Cuando Sam te trae la radio, notas cómo te hacen efecto las pastillas. Te vas sintiendo cada vez mejor, es la hora del almuerzo y te notas capaz de caminar, aunque poco más. Sintonizas la Fox News, ante lo cual, Sam pone cara de póker y se va a un rincón de la iglesia, dejándote a solas.
- Queridos oyentes... tengan fe en Dios y en Nuestro Señor. Juntos, a través de la oración, conseguiremos superar estos duros momentos. Sólo unidos acabaremos con las hordas de zombies que atacan a los vivos. La depravación, la vida mundana y atea que ha alejado a las sociedades modernas de Dios, han sido castigadas. Pero como en Fox nos caracterizamos por dar voz a todas las posiciones... permítanme que les presente -relataba el locutor -al DR. Millar Rausch
- Buenos días. Muchas gracias por llamarme. Sí. Como ya he dicho en alguna ocasión, no nos encontramos ante una plaga bíblica, sino ante una enfermedad, una pandemia mundial que convierte a los vivos en no muertos, como en las antiguas historias de terror, como si de una novela de Bram Stoker se tratase. Los vivos son infectados y en pocas horas, o minutos incluso, dependiendo de la zona de la infección. Si se trata de una arteria o vena principal: femoral, carótida, aorta, etc. Se convierten en zombies. Mueren y a los pocos segundos o minutos de morir, se convierten en zombies. Estos zombies NO SON HUMANOS. No les debe considerar como tal, son muertos reanimados por un virus que ocupa el nódulo primigenio del cerebro, el cerebro reptiliano que les impulsa a comer aunque no tengan hambre, ni estómago, ni boca muchas veces. Es un instinto. La mordedura dicho sea de paso, facilita la transmisión del virus. Este virus, damas y caballeros, es letal. Una sóla mordedura, un arañazo, un leve contacto con la sangre o la saliva del infectado, en TODOS los casos observados, convierten a la otra persona en minutos/horas/días. No hay marcha atrás, no vale la amputación, ni un torniquete ni ninguna medicina conocida.
¿Mi consejo? Que acaben con la persona de la manera más piadosa posible, destruyéndole el cerebro. Es la única manera. Esos seres son lentos y torpes, pero son infalibles, no se cansan, no se detienen, se guían por el olor y el ruido. Huir de ellos es muy muy difícil. En gran número son letales, si te rodean date por muerto.
ES PERENTORIO QUE HUYAN USTEDES DE LAS CIUDADES, QUE SALGAN DE ALLÍ. SI ESTÁN ATRAPADOS, TRATEN DE RESISTIR, DE SER AUTOSUFICIENTES, PERO NO ESPEREN AYUDA.
Interviene el locutor.
- Un momento, un momento, el Presidente Trump no va a abandonar a nadie. Los Rangers, La Guardia Nacional y divisones completas de marines, se están reorganizando para retomar las ciudades. Sólo es cuestión de tiempo que las li...
- ¡PATRAÑAS! El Gobierno no va a poder liberar a nadie. Las ciudades son unas ratoneras. Fuego, muertos, accidentes, sería una carnicería, una pérdida de vidas imperdonable. Algunos pensarían en bombardearlas y destruirlas, personalmente creo que es un error. Han de conservarse intactas: industria, suministros, etc. La población se las tiene que apañar sola y conseguir llegar al campo.
- El Gobierno está montando campamentos de refugiados en los alrededores de todas las grandes ciudades del país. Agua, comida , medicinas y protección. Bueno Doctor, gracias por estar con nosotros esta mañana, que dios le bendiga.
- Dios está muy ocupado... gracias y recuerden: Al campo y apáñenselas solos.
Se corta la emisión hasta el parte de la tarde. En las demás emisoras música y programas repetidos. Nada de interés.
