- ¡Lo estáis haciendo bien! - Kylian azuzó a sus colaboradores.
Entre todos estaban poniendo a salvo a Lluvia Estelar. Había esperanza de salvar la vida. Más cuando la cueva empezaba a retorcerse y estrecharse.
Kylian dejó por un momento de tirar de la bárbara. Era cierto que los kender iban a necesitar ver para seguir internándose en la cueva, al menos para hacerlo sin tropezar continuamente.
- ¡Oh Gilean, ilumina mi bastón! - Imploró.
Y ajenos a todo lo que estaba aconteciendo en la entrada de la caverna, Kylian, Jilhazhí, los dos kender y la inconsciente Lluvia Estelar, siguieron avanzando para huir de la muerte roja.
Enrielle, en una oscuridad casi total, avanzó a tientas con la respiración jadeante por el miedo. La llamarada no había llegado, y se giró un momento para comprobar si veía a alguien. El rugido colérico del dragón la aterró aún más, y un instante después le pareció ver a Drey que retrocedía hacia donde había quedado clavado uno de los dos Makuwas. Entonces escuchó a Kylian implorando para que Gilean le otorgara luz. La arquera se mordió el labio con tanta fuerza que casi se hizo sangre. No podía huir sola por aquella galería con el riesgo de pisar en falso y caer por un pozo donde moririr como los desdichados kenders.
Dio media vuelta, y pegándose todo lo que pudo a la pared para permanecer fuera de la vista del dragón avanzó hacia la galería por la que Kylian y los kenders habían ido, pasando junto a Makuwa. Mientras retrocedía creyó escuchar más escándalo del que Makuwa y Drey podían hacer, y los aleteos de varias criaturas, también grandes. ¿Acaso había acudido alguien más? Era posible, pero que fuera buena noticia era otra cosa, porque por lo que a ella respectaba bien podrían ser más dragones, quizás sus crías.
Avanzó hacia Kylian sin despegarse de la roca por mucho que se arañase la cara, mirando hacia la entrada de la cueva por si acaso venía el dragón o lo que era peor, su aliento, y tuviera que echarse al suelo o echar a correr.
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+11)=17 [6]
Me doy media vuelta y voy a acompañar a Kylian. He tirado por escuchar a ver si oigo algo de la patrulla grifos-elfos al rescate. Igual hasta veo algo mientras avanzo.
La batalla tomaba un nuevo cáriz, al haberse adelantado Drey sin esperar a que el gusano-rojo entrase en la cueva. El gran cocodrilo de Krik'k lettz avanzaba decidido a morder, y pronto otros como él se le unirían. Klunurig-gaviota dio unos saltitos, y de repente tomó la forma de un gigantesco cocodrilo, que, situado junto a Makuwa, comenzó a chasquear las mandíbulas y a gruñirle en la lengua nativa de su especie.
- Chks, chks, chks.*
Después de aquello, el terrible depredador-cobarse se arrojó hacia adelante. El propio Klunurig-cocodrilo correría tras él muy pronto, aunque le dejó tomar la delantera.
Junto al dragón, el depredador de Krik'k lettz trataba de continuar sus ataques, pero las escamas eran demasiado duras.
Motivo: Makuwa, ataca!
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 9(+3)=12 (Exito) [9]
Motivo: Mordisco (Cocogrande)
Tirada: 1d20
Resultado: 5(+9)=14 [5]
* Makuwa, ¡ataca!
> Paso gratuito de 5' al N.
> (Estándar) Forma salvaje => Cocodrilo gigante
> (Movimiento) Presionar a Makuwa para que ataque.
Entiendo que Makuwa no llegará este asalto, así que no he tirado su ataque.
─¿Pero qué coj...? ─empezó a exclamar Drey, pero se interrumpió a sí mismo porque la pregunta era estúpida: aquellos eran unos elfos montados sobre grifos lanzándose en picado contra un dragón rojo. Si es que tenía unas preguntas...
Drey tenía la sospecha bastante fundada de que aquello era un truco. Es decir, entre todos aquellos elfos debía haber uno de verdad y un grifo, sí, pero no se creía que fueran todos. Sabía que existía un hechizo de esos. Cómo funcionaba exactamente, cuánto duraba o si sería capaz de afectar a un dragón, de eso no tenía ni la más remota idea, pero que podía ser un hechizo, podía ser. De algo le había servido el tener a un túnica negra en la familia. Y los elfos tenían fama de usuarios de magia artera.
─Mierda, se acabó la línea directa. A ver cómo ostias le hinco la lanza a través de tanta tropa...
Pues probablemente sólo esperando unos segundos. El dragón se revolvería, tumbaría al elfo, a su montura o desaparecería parte del hechizo o algo así. Y entonces el cocodrilo gandul del enano en taparrabos cubriría ese hueco, como si lo viera... Pues no, ese hueco sería suyo. Y gracias a él le insertaría la lanza, si no era por un hueco, creándole uno nuevo al efecto.
