Asesinas (Dagas de Kiaransalee)
Las dagas de Kiaransalee son una orden secreta de asesinas altamente entrenadas, cuyas habilidades para asestar golpes rápidos, precisos y letales, así como para el disfraz y la infiltración han hecho de ellas una fuerza temida y respetada tanto en la Infraoscuridad como en el mundo de la superficie.
Esto no es de extrañar si se toma en cuenta que una asesina dedica entre 100 y 200 de los primeros años de su vida para aprender todo lo que necesita, hasta convertirse en una verdadera experta en su mortal arte. Por si fuera poco, solo 1 de cada 10 candidatas logran alcanzar el título de Asesina. El resto de las aspirantes mueren durante su riguroso y cruel aprendizaje.
Las asesinas veneran a Kiaransalee con una dedicación fanática y pasan toda su vida buscando perfeccionarse para ser dignas de la diosa drow de la muerte y el asesinato. Nunca dejan de entrenar, y se les conoce por ser tan frías y silenciosas como metódicas. Una asesina siempre cumple su contrato al pie de la letra y siempre respeta su palabra. Sin embargo, son libres de escoger sus misiones, de aceptar o rechazar contratos y de negociar los términos y la recompensa de estos según les parezca mejor.
El único motivo por el que una asesina puede anular un contrato una vez acordado, es si ha sido engañada por su cliente. Esto significa que este mintió acerca de las defensas, recursos, ubicación, aliados o peligrosidad relacionados con el blanco o la misión en sí (como olvidar mencionar que el objetivo es un poderoso clérigo, o que siempre va acompañado por una escolta de minotauros).
Una futura Asesina es apartada de su madre apenas nacer y nunca vuelven a saber una de la otra. Durante los primeros años su vida transcurre como Servidora, desempeñando los trabajos y tareas domesticas más agotadoras. Limpiar, barrer, lavar y cocinar, entre otros. Siempre está sometida a los caprichos o el mandato de alguien más y no tiene derecho a quejarse ni a hablar, a menos que se le indique.
Una jornada habitual comienza en los dormitorios comunes, donde las Servidoras se levantan muy temprano. Se bañan rápidamente con agua helada de los manantiales y cascadas subterraneas y salen a cumplir con sus deberes asignados. Después, se les sirve alguna cosa de desayuno y vuelven a sus labores. A la mitad del día se les entrena para que ganen condición física, corriendo, trepando y nadando. Luego de eso comen y regresan a trabajar hasta el final de la jornada, cuando se van a descansar 6 horas, antes de volver a empezar.
Si la Servidora sobrevive lo suficiente se convierte en Aspirante y ahí es cuando comienza la parte más dura de sus vidas. Sus labores como Servidora no eran nada comparadas con el brutal y extenuante entrenamiento que deben soportar desde entonces, a tal grado que solo 1 de cada 10 Aspirantes logra convertirse en una Asesina. Las demás mueren durante el proceso, ya sea durante su adiestramiento o a manos de otras competidoras.
La rutina es la misma al principio. Despertar, un baño de agua helada y desayuno. Pero después de eso pasan al campo de entrenamiento. Mediante peligrosas y dolorosas series de ejercicios, se les obliga a desarrollar manos, pies y ojos ágiles, a lograr la perfecta coordinación de su cuerpo y a concentrarse por completo. Mediante rutinas progresivamente más avanzadas, aumentan su fuerza, resistencia y equilibrio.
Las más prometedoras pasan a ser Aprendices, trabajando y viviendo en grupos más pequeños, bajo la Instrucción de Asesinas más adelantadas. Deben desarrollar el sigilo y la ocultación imprescindibles en su profesión. Se les obliga a vestir trajes con campanillas y son castigadas si hacen sonar estas. A partir de este momento se les inculca una disciplina aun más férrea y se les instruye para que no hagan ni el menor ruido. Incluso la falta más leve respecto este código de silencio es inmediatamente castigada. Al mismo tiempo, avanza su enseñanza teórica.