Escuché atento y en silencio el programa de radio, mientras movía entre mis manos el rosario. Estaban dando toda la información disponible, incluso más que no necesitaba realmente. Ya me había dado cuenta de que su cabeza era su punto débil, pero acertar con ella con el crucifijo era complicado. Con Carlos tuve suerte y con la mujer... me salvó la explosión.
Durante las palabras de los hombres, miraba de vez en cuando al maldito científico. ¿No podía haberme tocado un creyente? Ese al menos se hubiera molestado en limpiarme las heridas y atenderme mejor que dejándome sobre el banco de madera. Miré hacia al altar y a la imagen de Cristo que se encontraba en él. - ¿Por qué nuestro Padre permite todo esto?
Cuando comenzaron a decir que las ciudades eran ratoneras miré al chico de nuevo. Yo aún debía descansar un poco si quería conseguirlo y más aún solo, puesto que estaba claro que aquel payaso se quedaría aquí encerrado hasta que se le terminase la comida y luego muriese de hambre o débil por no comer se convirtiese en carnaza para los hijos de Satanás si la Casa del Señor no se le caía antes sobre la cabeza.
Una vez terminado el programa y sin más noticias, apagué la radio. Luego me puse en pie y me acerqué a mi altar. Me santigué y me puse de rodillas para rezar en silencio, dándole gracias a Dios por el don que me había concedido y le rogué que me permitiese volver a usarlo contra las fuerzas demoniacas que tenían la ciudad sitiada.
Minutos despues me puse en pie con cuidado. Me sentía débil y cansado. Era lo que tenía estar tres días sin comer. En silencio, dejando al ateo blasfemo en la iglesia, me dirigí a la parte de atrás de la misma. Necesitaba comer y beber, era mi prioridad. Luego subiría a mis aposentos, me cogería ropa limpia y de paso, desde arriba, observaría el estado de la calle, para luego darme una ducha y ponerme los ropajes negros con el alzacuellos de nuevo. Pero esta vez limpios y sin roturas.
Quizás en ese tiempo, me viniese a la cabeza como salir de allí con vida y, tal y como dijeron en la radio, llegar a la zona rural... lejos de la muerte viviente. Lejos de ese falso Apocalipsis.
Mientras comes sigues escuchando cómo los poseídos golpean, aporrean, la puerta de tu bendita iglesia. Cada golpe sólo hace que te enfurezcas más y más, pensando en cómo podrías salir y castigarles por mancillar tu sancta sanctorum. Pero estando como estás, poco puedes hacer. Intentas esforzarte en pensar que posibilidades tienes:
- Detroit tiene al oeste un lago, sería una posibilidad, pero tendrías que atravesar toda la ciudad, incluido el centro que no tiene pinta de ser muy seguro.
- Hacia el este es la salida más probable. El camino más seguro es recorrer unas manzanas desde el midtown y coger la I-96 que te llevaría directo a Lansing. Por esa zona hay mucho campo, granjas, seguro que topas con algún campamento o unidad del ejército.
- La otra opción es hacia el sur por la 75 hasta Ohio, hasta Toledo. Claro que también es un área muy poblada, habrá muchos poseídos.
- Otra buena opción es ir al Norte por la 1 y la 75 norte. Tiene peor salida pero también llegarías a áreas poco pobladas, hacia Flint, que también está poblada.
Esas opciones tienes para salir de Detroit. Dentro de la ciudad y a tu alrededor, el centro está jodido, estás en E.Canfield Street, tienes muy cerca urgencias del Receiving Hospital, el Children´s Hospital y el DMC, todos muy juntos. Quizás haya supervivientes, policías, bomberos... además de medicinas y ayuda. Más al este tienes bares, restaurantes y la salida hacia el este.
Al otro lado tienes comercios y el parque Forest, áreas residenciales y Belle Isle al sur, una isla con un enorme parque y un acuario. Más al oeste el lago.
