Partida Rol por web

Utu estaba apunto de lanzar una nueva piedra contra aquel ser corrupto. Ya la tenía en el interior de su honda cuando vislumbró la silueta de aquel ser, pero entonces, justo antes de efectuar su ataque, sintió un repentino ataque de pánico. Cesó en toda intención de atacar y tan solo pudo llevarse las manos a la cabeza y caer al suelo hecho un ovillo.

- ¡Noooo! - Gritaba. - ¡No te acerqueeees! - Le imploraba a aquella cosa salida de sus más profundas pesadillas.

Aunque tenían identificada la ubicación de Acechador gracias a haberle esparcido un buena polvareda encima, la situación no dejaba de ser difícil, más si cabe cuando la criatura se acercó y su aura empezó a influir negativamente, causando miedo a su alrededor. Cecil no había podido resistir y había huído escaleras abajo completamente imposibilitada, Utu estaba pasándolo francamente mal y se arrodilló temblando, con las manos sobre la cabeza,... pero por alguna extraña razón, a Boff no le infundió ningún temor el Acechador. ¿A qué podía deberse? ¿Puede que haber coincidido y estado en su presencia previamente, le estuviese confiriendo poco a poco inmunidad? También a ello había que añadir que incluso desde su posición, sentía el aura positiva sensual amiga paladin.

Boff buscó flanquear a la bestia y tratar de inflingirle el mayor daño con su espada corta, de forma furtiva, para tratar de noquear aquella criatura. Debía de estar debilitada y era el momento de ponerle fin a aquello. Pero cuando creyó que iba a impactar su espada corta, solo cortó el aire. Aquella criatura era demasiado esquiva.

- Maldita sea! No logro impactarle. Está acercándose demasiado! Hay que hacer algo! - gritó Boff insistiendo ennsus ataques.

Gonso por casualidad en el salto se había puesto encima del ser pero este demostró que era un hábil contrincante, Gonso malherido siguió combatiéndole...

Por un momento Raunix no sabía que hacer, el aura que emitía el acechador era demasiado poderosa pero por suerte Inovaz fue capaz de conseguir infundirle el valor necesario para lanzarse de nuevo al ataque. Alzó el espadón conseguido junto a Hardem en el pasado y se lanzó con un ansia insana, agarrando el mismo con las dos manos en dirección al acechador. Por un momento le pareció leer en la mirada del enemigo un atisbo de temor. Sin permitirse desconcentrarse hizo un gran golpe a dos manos que cortó desde el hombro hasta la cintura. El tajo había sido descomunal. La sangre manchó sus ropas y su cara, al igual que ayudó a clarificar la situación del enemigo.

-Ánimo, acabemos con él y volvamos.

El Acechador volvió a materializarse, malherido y luchando contra Gonso mientras los demás os oponíais a pocos metros de él. Hardem intentó cargar por segunda vez contra el monstruo pero éste volvió a rechazarle. El cuerpo a cuerpo no era el fuerte del mago y debía planear algo diferente si quería lograr dañarlo.

Mientras, el Acechador usó su lengua para alcanzar el brazo de Gonso y acercarlo a su boca, cerrando sus enormes fauces sobre su brazo izquierdo, destrozándolo por completo. Aún así, el valeroso anfibio aguantaba sin soltarle.

-¡No te soltarébrb... No tébrb... soltaré!

El portal se estaba abriendo y el sacerdote parecía estar acabando su ritual. Estáis tan cerca...

Gonso siguió mordiéndole a pesar de estar metiéndole la del pulpo, y veía que sus brazos estaban malheridos pero seguía utilizando sus afilados dientes sobre el acechador...

Utu debía superar aquel miedo infundado. Cierto era que la presencia de aquel ser era simplemente pavorosa, pero hecho un ovillo en el suelo iba a ser sin duda alguna una presa fácil para el acechador. Con toda la fuerza de voluntad que pudo sacar de su interior, el chamán se recompuso, se puso en pie y encaró a aquel ser.

Le miró decidido. Agarró una de sus piedras mágicas y la introdujo en su honda. Alzó el brazo hondeó y lanzó. La piedra pasó muy lejos de su objetivo.

- ¡Maldición! - Gritó apesadumbrado.

