Partida Rol por web

Tras unos segundos de silencio durante los cuales el ángel se maldijo por no agarrar a ambos y sacarlos a rastras, Shatura se decidió a hablar.

—No digas tonterías. No tienes tu moto, ni tampoco tenemos la mía y si dejas aquí la caravana robarán todo antes de que demos dos pasos. Y sin tu caravana, no podemos arreglar el pozo y Jackson nos cuelga— ver a Jeremy tan fuera de onda le apenaba y le preocupaba. Nunca había visto al viejo sin una sonrisa en los labios. Haciendo acopio del poco valor que tenía añadió— Y sin tu escopeta mal vamos también. ¿Se ha caído a uno de esos sótanos que usaban para moverse?

Escuchar que el asaltante se había marchado y que lo único que quedaba fuera era una chica arreglando un coche, hizo que Eve perdiera un poco el interés en salir de aquel lugar.

Se dio la vuelta y miraba, de forma intermitente, girando la cabeza, a los cadáveres y al agujero del suelo, intentando decidir qué es lo que más le atraía.

-Un momento -dijo muy tranquila mientras se dirigía a uno de los cuerpos, intentando descubrir qué había pasado aquí.

Eso sí, mirando al suelo con más cuidado, que la madera no estaba en buen estado.

— Bueno si queréis echamos un vistazo, pero rápido. El disparo ese habrá atraído a gente.

Se asomó a la grieta donde le había caído su escopeta. Sacó su linterna de dinamo y tras darle unas vueltas a la manivela enfocó a ver si veía algo o alguna manera para descender.

- Si tanta prisa tienes puedes venir aquí delante y ayudarme a levantar el motor con esos palillos que tienes por brazos – oyó la réplica de Eliza atareada tras el capó.

Por el espejo retrovisor viste como Shatura entraba en la iglesia tras haberse quedado un momento parada con la puerta abierta.

@Shatura Ves que los cuerpos han sido devorados en gran parte a bocados grandes semiesféricos, luego otros bocados más pequeños, mucho más pequeños, que puedes reconocer como mordiscos de ratas. Por la zona del pecho y el abdomen puedes ver marcas de arañazos profundos que supones hicieron para poder hundir dedos y abrir las tripas y la caja torácica. Los órganos internos también están devorados parcialmente, aunque ves que completamente solo faltan los pulmones y el corazón.

Por las heridas de las extremidades supones que los brazos fueron arrancados de cuajo y las piernas fueron arrancadas igualmente de cuajo después de recibir varios bocados.

@Eve Con las indicaciones de Shatura sobre el cuerpo y las heridas, tú te fijas más en la escena que veis de momento. Para ti está claro que se intentaron defender, encuentras varios casquillos por el suelo, pero lo que sea que entrara aquí a por ellos los asaltó brutalmente. Sin embargo, el no ver cuerpos de los atacantes aquí te es llamativo. Podría ser por varios motivos, como que los compañeros de los asaltantes se llevasen a los caídos cuando se marcharon, que fueran tan rápidos que pudieran esquivar balas o vinieran con tanto blindaje como para que les dieran igual los disparos. Los casquillos son de armas normales, pistolas principalmente, al menos en esta zona.

@Jeremy, Con la pequeña linterna con dinamo podías iluminar malamente el agujero, al menos lo suficiente para ver que el suelo estaría a entre dos y tres metros de donde Eve había estado a punto de caerse. El suelo parecía de tierra suelta y entre ella podías ver tu escopeta al fondo. Por el rabillo del ojo te pareció ver que varios algos pequeños se movían en los límites de la luz.

Por aquí podrías bajar a través del agujero del techo. Si bajabas despacio podría ser que no te hicieras daño, pero siempre cabía la posibilidad de que cayeras mal y te torcieras un pie. Claramente debía haber un acceso al sótano en otro lugar de la iglesia de la que apenas habíais comenzado a explorar la nave.

Sin embargo, sabías que tu linterna de dinamo allí abajo no sería más que un mal apaño que llevabas para casos como este. Sin duda las linternas de batería que tenías en la caravana serían mucho más útiles allí abajo.

- Ugh, trabajar. Tu lo has dicho, no estoy hecho para eso.

Salgo de la limo y pego un portazo despreocupado.

Me pongo detrás de Eliza y le susurro cerca del cuello de manera insinuante.

- Pero te puedo animar para que lo hagas mejor

Vuelvo a alejarme y me enciendo un cigarrillo.

- ¿Sabes que pensaba antes? Que aceptaste muy rápido nuestra invitación para venir al lugar más peligroso de Detroit.