El siguiente rango es el de las Iniciadas. Gran parte de los conocimientos y técnicas que utiliza una Asesina los aprende durante esta etapa, una de las más intensas tanto física como mentalmente. Deben perfeccionar sus tecnicas mortales y el manejo de todo tipo de armas, especializándose en la esgrima, el tiro
con ballesta y las armas arrojadizas, como dagas, shurikens y dardos, junto con el combate desarmado.
Se les enseña a reconocer, utilizar y obtener todo tipo de venenos, así como la manera de protegerse de estos e incluso neutralizarlos con antídotos. Avanzan sus clases sobre anatomía, no solo drow, sino la de muchas especies de seres, tanto racionales como animales, aberraciones y bestias mágicas, para que sepan cómo tratar heridas y a la vez identificar los puntos más vulnerables de sus futuros objetivos.
Diariamente se les obliga a participar en duelos de práctica, ya sea unas con otras o en combates a muerte contra esclavos y prisioneros. Estos pueden ser goblins, orcos, ogros o minotauros, pero también elfos, enanos o humanos traídos de la superficie. Para que el encuentro valga la pena los luchadores suelen ser individuos de cierta habilidad. Aleatoriamente, deben enfrentarse a alguna criatura, un guardián varón o a una Asesina con más experiencia.
Las Iniciadas que han sobrevivido van puliendo sus habilidades, convirtiéndose en Novicias, aumentando la instrucción bajo las órdenes de la misma Maestra de Armas, que las entrena día y noche, sin darles tregua en combate con y sin armas hasta que alcanzan su mayor grado de habilidad. A partir de
entonces se afinan el resto de sus destrezas.
Aprenden a sobrevivir en soledad, en los salvajes túneles y cavernas de la antípoda oscura. Se les enseña a fabricar sus propias armas, a partir de simples trozos de roca, hueso o metal. Adquieren el conocimiento sobre como reconocer y eludir o desarmar trampas, así como para abrir cerraduras, disfrazarse y combatir a ciegas.
La fase final es un intenso adiestramiento arcano. Algunas solo pueden dominar lo básico, pero las más aventajadas llegan a convertirse en las magas guerreras de la orden.
Una vez concluido su entrenamiento, las Novicias deben pasar una prueba final, antes de convertirse formalmente en Asesinas. Esta prueba implica grandes riesgos y el uso de todas sus habilidades. Normalmente tienen que infiltrarse en una fortaleza enemiga sin ser descubiertas y eliminar a un objetivo en menos de 24 horas. Las que regresan con vida una vez cumplida la misión, son ordenadas como Asesinas con pleno derecho.
Desde este momento, se convierten en individuos libres. Pueden hablar en igualdad de condiciones con cualquier otra integrante de la orden y castigar o mandar sobre cualquier Novicia o inferior. Están en libertad de marcharse a donde quieran o de quedarse para servir a la cofradía, ya sea como Instructoras o Asesinas a sueldo.
Cuando una Asesina a cumplido varios encargos de importancia para la orden, puede tras unos años entrar en un feroz torneo para ganar el título de Daga de Kiaransalee. El torneo se lleva a cabo tanto en combates frente a frente, como evitando ser degollada, envenenada o apuñalada por otra Asesina que busque el mismo título.
La vencedora del torneo recibe una daga mágica bendecida por las sacerdotisas de Kiaransalee. Esta daga siempre tiene propiedades mágicas especiales.
Las Dagas también reciben la oportunidad de convertirse tanto en Cazadoras especiales como en Elegida de Kiaransalee cuando la diosa reclama a la Elegida anterior. Este es el titulo de más alto rango dentro de la orden, ya que se dice que la Elegida entra en contacto directo con la divinidad. De acuerdo a la tradición, es la propia Kiaransalee la que escoge a su Elegida luego de que esta muere. Si es considerada digna, la diosa la regresa a la vida aun más poderosa que antes, con el único objetivo de hacer cumplir su voluntad en el mundo.
Las cazadoras especiales son un grupo de elite que se dedican tanto a eliminar a los enemigos de la fe y de la orden, como a perseguir y matar a las Asesinas que desertan o van contra los mandatos de Kiaransalee.