Motivo: Lanzazo
Tirada: 1d20
Resultado: 16(+12)=28 [16]
Motivo: Daño del lanzazo
Tirada: 1d8
Resultado: 7(+9)=16 [7]
Retraso mi acción hasta que actúe el dragón y *luego* me acerco a golpear, utilizando ataque elástico, intento golpear y me vuelvo a ir por donde he venido sin generar AdO. Adoro esta dote...
Nuevamente sólo sumo 12 al ataque y 9 el daño, faltan los bonos de la lanza.
La bandada de grifos negros arremeten al unísono contra el dragón rojo, lanzando agudos chillidos de batalla. Aquí y allá saltan algunas pocas escamas carmesíes pero la acometida de la bandada resulta ser mucho más efectista que efectiva.
Para entonces, Klunurig ya ha vuelto a cambiar de forma y a ordenar al reticente Makuwa que se sume a los esfuerzos de su apurado compañero cocodrilo. Obediente, el gran caimán echa a andar hacia la salida de la cueva con sus andares pesados y bamboleantes
Por su parte, la sacerdotisa goblin continúa conduciendo en la oscuridad a su pequeño y esforzado grupo, arrastrando consigo a la inerte Lluvia Estelar allí donde no pueda ser alcanzada por el fuego del dragón. Una breve plegaria basta para que su bastón se ilumine, para fascinación y gratitud de la pareja de kenders.
El dragón, inicialmente sobrecogido por el inesperado ataque de los leones alados, no tarda en reaccionar como un auténtico tornado de muerte. Sus fauces continúan cerradas sobre el lomo del cocodrilo conjurado por Klunurig, mientras que sus garras, sus alas y su poderosa cola causan estragos entre los grifos arremolinados a su alrededor. La mitad de las bestias con cabeza de águila son pulverizadas en cuestión de segundos y la auténtica Shilara chilla de dolor al ser golpeada de forma violenta por el ala derecha del Rojo.
Es en ese momento cuando Drey, aprovechando la confusión creada por la aparición de los elfos jinetes de grifo, embiste una vez más contra su enemigo. Su lanza atraviesa su roja coraza de escamas con extraordinaria facilidad y la criatura ruge, sorprendida y furiosa, mientras trata de quitarse de encima a los enemigos que la acosan desde todas direcciones al tiempo que el guerrero arktos aprovecha para retroceder nuevamente.
No del todo consciente de la batalla que se libra a la entrada de la cueva más que por su sonido, Enrielle se mueve a tientas hacia su derecha para seguir a continuación la esperanzadora luz que Kylian ha convocado y que la guía hacia el interior del volcán. Las paredes de piedra ofrecen una promesa de seguridad mayor que salir ahí fuera a plantar cara al furioso dragón.
Ailas (21) → 33/33 [soportar los elementos5, armadura de mago6, acelerar7, imagen múltiple8, estremecido9, fuerza de toro10]
Shilara (21) → 52/73 [soportar los elementos5, armadura de mago6, acelerar7, imagen múltiple8, fuerza de toro10]
Klunurig (17) → 68/68 [soportar los elementos1, estremecido9; forma salvaje: 1/3 usos diarios disponibles]
Cocodrilo (17) → 12/59 [estremecido9]
Makuwa (14) → 35/59 [soportar los elementos1, resistir energía4, estremecido9]
Jilhazhí (14) → 40/66
Kylian (8) → 44/56 [soportar los elementos2, luz11, estremecida9]
Dragón (5) → herido
Drey (5) → 50/75 [soportar los elementos2, estremecido9]
Enrielle (4) → 34/57 [soportar los elementos2, estremecida9; 5/5 usos disponibles de la bolsa de supervivencia]
Lluvia → ???
1: Soportar los elementos [permanece confortable entre -10ºC y 60ºC; durante algo menos de 21 h]
2: Soportar los elementos [permanece confortable entre -10ºC y 60ºC; durante algo más de 22 h]
3: Colmillo mágico mayor (NL 8) [+2 de mejora a sus tiradas de ataque y daño de mordisco; durante algo menos de 5 horas]
4: Resistir energía (fuego) (NL 8) [RE 20 (fuego); durante algo menos de 80 min]
5: Soportar los elementos [permanece confortable entre -10ºC y 60ºC; durante algo menos de 20 h]
6: Armadura de mago (NL 9) [+4 de armadura a la CA, durante algo menos de 5 horas]
7: Acelerar (NL 9) [+1 al ataque, +1 de esquiva a la CA y TS de Ref., velocidad de movimiento +30'; durante 6 asaltos]
8: Imagen múltiple (NL 9) [2 copias; durante 7 min]
9: Estremecido [-2 a las tiradas de ataque, pruebas de Característica y habilidad y TS]
10: Fuerza de toro (NL 9) [+4 de mejora a FUE, durante algo menos de 9 min]
11: Luz (NL 8) [el bastón de Kylian emite luz brillante en un radio de 20' y tenue en otros 20', durante algo menos de 80 min]
He visto en acción a Shilara en numerosas ocasiones y sé bien que su poderoso y furioso ataque en picado es capaz de reducir a un caballo de guerra a poco más que pulpa sanguinolenta en cuestión de segundos. Que el dragón haya resistido todos sus ataques sin acusar más que unos pocos arañazos superficiales disipa en mí cualquier esperanza de salir triunfantes de este encuentro.