Entorno mis ojos sombreados sobre la chica tratando de distinguir algún respingo de sorpresa o algún burdo intento de cambiar de tema. Sospecho que la chica esconde algo y quiero averiguar el qué.

La dantesca escena era algo muy llamativo para Eve. Podría quedarse horas mirando aquella sala, buscando detalles que la hiciesen imaginar. Pero no quedaba mucho más tiempo para eso. La prisa de sus compañeros le vino a la mente y recordó que probablemente vendrían más "tipos raros" a por ellos.

Al darse la vuelta, Eve vio a Jeremy asomado al agujero. Inclinó su cabeza hacia un lado y entrecerró los ojos.

-¿Nos seguirán si bajamos ahí? -preguntó emocionada, creyendo que quizá bajar era la solución idónea.

Tras mirar por aquel agujero oscuro Jeremy miró a su alrededor como buscando otro acceso mas fácil. Señala a sus compañeros esa especie de barricada en el altar.

— ¿Qué es eso? Antes de tirarnos al pozo vamos a investigar un poco mas este piso.

Sacó su pistola aturdidora y se la preparó, si había algún animal salvaje, le serviría.

Eliza reaccionó con un contoneo de caderas a la insinuación de Azotitos.

- Si no vas a ayudar, déjame trabajar. – le replico, aunque su tono no implicaba que fuera totalmente reacia a sus insinuaciones – No tenía ni idea de que veníais aquí, malditos locos. Jeremy dijo que ibais a un almacén de recambios de coche y necesitaba algo de aire fresco.

Al encenderte el cigarro por el rabillo del ojo te pareció ver movimiento en uno de los edificios cercanos a la iglesia. Nada excesivamente preocupante, por la forma dirías que podría ser un animal de un tamaño entre el de un gato y un perro, aunque parecía más tonelete, no sabrías decir bien. ¿Podría ser un peligro? ¿Podría ser vuestra cena? ¿Podría ser nada?

Por otro lado, los chicos y Shatura llevaban ya un rato dentro de la iglesia. ¿Sabrían cuidarse sin ti? Al final siempre eres el que tiene que salvarles el culo…

—Seguramente sí— respondió a Eve—. No hay motivo para que no lo hagan. Y tampoco podemos dejar tirados a Azotitos, Eliza y los coches

Ladeó la cabeza y miró a Jeremy extrañada. ¿El plan no era recuperar la recortada? Shatura movió la cabeza afirmativamente y luego siguió a Jeremy. No había dado media docena de pasos cuando tímidamente intervino, sin dejar de caminar.

—En realidad, si encontramos una cuerda o algo podemos bajar al pozo, coger la recortada y salir, ¿no? O podemos volver a la caravana a por material para bajar. Será más rápido que ir buscando.

-Oh. Avisémosles -respondió a Shatura-. Un agujero oscuro en una habitación llena de sangre y cuerpos. Solo los locos entrarían. ¿No? -añadió con sorna, girándose muy lentamente mientras se reía.

La barricada había sido construida amontonando bancos. Por su construcción era obvio que había sido pensada más como algo detrás de lo que parapetarse para evitar las balas del otro lado que como muralla defensiva que impidiera el paso, algo que en cualquier caso habría sido imposible dado su aspecto apresurado y desesperado.

Pasasteis sin problemas por un par de huecos, uno a cada lado del altar que habían dejado unos bancos derribados al caerse en la batalla posterior. Podíais sospechar que los asaltantes debieron saltar la barricada para superarla en lugar de derribarla o romperla.

Detrás de la barricada y el altar la escena era igual de dantesca que fuera, llena de troncos humanos en túnicas rojas y doradas rasgadas donde se veían los mordiscos y la carne que les faltaba. El suelo del coro, cubierto por una tierra oscura y suelta, una tierra fértil, estaba regada por la sangre de los muertos salvo en algunos parches en los que conservaba su color original. Los casquillos se podían ver en las proximidades de los cuerpos, principalmente de pistola, pero aquí había más cartuchos de escopeta y algunos casquillos de más calibre, probablemente de algún subfusil o rifle.

Entre los cadáveres Eve y Jeremy pueden reconocer la cara de Jack el Bondadoso, el hombre que para una supuso un hogar y un cobijo cuando más lo necesitaba, para el otro quien lo expulsó de Cónclave al descubrir sus adelantos tecnológicos para el cultivo.  

