Sois convocados a la logis de la Sociedad Pathfinder en Magnimar, la Ciudad de los Monumentos, donde estabais descansando tras otra asignación.
Observais como otros Pathfinders han sido convocados, algunos os resultan familiares y otros son completos desconocidos.
Mientras una sirviente os deja esperando en una sala, tras aseguraros que la misma capitana de expedición Sheila Heidmarch os recibirá, observais a los demas con cierta curiosidad.
De momento en la intro os dejo juntos.
Podeis iros presentando...
Estoy de pie con la espalda en una pared, de manera que pueda tener una amplia visión de la sala. Tengo las dos manos ocupadas en jugar con una daga, acariciando filo y punta con los dedos. Miro a los demás sin fijarme especialmente en nadie, esperando que podamos acceder hasta Sheila.
Estoy vestida principalmente de cuero negro y rojo, con correas donde engancho algunas dagas a la vista y numerosos bolsillos. Una vestimenta práctica, no elegante. Mi pelo es una media melena blanca que no oculta mis puntiagudas orejas de elfa.
Entro en el lugar de reunión de la sociedad con paso firme y espalda recta saludando con un ademán a los compañeros de fatigas ya conocidos pero sin detenerme hasta llegar al lugar dónde el sirviente me indica que espere hasta que la capitana de expedición Sheila Heidmarch nos recibirá.
Podeis saludar o interactuar con los demas ... mañana Sheila aparece :D
En Magnimar existen multitud de calles y plazas abarrotadas de gentes, además de tiendas, bibliotecas, templos y tabernas de lo más variopintas. Pero no es aquí donde tiene lugar el hecho que a continuación se produce. En un oscuro callejón, tras una taberna, cerca del centro de la ciudad, el aire mismo comienza a oler a ozono y a cargarse. La misma materia parece plegarse sobre si misma en aquel lugar, doblando el espacio. De pronto, un estallido de luz y un leve olor a azufre es todo cuanto queda. Bueno, todo no, tras la explosión de luz, la figura de un hombre con vestiduras de erudito y una capa roja se dibuja.
- ¡Cof, cof, cof, cof! Y ahí va mi último pergamino de transporte... - Pronuncia el hombre mientras se sacude las ropas por el polvo generado. - Muy bien, será mejor que me ponga en marcha. La logia de aventureros está al volver la esquina y dos calles más abajo...
Pese a que estaba descansando en la propia ciudad de Magnimar tras una misión de exploración, Jonathan había tenido que salir a una aldea cercana para realizar un trabajo sobre traducción de unas losas de piedra en varisio, aunque también encontró diferentes runas parecidas al osiriano antigüo. Pensó que le daría tiempo de sobra para llegar a la reunión de la logia a la que había sido llamado, pero como siempre llegaría un par de minutos tarde.
Tras un breve paseo, una sirvienta aparece para indicarle donde esperar para ser recibido por la mismísima Sheila Heidmarch.
- Buenos días, querida. Lo siento, no he podido llegar antes. - Saludó a la doncella.
Al entrar a la sala, varias caras conocidas, aunque de vista más que de otra cosa, estaban allí sentados en la sala, al parecer esperando para lo mismo que el traductor. El brujo se limitó a asentir con la cabeza a su llegada, mientras guardaba sus brazos cruzados bajo los pliegues de su capa y saludó con una sonrisa al resto.
- Buenos días, camaradas. Parece que hay algo gordo entre manos. Si no, no entiendo como nos hacen llamar a tantos para esta reunión. - Fueron sus únicas palabras.
Jonathan no buscaba respuesta del resto, tan solo plasmó sus pensamientos en palabras para compartirlas con el resto, aunque seguramente muchos pensarían como el.
Me encuentro sentada en el suelo de la sala con mi fiel compañera a mi lado. Estamos un poco reacias a ha acercarnos ya que aunque conozca a algunos de vista no se muy bien que opinión tienen de mestizos como yo, ya he tenido problemas en otras ocasiones, asique ambas esperamos a que siga llegando la gente y me pongo a escuchar a los demás a ver si averiguo algo de que va a ir esta reunión. De repente aparece un hombre con una capa roja que me suena haberlo visto en otras ocasiones ,era un mago sino recuerdo mal, nos saluda mientras avanza. Dudo si contestarle o no hasta que finalmente me decido y levanto la vista hacia el y le saludo tambien.
- Buenos días, si no se que haber pasado pero no tiene pinta de ser nada bueno.