El chillido de dolor de mi compañera al ser azotada por el ala del wyrm rojo y el rastro sangriento que deja en su hermoso plumaje el apéndice óseo de la extremidad es todo lo que necesito para decidir que el combate a terminado para ella y para mí.
—Ya está, ya está, lo has hecho bien —le aseguro en tono consolador, acariciando su cuello con ternura—. Voy a sacarte de aquí, te lo prometo.
La atención de mi valiente amiga sigue centrada en nuestro adversario, pero mis ojos recorren el campo de batalla en busca de algo que pueda inclinar la balanza a nuestro favor. Tal vez algunas rocas sueltas en la ladera del volcán que podamos desprender para provocar una avalancha con la que clausurar la entrada de la caverna o...
Nada. No veo nada más que las faldas escarpadas y cenicientas del Pico de Malys. Estos son los dominios de nuestro enemigo, no los nuestros. La única victoria a la que podemos aspirar es escapar con vida.
El lancero es un individuo valiente, de eso no hay duda. Se está jugando su propia vida para frenar al dragón aquí fuera mientras sus compañeros buscan refugio en las entrañas de la cueva, pero ahora que el wyrm está herido y furioso intuyo que va a vomitar su aliento de fuego en cualquier momento. Y, cuando lo haga, no habrá nada que yo pueda hacer para impedir que lo incinere todo a su paso.
Entonces veo cómo más y más cocodrilos comienzan a surgir del interior de la cueva. ¿De dónde han salido? ¿Son ilusorios o vienen de darse un festín con los restos de los kenders, gnomos y humanos de los que no hemos vuelto a saber?
Una cosa u otra no cambiará el curso de la batalla contra el dragón, pero si logro provocarlo y alejarlo obligándole a perseguirme...
—¡Eh, tú, lagartija gorda! —le grito en su lengua natal, mientras espoleo a Shilara para que alce el vuelo—. Me temo que vas a seguir alimentándote de asquerosos cocodrilos, porque aquí hay unos silvanesti a los que no hincarás el diente.
Motivo: Avistar
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+4)=10 [6]
Acción de retirada para alejarnos sin provocar AdO.
- ¿Qué pergaminos me quedan...? - La goblin empezó a hacer memoria. - Luz, remendar, encontrar la senda, niebla de oscurecimiento... - Se detuvo un instante en sus cabilaciones. - No, no sería efectivo.
- ¡Maldita sea! - Exclamó furioso. - ¡No hay nada que pueda hacer! - Resolvió con cierta desesperación.
Kylian realmente había agotado su repertorio divino y los conjuros que había inscrito en sus rollos de pergamino, no serían de ninguna utilidad en aquel enfrentamiento. Un enfrentamiento que después de todo estaba perdido de antemano.
De haberse quedado a luchar, su aportación hubiera sido tan inútil como pinchar a una roca con un mondadientes. Definitivamente sin los dones de Gilean se convertía en alguien inútil. Más en la forma en la que se había reencarnado.
- ¡Enrielle, por aquí! - Alertó a la arquera mientras seguía dirigiendo al grupo de kenders y al dragoncillo latonado, lejos de las faces del dragón y tirando de Lluvia para ponerla a salvo.
Enrielle se quedó quieta unos instantes. Esos chillidos agudos no eran de dragón, sino que más bien le parecieron como de enormes aves rapaces, pero desde donde estaba no alcanzaba a ver nada. La voz chillona de Kylian la instaba a seguir retrocediendo, pero Drey, Klunurig y sus descomunales cocodrilos permanecían allí. Estaba aterrada, pero no podía irse sin más. No sabiendo que se habían quedado a plantar cara al monstruo.
—¡Seguid, seguid! — hizo señas a Kylian para que continuasen escondiéndose, mientras que ella los siguió apenas unos pasos vacilantes mientras miraba a la salida de la cueva.
Cuando llegó al pared de roca que tenía enfrente los jinetes de grifos ya habían emprendido el vuelo, por lo que Enrielle no llegó a verlos y desconocía su presencia, pero sí pudo ver a los cocodrilos avanzar al ataque, y a Drey moviéndose rápidamente empuñando aquella lanza. Y también, cómo no verlo, al enorme y temible dragón. Al menos la parte de él que alcanzaba a ver entre las paredes de roca.
Alcanzó una de las flechas de su carcaj y trató de apuntar cuidadosamente, pero el pulso le temblaba, y el monstruo no paraba de moverse azotando a su alrededor con las alas y la cola. Respiró hondo y calculó para soltar la cuerda cuando extendiera una de sus alas y fuera un blanco mayor.
Motivo: Disparar flecha
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+11)=29 [18]
Motivo: Dañp
Tirada: 1d8
Resultado: 3(+7)=10 [3]
Me desplazo tres casillas en diagonal al N-O. Desde ahí, si no he mirado mal, diría que veo la mitad del dragón, aunque no sé si se beneficiará de cobertura parcial. En cualquier caso me paro, le tiro una flecha y confío en estar lejos del aliento.