Persiguiendo al objetivo, con la melena ondeante tras de si, se avalanzó con su nada discreta ni silenciosa arma, para poder "cazar" y tener de una vez a aquel ente que hacía mucho les incordiaba. Además, no le perdonaba haber usado a Boff y a ella misma de entretenimiento para unos bichos repugnantes, habiendo tentando a la tentación de morir ahogada por el agua, que incesantemente inundaban el coso … o destripada por aquel medio pez medio vete a saber.

Cada vez más cómodo con el espadón y viendo como el acechador se mueve cada vez de forma más lenta, el Umbra aprovecha el agarre del anfibio para descargar un último golpe sobre el nemigo con todas las fuerzas restantes, consiguiendo golpearlo en el cuello de tal forma que el tajo hace que salte una gran cantidad de sangre y el músculo quede deformado en una extraña posición.

-¡Muere maldito!

Freith ve como Raunix da un tremendo golpe al monstruo, será bastante o la abominación tendrá otros trucos?

- Cuanto queda para terminar? - mientras se vuelve a la zona del sacerdote.

Raunix consigue ahondar la heruda de las costillas hasta partirlo por la mitad. El Acechador soltó un alarido que dejó fríos a todo el mundo. Gonso cayó al suelo, siendo rápidamente ayudado por la paladina.

Poco a poco, el peligroso ser fue desintegrándose, siendo arrastrado por el viento producido por el portal. Todo había terminado. Hardem se unió a su malherida mascota mientras que Boff aterrizó acariciando a su montura.

El portal finalmente se abrió y visteis las llanuras de Zazesspur bañadas por el Sol al otro lado. Freith, Boff, Raunix, Inovaz y sus mascotas se acercaron a éste mientras que Gonso y Utu se quedaron mirándoles.

-Hemos de seguir combatiendo el mal. Habéis de seguir luchando... Yo... Yo... les prometí ayudarles. -dijo el mago.

El joven héroe de Laderafría miró al neandertal.

-Le prometimos ayuda para con su pueblo. Vosotros sois lo suficientemente fuertes para acabar con Amazo y el Pastor. Idos sin mí.

Los demás miembros del grupo se quedaron helados al oír su voz rota. Hardem, que había sido el líder del grupo durante las aventuras vividas hasta ahora, había decidido quedarse con Utu y su pueblo para combatir a los imperios de sangre fría. Boff fue el primero en despedirse: habían luchado juntos y pasado muchos momentos difíciles pero siempre se habían tenido el uno al otro. Inovaz fue la siguiente. Siempre fría y altiva, le dedicó unas palabras, las cuáles fueron correspondidas por Hardem con un fuerte abrazo.

Raunix y Freith intentaron convencerle de volver con ellos pero Hardem era hombre de palabra.

-Mandadle un mensaje al Pastor de Calabazas. Decidle que nos veremos algún día en el Plano de las Sombras. -y dicho comenzó a bajar las escaleras de la pirámide junto con la malherida Cecil. -Utu, Gonso, ¿venís?

La paladina sabía que tenía que regresar. Tenía un sino en la vida: - El servicio a Helm.

Pero tenía claro que cada uno era prisionero de su vida, de sus palabras y responsable de sus promesas. Había tomado libremente una decisión, que tenía unas repercusiones, y por eso lo admiraba. Un gesto de respeto, seguido de un choque de su guantelete contra el pecho, a modo de saludo, fue una despedida sonora. Y no se demoró en emotivas palabras. Mientras se giraba le comentó: - Espero verte pronto. Y se metió en el portal.

No quería que la melancolía le asaltase. Incluso tenía una fama que mantener. Era la loca de los combates, para muchos de los presentes. La dura guerrera de un dios guerrero. Tenía que seguir así en algunos aspectos, y no podía permitirse una lagrimita ante nadie, así que su capa ondeó un instante tras de si. Lo poco que tardó en desaparecer.

Hardem era un cabrón duro, ahora se quedaba aquí perdido entre primitivos para una lucha que cuando pasaros el portal no sería ni una firma en una roca.

Pero era lo que quería, en cambio Freith esperaba volver a un sitio con cerveza con meretrices, las cosas que le daban alegría a la vida...

- Bien chaval, más te vale volver vivo a nuestro sitio... tiempo o lo que sea, hay muchas juergas que vivir y peleas que tener!