Agradezco con una sonrisa a la doncella que me ha guiado y me dirijo hacia el centro de la sala con aire despreocupado, observando a los allí presentes.
Buenos días compañeros. Hacía tiempo que no me llamaban para un grupo tan grande.
Se podía sentir una cierta tensión en el ambiente, la habitual en estas situaciones.
Opto por buscar mi fiel flauta y me la llevo a los labios. Dejo que unas cuantas notas floten en el silencio de la sala.
Si alguno tiene una petición en particular será un placer honrarla. Me llamo Lem. Me presento al resto con una floritura de la mano y sigo tocando.
Silvestre, un druida de enorme envergadura, está sumamente incómodo en esta sala. La urbe y la gente le ponen nervioso. Lo suyo es la jungla, donde puede pasar años sin ver ni hablar con nadie. Su estatura está fuera de lo normal, parece criado para la guerra y seguramente se escaparía de algún tipo de servidumbre o esclavitud a temprana edad y haya aprendido a vivir en aislamiento y a valerse por sí mismo. Cómo ha llegado a ser un pathfinder es un misterio.
No tiene ningún don de gentes y no encaja con ella, pero Su mirada es ingenua y desprovista de cualquier sagacidad o capacidad de engaño. Simplemente no está civilizado.
Le acompaña un velociraptor al que ha atado en corto, parece que para esta ocasión, y que mira nervioso cualquier movimiento o ruido. No está acostumbrado a estar tan cerca de nadie, y tal vez nunca lo haya estado. Si hay silencio, mira hacia la puerta de salida tira de la cuerda intentando salir de aquí.
Daeron, un elfo rubio, alto, vestido de cuero y con multitud de dagas alrededor de su cuerpo observa desde un rincón como todos los demás invitados van entrando uno a uno.
A cada uno que saluda le devuelve el saludo con un simple movimiento de cabeza. No le gusta demasiado estar entre tanta gente, por eso permanece un poco apartado del grupo sin perder el más mínimo detalle de la situación.
Cuando el bardo empieza a tocar, aprovecha para moverse cerca de él e intentar escuchar algo de lo que la gente está hablando.
Al terminar la primera canción, le agradece al bardo su esfuerzo para relajar el ambiente, y así aprovecho para presentarme:
Bien tocado, no todo el mundo sabe apreciar la música. Dice mientras observa al resto de la gente. Cada uno parece estar pensando en sus propias cosas.
Por cierto mi nombre es Daeron.
Una hermosa mujer aparece por la puerta. Su porte regio no necesita presentación.
Sheila Heidmarch se dirige a los presentes.
-Agradezco a todos la presencia aquí con tan poco tiempo. Las autoridades estan ... sobrepasadas y han solicitado nuestra ayuda con una asunto dificil. Es una oportunidad para afianzarnos en esta ciudad.
Al parecer varios devotos de Sarenrae han sido asesinados. Alguien o algo los esta cazando ... y cuentan con nosotros para descubrir que esta pasando.
Durante los pasados días, la ciudad de Magnimar ha estado atenazada por el terror. Un asesino acecha en las calles de laciudad en las tenues horas que preceden al amanecer, y parece quecada mañana una víctima nueva y recién mutilada aparece en uncallejón. Hasta la fecha se han descubierto cuatro cuerpos, todos ellos seguidores de Sarenrae, la diosa de la curación y la redención. La guardia de la ciudad desea desesperadamente capturar al asesino,aunque es un enemigo cuidadoso y esquivo. Con fin de acelerar labúsqueda, han recurrido a nosotros para detener al culpable antes de que actúe de nuevo. La jefa de la guardia Kasadei es nuestro contacto, acudirá en breve.
Mientras Sheila guarda unos instantes de silencio, la puerta se abre y aparece una joven de aspecto aguerrido.
- ¡Ah! Justamente estaba hablando de usted! Os presento a Kasadei, nuestro enlace con la guardia.
La joven Kasadei toma la palabra.
- Quiero agradecer a la Sociedad Pathfinder su ayuda ... la guardia esta sobrepasada ... y en su mayor parte bastante asustada ... los asesinatos son brutales ... ¿Como quereis proceder?
Debido a los lugares donde han ocurrido, unos al norte de la ciudad y otros al sur, podriamos dividir los grupos para tener más capacidad de acción.
Sheila asiente y deja a un grupo en una habitación y a otro en otra.
Dividimos el grupo