—Hannah… —protestó al ver que la chica se levantaba y se reía, como si no tuviera el hombro destrozado—. Necesitas que te pongan puntos ahí, deja de moverte. Tienes una herida enorme, ¿no te duele un montón? Déjame que te lo desinfecte y te ponga una venda al menos.
La llegada de Em, alegre por encontrar a Martha allí, fue desconcertante. Sabine las miró a ambas sin entender qué estaba pasando. ¿Les estaba ayudando o al revés? Era muy confuso todo. Lo único que tenía claro era que la caja no se la iban a dar.
Vio subir a Em por la escalerilla y se fue ella detrás.
—Subo y os tiro la cuerda desde arriba, ¿vale? Así se la podéis atar a Hannah y la ayudamos a subir entre todos.
Cerca estuvo de dar un bote con los gritos de MJ. La miró sin comprender del todo, ni a ella ni a Martha ni lo que hablaban, estaba demasiado dolorida para asimilar correctamente la información que ya de por sí su entendimiento la deformaba.
-Tenía que alejar al monstruo de vosotras.-Hannah nunca sentía la necesidad de justificarse pero supuso que su amiga necesitaba una respuesta.
-Duele un montonazo, Sabine. Mucho más que cuando me rompí el brazo. Aunque ya mo recuerdo bien ese dolor. ¡Pero la alegría de veros a salvo ya me está curando! -añadió, con expresión algo grotesca, mezcla de alegría, confusión, y dolor.
Dejó que la buena de Sabine se ocupara de ella y abrazó luego a su prima. -Creo que resbalé después de esquivar su bloqueo. Wooo, eso sí fue una pasada. Quizá debería haberle ofrecido ositos de gominola, ¿tú que piensas? Uf, no se, me voy a desmayar. Qué rollo.
Martha podía tener poderes, podía ser lo que fuera, pero seguía siendo borde, abusona y pedorra. No iba a darle la caja de ninguna manera. Y menos ahora que les hablaba con condusci... condecsi... de esa manera que te hablaban los adultos cuando pensaban que eras tonto. Y Alex podía ser lento, pero no era tonto.
Mismamente Sabine era listísima y tampoco entendía nada. Se notaba. Incluso con la llegada de Em y su traición aparente.
—De acuerdo, Sabine —dijo Alex, obedeciendo a la amiga que todavía no le había traicionado o se había ido sola por ahí a ser devorada—. Si pasas la cuerda por algún sitio fuera, puedo tirar desde abajo para ayudar a que suba, aunque sea el último escalón.
Era más fácil tirar hacia abajo que tirar hacia arriba. Alex hacía entrenamiento de fuerza y lo sabía
—Luego subiremos la caja de igual manera. Hannah, Sabine va a hacer un nudo de la cuerda de esos que sabe hacer y sólo tienes que sentarte en él e ir agarrándote a los escalones para guiar la subida.
Dejó la caja entre Elodie y él, y miró las llaves que tenía la chica y luego la caja. Era el momento de hacer algo inteligente.
Elodie.... igual podrías... usar una llave disimuladamente...
Elodie quedo sumergida en la confusión. ¿Martha había salvado a Hannah? La miró boquiabierta, aun más cuando Em la abrazó con esa efusividad. Entonces, dos cables conectaron en su cabeza. Si Em era una niña de laboratorio... ¿Martha era otra niña de laboratorio? ¡Por eso su padre era quien era!
Sus ojos se abrieron y comenzó a mirarla con cierta fascinación, a pesar de que se estaba desarollando un pequeño conficto por la caja. Alex parecía reacio, desconfianzao y lo cierto es que no podía culpable. Pero también era cierto que Martha había salvado a Hannah y Em confiaba en ella. Dudó si deberían cabrearla y más sabiendo como se las gastaba la Kirby.
Alex dejó la caja entre ellos, pero Elodie vaciló sobre que decisión tomar, mientras comenzaba la marcha para subir por la escalerilla.