También son las encargadas de capturar desde las Servidoras hasta las Novicias que tratan de huir, aunque en este caso, para que su entrenamiento no se desperdicie son usadas para que otras Asesinas en entrenamiento mejoren sus habilidades, ya sea persiguiéndolas o luchando contra ellas.
Prácticas y conductas tradicionales:
Silencio.
Durante la mayor parte de su entrenamiento, las Asesinas permanecen bajo un estricto régimen que les prohíbe toda palabra o ruido. Es por ello que sus Santuarios son lugares llenos de silencio, poblados por sombras ágiles y sigilosas. Durante su entrenamiento rara vez se les permite el uso de la palabra, por lo que su comunicación se basa casi exclusivamente en el lenguaje de señas de los elfos oscuros.
Faltas y castigos.
Los castigos están a la orden del día y emitir la más pequeña queja o señal de dolor acarrea la repetición inmediata de la pena.
Las faltas leves, como hablar sin permiso, hacer ruido, ser descubierta robando, la falta de dedicación, habilidad o esmero son castigadas con el golpe de un látigo de serpiente de múltiples cabezas o de una cadena, una paliza a manos de sus condiscípulas o tareas tales como subir y bajar largas escaleras cargadas con sacos de piedras o cubos con agua, o bien ser colgada de unas cadenas durante días, desnuda y expuesta a la vista y el castigo de cualquiera que pase por ahí.
Las faltas graves, como la falta de respeto, la desobediencia o ser descubierta como la responsable de matar a otra aspirante a Asesina, son castigadas
entregando a la culpable en las manos de la Maestra de torturas, (una Asesina drow particularmente sádica y especializada en infligir dolor con toda clase de herramientas) o bien, llevándola ante la Extractora del dolor, una vil criatura que se dedica a fabricar elixires a partir del sufrimiento de otros. El castigo más leve para una falta grave es ascender por cuerdas resbaladizas que penden sobre profundos abismos.
Las faltas imperdonables, como la traición hacia Kiaransalee, su Elegida o el Santuario, son castigadas irremediablemente con la muerte, aunque para que no sea un desperdicio total, a la culpable se le da un arma, para que sirva como oponente de entrenamiento contra una o varias Novicias o Asesinas avanzadas.
Rangos femeninos en orden de menor a mayor:
Servidora
Aspirante
Aprendiz
Iniciada
Novicia
Asesina
Instructora
Daga de Kiaransalee
Cazadoras especiales
Elegida de Kiaransalee
Rangos masculinos en orden de menor a mayor:
Sirvientes
Guardianes
Soldados
Guerreros
Nacimientos y el papel de los varones.
Al menos una vez en la vida cada Asesina debe entregar a uno de sus descendientes a la cofradía, sin importar si es varón o fémina. Las mujeres comenzaran su entrenamiento para llegar a ser Asesinas, mientras que los varones se convertirán en los miembros de menor valor de toda la orden. La mayoría nunca pasa de Sirvientes, estando apenas por encima de los esclavos.
Aquellos que demuestran lealtad, obediencia y aptitudes, pueden ser promovidos a Guardianes, recibiendo instrucción con diversos tipos de armas y armaduras. Los mejores Guardianes se convierten al cabo de los años tras probar su valía, en Soldados. Se les adiestra marcialmente en varios tipos de combate cuerpo a cuerpo y se mejora su destreza con las armas. Solo unos pocos llegan a recibir el titulo de Guerreros.
A partir de entonces, se convierten en líderes de los varones de rango inferior y pueden ser aptos tanto para acompañar a las Asesinas cuando estas así lo requieren, como para ser considerados progenitores aceptables.
Si la Asesina no tiene interés en buscar a un varón fuera del Santuario, puede elegir a cualquier Guerrero y yacer con él hasta quedar embarazada. Después de eso no vuelven a verse, si bien las Asesinas en entrenamiento que muestren un desarrollo sobresaliente pueden solicitar la compañía de tales varones.
Las Asesinas más experimentadas y de mayor rango prefieren buscar a sus propias parejas ocasionales o bien adquirir esclavos, si bien estos son mágicamente enmudecidos y suelen vivir solo hasta que se aburren de ellos, siendo entregados entonces como blancos de prácticas.