Partida Rol por web

Antes de irte Mennifir te abraza y te da un beso.

- Volvamos con los demás antes de que sospechen.

Mientras Alwyn busca entre las pertenencias del náufrago, y los demás permanecéis al lado del anciano, éste, tendido en su camastro, parece perdido en su demencia.

Cada vez más débil, entre susurros apenas perceptibles, lográis escuchar:

- Vuestra única esperanza es el Símbolo Purificador.

- ¿Por qué está tan frío?

- Sar´Wik, lo siento....(gorjea)

Un último aliento abandona su garganta y se queda flácido.

Alwyn, entre las posesiones del anciano encuentras una vieja daga mellada y muy sucia, un pellejo de agua casi vacío y unas hojas grandes que envuelven raíces comestibles y unas bayas mediopodridas.

Cae la noche y con la espesa niebla que os envuelve la oscuridad es total. A la luz de las antorchas estáis cenando las escasas raciones que os corresponden. Es hora de intercambiar impresiones sobre lo ocurrido y echar un vistazo al mapa.

¿Qué haréis con el cadáver del viejo?

Xystus, que no había dejado de repetir una y otra vez que se sentía estafado por Mennifir por patrocinar aquel viaje con incierto final, acogió con esperanzas la aparición del viejo, y se mantuvo a su lado, ayudando a sus compañeros a mantenerlo con vida - pobre viejo. Lo siento por su pobre hijo, ¿dónde estará? - dijo con petulancia y con fingido interés - ha dicho algo de un tesoro, de una mujer que se come a los que van a buscarlo..., ¿creeis que su hijo sabrá algo? Podríamos buscar la isla de la que procede - aún no se podía explicar qué le había pasado a aquel viejo, con aquella extraña historia. Naúfrago desde los 18, ahora aparentaba 70. Con un hijo engendrado ¿por quién? 

- Bueno, veamos que traía encima, a ver si sacamos algo en claro - dijo mientras hacía gestos a Alwyn y Jayapakash para que tomaran las posesiones del difunto.

Xystus busca con Alwyn y coge la mellada daga en sus manos, está manchada de sangre seca y polvo pero al palparla nota algo en la hoja, la moja en un cubo y la frota con un pañuelo (es demasiado presumido como para limpiarla con la manga de su cara camisa). En la hoja descubre que hay grabado un símbolo (es el signo matemático del infinito atravesado por un bastón).

Tras la cena y la charla poco a poco os váis retirando a dormir, Martina está sentada junto a Alwyn coqueteando con él, nada fuera de lo común dado el carácter ardiente de la chica y las atenciones que el guerrero le ha brindado en las últimas semanas. Lo extraño es que Mennifir que está junto a Conan también parece seductora esta noche, algo parece haber cambiado en la fría erudita. Tal vez el influjo de la invisible luna, es especialmente intenso esta noche.

El bárbaro no puede resistirse a los encantos de la Nemedia y van buscar un lugar apartado donde dar rienda suelta a sus deseos... Pueden escucharse ruidosamente gemidos, gritos y golples hasta altas horas de la madrugada, mañana posiblemente no sea el mejor de los días de Conan...

Resultó una suerte que Xystus fuese más listo que yo. Cuando yo había tirado ya al mar las miserables propiedades del vejete se fijó en la daga. Tras un minucioso examen resultó que algo había grabado en su delicada hoja. Me rasqué la barba.

- Dásela a nuestra erudita estirada. Seguro que tiene idea qué diablos es eso.

A mí me parecía poco más que un bonito e interesante dibujo, claro que no era tan imbécil como para no darme cuenta de que se trataba de alguna clase de símbolo esotérico o cabalístico o de esos que usan los condenados magos y sacerdotes. Me estiré como un gato y con la ayuda de alguien -o sin ella-, lancé el cadáver del pobre carcamal al mar. Recé una tosca oración a Mitra, sin saber a qué dios adoraba el muerto, pero era lo menos que podía hacer por él. 

Y a otra cosa. 

Esa noche Martina estaba más caliente que una gata en celo. Supuse que finalmente el anzuelo trabajado durante varios días dieron su fruto. La chica necesitaba un desahogo y yo no digamos. Estaba buena, pero no pude evitar una mirada de soslayo a Mennifir y Conan. La zorra al final se iba a abrir de piernas, ¿y qué mejor que ese enorme guerrero? De esta manera se aseguraba un brazo fuerte que la protegería.

Bueno. Martina hundió su boca en la mía con tal ansia que pensé que iba a devorarme. sin prolegómenos apenas se montó a horcajadas sobre mí y cabalgó como una loca. Rasgué su camisa y...Bien, aquello duró un rato largo. Exhausto, iba adormir ocmo un lirón con la chica entre mis brazos.

Lástima que luego se puso a cantar.

En cuanto el cadáver del viejo cae al mar, oís el chapoteo de algunas criaturas marinas hambrientas, que se están dando un festín.

En cuanto al grabado de la daga, Mennifir no lo ha visto en su vida, pero piensa que tal vez tenga relación con el Símbolo Purificador que mencionó el anciano antes de fallecer.