- ¿Al menos podemos saber de que va todo esto y que contiene la caja? Por favor. Nosotros nos hemos jugado el pellejo buscándola y la hemos traído hasta aquí. - porque podria haber bajado ella, comenzó a pensar que los había utilizado - Incluso he dado con unas llaves. Hemos bajado hasta aqui por Em, ella también es tu amiga ¿no?. No vamos a contar nada de lo que veamos a los adultos, somos los primeros que queremos proterla de ellos y a ti ahora, claro, porque la has salvado. Y os vamos hacer de esclavos... Por favor. - ella quería saber de que iba todo eso, estaba rozando con los dedos la verdad.
Motivo: Cerebro
Tirada: 1d20
Resultado: 17 [17]
Tiro Cerebro por el tema discursito de convencer
Por supuesto que no intimidamos a Martha. Cómo la íbamos a intimidar con esos ojos y ese bicho que ya no estaba. Pero me mantuve firme en mi posición junto a Alex, preparada para la pelea. Las fuerzas se me fueron cuando Em apareció por el pasillo y se abrazó a la Kirby tan feliz. Sentí una punzada muy fuerte en el pecho, que no fui capaz de analizar en ese momento.
― Espera, Em… Tú… Y Martha… ¿Sois amigas?
Elodie pilló carrerilla y empezó a hacer suposiciones y preguntas que me dieron dolor de cabeza. Yo no podía dejar de mirar a Em y su cercanía con Martha, sin entender nada de lo que estaba pasando.
― Dadle la caja ―murmuré al grupo, con tono abatido―. Hemos venido hasta aquí para salvar a Em, pero está claro que no nos necesita. No pintamos nada más aquí.
Me acerqué a Hannah para ayudarle a caminar, y más si decía que iba a desmayarse. Me eché uno de sus brazos sobre los hombros e intenté arrastrarla hasta las escaleras, para ayudarla a subir con las indicaciones de Alex y Sabine.
Sabine vendó la herida, a sabiendas que Hannah necesitaba ir a un médico y que eso les causaría problemas si sus padres se enteraban de todo lo que había pasado. Deberían pensar una historia creíble que contarles a todos los padres en general sobre lo ocurrido a su amiga, seguramente necesitaría hasta antibióticos.
La pequeña girl scout siguió a Em hacia arriba y Elodie le siguió sin mucha dilación. MJ fue a echar una mano a Hannah para ayudarla a subir y así ir saliendo todos de aquel lugar. Un gruñido se oyó a sus espaldas, recordándoles que Em había comentado que no tardarían en venir.
Los ojos de Martha volvieron a encenderse con esa llama azul y se puso entre el grupo de amigos y donde venían los sonidos. Hizo un gesto para apremiar a los chicos. No había tiempo para saciar la curiosidad de Elodie.
-Fuera, salid fuera rápido- señaló las escaleras y esperó que todos subieran.
La caja pudo ser subida con una cuerda como todos habían pensado, aunque no era tan pesada como para que Alex no pudiera subir las escaleras con una mano y cargarla con la otra. Así pudieron salir todos, quedando Martha en la retaguardia.
Fuera de nuevo vieron que Billy Kirby se había quedado fuera vigilando. Las bicis de todos seguían en su sitio, ni se las habían robado, ni les habían hecho nada. Ya todos fuera, Billy se encargó de cerrar de nuevo la trampilla.
La sensación de derrota de MJ era la mísma que tenía Alex. Pero aún así, no pensaba darle nada hasta saber qué tenía dentro, aunque lo primero era llevar a Hannah fuera y sanar sus heridas. Elodie suplicaba, pero la ignoraban.
Alex dejó la caja en el suelo fuera. Al final la cuerda había sido para subirla, no para subir a Hannah como él pensaba.
—Hay que llevar a Hannah al ambulatorio. Decimos que la mordió un oso y listo. Que estábamos dando un paseo por el bosque como siempre.
Era lo adulto que había que hacer. Los niños podían vivir aventuras, pero cuando alguno sufría algo así... no, tendrían que hacer lo correcto. Había visto mucha sangre y Hannah casi no lo contaba.
Ya no estaba tan interesado en la caja. Si los Kirby estaban en ello, sería para algo desagradable y miserable, como todo lo que hacían. En el fondo todo había sido hacer el trabajo sucio de aquellos dos abusones.
