Ankora, un pequeño pueblo alejado de todo comienza a ser victima de una serie de sucesos extraños que empiezan a hacerse eco entre las mujeres del pueblo, siendo este rumor sobre una extraña criatura que se presenta en las noches en sus habitaciones, con un aspecto monstruoso y una voz angelical que las despoja de su pudor y las convierte en el objeto de sus deseos por noches enteras sin que nadie pueda tan siquiera escuchar o ver nada…
Recuerdos borrosos pero sensaciones tan vividas y fuertes son el único remanente de las que aseguran haber sido víctimas de la criatura, quien sólo deja a su paso una enorme sensación de vacío e insatisfacción posterior a todo, pues no parece tener particular interes por mujer alguna, más allá de los sabores innegables de la carne y el calor de los cuerpos que parecen derretirse como mantequilla, lo cierto es que ninguna mujer recuerda haber sentido nada parecido antes... o despúes.
La noche es cómplice de muchos actos repugnantes, pero sin duda nadie en Ankora se había preparado para algo parecido a lo que se consideran demasiadas coincidencias como para llamarlo una serie de eventos aislados.
Las puertas de los hogares se cierran a las 18:00 exactamente, las mujeres se refugian en sus hogares y hacen lo posible para no dormir solas, duermen con sus esposos, sus padres, hermanos, quien pueda proveer un mínimo de refugio, pero ¿Será acaso eso suficiente?
Entre secretos y susurros fríos entre mujeres, nuestra protagonisat se vera envuelta en una telaraña de experiencias éroticas propias y ajenas que acabaran por cambiar su estilo de vida por completo, enredada de tal modo que cada vez que se mueve, terminará enredandose cada vez más y más...
Esto es entre nosotras dos.
Tras un día largo de trabajo en la capilla, las monjas se preparan para otra noche tranquila de sueños, aunque la noche parece no ser tan tranquila como lo prometia...