Partida Rol por web

Carolina apartó la cara intentando no llorar. Otra vez volvían a lo mismo. ¿Otra vez de vuelta a los juicios, y a las llamadas llenas de odio, a los gritos y llantos?

- Sabes, Fernando… yo no elegí ser lo que soy. Pero mi vida no es la magia. Sofía no va a la cábala ni participa en anda de eso, tu no querías y no lo hago. Va al parque y juega con niños de su edad.- le miró fijamente- Y… ¿me estás diciendo que si pudieras la hubieras dejado allí muriéndose y sufriendo, cuando podía curarla? ¿Quieres volver a… los juicios, los gritos y las noches enteras discutiendo por dónde va a estar mejor Sofía? ¿Otra vez?

Le estaban entrando ganas de echarlo de su casa, y si pudiera incluso de su vida.

Fernando frunció el ceño y sacudió la cabeza.

-Por supuesto que no. Quiero lo mejor para Sofía. Mira, haremos una cosa. Voy a pensármelo. Buscaré el modo de explicar lo que ha pasado aquí. Tengo un amigo abogado. Diremos que hemos llevado a Sofía a una clínica privada... Yo qué sé. Hay que crear una historia para que nadie se pregunte por qué ha sobrevivido sin ayuda médica.

Se levantó del retrete.

-Pero... si me entero de que algo así vuelve a ocurrir, si Sofía sufre algún daño o desaparece de pronto o escucho que me cuente alguna historia sobre brujas, se acabó.

Carolina abrió los ojos ante la respuesta de Fernando. No se la iba a quitar… Antes incluso de que se diera cuenta rompió en llanto y le abrazó muy fuerte.

- Gracias…- murmuró.- Dios, gracias…

Sabía que en el fondo era buena persona, un cielo. Por algo en algún momento de su vida se había fijado en él. No había hecho las cosas bien con ella ni con su don que tanto apreciaba, ni tampoco lo estaba haciendo ahora. Pero ambos querían lo suficiente a Sofía como para saber lo que era mejor para ella, y Carolina tampoco estaba segura de que los dos estuvieran recuperados de lo que pasó como para enzarzarse de nuevo en una guerra de denuncias que acabaría con la moral de todos.

Fernando, aunque aturdido, le devolvió el abrazo con las mangas empapadas de agua y espuma.

-Bueno, si me dejas salir... Quiero ver a mi hija.

Su ex marido abrió la puerta y se encontró a Ana de pie en el umbral, con la oreja casi pegada a la madera.

Ana se puso colorada y enderezó enseguida. Se hizo a un lado para que Fernando saliese del cuarto de baño y miró a Carolina con las cejas alzadas y sin saber muy bien lo que decir. Mientras el ex de Carolina iba al cuarto de Sofía a jugar con ella, Ana suspiró y le pasó un brazo por la cintura a la Verbena.

-Por un momento pensé que iba en serio. Creí que iba a tener que borrarle la memoria otra vez.

Carolina la abrazó también hasta que se dio cuenta de algo. La miró interrogante y con cierta desconfianza.

- Espera… ¿Cómo que otra vez?

¿Es que lo había hecho alguna vez? ¿Para qué? Eso no le gustaba nada.

Ana tragó saliva. Carolina la conocía bien y sabía cuándo la pillaba en un arrenuncio.

-Eh... bueno, Carolina, tuve que hacerlo. Cuando os estabais divorciando fui a verle para... hablar. Me di cuenta de que era insalvable. Parece que está condicionado por la Tecnocracia misma para no creer ni aceptar nada de nada. Pensé que... si le borraba la memoria, todo sería más fácil.

Ella abrió la boca completamente atónita y sin saber qué hacer o decir. Ella siempre había confiado en Ana y jamás habría pensado que pudiera hacer algo así, aunque Fernando estuviera influenciado por la tecnocracia.

- ¡Qué! Pero… ¿cómo se te ocurrió hacer eso? Es una persona y no tenías derecho a hacer eso.- cerró la puerta del baño de un partazo, esperando que no fuera tan cotilla como su mujer- Y menos sin consultármelo. ¿Qué recuerdos le borraste? ¿Solo la magia?

-Por la Diosa, Carolina, me ofende lo que estás insinuando. ¿Crees que le haria olvidar algo sobre ti, o sobre lo vuestro? Por favor... Para mí eso es sagrado. Es tu historia, no me entrometo -Ana se cruzó de brazos-. Lo que hice lo hice porque lo creí necesario. Lo hice para que olvidase todo lo que tenía que ver con la magia, y con tu implicación en ella, y la mía, y la de la Cábala. ¿Qué puede haber peor que un humano despechado con información peligrosa?