-No te enfades, MJ. Las cosas pasan, a veces solo somos como los colores que un pintor va eligiendo para su cuadro.-Le dijo a su amiga al notar su frustración. No tiene mucho sentido lo que he dicho, ¿o sí? . Se mareaba, mientras trepaba con ayuda de sus amigos.
La historia estaba siendo turbia. Em, Martha, la caja roja y los monstruos. Y un dragón, le pareció que decía Sabine, o MJ. O Álex. Seguramente no era así, sino que deliraba e imaginaba cosas.
-¡Mirad, las bicis! ¡Ay! Me duele. No se si voy a poder darle a los pedales. Es que me duele mucho si hago fuerzas.
La verdad es que no le importaba mucho todo lo demás, la pandilla y su prima estaban bien, habían encontrado y rescatado a Em, ¿qué más se podía pedir? Ah, y había burlado a una de esas criaturas feas con su habilidad ninja.
Un mordisco en el hombro era lo de menos.
El gruñido a sus espaldas hizo que Elodie se olvidara momentaneamente de su curiodad, y que subiera a prisas de nuevo hacía el exterior. Una vez fuera, afloró en ella un inmensa sensación de alivio. Sobre todo cuando Billy Kirby cerró de nuevo la trampilla por la que habían pasado... ¿hacía cuanto? Para ella habían sido segundos.
Sabía que en parte MJ tenía razón. Estaba de acuerdo en que deberían darles las caja sin más peros. La parte que suponía irse de allí sin respuestas... eso era a lo que más se resistía. Aunque si decidian cerrarse en banda, tampoco se encontraba en posición de presionar. En el fondo, tanto Em como Martha le daban miedo. Billy, por asociación, también.
También estaba claro que Hannah necesitaba un médico.
- ¿Y después? - preguntó una vez estuvieron a salvo - ¿Donde irás, Em? ¿qué va a pasar? - aparte de un castigo demencial por parte de sus padres, si llegaban a casa antes que ella.
Debbie dejó escapar una risa acostumbrada cuando su prima bromeó con las chucherias. Si sanaba sin demasiadas consecuencias ni castigos le compraría un osito de goma gigante para que fuera feliz y se hartara de ellos de una vez por todas.
Algo más relajada, procuró mimetizarse con el ánimo de sus amigos y evitar destacar para que no notaran que a ella no le caía tan mal la rubia mayor.
Debbie volvió a estremecerse con los gruñidos y su cuerpo se tensó tanto que se sintió como un muñeco de palo al volver a marchar hacia la salida: aquella casa del terror no terminaba nunca.
Justo antes de irrumpir en el exterior lanzó la mirada por encima del hombro más allá del final de las escaleras y la oscuridad del túnel por si Martha venía detrás y al no verla sintió reprimirse el corazón con el dolor de un fan decepcionado.
Tomó aire y se impulso para vencer el último escalón. Una vez fuera, se miró las manos y se dió cuenta que esta vez ni se había preocupado de no mancharse con el oxido de las escaleras. Palmeó a los lados del pantalón para limpiarse
"Ya que más da".
Cogió la bicicleta y la puso en pie con un golpe seco.
—Hann, ven conmigo —ofreció aunque pronto asumió que no iba a poder con las dos—. O con alguien...
Sabine estaba echando en falta a Mike otra vez. ¿Qué haría él? ¿Le daría la caja a los Kirby o no? Al fin y al cabo, a ellos se la había pedido Em… y ahora Em y Martha parecían amigas. La scout no podía negar que se sentía un poquito traicionada por ello.
Miró a sus amigos, dudosa, pero al oír hablar a Hannah frunció las cejas preocupada.
—Hannah tiene que ir al médico ya. Le tienen que poner puntos. Podemos decir eso del oso. Decimos que le tiró unas chuches y el oso la mordió.
Luego miró a Em, decidida a enterarse de qué estaba pasando.
—Te puedes venir a mi casa esta noche y vamos cambiando, como hacíamos antes. ¿Pero qué hay en la caja roja? ¿Qué son esos bichos? ¿Conocías a Martha? ¿Qué está pasando? —Alguna respuesta les tendría que dar a algo.
Me quedé plantada mirando a Hannah después de decirme aquello.
― Madre mía, hay que llevarte al médico ya de ya. Está delirando ―informé al resto.