Tienes tu moto a punto y con gasolina, aunque desconoces el estado de la ciudad, las calles, caminos transitables, etc.
No podía contar con aquel estúpido adorador de Satán y buscaba mentalmente las salidas de la ciudad. Aún con las calles casi intransitables por los coches bloqueándoles, con mi moto podría cruzarla y salir. Pero lo primero que debía evitar era el centro. Las explosiones venían de allí y no quería que me pillase una. Así que todos los caminos que me hiciesen pasar por allí quedaban de lado.
Tenía edificios importantes cerca, hospitales, comercios... podían ser seguros o estar infectados. Un hospital con un solo infectado dentro... sería un horror entrar allí. Hospitales descartados. Lugares de acceso público general, descartados. Si fuésemos un grupo de varios hombres, podría buscar supervivientes. Pero el problema era que estaba yo solo. Bueno, no solo. Dios estaba de mi lado, pero si el ejército de mi país no podía hacer nada contra todo esto, ¿qué lograría hacer yo?
Terminé de comer y recogí las cosas, fregándolas al momento. Luego opté por subir a mi habitación, debía cambiarme de ropa, ducharme y prepararme para marcharme de allí. Sentí como el cuerpo me dolía a cada peldaño que subía. No era solamente la espalda, eran las piernas, los brazos. Iba a estar complicado salir de allí hoy sin descanso y con la medicación empezando a hacerme efecto.
Llegué a la planta donde estaba mi dormitorio y miré las escaleras que aún asecendían hasta un rellano, donde desde los ventanales podría ver como estaba la calle y hacerme una idea del estado de la ciudad. - Señor, dame fuerzas para continuar. - Dije en voz alta y continué subiendo. Quería ver que había allí abajo. Ver cuantos golpeaban las puertas del Templo de Dios. Si eran pocos, podría lanzar algo que pesase mucho desde allí arriba. Haría blanco seguro y daría en sus cabezas... podría eliminarlos uno a uno o a varios.
Podríamos usar los bancos de la Iglesia, claro que el hippie tendría que ayudarme a subirlos y lanzarlos, pero sin duda romperían las cabezas de aquellos muertos en vida, que ansíaban entrar en la iglesia y no precisamente para confesarse o recibir la extremaunción. Al llegar a lo alto, cansado y dolorido, abrí la ventana y miré hacia abajo...
Sería fácil saber donde habían supervivientes en caso de poder rescatarlos. Los edificios estarían rodeados de seres como aquellos, golpeando puertas, paredes y ventanas y desde allí arriba, podría verlo todo en varios metros.
Aporreando los portones de la iglesia hay seis endemoniados. Cuatro mujeres, todas ellas mayores, casi ancianas y dos hombres de mediana edad. Te das cuenta de que todos ellos van semidesnudos, únicamente llevan el pijama del hospital abierto por la espalda. Este hecho confirma lo que acabas de pensar precisamente: los hospitales no son seguros. Claro si lo piensas detenidamente, esas cosas que muerden... los enfermos son presa fácil, debilitados, postrados...carne de cañón para el Demonio. Debe ser ya media mañana y el humo tapa casi por completo el sol. El miedo te atenaza ¿y si la ciudad ardiese por completo? los bomberos no deben estar funcionando, los edificios están unos pegados con otros, el fuego podría comerse la ciudad entera en pocos días.
Se escucha a tu compañero forzoso subir las escaleras, tímidamente entra en el cuarto mientras estás asomado y pregunta casi en un susurro -¿son muchos, Padre? ¿qué podemos hacer nosotros?
Veo el panorama. Son solo seis. ¿A eso teme este hombre? ¿A seis míseros endemoniados? Por sus palabras creí que la calle estaba plagada de ellos*. Oígo pasos a mi espalda... debe ser el cobarde de turno ¿quién si no? De ser una criatura del infierno le hubiese oído gritar de miedo desde aquí arriba y sus sollozos me hubiesen alertado.
