Cuando sintió el contacto de sus dedos se deslizó por el marco de la puerta lo suficiente para asirle de la muñeca con fuerza, tiró hacía ella, lo lanzó dentro de la habitación, pero en su cara podía sentir ya el calor abrasador que desprendía el monstruo en llamas, el olor a carne y pelo quemados, el humo.
Cerró la puerta de un portazo pero eso no serviría de nada si no la bloqueaban con algo, el primer golpe tras la puerta estuvo a punto de derribarla, la estantería era lo único que podía bloquear la entrada y no había tiempo, ya estaba allí, solo un alarido de furia la bestia antes de su golpe definitivo, solo ese instante, lo justo para tumbar la estantería y atravesarla contra la puerta.
Motivo: Escapar
Tirada: 2d10
Dificultad: 16+
Resultado: 12(+7)=19 (Exito) [4, 8]
Ahora es cuando los científicos ateos rezan...
Al principio creyó que el calor que sentía en el rostro provenía de su propia sangre derramándose profusamente, pero pronto los gritos de Cooper y MacReady la sacaron de su error. El olor a pelo chamuscado le daba arcadas y sentía como sus fuerzas comenzaban a desfallecer. Los científicos de alguna manera habían conseguido incendiar el recinto, pero les había fallado parte del plan; ahora estaban atrapados dentro de una de las habitaciones.
El rostro de la militar se compuso una expresión de decisión fría, implacable. George le había mostrado el camino al hacer estallar aquellos repugnantes huevos que colgaban de la espalda del monstruo. Apuntó con cuidado, con una parsimonia que nada tenía que ver con la urgencia de la situación.
Tan pronto el disparo resonó por el recinto, Keith gritó apremiante.
—¡Escapad por la ventana!
El monstruo, por sus dimensiones, jamás podría seguirles el paso... a menos que se volviera hacia la salida, justo donde ella, Keith, se encontraba.
Motivo: Disparar espalda yeti
Tirada: 2d10
Dificultad: 11+
Resultado: 9(+5)=14 (Exito) [1, 8]
Uhm... creo que de esta no me salvo xD
El disparo impactó en la criatura por su espalda, reventando otro de sus preciados huevos. El momento de dolor del monstruo fue suficiente para que Macready, ayudado por Copper, alcanzase la seguridad del laboratorio. La doctora cerró la puerta in extremis mientas el biólogo tropezaba con una de las camillas, tirando el cadáver que tenía encima. Siguiendo las indicaciones de su compañera se giraron hacia la ventana porque el pasillo era ahora un infierno llameante.
La criatura se giró. A través de las llamas Bennings casi podía ver sus huesos. Aquella monstruosidad se lanzó a la carrera por el pasillo aullando dolorida. El rostro de la militar esbozó una sonrisa mientras levantaba su escopeta.
—Ven a por ella...— dijo en un último gesto de bravuconería heroica.
Monstruo y mujer salieron a la nieve abrazados en una espiral de llamas. El disparo resonó en medio de la tormenta de nieve.
***
Horas más tarde Copper y Macready intentaban recuperarse en el almacén. Los cuerpos de Bennings y Vance descansaban en el malogrado laboratorio. Resultaría imposible reparar los restos del incendiado refugio pero los cadáveres nada sabían de frío ni dolor. Ellos, por su parte, tenían como única opción alcanzar la base 31 y lanzar una llamada de emergencia desde allí. Era una situación límite pero mirando los huesos calcinados de aquella monstruosidad se sentían capaces de todo...
Os dejo poner un epílogo a los supervivientes contando como os fue la vida cuando regresasteis a la civilización (vamos a dar por supuesto que llegasteis a la base 31, pudisteis comunicaros y os rescataron).
Y ya con eso ¡cerramos la partida! ¡Desafío Cumplido!
El tiempo que pasó desde que saltaron por la ventana del laboratorio hasta que sobrevolaban el ártico en un helicóptero de rescate de la compañía, permaneció en la mente de Cooper borroso e inconexo, como una pesadilla apenas recordada el despertar.
Los graves síntomas de hipotermia, las heridas, y el shock emocional no ayudaban en absoluto, tenía la sensación de que le habían inyectado algo, suponía que algún tipo de calmante, y apenas podía mantener los ojos abiertos mientras se aferraba a su mochila bajo la manta.
Recordaba los cadáveres, aunque los veía en distintos lugares, no podía situarlos con claridad, estaba Keith, estaba Vance, su sangre, estaban los restos del monstruo consumido por el fuego sobre la nieve.