Y tan rápido como había venido, el jinete de grifo decidió emprender la retirada. No era así como se ganaban las batallas. Las batallas se ganaban acosando al enemigo, golpeándolo por todos lados hasta morir. Boquiabierto, durante un instante asistió al terrible batir de alas de la descomunal criatura escamosa. Maldición. Si el dragón abandonaba la cueva volverían a tener la amenaza de su ataque, no habrían resuelto nada. Y el volcán seguía en las mismas condiciones que antes. Morirían, de una u otra manera, si no lograban poner en fuga o acabar con el dragón.
El sureño no sabía si llegaría a tiempo de asestarle una nueva estocada, pero debía intentarlo. Sin bajar la guardia, eso sí. Un golpe accidental o descuidado del dragón podía acabar con él de manera tan definitiva como una dentellada o su infernal aliento. Así que, una vez más, el guerrero arktos se lanzó a toda prisa pero con pasos calculados hacia el dragón mientras los cocodrilos trataban de hacer presa en él, y lanza en ristre trató de acertarle, aunque por primera vez en el combate a punto estuvo de perderla. Le temblaba el pulso.
Traspirando y con la respiración agitada, Drey emprendió el regreso recuperando su postura de guardia al cabo de unos pasos, más allá del alcance de la gran bestia. Por más que lo intentaba no lograba recuperar el ánimo, la compostura o el pulso...
Motivo: Lanzazo
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+12)=16 [4]
Otra vez ataque elástico, pero esta vez no creo ni que el bono de la dragonlance y el flanqueo sean suficientes.
E intento volver a mi posición inicial, lejos del alcance del dragón.
El ejército del pantano continuaba avanzando hacia el gusano-rojo, lanzando mortíferas dentelladas mientras los humanos, elfos, águilas, goblins, kenders... todos se retiraban de aquella batalla sangrienta. Klunurig-cocodrilo avanzó, pero no lo hizo directamente hacia el gusano-rojo. Hasta él sabía que aquella batalla era imposible de ganar si el vendaval-de-muerte no luchaba junto. Y el vendaval-de-muerte se había convertido en el vendaval huidizo, que, como un viento lejano, pasa por un lugar y se aleja, sin sembrar la muerte. Klunurig-cocodrilo estaba decepcionado. Ellos traían la muerte, sembraban la muerte, y mataban hasta a la muerte. Pero Enrielle-flechamuerte había desaparecido, la plaga-amarilla también, y solo el guerrero-greñudo seguía ahora luchando. Makuwa, el depredador-cobarde, sería alimento para el gusano-rojo. No era lo que debía suceder, pero formaba parte de la vida.
Motivo: Ataque Makuwa => Dragón
Tirada: 1d20
Resultado: 2(+9)=11 [2]
Motivo: Ataque Cocodrilo=> Dragón
Tirada: 1d20
Resultado: 19(+9)=28 [19]
Motivo: ¿Daño?
Tirada: 2d8
Resultado: 9(+10)=19 [6, 3]
Viendo que aquí la gente no tiene muchas ganas de pelear, voy a moverme 4 pasos al Oeste Este, confiando en que, ahí, si el bicho usa su aliento, no me impactará a mi también. Avanzaría, pero este asalto no quepo para atacar, y no veo al equipo muy pro-combate.
Conste que, a pesar de todo, el bicho ya está herido (imagino que mayormente gracias a Drey, pero mi cocodrilo creo que le hizo algo, y quizá este asalto haga otro algo).
Editado para cambiar la dirección que si no me choco con la pared xD.
El dragón ruge colérico ante las provocaciones del trío de elfos que remontan el vuelo a su alredor, pero sabe que es más grande y más rápido que ellos y que muy pronto les dará caza. Los jinetes de grifo y sus monturas pagarán por su insolencia, de eso está convencido.
Todavía se está planteando si ir tras ellos o no cuando el cocodrilo que tiene sujeto entre sus fauces le muerde en el pecho, obligándole a soltarle. Y Makuwa aprovecha para lanzarse también contra él tras haberse acercado a la entrada de la caverna. Mucho más cauto, Klunurig busca mantenerse apartado de la mirada del dragón y de las posibles represalias que el ataque de sus mascotas pueda generar.
Entretanto, la sacerdotisa goblin y su atareado grupito de criaturas pequeñas han aprovechado la distracción del exterior para doblar un recodo y adentrarse en una cueva lateral de mayor tamaño, de tal forma que la luz que emite el bastón encantado no puede verse desde el exterior.
Tampoco para Enrielle el dragón es visible desde donde se encuentra, rezagada, persiguiendo a tientas el resplandor mágico de Kylian. Pero ella sí puede sentir a su espalda el calor de la repentina y ardiente llamarada de más de quince metros que surge de las entrañas de la bestia.
Una bestia herida, insultada y acosada por seres a los que considera tan inferiores que solo cabría esperar de ellos adulación y terror reverencial. Un ser que se ve a sí mismo como magnífico y que ahora tiene razones para dejar de jugar con la comida y desatar sobre ella su pavorosa furiosa.
