLINADO. QUIERO SABER POR QUÉ HAS VENIDO AQUÍ. ¿POR QUÉ? ¿ACASO TIENES UNA DAGA DE VIDRIAGÓN CON LA QUE QUIERES APUÑALARME?-.
Gnar desplegó el manuscrito con parsimonia. Tomó aire para leer en voz alta.
-No, Jared. Soy demasiado pequeño y débil como para enfrentarme a ti. Y aunque pudiera... no lo haría. Algo en mi interior te reconoce como ese humano de ojos plateados al que una vez llamé amigo. Algo en mi interior me dice que, bajo esas escamas impenetrables de plata pura, late el corazón de aquel humano. No, Jared. No he venido a matarte. He venido para hacerte una pregunta. Una pregunta que tendrás tiempo de reflexionar y contestar. Si te fuese dado, ¿qué elegirías...? ¿Nacer predestinado a hacer el Bien? ¿O combatir al Mal que anida en tu interior aunque eso requiriese un gran esfuerzo?-.
Mercurio quedó desconcertado por la pregunta.
-¿QUÉ ABSURDA CUESTIÓN ES ESTA? HABLA CLARO, GNAR... ¿QUÉ PRETENDES?-.
-Romper... el círculo-.
El gnomo pronunció las palabras del manuscrito.
-Deseo que tengas una larga vida en soledad, Mercurio, Dios de Plata. Una larga vida para pensar en lo que ganaste y en lo que perdiste. En lo que diste, y en lo que quitaste. Una vida sin legado. Una vida sin estirpe. Una vida vacía. Y que tus noches, y tus días, estén sembrados de sueños y recuerdos del pasado, con todo lo que fuiste, y con todo lo que pudiste ser.
El pergamino se desintegró lentamente en manos de Gnar entre un fulgor azulado que bañó la estancia. Las palabras quedaron en el aire, pero cambiaron el destino del gnomo y del dragón.
Poco a poco, el cabello de Gnar se tornó blanco como la nieve. Su rostro se cubrió de arrugas y su cuerpo pareció sumirse en una decrepitud repentina, imparable. El gnomo se arrodilló con dificultad y se tendió en el suelo boca arriba. Su respiración se volvió débil y su mirada, siempre viva, siempre astuta, empezó a apagarse.
Mercurio, atónito por lo que acababa de pasar, gruñó y miró al gnomo con incredulidad.
-¿¡PERO... PERO QUÉ HAS HECHO?! ¡GNAR! ¡GNAR! ¡RESPÓNDEME! ¡TE LO ORDENO! ¡GNAR!-.
El gnomo sonrió con semblante tranquilo.
-Menuda... ironía... Para que se cumpla mi deseo... Debe morir tu último amigo en este mundo... Adiós, Jared. El caballero de los ojos de plata... Je... Menudo bardo habría sido... Narrando tus aventuras... Aaaaah... Me quedo... Sin fuerzas... Recuerda mi pregunta... En tu mano está... Elegir...-.
Y así, Gnar el Silencioso se sumió en el más profundo de los silencios, dejando al dragón con una vieja sensación que no había experimentado desde años atrás, cuando perdió a su madre.
Una profunda e irreparable pena.
OPCIÓN.- Gnar escapa del ataque de Mercurio gracias a una magnífica capa de invisibilidad conseguida durante sus aventuras. El gnomo revela entonces al dragón qué ha estado haciendo estos últimos cinco años...
Ha abandonado la música, entregando su vida a la localización de un valioso pergamino. Un pergamino que contiene un poderosísimo hechizo que logra hacer realidad cualquier deseo... Pero tiene un alto coste.
La vida.
La noche parecía estar por llegar a su final, las bebidas habían dejado a mas de uno al punto en donde lo bueno era sentar la cabeza y sin embargo, aquellos relatos mantenía a todos en su lugar y Aren, que también prestaba atención, casi le sorprendía que aún no hubiera ganador. Sin embargo, cuando su turno fue nuevamente se subió al escenario y ciertamente, para esa parte de la historia no era una melodía la que pudiera ser necesaria.
Gnar abandonó el mundo, con un deseo que buscaba redimir a alguien que se volvió un gran amigo, alguien que se convirtió en un monstruo. Jared, ahora llamado Mercurio, consumido por la ira, la venganza y el sabor dulzón que le dejaba ser temido por todos, no pudo hacer nada para tener a su lado nuevamente a Gnar...
