Partida Rol por web

La criada, joven y tímida bajo la cara sonrojada, dando un paso atrás al ver que ibais sin ropa.
- Vuestro padre así lo quiere, señor... a pedido que se reúnan todos en el salón del trono para dar una solida imagen de la familia... pidió...- sin querer sus ojos se movieron observando de refilón vuestra hombría y el tono rojo de sus mejillas se avivo como las llamas. Volvió la cara con un gesto brusco y repitió como si le costara recordarlo.- Vuestro padre pidió... pidió que fuerais vestido con ropas de gala... y bien aseado.

Germund disfrutaba ver la imagen que daba la pobre doncella ruborizada y se rió un poco. Se sintió observado pero no le causó pudor alguno a decir verdad y se mordió un poco el labio inferior. Su hombría no tenía ninguna clase de erección ahora mismo y se percibía como se suponía que debía estar. La misma era acorde al tamaño de su cuerpo y por tanto tal vez un poco portentosa, pero era algo complicado saberlo con sólo un vistazo.

—Ah, ya veo. Deberías haberlo dicho antes querida, pensé que era yo solo el que a su visita acudiría —dijo.
La acechaba como si fuera un león mirando a una cordera. Era bastante pervertido desde que había comenzado en el mundillo de las prostitutas caras y los vicios, y no temía demostrarlo. Quizá no era del tipo de Sigmon que iba por ahí violando mujeres, no le resultaba placentero ni tampoco demasiado divertido, pero sí que le agradaba provocar como lo estaba haciendo ahora.

La doncella hizo una rápida reverencia.- Dispensarme señor, debo seguir con mis labores.- dijo con voz temblorosa y despues notaste que sus pasos se doblaban en rapidez para alejarse lo antes posible de ti.
Las trompetas del patio sonaron, solo lo hacían con los anuncios importantes, seguramente anunciaban la llegada de los ilustres invitados.

Al ver lo rápido que se fue, se rió un poco y cierró la puerta. Procedería a vestirse con los ropajes de la noche anterior, peinarse un poco y lavarse la cara en el baño de la habitación. Se mostraba bastante despreocupado acerca de cómo se veía ahora mismo e iría a esa reunión para ver un poco el panorama. No tenía muchas ganas, sus ojeras y gesto desganado eran evidencia de ello, pero era lo que tocaba.
Una vez se halló preparado, esta vez sin moño colocado y con los ropajes medianamente bien puestos aunque algo desaliñado, salió de la habitación y se propuso ir hacia la casa a reunirse con los demás.