Me doy la vuelta y le miro con frialdad al oír su pregunta. No puedo creérmelo. - Ha estado aquí tres días. Se ha paseado por el Templo del Señor como y por donde ha querido. ¿Y no se ha molestado a mirar por una de las ventanas superiores a ver que había realmente en la calle?
- Mátale. - Me dijo la voz en mi cabeza y negé con la mía. No era de noche, no debía poder escucharle. Pero estaba claro que con sus huestes de peste y horror había adquirido más poder. Pero si quería que le matase, es que aún me era útil. No le respondí como solía hacer, sino que le ignoré.
- Podemos arrojar objetos pesados desde aquí arriba. No se si seremos capaces de subir el banco que se soltó abajo, pero con suerte golpeará a más de dos y dudo que sobrevivan, pues el impacto será directo en sus cabezas. Luego habrá que buscar algo más que pese... y cuando queden dos, podremos enfrentarnos a ellos con facilidad si nos hacemos con algo que nos sirva de arma o si podemos alejarlos. Son torpes y lentos.
» Tienes dos opciones, o venir conmigo o quedarte. Yo cogeré una mochila provisiones que no se estropeen fuera de la nevera y mi moto y saldré de la ciudad. No se si ahora o mañana, pero cuanto antes lo haga, más seguro estaré. Aquí ya no queda nada para mí... mi Cruz perdida cerca de donde me encontraste es el único objeto de valor para mí y en cuanto la recupere, adios Detroit.
*por lo que dices entiendo que la calle está despejada salvo esos seis.
Das otro buen vistazo. Efectivamente sólo seis endemoniados en toda la calle. Todos frente a la puerta de tu iglesia, como si os sintiesen. Una buena analogía serían moscas a la miel. No es para nada una mala idea aplastarles con algo pesado. El problema es con qué y sobre todo, teniendo en cuenta tu estado físico y a la vista del enclenque profesor, lo ves complicado. Todo en la vida es intentarlo, claro.
hazme una tirada directamente de fuerza, 1d10+3. Chequeo complicado es el nombre técnico.
Sam intentará ayudar al Padre con el banco, aunque no tenga mucha fuerza y estorbe más que ayude. - si no somos capaces de subir el banco podríamos intentar distraerlos. Hacer ruido por otra ventana, que se asomen y así otro podría escapar mientras.
Motivo: cheq. compli fuerza
Tirada: 1d10
Resultado: 5(+2)=7 [5]
Bajamos a la iglesia y me costó un horror bajar aquellos peldaños, así que me quedaba claro que subirlo iba a ser una odisea, puesto que eran de madera maciza. Pero debía intentarlo al menos. Sino, podríamos buscar algunas herramientas o crear algo pesado, como una cazuela llena de algo...
- Vamos, tú de un lado y yo del otro. - Dije sabiendo cual sería el resultado, mientras que el maestro daba una idea genial. - Sí, como te quieres quedar aquí, yo podría irme, ¿Te gusta ese plan? - Le pregunté antes de inclinarme y tratar de levantar el banco. - A la de tres... una, dos... tres... - Tiré con fuerza y sentí como me dolía todo el cuerpo.
Estuve a punto de blasfemar hasta en arameo por aquel intenso dolor que sentí.
La idea del tipo aquel no era mala, si él los distraía yo podría largarme y el podría quedarse una semana más aquí encerrado si quería. La Casa de Dios sería su tumba, pero no la mía. Solo debía preparar una mochila con lo básico, tratar de encontrar mi cruz y correr a por mi moto. Además, había carne en el congelador... si la descongelábamos lo mismo les tenía entretenidos un rato más. Aunque no sabía si irían a por la carne muerta también o solo a por la viva.