Carolina chascó la lengua sintiéndose muy tonta. La verdad es que tenía razón, hubiera sido peligroso, aunque si ni si quiera se lo creía él ¿cómo iba a divulgarlo por ahí para hacer daño?

- Perdona, lo siento.- se acercó de nuevo y la abrazó- No es el mejor día de mi vida, cariño.

-Tendría que habértelo explicado entonces. Debí confiar en que lo entenderías.

Ana le dio un beso en el pelo y después abrió la puerta. Héctor, en la jaula infantil, reclamaba atención. La Verbena fue a cogerle en brazos y le dio un beso y un mordisco cariñoso en la mejilla.

-¡Pero bueno, criatura, cómo puede ser que todavía tengas fuerzas! Menudo trasto he creado. ¡Ya me vale!

Héctor tendió las manos hacia la cara de Ana y le intentó quitar las gafas, pero ella estiró el cuello.

-Es hora de tu cena, hijo, pero esta vez sin valeriana.

La maga se lo llevó a la cocina, dejando sola a Carolina en mitad del silencio del salón.

Carolina observó a Ana y a Héctor, se les veía tan felices y unidos… Sonrió brevemente y contempló el salón pensativa, recordando cuánto tiempo llevaba viviendo allí y qué poco se acordaba de su otra casa. Miró un reloj y vio que era hora de cenar y acostar a los niños, pues a pesar de todo la vida seguía, y mañana tenía que ir a trabajar.

Fue hasta la habitación de Sofía y llamó a la puerta antes de abrir para contemplar a Fernando y a la niña jugando. Asomó la cabeza y después entró y se apoyó en el marco de la puerta.

- Toc, toc. ¿Se puede?- preguntó con voz dulzona- Señorita, es hora de ir a dormir que mañana hay que ir al cole ¿eh?

-Sí, tienes razón -dijo Fernando-. ¿Me dejas que la acueste yo? Sofía, dale un beso a tu madre.

La niña asintió y le dio un beso a Carolina. Después saltó a la cama como un gato. No parecía haber estado al borde de la muerte esa misma tarde. Era un placer verla vivir.

- Claro.- le dio un beso a su hija- Buenas noches, cielo.

Sonrió de nuevo al verlos y se marchó de allí de vuelta al salón. En cierto modo se parecían, Ana y Fernando. O por lo menos le dio esa sensación después de ver aquellas dos escenas tan de seguido. Se sentó en el sofá mientras Ana terminaba de darle el biberón a Héctor y se hundió en él tapándose con la manta. Alargó la mano y cogió un libro de la mesita y, aunque estaba segura de que no iba a leerlo, abrió por una página al azar y se puso a ojearlo como si en ese mismo instante tuviera interés en él.

Fernando se fue no mucho después, con una sonrisa silenciosa. Ana entró en el salón arrastrando los pies y llevando a Héctor en brazos. Fue a acostarlo a su habitación y unos minutos más tarde volvió con Carolina.

La Verbena se sentó en el sofá y se acurrucó junto a Carolina, tapándose con la manta como si repentinamente tuviese un ataque de frío. Apoyó su cabeza en el hombro de su esposa y no dijo nada, sólo cerró los ojos.

Carolina alzó la cabeza y dejó el libro en la mesa. Después se giró para abrazar a Ana, le acarició la mejilla y le dio un tierno beso estrechándola junto a ella. Parecía que el mundo recuperaba su color estando cerca de ella y desaparecidos los problemas. Suspiró y cerró los ojos momentáneamente también, sintiendo el calor de su cuerpo. Por fin se había acabado aquel día extraño y volvía la normalidad.

In my happy home I barely breathe
In my lovers arms I find relief
And there's a sky that's changing and a bird that sings
I never once in my wayward life was heading to run out

In my lovers arms I wait for morning
I beg my god to speak and tear me apart
I'd lay down my body I'd lay down my arms
I never once in my sweet short life meant anybody harm

In my happy home i read the signs
In my lovers arms I move in time
There's no more crying and there's no more lies
I never once in my sweet short life was waiting for desire

And there's no more crying
And there's no more pain
I never thought for one second I'd have nothing left but shame

In my happy home I barely breathe
I never once in my wayward life was heading to run out

Garbage - Happy home