Durante la mayor parte del tiempo seguía a Macready, cogieron material de alguna parte, y de alguna manera llegaron ala Base 31, no recordaba cómo, ni el tiempo que tardaron. Lo que si recuerda es que se desmayó por un tiempo después de lanzar el S.O.S., cuando hablaron de las víctimas fue cuando nombraron el helicóptero. Había muertos, eso lo cambiaba todo.
Miró a Macready, sentada frente a él, con la mirada perdida, era difícil hablar, no parecía la misma persona que ella había conocido, ninguno de los dos volvería a ser nunca la misma persona.
Antes de caer en un profundo sueño, miró a su alrededor, nadie se fijaba en ella, abrió lentamente la cremallera de su mochila, se cubrió el rostro con al manta, como si ocultara su llanto, pero sus ojos estaban bien abiertos. Dentro de la mochila había una caja isotérmica, acarició los dos huevos que había rescatado, eran suyos, y nadie debía encontrarlos.
Epilogo:
La noche acaba de llegar y en el amazonas la vida apenas empieza, no se trata de la misma vida de hace 10 o 20 años en el que se podía escuchar una gran cantidad de ranas croando, el aleteo de murciélagos o los interminables llamados de los tapacaminos y pájaros estaca que han servido para llenar el folclor de las aldeas locales de aterradoras leyendas. Se trata de apenas unos pocos signos de vida en la negrura de la noche, y por supuesto mosquitos, los mosquitos siempre han sido buenos sobrevivientes. Sin embargo, la vida poco a poco encuentra la forma de abrirse camino entre la adversidad ya sea por medio de pequeñas mutaciones aleatorias o grandes cambios selectivos. Volviendo a las leyendas locales, hace poco un nativo que nos sirve de guía me habló de una criatura a la que ellos llaman el Mapinguari (significa bestia rugiente), una monstruosa bestia de tamaño descomunal, cubierto de pelo con algunos rasgos humanos. En cualquier otro momento de mi vida probablemente me hubiera reído de su historia, pensando que se trataba de un mono aullador visto de noche por los lugareños; sin embargo, después de lo que enfrentamos en el ártico, estas leyendas no me parecen absurdas en lo más mínimo.
Aún soy incapaz de entender que fue esa criatura, no se si fue algo natural, creado por la crisis en la que nos encontramos, o si fue creado a propósito en aquella base de investigaciones. Esto segundo es lo más probable, pero creo que nunca lo sabremos, todo el laboratorio junto con el resto de grabaciones y bitácoras que no pudimos revisar se quemó con el fuego. Posterior a que nos rescataron, todo empezó a manejarse con mucho secretismo y con la mayor discreción, haciéndonos creer que se trataba de un oso polar de exageradas dimensiones, a lo que Cooper y yo solo respondíamos afirmativamente por temor a represalias por parte de los militares. Ambos sabemos que son puras estupideces y que lo que vimos no era un maldito oso. Al regresar a la civilización cada uno decidió seguir su camino, creo que ambos quedamos suficientemente traumatizados después de lo ocurrido ya que al vernos no podían evitar surgir recuerdos de aquella terrible experiencia y de la gente que perdimos en aquel maldito sitio. Además, Cooper parecía muy reacia a compartir información después del suceso, por motivos que aún no entiendo.
Yo por mi parte, sigo haciendo conservación, pero de otra manera, el proyecto no se si siga vigente, ya que los daños ocasionados en la base fueron demasiados, pero aunque continuara, creo que no me interesaría regresar. Además quedé suficientemente harto del frío y creo que prefiero el clima cálido del neotrópico. Cuando tengo dudas sobre si tomé la decisión correcta solo tengo que ver las quemaduras en mis brazos, piernas y abdomen para convencerme de que así fue. Sin embargo, en noches como esta, muchas dudas asaltan mi mente ¿ese ser era el único o había más? ¿los huevos que llevaba consigo y los que encontramos eran los únicos o había más? ¿Y si encontró un huésped adecuado en las tribus de esquimales o en animales como focas u osos polares? Podría ser el inicio de una nueva especie, que no sabemos si podría ser más exitosa incluso que el ser humano. Por el momento solo puedo imaginar la magnitud de esto y esperar que hayamos acabado con el último.
Diario de campo de R. J. Macready 24 de enero de XXXX año
Listo por mi parte, yo que pensé que Macready no sobreviviria pero parece que si.
Perdón por extenderme tantiiiisimo pero no quería dejar pasar ningún detalle del personaje para alguna posible secuela ;P