Aren dejó el canto para aquellos que realmente podían cantar y hacer que hasta el suelo vibrara, hubo allí artistas que supieron armar las sílabas, los versos y la melodía de una forma mas que envidiable, incluso si eran esclavos de una diosa fea con forma de araña, tuvieran bigotes gatunos o disfrutaran mas vender mantas. en ese momento él se mantuvo de pie en medio del escenario, con una mano contra su espalda y la otra contra su pecho.
El silencio gobernó por unos instantes, un silencio tímido que se dejaba embriagar por el duelo repentino, tan silenciosos que los pensamientos caóticos de Mercurio podían sentirse y casi escucharse... Quieto mirando el cuerpo inerte de su amigo, en su interior las emociones encontradas surgían, luchando por ganar el control de una bestia guiada mas por el instinto primario...
"No"... "Esto no es real"... "Esto no puede ser"... "Porque no me respondes?! Te parece gracioso?! Deja de hacerte el muerto!"
Negación en las palabras de Mercurio, se negaba a creer que su amigo muriera, se negaba a que eso fuera una posibilidad luego de todas las veces que evitaron la muerte, como era posible que un tonto deseo pudiera matarlo. En un mundo donde la magia hacía que todo pudiera pasar, era ridículo que la vida pudiera ser el precio.
Pero el lamento de mercurio se volvió un simple murmullo luego de empujarlo, de apretar ese cadaver sin que este reaccionara, la confusión de no comprender bien que pasó, ese no era su plan, Gnar debía unirse a él, no terminar así, no sacrificarse con un tonto deseo... Eso no tenía sentido.
De pronto Aren golpeó el suelo con fuerza con uno de sus pies, una dos y hasta tres veces antes de gruñir o intentar hacerlo.
"Que te levantes gnomo de pacotilla! Prefieres morir antes de unirte a mi? Eso es realmente así?! Prefieres arruinarlo todo? Prefieres dejarme sin nada cuando ya lo había perdido todo?!!"
La ira arrasó de nuevo con la aldea, fuego, golpes, derrumbes y un par de muertos mas seguramente, pero la Ira y la Rabia no trajo de vuelta a Gnar y de pronto, llanto... Mercurio soltó un alarido profundo y doloroso mientras se dejaba caer contra el suelo... El Dolor, la culpa porque Gnar estaba muerto no por negarle su amistad o no darle lo que quería, murió por su culpa, solo él causó esa muerte.
Lentamente Aren se dejó caer de rodillas, casi como si él pudiera ser capaz de sentir esa culpa y al final, hasta él silencio unos segundos antes de volver a hablar.
"Debí escucharlo... Debí escucharlo y no habría pasado esto... Debí haberme detenido hace tanto tiempo... Y ahora este es mi castigo... Perdí al único amigo que tuve... El que me aceptó y me ayudó sin pedir nada a cambio..."
Jared, fue Jared quien dijo estas palabras y lentamente se transformó hasta que al final, con su corazón llenándose de tristeza por lo que pasó y por sus errores, aceptaba que Gnar no se iba a levantar, que su deseo se iba a cumplir y sin embargo, terminó juntando su cuerpo del barro y lentamente, abandonando todo lo que había sido durante los últimos años, inició un viaje, uno que lo llevara lejos, en donde solo pudiera ver la Luna y nadie mas, en donde enterrar a su amigo y envejecer cuidando de su memoria... O al menos, esas fueron sus intenciones.
Aren dejaba el escenario con esas últimas palabras, en silencio como se imaginaba que Jared se hubiese marchado de aquella aldea y ya dejando que otro mas decidiera si Jared era digno de terminar su último peregrinaje.
1.- Mercurio se transforma en Jared , inundado por la pena, se despide de su amigo, mientras peregrina a los confines del mundo allí permanecerá siglos envejeciendo en soledad hasta que un día......
Elenshin estaba contento con las tragedias sin fin que ocurrían a Jared/Mercurio tras la venganza. Eso era lo que tenía que pasar. La venganza llevaba a una tragedia sin fin en la que todos morían y sufrían más. Y no por ese orden. Estaba seguro que más de uno del público se cortaría las venas con todas las mierdas que se el habían ocurrido al resto para la historia. A él no. Él había tocado música alegre y fiestera para conquistar el corazón del público.
Y luego arrancárselo. Con saña. A traición.