La ninja siempre vivía en sus mundos de yupie, pero aquello era demasiado. La agarré de la mano y la guie hasta mi bici.
― Ya la llevo yo, Debbie. Estoy acostumbrada a llevar a mis hermanos de paquete. ¿Alguien se encarga de la bici de Hannah?
Miré a las chicas, que parecían querer seguir insistiendo a Em con preguntas. Como si no supieran que la niña antorcha nos iba a dejar con más preguntas que respuestas. Miré una última vez a Em con los Kirby, sin saber distinguir exactamente qué sentimiento me apretaba el estómago.
― Venga, vámonos, joder. Dejadles con sus secretitos. Que Hannah se nos va al otro barrio a este paso.
-Son demonios- resumió a la pregunta de Elodie. -Han estado viniendo más desde el solsticio, los siento...- cerró los ojos unos segundos que parecieron horas. -Abajo aún quedan, se esconden en la oscuridad, no saldrán aún.
Em asintió a las palabras de Sabine, sobre ir a su casa como hacían antes.
-Martha me ayudó a salir, ella también estuvo ahí un tiempo- señaló la escotilla del laboratorio. Parecía que Martha había sacado a su extraña amiga del laboratorio la primera vez, por aquella misma salida suponían si tan bien la conocía la melliza Kirby. La casa Jenkins no estaba lejos, por asociación era el sitio más cercano donde podría haber escondido a Em.
Martha le dio un frote de pelo a Em, como un gesto cariñoso y luego se dirigió a su bici, tras coger la caja roja. Billy hizo lo mismo, pues parecía que seguía llevando su hermana la voz cantante.
-Esconded a Em- mandó Martha, no parecía ser de las que explicaban lo ocurrido, tampoco pensaba que le debiera nada a nadie. El grupo de chicos se las habían arreglado bien para encontrar a Em y esconderla, hasta que la llevaron al bosque y su padre la atrapó de nuevo. -Los adultos la han cagado jugando en los bosques y las cosas se van a poner feas.
-Escuchad, lo que va a pasar es muy grande, más de lo que imagináis... Y muy peligroso para niños como vosotros. Os vais a encargar de esconder a Em, hasta el festival del melocotón... Entonces volveremos a hablar y veremos cómo actuar, Em tiene que ayudarme- sonrió levemente a Em y encaminó su bici dirección al pueblo. -Ahora marchaos cagando leches, porque cuando vengan los adultos os vais a meter en muchos problemas y no pueden coger otra vez a Em, ¿estamos?
Los hermanos Kirby se alejaron pedaleando tras las palabras de la matona. Volvieron a pedalear con la velocidad que les había traído hasta ahí y que al grupo de amigos les había costado tanto seguir.
Parecía que los adultos habían liado algo, en los bosques. Puede que aquel portal que habían visto aquella noche tuviera algo que ver, pues había pequeños portales escondidos por varias partes, de los que también salían esas criaturas. Demonios decía Em. Las cosas se ponían serias.
Más tarde Em les explicaría, a su modo, que en aquella zona la barrera entre este mundo y el otro era demasiado delgada. Que los mayores habían hecho algo durante el solsticio de verano que había desencadenado la salida de aquellos seres.
Lo urgente era en ese momento salir corriendo de allí. Ya podían oír las alarmas de los coches de policía, que debían dirigirse a la entrada original del laboratorio. Pero seguramente darían una vuelta por la zona y si les veían no sería nada bueno. Ya habían estado implicados en los acontecimientos del bosque, como para ser castigados el resto del verano. Tenían una meta clara, llegar al festival del melocotón y responder más preguntas a aquellos misterios.
Lo primero fue llevar a Hannah a urgencias, a la que debieron dar puntos y desinfectar la herida. La escapista sufrió pinchazos de antibióticos, anti tetánica y anti rábica en sus carnes antes de ser cosida, replanteándose si merecía la pena correr hacia un demonio de nuevo.
El resto de amigos acordaron en que Sabine escondería esta vez a Em, solo unos días. Tampoco quedaba tanto para el festival del melocotón... Y seguramente podían pasar unos días tranquilos sin meterse en líos hasta entonces.
Continuará...