Tampoco quería ponerse tierno así que lo mejor era cruzar cuanto antes el portal.

Raunix sospechaba lo que tramaba Hardem. sabía que el mago era una persona de palabra, alguien en quien confiar y por eso lo consideraba su amigo. Esperó a que todos se hubiesen despedido y se acercó en último lugar.

-Amigo, juntos recorrimos el mundo de las sombras, acabamos con enemigos inimaginables y sangramos como hermanos. Nunca pensé que llegaría este momento, pero lo que has decidido hacer refuerza nuestra amistad. Te deseo mucha suerte y te prometo que terminaré la venganza que tenemos pendiente en mi nombre y en el tuyo. Adios hermano. -Raunix apretó la mano de Hardem mientras ambos se miraban a los ojos. -Búscame en las sombras. - añadió con un guiño.-

-Bien, tenemos una muerte más que completar, volvamos a nuestra tierra a terminar lo empezado.

Pese a que nunca sabría muy bien quienes eran aquellas gentes que habían aparecido a través de un portal y que ahora se marchaban a través de otro, los recordaría por siempre. ¿Qué habían venido a hacer a su mundo? Posiblemente acabar con aquel ser que les había asaltado en lo alto de aquella pirámide. Habían completado su misión y habían encontrado la llave para regresar a su casa. Utu les había ayudado en lo que había podido y ahora les tocaba a ellos devolverle el favor.

Hardem se quedaría con él. Era un hombre extraño y de pocas palabras, pero cuando daba su palabra la cumplía. Acababa de demostrarlo con actos. Utu no sabía si de estar en la piel de aquel hechicero, hubiera hecho lo mismo. ¿Regresar a casa o luchar por una causa ajena a uno? La decisión, por muchas promesas que hubiera de por medio, era evidente para aquel chamán, que por otra parte veía la permanencia de Hardem en su mundo, como una oportunidad. 

Hardem conocía los caminos de la magia. Había hecho cosas extraordinarias, cosas que Utu querría aprender de él. Si podía, no se separaría demasiado de aquel hombre conocedor de los poderes ancestrales de la magia, pues Utu no era estúpido y sabía que Hardem podía resultar un gran aliado y podía enseñarle muchas cosas útiles para que su pueblo siguiera adelante y venciera en las interminables guerras que le asolaban.

- Vengo... - Dijo el chamán a la propuesta de Hardem. No podía decir otra cosa y lo dijo con una sonrisa en los labios. - Hoy empieza una época de esplendor para mi pueblo y empieza el declive del tirano... - Y tras aquellas palabras, comenzó a descender de la pirámide.

Gonso con el tiempo entendería el idioma común aunque no pudiera hablarlo bien por su gran lengua que residía en su boca, y que le obstaculizaba para hablar bien en idioma común pero sabía que era una despedida. El grupo se dividía entre los que se iban por la puerta mágica y los que se quedaban. Gonso se había quedado sumamente embelesado por las habilidades del cazador oscuro y su muy importante labor dentro del grupo, sin Raunix la victoria no hubiese sido posible, el cazador de sombras como le llamaba Gonso era un cazador al fin y al cabo pero residía entre mundos que Gonso desconocía aún así seguía siendo de la misma profesión que Gonso y lo veía como un maestro. Si se quedaba sabía que no cambiaría nada, él seguiría siendo un batracio de la escala más baja, la victoria era gracias a sus compañeros de viaje, por lo cual no se le reconocería su mérito. Seguiría estando en el bajo escalafón de una sociedad tan enclaustrada, en cambio arriba en la cúspide de la pirámide era para los batracios un lugar divino de contacto con su dios. Gonso sabía que cruzar al otro lado le esperarían más aventuras de leyenda, para contar a sus hijos, si alguna vez tuviera descendencia, y tampoco se quería separar del cazador de sombras, quería seguirlo y aprender de él. Así que con un croar y mirando a Hardem a modo de despedida metió un salto hacia el portal para cruzar al otro lado...

Y así termina la aventura en los Días del Trueno, con una dura despedida. ¿Qué será de Utu y Hardem? ¿Logrará Gonso medrar en el ahora turbulento mundo de los anfibios? ¿Conseguirán los héroes salvar el multiverso?

Quién sabe...