El humano había acabado, era el turno de Elenshin. El drow subio al escenario y creó una lucecita que movió de un lado a otro, en la señal interracial e interuniversal de que iba a cantar una balada... todos los parroquianos tomaron velas y las movieron de un lado a otro.
—Ja, imbéciles. Cómo se les manipula de fácil —pensó Elenshin.
—Y así Jared, triste y solo, caminó
por mil colinas y mares marchó
con una fiel y leal amistad
perdida por su preciosa maldad
En los confines de la Tierra vivió
Solo y sin nadie, allí a Gnar enterró
Pues nadie más nunca le querría
Esa terrible maldición lo impediría
Y allí siglos y siglos pasaron
civilizaciones surgieron y desaparecieron
algunos vieron a nuevos dragones aparecer
lo que llevó a volver a ver cazadores por doquier.
Un día perdido entre montañas, cazando
Observó un jovencito por allí andando
Y por el olor un dragón sabía que era,
Tenía los ojos todos llenos de pena
¿Qué haces por aquí? —Jared dijo
Al dragón que podría ser su hijo
Si no fuera porque sus escamas de bronce eran
y para los dragones cambiar color de ninguna manera
—Un cazador mató a mí familia, venganza quiero
pero antes he de convertirme en un dragón fiero
Ellos decían que a los dragones han de matar
Antes que con otro Mercurio vayan a topar.
Todo eso Jared asombrado escuchó
descubriendo que el ciclo se repitió
y sabiendo que mucho tiempo no tenía
la maldición siempre se imponía
Los cazadores, podía ver, allí iban detrás
Llevaban idealizadas imágenes de Heldebald.
Jared decidió que algo tenía que hacer
Al joven dragón no podía dejar perecer...
Y así, Elenshin terminó la balada de la soledad de Jared y cómo había vivido lejos en soledad. Y cómo todo se repetía y volvía... Además lo dejaba con tiempo para que los otros decidieran el destino de ambos dragones.
Seguro que con un anuncio estúpido, van a acabar tirando al pilón al antenatresero —pensó sabiendo que ese era el mote conocido en todo el multiverso para todos los que ponían infinitos anuncios.
Se agachó en una reverencia y bajó del escenario, dejando a todos con los oídos (y corazones) dispuestos.
3. Jared vive solo muchos siglos, durante los cuales observa como los dragones vuelven a reproducirse y luego vuelven a crearse los cazadragones. Su historia deviene mito y un día se encuentra con un joven dragón broncíneo al que los cazadragones han matado a sus padres... y se dirigen a hacer lo mismo a él.
Vinicius era consciente que esta era su ultima bala, todo tendía a su fin, el no iba a ganar.... o si? acaso no había cumplido su objetivo?, si lo había cumplido y con creces, pero ¿por que no redondear la jornada?.
Orgulloso subió con firmeza al escenario. El publico estaba expectante y es que el maquillado elfo había hecho un buen trabajo, todos se hallaban con los cinco sentidos puestos! ¿El ciclo volvería a empezar? ¿a caso perduraría el odio en nueva generación?, una sonrisa cruzo su boca y este se encongio de hombros - Que mas da! - penso para si mismo antes de empezar a narrar.
Blackfradey! se llamaba el joven dragon!
y si! si querido publico! Jared a el su ayuda ofrecio!
Conozco esos estandartes,corres peligro! Colocate esta capa de invisibilidad y corre, corre cuanto puedas... LA MANTELÓN 3000 nunca falla!.
El joven dragón titubeó ligeramente sin comprender pero cedió y se cubrió con ella, maravillado por la calidad de su piel de narigón, echó a correr y una vez a salvo, desde la lejanía, observó el encuentro de Jared con sus perseguidores!
Vinicius hizo una seña a los musicos y estos empezaron a tocar una alegre melodia,
DEJAD QUERIDO PUBLICO QUE OS CANTE EL ENCUENTRO PUES TODO ALLI! FUE INCREIBLE Y UNICO!
Sabed mis buenas gentes!
que no hay mejor perfume que DRACONIS!
sabed mis buenas gentes!
que si a suegra quereis matar RATIBROM debeís usar!
sabed mis buenas gentes!
que mas conviene HIDRASEC usar que las nalgas apretar!