NOTA: Buen intento de atraer la atención del dragón hacia los grifos pero, lo siento, es inverosímil que este dragón no use su arma de aliento contra tres enemigos dentro del área de efecto y más después de las dos lanzadas que le ha metido Drey y que le han quitado cerca del 40% de su vida. Incluso aunque Drey estuviera solo, probablemente lo usaría de todos modos porque es su ataque más potente y quiere vengarse antes de seguir sufriendo daño. Paro aquí la escena porque es un momento crítico. Inflige 65 puntos de daño de fuego a Drey y los dos cocodrilos; quien supere un TS de Reflejos (CD 24), sufre 32 puntos de daño por fuego en lugar de 65.
NOTA 2: Enrielle todavía no se ha movido ni disparado, así que puede mantener su acción declarada o declarar una nueva en vista de lo que sucede.
Drey (5) → 50/75 [soportar los elementos2, estremecido9] ⇒ Tu turno
Enrielle (4) → 34/57 [soportar los elementos2, estremecida9; 5/5 usos disponibles de la bolsa de supervivencia]
Ailas (21) → 33/33 [soportar los elementos5, armadura de mago6, acelerar7, imagen múltiple8, estremecido9, fuerza de toro10]
Shilara (21) → 52/73 [soportar los elementos5, armadura de mago6, acelerar7, imagen múltiple8, fuerza de toro10]
Klunurig (17) → 68/68 [soportar los elementos1, estremecido9; forma salvaje: 1/3 usos diarios disponibles]
Cocodrilo (17) → 12/59 [estremecido9]
Makuwa (14) → 35/59 [soportar los elementos1, resistir energía4, estremecido9]
Jilhazhí (14) → 40/66
Kylian (8) → 44/56 [soportar los elementos2, estremecida9]
Dragón (5) → herido
1: Soportar los elementos [permanece confortable entre -10ºC y 60ºC; durante algo menos de 21 h]
2: Soportar los elementos [permanece confortable entre -10ºC y 60ºC; durante algo más de 22 h]
3: Colmillo mágico mayor (NL 8) [+2 de mejora a sus tiradas de ataque y daño de mordisco; durante algo menos de 5 horas]
4: Resistir energía (fuego) (NL 8) [RE 20 (fuego); durante algo menos de 80 min]
5: Soportar los elementos [permanece confortable entre -10ºC y 60ºC; durante algo menos de 20 h]
6: Armadura de mago (NL 9) [+4 de armadura a la CA, durante algo menos de 5 horas]
7: Acelerar (NL 9) [+1 al ataque, +1 de esquiva a la CA y TS de Ref., velocidad de movimiento +30'; durante 5 asaltos]
8: Imagen múltiple (NL 9) [2 copias; durante 7 min]
9: Estremecido [-2 a las tiradas de ataque, pruebas de Característica y habilidad y TS]
10: Fuerza de toro (NL 9) [+4 de mejora a FUE, durante algo menos de 9 min]
Drey había aprendido a ser cauto... una vez en combate. Lo había aprendido a las malas. Un golpe y retirarse, un golpe y retirarse, esa era la estrategia. Y había ido bien, hasta cierto punto. Hubiera sido una estrategia demoledora para enfrentarse a otras criaturas menos poderosas. Y contra esta en particular, blandiendo aquella peculiar lanza larga, no había ido nada mal.
Sin embargo, el dragón contaba con su arma de aliento. Incluso habiéndose apartado varios metros del monstruo escamoso, las llamas lo inundaron todo. Todo. Un cono de fuego de increíble potencia lo calcinó todo a su paso: cocodrilos, piedra, humanos. Drey, que durante un rato había disfrutado de la protección de la magia contra el fuego, ahora no disfrutaba de esa ventaja. Sin ella, fue pasto de las llamas y cayó pesadamente hacia atrás, su grito agónico muerto antes incluso que el mismo estruendo del torrente de llamas.
Y la dragonlance repiqueteó al caer contra el suelo pedregoso de la cueva, metálica e inofensiva.
Motivo: TS Reflejos
Tirada: 1d20
Dificultad: 24+
Resultado: 5(+3)=8 (Fracaso) [5]
Pues nada, tenía 50 puntos de golpe, así que sobran 15. Sólo tengo Constitución 14, así que muerte instantánea. Impresionante.
Desde el aire, el fogonado que brota de las fauces abiertas del wyrm rojo resulta espectacular y espantoso al mismo tiempo. Una fuerza incontestable de la naturaleza que ennegrece la boca de la caverna y calcina a su paso cuanto encuentra. Espero que haya dejado algún superviviente pero no puedo saberlo ni parece racional esperarlo. Nunca había visto con mis propios ojos nada semejante, aunque había leído acerca de ello, por supuesto.
El olor a carne carbonizada asciende hacia el cielo y no puedo evitar estremecerme. Me debato entre mi instinto, que me grita que escape de inmediato, y mi deseo de acabar con un monstruo tan terrible.
Sé que este último pensamiento es ingenuo, irrealizable incluso, pero tal vez sí pueda obligarle a considerar que es más urgente perseguirme a mí que a los potenciales supervivientes de la cueva. Quizá pueda ganar algo de tiempo para ellos, no mucho, pero el suficiente para que escapen.
