Acabada la comida, Kutlay hizo un leve gesto de asentimiento, dirigido en parte a sus compañeros y a las viandas que acaban de ingerir.
-No comen mal estos monjes, no señor -dice antes de apurar el poco vino que le quedaba en la copa
Por mi podemos pasar al barco, no tengo nada más que añadir
Que siga la historia.
Había resultado una comida más agradable de lo esperado, debido principalmente a la escased de sal presente en el plato y tan habitual en la comida del navio por motivos de conservación. Además el vino con el que acompañabamos cada bocado no sentaba mal al cuerpo pese a tener un sabor bastante fuerte.
Sigamos con el viaje.
(¿No me esperaríais para confirmarlo? :P)