El publico estaba con la boca abierta y mejor no comentar nada sobre el jurado. Apenas dio tiempo a que la gente se debatiera entre lanzar tomates o pimientos, súbitamente dos armarios roperos de 2 x 2 aparecieron a espaldas de Vinicius, sin darle a tiempo a reaccionar, lo cogieron de los hombros y a un gesto del presidente del jurado, se lo llevaron a trancas y empujones fuera del escenario en dirección a la calle.
En su camino solo se oyó una frase antes de recibir un buen golpe en el abdomen que le quito el aire, aunque esa frase, esa frase calo muy muy hondo en el anodado publico.
BLACKFRADEY ! Al 50% FUERA DE LA POSADA!
1/3 del publico salio del establecimiento disimuladamente..... no todos los días se podía comprar un blackfradey al 50%, no tenian ni puta idea de lo que era.... pero MIERDA un 50% no se podía dejar pasar.....
2. Jared se ve a sí mismo reflejado en los ojos del joven dragón. Quizás esa pueda ser su oportunidad de redención. Recuerda el manto del narigón que cogió como último recuerdo de Gnar el gnomo y se lo cede al dragón broncíneo para que escape de los cazadores prometiéndole que él se encargará de ellos.
En realidad, Jared no planea usar su aliento de fuego. No en esta ocasión. Va a utilizar algo que usaba su buen amigo Gnar el Métrico. Va a tratar de cerrar el círculo de odio y venganza. Para siempre.
Y para hacerlo... Va a utilizar una canción.
En la oscuridad, agazapado entre las sombras, el dragón broncíneo observa al dragón de plata conversar con los humanos.
Magnífico.
Grandioso.
Espectacular.
Musgo observó cómo el local se vació ante la avalancha consumista suscitada por el avieso malandrín de Vinnie, que desde el inicio del certamen había quedado claro que había ido allí a vender potingues, mejunjes y brebajes para, en general, ayudar al vulgo a defecar más ligero, con más frecuencia o, en definitiva, con mejor aspecto.
Blackfradey. ¿Qué carajo de conjuro era ése?
La cuestión es que allí estaba el mediano, en una competición adulterada en la que el público ya había elegido ganador -y laxante- y a él le tocaba hacer lo que en el argot se venía denominando muy graciosamente "le paripé".
Maldito drow negrata... Encima plagiando canciones de Dragones EN Mazmorras para arrebatarle el triunfo... Lester y Chester aparecieron flanqueando a Musgo.
-Jefe, creo que deberíamos darnos el piro. Aquí ya no hay nada que hacer-.
-Eso, jefe. Nos han mangoneado con los votos del público-.
-Odio al público y sus cambios de criterio de una ronda a otra...-.
-Y yo, Lester. ¿Has visto cómo han valorado al mercachifle? ¡Le han dado 4 puntos varias veces! ¡4 PUNTAZOOOOS!-.
-Inaudito-.
-Inconcebible-.
-Intolerable-.
-Inverosímil-.
-Chester, Lester... Preparad mi Finn eléctrica. Voy a salir ahí de nuevo-. El mediano se ajustó la chistera y dio un brinco del asiento a la tarima.
-¡Pero jefe! ¡Si ya no hay nada que rascar! ¡Hemos sido derrotados!-.
-¡Eso! ¡Saqueemos la despensa de este antro y vámonos a Phandalin, jefe!-.
Musgo alzó un dedo imbuido de poder... ¡EL PODER DEL ROCK N' ROLL!
-Muchachos. Pase lo que pase. THE SHOW MUSGO ON-. El mediano avanzó al centro de la estancia dispuesto a sacudir el local por última vez. -¡Dadle caña, huesudos!-.
* * * * *
Musgo captó la atención del poco público que quedaba con su música de presentación mientras muy teatralmente sacaba su laúd electrificado y sus adláteres preparaban el escenario para su última actuación.
-Amado público...-, comenzó, mientras conectaba el laúd al amplificador. -...Ha sido un honor compartir la velada con ustedes, incultos musicales, que digaaaaa... Mis muy queridos espectadores. Llega el momento de dar un merecido fin a esta patraña, que digaaaaa... épica batalla de talentos, con la penúltima hazaña de nuestro héroe caído en desgracia... Disfruten del final de la fiesta y que Selune les maldiga con estreñimiento eterno, que digaaaaaa... les bendiga a todos ustedes con hijos y cacahuetes. Chester. Lester. 'Ere we go!-.