Empuño la varita colgada de mi cinturón. Mi regalo sin estrenar de la prueba de Alta Hechecería. Esperaba no tener que gastar nunca sus cargas pero no se me ocurre con qué otra cosa podría atraer sobre mí la atención del dragón. Apunto con ella en su dirección y lanzo una descarga de pequeños dardos de pura energía arcana.
Motivo: Proyectil mágico
Tirada: 3d4
Resultado: 5(+3)=8 [2, 2, 1]
Motivo: Superar RC
Tirada: 1d20
Resultado: 13(+5)=18 [13]
Gasto 1 carga de mi varita de proyectil mágico. Creo que ni siquiera supero su RC, pero bueno, hay que intentarlo. Creo que ni aunque me gaste la varita entera lo mato, pero igual le molesto lo suficiente como para que me haga un poco de caso en algún momento y no se meta en la cueva a explorar.
¡Enrielle, perfil bajo, por el amor de una madre! No le dispares, tírate al suelo y hazte la muerta. xD
Klunurig tú estás jodido porque, a diferencia del resto, aunque el dragón tampoco te vea sí sabe por su sentido ciego que estás ahí agazapado.
La brutal deflagración trajo consigo un intenso aroma a carne quemada, y Klunurig supo que la muerte se había cebado con todos los que luchaban. Ya no se oían los chasquidos asesinos del depredador-cobarde, y el guerrero-greñudo yacía en el suelo, inerte. Klunurig abandonó entonces la forma de cocodrilo, retornando a su forma original, y escondiéndose malamente entre los recovecos de la cueva magmática para tratar de resultar menos visible. Si escuchaba al dragón adentrarse en la cueva, sería el momento de huir.
Motivo: No, Makuwa, nooooo
Tirada: 1d20
Dificultad: 24+
Resultado: 8(+6)=14 (Fracaso) [8]
Motivo: Esconderse
Tirada: 1d20
Resultado: 10(+6)=16 [10]
Motivo: Escuchar (se va el dragón?)
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+9)=15 [6]
Goodbye Makuwa. El mejor guerrero del grupo siempre muere primero xD.
Me guardo la baza de la forma de gaviota por si, por lo que sea, el dragón pasa del súper artefacto matadragones-resucitadiosas y decide ir a cazar a un elfo random.
> Estándar: Tomar forma enana.
> Movimiento: S, S-E y luego lo que se pueda, quedando pegado a la pared que está al sur de mi posición original. Trato de esconderme u ocultarme como se pueda.
Dejo un escuchar para ver si puedo saber si se ha largado o no.
Enrielle se está a quedando atrás. Los gritos y el fogonazo que acababa de ver a través del orificio de la cueva no indicaba nada bueno para Drey, Klunurig y sus mascotas.
- ¡Por aquí Enrielle! - Alzó la voz el gnomo. - ¡No te quedes atrás!
De haber podido hubiera lanzado un nuevo conjuro de "luz" iluminando una piedra aunque fuera, para lanzarla y mostrarle el camino a la arquera, pero ya ni bendiciones básicas le quedaban.
- ¡Estúpido Drey! - Pensó para si mismo. - ¡Sal de ahí antes de que te hagan picadillo!
De Klunurig no tenía duda alguna de que se las arreglaría para salir. Era uno de los elegidos de Gilean para restaurar el equilibrio. No podía morir allí y por suerte tenía gran cantidad de recursos a su disposición para desaparecer de allí a toda velocidades. O eso creía al menos el bibliotecario...
Enrielle se giró al notar el calor y quedó petrificada. La escena que vio fue tan terrible y traumática que se quedaría para siempre en su memoria. El dragón hizo al fin lo que tanto la aterrorizaba, pues ya lo había sufrido en sus carnes, aunque aparentemente no con tanta violencia. Vio claramente cómo Drey fue engullido por las llamas con un grito inhumano. Un grito breve, pues terminó abruptamente antes incluso de que finalizara el infierno que se había desatado en la cueva. Y cuando la brutal llamarada pasó, donde antes estaba el corpulento, valiente, locuaz y risueño guerrero ahora sólo quedaba un bulto carbonizado. La mano calcinada del guerrero, crispada y esquelética, sobresalía del montón de carne como si clamara venganza.
Kylian la volvió a llamar, y Enrielle no pudo mirar más. Si había pensado en disparar su arco había cambiado de idea radicalmente. Corrió hacia el tenue resplandor de la luz de Kylian. Tanta prisa se dió que tropezó, trastabilló, cayó de bruces y se levantó aún más de prisa. Todo con tal de poner distancia entre aquel dragón asesino y ella.
Corro hacia Kylian como si no hubiera un mañana.
Después de presenciar con horror cómo Drey ha sido reducido junto con sus pertenencias a un amasijo informe de huesos ennegrecidos y recubiertos por el metal fundido de su arsenal, Enrielle y Klunurig quedan sobrecogidos y horrorizados.
La primera, haciendo un enorme esfuerzo por mantener dentro de su cuerpo el desayuno de esta mañana, echa a correr hacia las profundidades de la cueva. En parte tratando de alejarse del dragón y de la horrible imagen todo lo posible y, en parte, anhelando sentir algo de la paz espiritual que Kylian pueda prometerle en nombre de su dios.