Motivo: Mover banco
Tirada: 1d10
Resultado: 6(+3)=9 [6]
Aunque parezca mentira, el Padre consiguió prácticamente solo y herido como estaba, subir el banco y dejarlo caer desde la ventana, que por fortuna era amplia y no tenía barrotes, aplastando a tres de aquellas criaturas. Pero sólo una de ellas fue destruida. Las otras dos quedaron solamente atrapadas y era cuestión de tiempo que se soltasen de la atadura banquil improvisada.
Así pues, quedaban otros tres endemoniados frente a las puertas de la iglesia. ¿pero cuántos quedarían fuera? en la siguiente calle, en la siguiente, en la de detrás, en las avenidas, los hospitales, las carreteras... pero no. Había que ser optimista, sería lo que Dios quisiese. Claro que el Padre tenía claro que se llevaría a tantos de aquellos pecadores por delante como pudiese.
En la iglesia no quedaba tampoco mucha comida. Sinceramente, Sam las iba a pasar canutas en tres días máximo, según calculabas. Cogiste lo indispensable, agua, chocolate, un par de latas. Suficiente para otros dos o tres días. Claro que no ibas a durar tanto por ahí sin llegar a otro refugio.
Cuando lo tenías todo preparado Sam se acercó
- Le deseo mucha suerte Padre. Yo como le dije, me quedo. Si quiere como le dije puedo hacer ruido desde alguna de las ventanas de la parte trasera para que esos tres se marchen y entonces usted sale. Si se encuentra con alguna autoridad... dígales que estoy aquí, que les espero.
Ciertamente no tenía mucho tiempo y el dolor que sentía en el cuerpo después de aquel esfuerzo era grande. Quizás debí esperar 24 horas más antes de largarme, pero las explosiones no me daban seguridad alguna y la iglesia pronto cedería a ellas. - Si encuentro a quien puede sacarle, se lo enviaré. - Aunque dudaba que eso fuese posible. De haber alguien en las calles buscando supervivientes se orían disparos o algo y solo estaban esas cosas paseando por allí. Junto con la mochila, cogí mi cazadora de cuero, el casco y guardé el sombrero en la mochila. Luego caminé a la cocina.
- Coja unas cazuelas y comience a golpearlas. - Le dije al hombre mientras cogía un cuchillo. Seguía queriendo y necesitanto mi cruz, pero mientras, tendría algo con que defenderme, aunque lo suyo sería algo más grande, como un bate de béisbol. Pero esperaba que una vez localizase mi cruz pudiese coger mi moto y salir de allí sin demasiados problemas.
- Buena suerte y que Nuestro Señor le proteja. - Le hice la señal de la cruz, bendiciéndole por sus actos y me dirigí hacia la entrada principal, a la espera de que empezase a dar golpes para salir sobre aquellos cabezas huecas, mirar a ver si veía mi cruz en las cercanías de mi vuelo y correr a por mi moto.
- ¡Vaya con Dios! - y empezó desde una de las ventanas traseras a aporrear las cacerolas desenfrenadamente como si le fuese la vida. Al final te iba a caer bien aquel tipo. El ruido era ensordecedor.
No pasaron ni cinco segundos cuando dejaron de escucharse los golpes, los endemoniados dejaban de golpear la puerta y en diez segundos más, sólo se oía el estruendo de las cacerolas. Esperaste un poco más, casi un minuto, prudentemente, para darles tiempo a que se alejasen. No te cupo ninguna duda de que estaba funcionando el truco. Por fin, ya seguro de ti mismo, abriste las puertas de la iglesia: efectivamente no había nadie fuera. Todo despejado. Echaste a correr a la calle y lo viste. Estaba tal y cómo lo habías soñado. La calle destrozada, los coches volcados, todo en la misma posición que en tu sueño, cuando te elevaste por encima y viste la ciudad destrozada. ¿Sería todo igual? ¿se habría hecho todo realidad? eso te dio que pensar mientras buscabas desesperadamente la cruz.