* * * * *
Jared comenzó a convertirse lentamente en el soberbio dragón de plata que era, para horror de los cazadores, que dejaron caer sus armas, muertos de miedo.
Blackfradey, el dragón de bronce, sólo pudo contemplar al majestuoso Mercurio y quedar embobado, escuchando su canción.
La balada de Mercurio
Llevo tiempo aquí sentado, intentando encontrarme a mí mismo.
Miro atrás, a todo lo ocurrido. Me gustaría volver atrás en el tiempo.
Aguardo el momento en que llegue mi justo pago.
Dicen que todos los hombres sangran igual que yo lo hago.
Hace poco, me sentí el número uno, pero ahora sé que soy el último de la fila.
Y ahora miro a este joven de bronce, y siento que debo contar la razón de mi ira.
Me arrebataron a mi madre cuando tenía su edad.
Aguardé mi momento, albergando en mí una gran maldad.
Ahora todos conocen mi nombre, y al verme lo gritan a pleno pulmón.
Muchos trataron de matarme, pero sus cuerpos se pudren bajo el sol.
Ese es el precio que pagas cuando te enfrentas al Dragón.
Más te vale rezar a tus dioses, pues morirás ardiendo y encogido de terror.
Sin embargo... Perdí mucho por el camino.
Derrumbé ciudades. Arrasé familias.
Quemé a mis enemigos...
Mas perdí a mi único amigo.
Derrumbé ciudades... Arrasé familias... Y ahora sobrevuelo el cielo
Como el Rey de la Tormenta, el Dragón de Plata... El Tirano de mirada de hielo.
La gente no sabe por qué lo hice.
No entienden lo que pasé de joven al ver a mi madre sangrar.
Hace demasiado tiempo desde que tuve que abandonar mi hogar.
Hace demasiado tiempo desde que pude llamar a algún lugar mi hogar.
Quizás he olvidado todo lo que echo de menos.
De alguna manera sé que hay algo más en esta vida que matar.
En el fondo de mi corazón sé que debe haber algo más.
Pero sé que lo que persigues es lo que consigues.
Sólo que... Tras todo esto, no me reconozco. No. No me reconozco.
He luchado al límite y he caminado por la fina línea que separa Vida y Muerte.
Y aunque la haya cruzado, continuaré caminando con la cabeza erguida, cualquiera que sea mi suerte.
Seguiré mi camino, y sólo Dios sabe por qué
Sólo Dios, sólo Dios, sólo Dios sabe por qué.
Sólo Dios sabe por qué, por qué, por qué.
Sólo Dios sabe por qué.
Musgo se volatilizaba según terminaba la canción, su voz poseída por la rabia del dragón mientras terminaba su lamento, no sin antes dedicarle una enigmática sonrisa a su público y un guiño al drow mientras se descubría la cabeza a modo de saludo.
Los músicos, no importa raza ni condición, si son auténticos, deben obrar por puro amor al arte. Cuídese el músico de obrar por dinero, pues ese no es músico, sino bribón ruin y artero. Y ahí estaba el mediano, abandonando -literalmente- el escenario a su colega de piel azabache y banjo envenenado, para que decidiera cuál había de ser el destino del gran personaje en que se había convertido Mercurio.
* * * * *
Musgo apareció en el callejón trasero de la posada justo para ver a Vinnie cubierto de fango de la cabeza a los pies, malherido en el suelo. No iba a ser Musgo el que dijera que no se lo había buscado con el caos que había generado con la promesa de rebajas del Blackfradey, pero sintió un poco de pena de ver a su maltratado colega ahí tirado. Decidió acercarse y le ayudó a levantarse.
-Psssst, Vinnie. ¿Y si nos damos un paseo a Phandalin y hacemos negocio por allí? Tú vendes laxantes y yo... ¡¡Les cuento historias de terror para jiñarse en los pantalones!! ¡EL NEGOCIO DEL SIGLO! ¡JA!-. El mediano palmeó en el hombro al mercachifle y ambos empezaron a caminar fuera del pueblo. Musgo comenzó a cantar una canción muy contagiosa.
-¡Lalalalalá lala laaaaaalaláaaa! C'mon, Vinnie! One more time! WITH FEELING!-. (*)
Y así, ambos bardos se sumieron en su particular e improvisada actuación camino de Phandalin.
Era el comienzo de una gran y productiva amistad.