Klunurig, entretanto, regresa a su desaliñada forma enana y gatea tan deprisa como puede en busca de la moderada protección que le ofrece un saliente rocoso en la cercana gruta lateral. Allí, encogido y tembloroso, deseando ser capaz de fundirse con la piedra, aguza el oído tratando de averiguar si el dragón va tras él o ha escogido una presa más suculenta.
El tiempo pasa y la tensión crece, mientras Kylian y sus pequeños secuaces continúan arrastrando el cuerpo inerte de Lluvia Estelar hacia el fondo de la caverna solo para descubrir con preocupación que su huida termina allí. Han llegado hasta un callejón sin salida.
En el exterior, tres magos elfos idénticos agitan sus pequeñas varitas y lanzan una decena de mágicos proyectiles blanco-azulados que se desvanecen en chispas multicolores justo antes de alcanzar las rojas escamas de su objetivo. Los inofensivos fuegos artificiales no dañan al dragón, pero consiguen atraer su atención hacia las alturas.
Drey (5) → -15/75 [soportar los elementos2, estremecido9]
Enrielle (4) → 34/57 [soportar los elementos2, estremecida9; 5/5 usos disponibles de la bolsa de supervivencia]
Ailas (21) → 33/33 [soportar los elementos5, armadura de mago6, acelerar7, imagen múltiple8, estremecido9, fuerza de toro10]
Shilara (21) → 52/73 [soportar los elementos5, armadura de mago6, acelerar7, imagen múltiple8, fuerza de toro10]
Klunurig (17) → 68/68 [soportar los elementos1, estremecido9; forma salvaje: 1/3 usos diarios disponibles]
Makuwa (14) → -10/59 [soportar los elementos1, resistir energía4, estremecido9]
Jilhazhí (14) → 40/66
Kylian (8) → 44/56 [soportar los elementos2, luz11, estremecida9]
Dragón (5) → herido
1: Soportar los elementos [permanece confortable entre -10ºC y 60ºC; durante algo menos de 21 h]
2: Soportar los elementos [permanece confortable entre -10ºC y 60ºC; durante algo más de 22 h]
3: Colmillo mágico mayor (NL 8) [+2 de mejora a sus tiradas de ataque y daño de mordisco; durante algo menos de 5 horas]
4: Resistir energía (fuego) (NL 8) [RE 20 (fuego); durante algo menos de 80 min]
5: Soportar los elementos [permanece confortable entre -10ºC y 60ºC; durante algo menos de 20 h]
6: Armadura de mago (NL 9) [+4 de armadura a la CA, durante algo menos de 5 horas]
7: Acelerar (NL 9) [+1 al ataque, +1 de esquiva a la CA y TS de Ref., velocidad de movimiento +30'; durante 5 asaltos]
8: Imagen múltiple (NL 9) [2 copias; durante 7 min]
9: Estremecido [-2 a las tiradas de ataque, pruebas de Característica y habilidad y TS]
10: Fuerza de toro (NL 9) [+4 de mejora a FUE, durante algo menos de 9 min]
11: Luz (NL 8) [el bastón de Kylian emite luz brillante en un radio de 20' y tenue en otros 20', durante algo menos de 80 min]
Quemadura del Alma mira una última vez hacia el interior de la cueva. La caverna está oscura y silenciosa, pero no está vacía. Lo sabe, os ha visto entrar en ella; os ha sentido y escuchado corretear como ratones asustados. Sonríe para sus adentros al imaginar el miedo que debéis estar experimentando los supervivientes y anticipándose al banquete que se dará con vosotros.
Allí, en el suelo, entre los restos pegajosos de Drey, resplandece todavía la ensangrentada lanza de caballería como la primera estrella de una noche sin lunas. El maldito artefacto que tan graves heridas le ha causado y que le arden en las entrañas como nunca nada que antes hubiera sentido. Heridas que, presiente, le dejarán espantosas cicatrices hasta el final de sus largos siglos de existencia.
Mira la lanza con temor y con odio, ansioso de atesorarla pero reacio a tocarla siquiera. No necesita reclamarla ahora mismo, se dice. ¿A dónde se iba a ir? Él conoce bien cada cueva de este pico volcánico y sabe que no hay escapatoria. ¿Cuál de los ratoncillos asustados se atrevería a blandirla contra él ahora que ha demostrado su apabullante poder? Ninguno, nadie sería tan loco y aunque lo fuera...
Sonríe de nuevo con crueldad al imaginar a alguno de los temblorosos kenders blandiendo un arma que es varias veces más grande que ellos. Y después está el goblin, debe preguntarle cómo ha terminado rodeado de tan curiosa compañía antes de comérselo.
La sonrisa se desvanece al girar su largo cuello y mirar hacia el cielo sucio de ceniza, hacia el trío de grifos negros que sobrevuelan su cabeza como aves de mal agüero. Quemadura del Alma no ha olvidado las ofensivas palabras que el asqueroso orejas-picudas le ha dirigido. Un insignificante aprendiz de mago que cree que con sus pequeños trucos baratos puede desafiar a un ser tan magnífico como él. Enseguida le demostrará lo equivocado que está y esa será la última lección que aprenderá el elfo antes de acabar convertido en antorcha junto con su emplumado amigo. Hace mucho que los grifos no se acercan al Pico de Malys por una buena razón y este es un manjar que no está dispuesto a dejar escapar. No es fácil encontrar buena caza en un paisaje tan desolado.