En el centro del ábside se erguía un árbol al que habían arrancado las hojas que yacían a sus pies junto a las ramas que le habían arrancado y las pocas que aún aguantaba junto al tronco tronchadas. Allí era donde debía recibir la mayor cantidad de luz solar a través de las estilizadas y elevadas ventanas. Este era el árbol que este círculo druídico debía adorar y que había sido completamente desecrado. Esto era lo que habían debido tratar de proteger de manera desesperada cuando llegaron los asaltantes.

En primer lugar, un jabalí suelto me la traía al pairo. Si se ponía a tiro, no dudaría en entretenerme a hacer diana y quizás conseguir algo de comer un poco variado, pero si implicaba un esfuerzo extra de moverme y rastrearlo: paso.

Eso del esfuerzo extra también valía para sacarles las castañas del fuego a Shatura y los demás. Se habían metido en una iglesia, no? pues que les salvara dios si se metían en problemas.

- Qué lastima que tardes tanto en arreglar el coche habiendo tantas formas maravillosas de aprovechar el tiempo.

Echo un vistazo hacia arriba tratando de determinar la altura del sol y si había nubes en el horizonte.

- ¿A tí qué te gustaría estar haciendo si tubieras todo el tiempo del múndo?

Suelto una bocanada de humo y vuelto a ojear la calle del perro/gato/jabalí

El olor a cadáver era más penetrante aquí, en el ábside y el coro donde la concentración de cadáveres era mayor. La imagen de las larvas de mosca, semejantes a pequeños gusanos, moviéndose entre la carne putrefacta era una que invitaba a expulsar el desayuno de unas horas antes. Por el suelo de tierra se movían algunos escarabajos que se alimentaban de las larvas. A juzgar por el conjunto y la cantidad de carne que aún queda en los cadáveres Shatura estima que deben llevar así entre 7 y 10 días, aunque es difícil precisar por el entorno, el tiempo de los últimos días, y varios factores más. Seguramente en otros tantos días ya no quede carne en los cadáveres.

Desde la nave principal os llegan los sonidos de decenas de pisadas, de patitas pequeñas moviéndose por las maderas. Roedores, ratas probablemente. Primero pensáis que habrán venido de nuevo a alimentarse de los cadáveres, pero entonces caéis en la cuenta de que con larvas de mosca ya en los cadáveres es bastante improbable que las ratas vengan a alimentarse de ellos, pero entonces, si son ratas, ¿qué vienen a buscar?

Eliza te da la callada por respuesta concentrada en terminar el trabajo. Probablemente en estos momentos le preocupe más salir de esta mierda que de pasar un buen rato contigo. Deben ser las ventajas de no tener una verga que piense por ti.

Cuando te concentras más en observar el movimiento entre los edificios no ves ningún jabalí. Pronto desechas la idea. Esos cabroncetes son comunes en la zona de Waterford, al noroeste, donde hay un montón de lagos pequeños donde pueden beber agua más cómodamente y hay más vegetación donde ocultarse. No, lo que ves no son jabalís. Son ratas y si las ves a esta distancia es porque las hay a docenas dirigiéndose hacia la iglesia, pero alguna rata parece haber mirado ya en vuestra dirección.

Maldices que no sea un jodido jabalí. Tu rifle contra un berraco te da una gran ventaja. Un tiro y chuletones para todos para un par de días, pero las ratas… matas una y sigue habiendo cien y esas pequeñas hijas de puta muerden y saltan y son un jodido problema de verdad cuando son un enjambre hambriento.

- Imagino que me gustaría estar en algún sitio soleado, con un buen par de cervezas, algunos coches con los que cacharrear… No sé, pasar el tiempo sin tener que preocuparme cada día en como llegar al día siguiente – oyes que Eliza ha contestado al fin tu pregunta. – Mierda. – masculla entre dientes sujetándose una mano en la que parece haberse hecho algo de daño.

Shatura miró las ratas y, sorprendentemente, su estómago rugió. No le gustaba especialmente el sabor de las ratas, pero le traía buenos recuerdos de cuando era una niña. El estofado de ratas su padre era estupendo, no tanto por su aroma o sabor como por el hecho de estar con su hermano y su padre esperando a que su madre volviese de sacar a hostias a los intrusos del asentamiento en el que vivían entonces y comer todos juntos. Precioso. Como una postal navideña. Salvo por el hecho de que una llave inglesa ensangrentada sobre la mesa no es la decoración más alegre y que los insultos y amenazas de su madre al resto de la familia cuando bebía de más o cuando venía con la adrenalina disparada no eran precisamente villancicos.

—Que árbol más bonito— comentó al verlo mientras se acercaba a tocarlo— pero deberíamos ir a tu caravana, coger una cuerda y un imán para sacar tu recortada de ahí o para bajar si no funciona y largarnos.