Lamentablemente, no encontrabas la cruz entre los trozos, escombros, cascotes, restos humanos, piezas de automóvil, etc. Tenías tiempo de sobra, y buscaste concienzudamente pero no aparecía por ningún lado. Tenías que hacerte a la idea de que la cruz se había perdido o destruido.
Tirada oculta
Motivo: cruz
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+5)=8 [3]
¿Quieres hacer algo en especial?
Removí todo lo que había por donde recordé haber volado y no vi nada. - Señor, por favor... - Susurré para mí. Sabía que aquello no funcionaba así, pero la desesperación por encontrarla se apoderaba de mí. Y entonces lo vi. El lugar donde caí. No lo reconocí por los dos coches cruzados, ni porquer recordase el lugar concreto de mi caída, sino porque allí estaba el cuerpo de la mujer que acompañó a la ceremonia del funeral de la primera endemoniada a la otra mujer. Aquella a la que me enfrenté con mi crucifijo antes de la explosión y que todo se volviese negro.
La verdad era que cuanto más me acercaba a su cuerpo, más olía a putrefacción, pero esperaba que mi cruz estuviese allí. Era el último lugar donde buscar antes de irme. Miré bajo los coches antes de mover aquel cuerpo descompuesto mirar si estaba debajo o incluso clavada en él. Por dentro rezaba para dar con ella, pues de lo contrario tendría que marcharme y olvidarla.
Pocos minutos después de revolver el lugar, salí corriendo hacia mi moto. Ya tenía la chaqueta puesta, el casco y dejé la mochila en una de las alforjas. Sabía que en cuanto hiciese ruido, aquellos demonios saldrían de su escondite y vendrían a por mí. Recé al Señor en silencio, para que me diese fuerzas para lo que tenía delante y poder enfrentarme a Satanás en lo que ahora era su propio terreno.
Dibujé en mi cabeza la ruta más corta para salir de Detroit, sin pasar por el centro ni edificios que contuviesen a gran cantidad de personas, como hospitales o centros comerciales. Una vez con la ruta lista, giré la llave de contacto, me puse los guantes y pulsé el botón de arranque de mi moto. Su motor rugió con un león enfurecido e inicié mi huída de aquella pesadilla.
Motivo: Buscar
Tirada: 1d10
Resultado: 5(+5)=10 [5]
La tirada la hago con percepción 3 + observación 2 porque supongo que la habilidad va con su atributo. De no ser así le restas el 3 a la tirada y arreglado. Que iba a preguntarlo por el off, pero en vista de mi despiste, mejor hago la tirada ya y corriges.
Jjajajaja pues si que queda en tu mano y el reglamento xDD. Hala a escribir el post.
Por fortuna allí estaba, incólume, la sagrada cruz purgadora de pecados y exterminadora de pecadores. Herramienta indispensable para purgar a los impíos y enviar almas al Infierno. Con una sonrisa de oreja a oreja y una breve oración musitada, volviste a la Iglesia, tomaste la moto y le diste puño.
La calle de la iglesia estaba tranquila, tal y como la acababas de dejar. La ruta más rápida para salir de Detroit es sin duda la ruta Este, no pasas por el centro y en pocas manzanas sales directamente a la autovía, dirección Lansing.
Así que tomas Canfield St. Una avenida bastante grande, allí la cosa cambia ostensiblemente: coches destrozados, cascotes, cristales, personas endemoniadas por todas partes, sangre, vísceras, trozos de carne inidentificables... el problema son los obstáculos de la avenida, tienes que dar lo mejor de ti para pasar por allí. Al fondo de la avenida ves que a la altura del restaurante Hopcat, está bloqueada, tendrás que dirigirte al sur por Woodward Avenue.
En Woodward la cosa está parecida. Los demonios alzan los brazos al ver cómo les pasas cerca, como queriéndote coger. Intentas no ir muy rápido para no chocar, de momento las ruedas aguantan y no sufres ningún pinchazo/reventón.