(*) Minuto 1:15 para los que quieran ir al atún directamente ^^
Vinnie --> Adam Sandler
Musgo --> Jack Nicholson
XDDDDDDDDDDDDDDDDD
Opción Musgosa:
Tras el caos generado por el Blackfradey -el de Vinnie, no el del dragón de bronce-, Mercurio se transforma en su auténtico ser y canta su balada a los cazadores y al joven dragón oculto con el Mantelón 3000.
Se aproxima el épico final.
Elenshin había ganado. Cualquier otra opción le habría supuesto el altar de sacrificios, pero tal honor sería ahora para sus detractores, cuando llevara a su ciudad subterránea el codiciado premio, habiendo vencido a todos los bardos del mundo de la superficie.
Seguro que las sacerdotisas se me rifan para sus veladas con látigos y cuero. Y yo que empecé cantando en las calles...
Y debo llevarme algunas de las técnicas del mercachifle. Puedo montar un emporio comercial de látigos y vestiduras de cuero ahí abajo copiando las técnicas de ventas de ese pesado. "Piel de narigón asesinado con técnica cruel. Sufrió". Sí, eso tenía futuro.
Ahora tenía que continuar la historia. Darle un final. Uno que contentar a todos los que allí estaban. No tenía que ser muy elaborado porque ya estaban llenos de aquellos licores suaves que bebían los humanos. ¡Sin pizca de veneno! ¡Que aburridos!
Subió al escenario y comenzó a tocar su violón, la luz se atenuó. Benditos conjuros de oscuridad automáticos raciales. También aparecieron unas luces fantasmales que revolotearon por el escenario. Era tan fácil hacer esas luces. Todo Drow podía hacerlo, lo sabía todo el mundo. Todos se prepararon para la mágia de la canción...
—Los cazadores habían dejado caer sus armas cuando...
De pronto, un humano con una horca de esas que llevaban los campesinos entro en la posada y se plantó delante del escenario.
—MALDITO DROW. ¡TÚ LO HICISTE! —gritó ante los ojos atónitos del elfo oscuro.
—¿Que yo hice qué? —preguntó Elenshin.
—TE LO MONTASTE CON MI MUJER, MI HIJA Y MI SOBRINA.
—¿Pero cuando? Hago eso a menudo. Especifica más, hombre.
—ESTA TARDE, EN MI PAJAR.
—Tienes que concretar más ¿Tu hija era la pelirroja de las pecas? ¿La madre y tu sobrina parecidas?
—NO, ESA ES LA HIJA DE MARCOS —dijo señalando a otro de los pueblerinos con pelo rojo, que se levantó indignado tomando un cuchillo.
—¿La de piel negra pero pelo cortito y grandes pechos? ¿La madre todavía más grandes y caderas de fuego?
—NO, ESA ES LA HIJA DE STIV —otro pueblerino, de piel negra, se levantó con un hacha. Sí, que había sacado de la nada. Sus mujeres que estaban al lado se retiraron prudentemente. Sus hijas estaban esperando al drow en sendas cuevas, donde las había citado para un revolcón tras el concierto.
Pero entonces, el pueblerino subió al escenario y comenzó a declamar. Lo hacía tan bien que Elenshin, apasionado de la música (y de las mujeres por tríos, como se ha visto) no pudo sino acompañar musicalmente.
El drow se lo hará con vuestras mujeres.
Todo el mundo musitó "Gasp!"
¡Irá a por ellas por la noche! ¡Y en el día!
Elenshin gritó ¡No! (En el día no iría, demasiada luz)
No estamos seguros hasta que tenga su cabeza en mi muro. ¡Yo digo matemos al Drow!
Todos ¡Matadlo!
MARCOS: No estaremos seguros hasta que esté muerto
STIV: Vendrá a por nuestras mujeres de noche!
Mujer aleatoria: Y a sacrificar a nuestros hijos. A su monstruosa deidad.
Tipo aleatorio: Destruirá nuestro pueblo si le dejamos libre.
Pueblerino: Es tiempooooo de tomar la acción, gentes ¡Es tiempooooo de que me sigaaaaaáis a miiiii!
Elenshin, alucinando, seguía tocando todo contento, esperando sin miedo alguno a ver que decía el pueblerino. Que lanzó un tronco a la chimenea, que ardió con fuerza.
Avanzar, sin cesar
entre nieblas y tinieblas
A través de un negro sitio aterrador.
Al pasar este lugar, llegaremos a este altillo donde un monstruo nos espera con su violooon.