El dragón Rojo bate enérgicamente sus alas y se alza del suelo para lanzarse en pos de Shilara. La singular hembra de grifo, espoleada por su jinete y acelerada por la magia de éste, trata de mantener las distancias pero Ailas comprueba con desesperación cómo su perseguidor se aproxima rápidamente.
La presa maniobra con mayor agilidad a la hora de describir ángulos cerrados y lanzarse en violentos picados antes de remontar el vuelo nuevamente, pero el cazador es más rápido y más vigoroso. Sus víctimas no pueden escapar de él y Quemadura del Alma lo sabe y disfruta de la persecución, anticipando el inevitable desenlace.
Abre sus fauces y exhala una nueva bocanada de su aliento mortal pero, cuando el fuego y el humo se desvanecen en el aire sulfuroso, descubre con incrédula frustración y enloquecedora rabia que sus presas se han desvanecido también. Teletransportadas a otro lugar a cientos de millas de aquí.
Tres magos vestidos de blanco, de negro y de rojo respectivamente irrumpen en la cueva en la que aguardáis el regreso de vuestro verdugo. Los reconocéis como los miembros del Cónclave que os trajeron a este lugar de pesadilla: La Señora de Wayreth, el achacoso anciano adorador de Nuitari y alguien que en un primer momento confundís con Thorwyn pero que no tardáis en descubrir que es esa mujer tan desagradable que le gusta asumir su apariencia.
—Gracias a los Dioses de la Magia que estáis vivos —comenta Coryn Brinefolk con visible alivio.
—Cuando vimos al dragón alzar el vuelo y cómo había dejado la entrada de la cueva, pensamos que había acabado con vosotros —interviene la réplica de Thorwyn con su desagradable voz chillona—. Tendréis que contarnos cómo os las ingeniásteis para espantarlo.
—Mejor en otro momento —comenta el Túnica Negra, asomado al exterior, antes de empezar a toser de forma espasmódica.
NOTA: Espero que apreciéis como se merece el guiño navideño de los tres Reyes Magos que vienen a salvaros :P
Aunque los proyectiles que disparo contra el dragón no consiguen herirlo, cumplen perfectamente su propósito al hacer que el wyrm rojo alce el vuelo para perseguirnos a Shilara y a mí.
El miedo me grita que no pierda un solo instante y desaparezcamos de inmediato, pero los agentes del Cónclave necesitarán que les de algo más de tiempo; si es que queda alguno con vida. Así pues, espoleo a mi leal amiga para que deje de dar vueltas sobre la entrada de la cueva y se aleje de aquí tan deprisa como pueda.
Pienso en la distancia que nos separa de nuestro perseguidor y en que esa distancia se acrecentará incluso durante algún tiempo gracias a los efectos de mi conjuro de celeridad, pero no es así. Para el tamaño que tiene, el dragón es increíblemente veloz. Más incluso que Shilara, lo cual nos obliga una y otra vez a cambiar de dirección de forma violenta para desconcertarle y obligarle a maniobrar en el aire para continuar con su persecución.
Me gustaría decir que jugamos con él, que le dejamos acercarse para que se confíe y no se dé por vencido con nosotros, pero no es así. En cuanto los efectos del encantamiento acelerador se desvanecen pasados unos pocos segundos soy plenamente consciente de que ser derribados por el dragón es algo inminente a pesar de nuestros quiebros y nuestras zambullidas en barrena.
Doy indicaciones a Shilara para que deje de batir sus poderosas alas de águila y se limite a planear sobre este paisaje calcinado y deprimente. Miro hacia atrás y veo que nuestro enemigo ya está prácticamente encima de nosotros, con sus fauces abiertas y preparado para calcinarnos. Por un instante casi creo ver brillar el draconis fundamentum, esa glándula unida a su corazón que juega un papel esencial no solo en la generación de su arma de aliento, sino en todo el metabolismo altamente eficiente de estas criaturas magníficas y aterradoras. Hay tantos componentes para fabricar artefactos y lanzar conjuros que podrían extraerse de un ejemplar de este tamaño...
Este último pensamiento casi me cuesta demasiado caro. Un segundo más de distracción y ya sería tarde para nosotros, por fortuna, el hechizo de teleportación no necesita gestos ni componentes materiales, solo unas pocas palabras que he memorizado a conciencia para esta ocasión.
El mundo se desdibuja a mi alrededor y lo único que parece sólido y real son Shilara y su silla de montar. Poco después, mi visión se aclara y veo frente a mí la Torre de Alta Hechicería de Wayreth.
A mi espalda, mi chamuscada capa de viaje ondeando al viento atestigua lo cerca que hemos estado de no contarlo.
Motivo: Teleportar
Tirada: 1d100
Dificultad: 97-
Resultado: 93 (Exito) [93]