En la calle Alta del Olivo se encuentra este local, que antaño tuvo una clientela aristocrática. Mas, riñas y pendencias acabaron con los ánimos de don Antonio, y desde entonces ha perdido categoría a ojos vistas. Sin embargo se siguen celebrando importantes partidas de todo tipo de juegos de azar.
Camináis unos minutos por las calles de Madrid, esquivando con garbo algún que otro ¡Agua va!, y los restos de algún que otro perro muerto que perfuman el ambiente. Sabido es que el aire de Madrid de Madrid es puro en demasía, y que resultaría nocivo si no se "complementara" con olores más sanos y "con fundamento."
Llegáis por fin a la calle Alta del Olivo, y os introducís en el garito, donde el ambiente ya está bastante cargado de humo y olor a vino barato.
Hay varias mesas donde se juega al hombre, al rentoy, al siete y llevar, ...
Como corresponde a un garito con Real Licencia, las barajas son de estanco real, o sea,que no se autoriza el uso de barajas francesas o catalanas.
Vosotros diréis lo que se os ofrece.
Este si era un ambiente mas propicio para "el farruco". Sus dias en la carcel le habian echo confraternizar y moverse bien en ambientes turbios. Mientras el joven Jorge se decidia si empezar su "interpretacion", Martin, siempre con un ojo en las espaldas del muchacho, intento recabar informacion sobre Zuñiga y Montenegro, o en su defecto, cualquier informacion sensible para ayudarles en el asunto del de Villamediana.
Francisco mira a su alrededor por si ve algún conocido entre las mesas. Luego continua buscando con la mirada a las personas responsables del lugar.
Quiero saber si hay alguien por ahi que conodca, para poder hablar con el. O en su defecto a quien dirigirme, supuesta mente este lugar yo lo conozco verdad, así que los responsables me conocerán y yo a ellos. Siento haber tardado tanto pero el ultimo mes e tenido demasiado trabajo y muy poco tiempo libre. Me disculpo.
Sabes que el madracho lo regentan dos hidalgos, don Antonio de Ledesma y de Costenilla, y don Gonzalo de Lodosa y Méndez. En cuanto al auténtico dueño, nada se sabe, aunque se rumorea que es un personaje de posición en la Corte. Puedes hablar con uno de los que despabila velas y sirve vino, a quien conoces.
Se acerca a su conocido. -Hola, ¿Que tal estas Alberto?, a te recuerdo que todavia me deves dinero -espera a que alberto le mire, le da una palmada en la espalda en señal de saludo -como van vuestros menesteres, como siempre supongo yo. Mi persona anda por aquí buscando algo que hacer diferente -se apoya un poco en la pared Alguna novedad por estos lugares
Tirada: 3d6
Motivo: Callejeo
Dificultad: 12-
Resultado: 13 (Fracaso)
Tiro callejeo por si acaso. No se si quieres usar algún modificador por ser conocido.
Tu compinche Alberto levanta la vista con aspecto aburrido y te contesta: ¿dinero?, entre hidalgos como tú y yo eso ni se menciona, Francisco. ¿Qué tal andas?
Sin quitar la mano de la espalda de Alberto -El dinero es vela de este país, así que tal acto de bondad no veras suceder
¿Novedades?, repite Alberto. Que pocas partidas hay de altura últimamente. ¡Qué tiempos aquéllos en los que se jugaban aquí fortunas!
Aún recuerdo, prosigue, aquel día en que don Juan de Tassis hizo una mesa gallega* jugando contra los mejores tahúres de Madrid.
*Es decir, que dejó sin blanca a todos los demás jugadores.
Valentín sonrió más por agradar que por verdadera comedia y dirigió la mirada a don Francisco por si tuviera algo que añadir. Como viera que no añadía nada el zagal intentó avivar la conversación.
—¿Y hace mucho de eso? —preguntó—. Quiero decir: ¿Hace mucho que don Juan no viene por aquí o por el contrario es costumbre aparecer a desplumar?
El muchacho observaba el lugar mientras habla con Alberto para no descuidar la retaguardia.
—¡Perdonarme mi falta de educación, Alberto! Me llamo Valentín Expósito y ahora comparto mesa con su buen amigo don Francisco. ¿Qué les parece a vuacedes si para ir conociéndonos un poco echamos unas manos?
Echáis unas manos sin que nada fuera de lugar suceda, ganáis unas, perdéis otras, y al cabo de un par de horas o levantáis de la mesa más o menos como habéis entrado.
En vista de que no avanzáis en vuestro empeño, decidís volver a reuniros con los otros, en la taberna de maese Pedro.