¡Es una bestia! (sexual)
Tiene dedos
Suaves y entrenados
Gigantesco ¡Masivo!... instrumental
De posturas, un recital
Escuchadle gritar
nadie sabe mejor follar
Pero no volveremos a casa
Hasta tener su carcasa
Quieta y Muerta
Matad a la bestia. ¡A por él!
Elenshin desenfundó su espada, con la otra mano siguió tocando su violón, que lo sujetaba con una "mano de mago mágica", Quería ver donde le llevaba aquello. De pronto, la atractiva bardo que había iniciado todo se puso en medio de todo: ¡No, no os permitiré hacer esto!
Pueblerino: Si no estás con nosotros estás contra nosotros. ¡Traed al posadero!
Barda: Quitadme las manos de encima.
Pueblerino: No podemos permitir que protejan al droooow.
La multitud los metió en el armario de las escobas.
Barda: ¡Déjanos salir!
Pueblerino: ¡Libraremos a esta posada del drow-bestia! ¿¡Quién está conmigo!
Multitud ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! (se apuntaron varios hombres y algunas mujeres, las pocas a las que Elenshin no había visitado)
Pueblerino: Encended vuestra antorcha
Sacad vuestra espada
Preparar vuestro coraje contra ese apestoso Drow
Multitud: Contamos contigo para guiar el camino. ¡Y los dioses a nuestro lado!
Avanzar, sin cesar
entre mesas y sillas
A través de esta posada tan cara
Al pasar este lugar, llegaremos a este altillo donde un monstruo nos espera con su violooon.
Es una bestia (sexual)
Tiene dedos
Suaves y entrenados
Gigantesco... instrumental
De posturas, un recital
Escuchadle gritar
nadie sabe mejor follar
Pero no volveremos a casa
Hasta tener su carcasa
Quieta y Muerta
Subid al escario Matad a la bestia.
Los parroquianos subieron al escenario y trataron de rajar al pobre Elenshin:
Pueblerino: ¡Te atacaremos entre todos y te cortaremos... la cabeza!
Multitud
No nos gusta
El que se lía a nuestras hijas con pasión
De hecho nos asusta
Y seguro que no nos pasa ni pensión.
Traed ballestas (Elenshin esquivó disparos)
Traed cuchillos (Elenshin paró golpes)
Llevaros a los niños... ¡Y a las mujeres!
Salvaremos vuestras enaguas y vuestras virtudes
¡Mataremos al drow!
Mientras tanto, el Drow paraba golpes y comenzaba a cantar el final del relato ¡Porque nadie se lo arrebataría!
La pelea seguía, algunos extranjeros hablaban de proteger al drow, pero ahora mismo... ahora mismo había una pelea bien montada en la que todos cantaban y trataban de rajarse.
Como decíamos, Elenshin soltó el violón, que tocó solo, las luces se movían, é paraba golpes y los devolvía sin matar a sus enemigos (sabía suficiente de las leyes de la narrativa que si mataba al padre de su amante, ella se haría más fuerte e iría a por él), pero sí derribándoles.
—Como decía, después de la balada de Mercurio, los los cazadores parecía que se habían ablandado... pero ¡No! Todo era una estratagema, querían arrancar el alma del dragón y usarla para conseguir su magia...
Elenshin saltó una silla y pateó a varios pueblerinos, se movía con gracia, de mesa a mesa y agarrándose a candelabros con agilidad.
—Todos atacaron a Mercurio, que tuvo que usar su aliento, fuego, garras y dientes para dar buena cuenta de ellos... luego se giró al dragón joven. Con ojos suplicantes. Y se puso a cantar...
Las armas caídas se pusieron a golpear todas juntas, pesadas armas metálicas creando un nuevo estilo musical... el mejor de todos sin duda. Los instrumentos parecían ir a ir a toda velocidad... y Elenshin cantó con la voz de Mercurio. Sin parar de pelear.
Fundiendo los sueños con la realidad
Viviendo en tierras de leyenda
Bajando sus valles podrás encontrar
Este lugar perdido en tinieblas...
Y al llegar podrás ver
A éste anciano sentado en la tierra
Y si escuchas muy bien
Una historia te ha de contar
Vuela veloz un plateado dragón
Huyendo de un mago cruel
Solo con su amigo gnomo...
Y quieren hacerse con él
La historia de Jared y su amigo Gnar apareció en ilusiones por toda la posada. Elenshin seguía peleando.