A mitad de Woodward Av. Tienes que volver a desviarte, esta vez dirección este por una calle adyacente porque Woodward ahí está bloqueada. No ves gente normal por la calle, ni uno.
Al llegar Shelden Street, a mano derecha, ves un coche que parece sacado de Mad Max, es una camioneta modificada, con protecciones, barreras, pinchos y demás, para protegerse de los demonios. Está aparcada frente a una ferretería y varios demonios forcejean para entrar dentro. Hay vivos dentro.
tira 1d10 +4 por pilotar
La ciudad es un caos y está condenada. Necesitaría un ejército de sacerdotes como yo, con el Fuego de Dios en nuestro interior, para lograr devolver a esos demonios al infierno. Lo peor no era encontrarse rutas cortadas, sino el tener que dar la vuelta y lograr esquivar a aquellos hijos de Satanás para retomar otro camino diferente.
Sentía como sus putrefactas y lentas manos rozaban mi ropa, tratando de agarrarme. Por fortuna mi moto rodaba a suficiente velocidad como para que no pudiesen aferrarse a mí ni hacerme caer. Nunca se me había hecho tan largo salir de la ciudad y menos aún peligroso. Con la moto siempre esquivaba coches y adelantaba posiciones, pero con tantos golpes y cuerpos desmembrados en el suelo era casi imposible moverse deprisa y con agilidad, así que me tocó reducir la velocidad de la moto para poder ir cruzando según que zonas.
El motor rugía con fuerza cada vez que aceleraba y eso hacía que saliesen más endemoniados de los edifios y de lugares donde nunca se me hubiese ocurrido mirar. Pero mientras no me detuviese y no acabase en el suelo o con un pinchazo, todo iría bien. Y tenía Fe en ello, puesto que el Señor me había permitido recuperar mi cruz, por lo que sin duda me permitiría salir de aquel lugar.
En ese momento vi el vehículo aquel preparado para moverse por la ciudad y a varios de esos poseídos golpeando la puerta donde sin duda habían personas vivas. Yo no era un guerrero como tal, pero si un Guerrero del Señor y debía velar por la vida de los mortales hasta que esta me reflejase que camino seguía y sacrificar su alma a Dios, para que este pudiese darle una oportunidad y reencarnarse y purificarse o directamente mandarla al Reino del Infierno para arder en el Fuego Eterno.
Di una pasada con la moto por el edificio, buscando que hubiese alguien y toqué el claxón se la moto un par de veces. Eso llamó la atención de los poseídos y sonreí. Realicé una nueva pasada frente a ellos, el ruido y mi movimiento sobre la moto les atraería. Les dejaría alejados del lugar y luego volvería al edificio con rapidez, para que no pudieran seguirme.
No sabía quien habitaba en él, pero le prometí al idiota del científico que le enviaría ayuda y eso haría antes de salir de Detroit para siempre.
Motivo: Conducir moto
Tirada: 1d10
Resultado: 10(+4)=14 [10]
Motivo: Conducir moto (critico)
Tirada: 1d10
Resultado: 6(-5)=1 [6]
La treta funcionó. Te sorprendiste de ti mismo. Era increíble cómo el Señor cuidaba a su rebaño. Creías que sabías cómo funcionaban los hijos de satanás. Así lo hiciste. Aceleraste tras fijar la atención de todos. Por lo que viste en un breve momento, estaban devorando a algún pobre desgraciado, porque varios de ellos salieron de la ferretería con churretones de sangre corriéndoles desde la mandíbula, el cuello, el pecho, las piernas...
¡Qué bonito era el Apocalipsis! el juicio a los pecadores. Aceleraste y te siguieron. Despacito para que no perdiesen interés, les llevaste como el flautista de Hamelín, diste la vuelta completa y te detuviste en la puerta, ahora vacía.
Cambiamos de escena a Las Calles de Detroit