Y su alma arrancar
Como arrancas la flor de la tierra
Sin mirar si el dolor
Es mas fuerte que la ambición
¡Esa era la voz de los cazadores. Su canción y lema. De pronto Jared se alzaba y los quemaba, convirtiéndose en Mercurio! Sellando su suerte compartiendo su dolor eterno y solitario.
Sigue viviendo en un sueño inmortal
La leyenda de Mercurio
Surcando la tierra del muerto Heldebald
Donde le creyeron dios
Y en sus lomos jamás
Le ha acompañado un amigo
Ni siquiera ese gnomo
Que un día con él quiso estaaaar.
—¡Y entonces uno de los cazadores, medio muerto y que había fingido su muerte, clavó su daga, una con una brújula en la empuñadura, en la espalda de Mercurio, que se derrumbó aplastándolo! El cazador cantó con su último estertor:
Para su alma arrancar
Como arrancas la flor de la tierra
Sin mirar si el dolor
Es mas fuerte que la ambición
Mercurio miró al joven dragón, que había visto un día negro donde asesinaron a su familia y había tomado ese nombre. Y ahora veía a otro dragón morir. Rogó a los dioses que no volviera a empezar todo, que la maldición de la soledad, que le acababa de matar, no continuara con el nuevo dragón.
—Vive, amigo dragón, vive, encuentra amigos verdaderos, y vive por ellos, hazles caso y rompe el ciclo, rompe el ciclo de las matanzas entre humanos y dragones... dijo Mercurio, y luego expiró.
Con aquel horrible consejo (de no venganza, pero que suponía que apaciguaría a los humanos y que quizá no le perseguirían para matarle) Elenshin enfiló para la puerta.
—La agradable barda del armario de las escobas. En un par de días me apareceré para llevarme el premio y agradecérselo todo. ¡Un placer!
El drow desvió hachas, cuchillos y algún cucharón que le arrojaron, besó a un par de mozas en la puerta. (Pensaba que no era la primera vez, pero no estaba seguro). Y luego salió corriendo con todos los pueblerinos detrás, o los que no habían acabado por el suelo algo apalizados. El instrumento del drow le siguió volando, como vida propia.
—¡Adioooos! Pero el final es que el dragón de bronce...
El final se perdió, quedando abierto para que todos pudieran hacerse el suyo.
Estas son las opciones para tu final de la historia:
1. Cuando Elenshin se dispone a concluir la épica historia de Mercurio ante el público que queda ajeno al consumismo desaforado motivado por el Blackfradey, entra en la taberna un tipo con pinta de marido iracundo y le acusa públicamente de haberse trajinado a su mujer, a su hija y a su sobrina ESA MISMA TARDE, antes del certamen bárdico.
Qué osadía.
Qué descaro.
Toda la taberna desenvaina sus cuchillos, sus tenedores y sus cucharones dispuestos a apalizar al elfo oscuro. Tampoco es que deseen un juicio justo. El elfo, recordémoslo, es negro y el racismo campa a sus anchas en esta villa en lo que único BLACK que gusta es lo que conlleva un 30% de descuento en electrodomésticos.
El drow debe luchar por su vida MIENTRAS da un final digno a la trama. Al fin y al cabo, él es un profesional. Por eso carga su banjo envenenado y se dispone a lanzar acordes ponzoñosos como panes.
2. Todos mueren incluido mercurio y el dragón de bronce comprende que no hay ganadores en esta tragedia
3. Después de la balada, los cazadores piensan que Mercurio se ha ablandado y que pueden matarlo y venderlo por partes, pero Mercurio puede con todos y los masacra en justa batalla. Luego se acerca al joven dragón y le explica que no se deje consumir por la venganza y busque amigos. En sus palabras se ve que ha aprendido la lección y que puede volver a...
Sin embargo, justo en ese momento, un cazadragones se levanta, fingiendo su muerte, y le apuñala con una daga, para morir aplastado por el cuerpo de mercurio en sus estertores finales, tal es el poder de la maldición de Gnar. El dragón jovencito vuelve a la civilización y todo el mundo se queda sin saber que ocurrirá tras la tragedia.
Las escojo todas que son compatibles (doy un digno final a la trama, todos mueren incluido mercurio pero no el dragoncito y la 3, en la que al final todos mueren tb menos el dragón y queda un final abierto)