Timmy estaba muy contento de volver a reunirse con su Conde, era obvio que nada ni nadie podría con él, era su héroe desde el día que sanó su cuello cercenado por la daga que portaba ahora en su cinto.
he matado a un Lupo terribilis Conde! Llevo su abrigo en mi bolsa para hacerme una capa de explorador con su piel.
Dijo mientras le enseñaba el pelaje sangriento que tenía en la bolsa.
-Una fermosa hazaña, sin duda.-Dijo, premiando al joven explorador -Más deberíamos apremiarnos en buscar cualquier pista
Los pequeños brazos de Elenair no lograban rodear toda la cintura de Ruff - Que alegria me da volver a verte. Casi morimos. Esos animales no tenían ojos normales. Si Sir Godofredo no hubiese estado con nosotros, todos hubiésemos muerto. Tendré que componer un poema de sus hazañas así como las del pequeño Timmy- Apoyó su rostro en la tripa del semiorco. Él la había defendido en más de una ocasión. Era conocedor de las dificultades que sentía en los combates y, en esta ocasión, podía ver su ropa echa jirones y sangre seca. Sangre de ella misma derramaba en el enfrentamiento con los lobos
- Tendremos que comenzar a llamarte “gran Timmy” por los rumores que señor escuchan, cazador de lobos- Los comentarios de Elenair querían aumentar la moral de todos y especialmente la de ella misma
El gran Timmy mira con cara de felicidad a Elenair mientras se hincha como un pavo del orgullo de ser alabado por sus compañeros.
-Cureme Conde y continuemos!
Agradezco profundamente tanto el sentido empático de Elenair, como su proximidad y calor..., no con palabras, sino con un util gruñido y aproximación, aunque intento mantener la atención en todo lo que se está diciendo...
-¿ojos extraños?... eso suena a algo sobrenatural, ¿no?.. Mmm... algo raro hay en este bosque... los lobos de antes, nos acecharon y atacaron por la espalda; es como si hubiesen tendido una trampa.
... un escalofrío recurre la espalda del semiorco... lo tangible, bueno, te pegas con ello y lo mismo lo matas, pero lo sobrenatural a veces tiende a escaparse de sus entendederas y no sabes que intenciones tendrá (si fuesen solo lobos, sería simple: quieren comer). Me detengo un momento a examinar con más detalle a Elenair, el estado de sus ropajes, rasguños...
-Y dime, ¿estás bien? ¿te hirieron esos bichos, o sólo tienes rasguños?... a ver si para una vez que nos separamos en una refriega, casi te pierdo. En todo caso, ya estamos juntos de nuevo.
Una vez hubieron sanado las heridas del pequeño Timmy gracias a la magia divina que San Cuthberto le había concedido al conde por sui devoción, el grupo con Wynloc a la cabeza inició la marcha en dirección a la cueva donde Jack y Ruff habían encontrado el amuleto que perteneciera a Serenya. Debían darse prisa si querían encontrar a Serenya con vida, aunque visto como habían quedado los hermanos Braxxen, difícilmente la hallarían de una pieza.
Pese a que era Timmy quien conocía mejor el terreno, parecía como si Wylnoc también supiera exactamente hacia donde se dirigía. Sin duda era un explorador avezado que no necesitaba detenerse demasiado a examinar las huellas y vestigios que habían quedado depositados en el terreno. De hecho fue el maestro de Timmy durante algún tiempo y de ahí que el niño tuviera tanta fe en él.
No tardaron ni media hora en llegar a las proximidades de la caverna donde había tenido el combate contra los dos lobos terribles. En el suelo frente a la gruta donde habían encontrado el colgante, se encontraban los cadáveres de los dos animales, estando uno terriblemente despellejado el otro de una pieza. Se trataba de una escena un tanto dantesca, aunque para nada tan tremenda como la visión de cómo había quedado el pobre Ismail Braxxen.
Ruff se apresuró a enseñarles al resto la entrada a la gruta. En la entrada de la misma se percibía un olor intenso a orín y heces. Las paredes y la entrada de la caverna parecían haber sido impregnadas con dichas sustancias, como si hubieran marcado su territorio de aquella forma. Ya en su interior se les reveló la cueva, como lugar un tanto estrecho en el que como mucho cabrán cuatro o cinco lobos como los que reposaban muertos en la entrada de la misma. El olor era nauseabundo en su interior.
El olor en su interior no mejoraba para nada. No es que oliera a orín o a excrementos, que también, sino que olía a algo incluso peor. Se trataba de un cómputo de olor a humedad, mezclado con pelo de perro mojado y combinado con el olor del orín y deposiciones de lobo terrible. Aquel olor era ácido y casi corrosivo y hacia que cayeran las lágrimas de los ojos de los dos bastardos. El suelo estaba lleno de pelo de lobo, pequeños huesos partidos en miles de pedazos, y todo tipo de inmundicias. Nadie ni nada se hallaba en el interior de la cavidad en la roca.
- Conozco este sitio… - Dijo entonces Wynloc. – He estado antes aquí, pero no me había percatado de la presencia de estos seres… - Señaló a los cadáveres de los lobos. – Muy cerca de aquí están las ruinas de una vieja capilla. ¿Creéis que podría esconderse allí el licántropo?
-Puede que si- Le respondo a Wynloc -Quiza los lobos terribles la trajeran hasta aqui comandados por el licantropo y desde aqui él se la llevara a la capilla que mencionas, habria que mirar si hay rastros de pisadas humanas recientes aqui dentro para confirmar mi teoria, aunque, viendo el colgante aqui y sin rastros de vestiduras ni sangre fresca, seguramente ella lo dejó caer a modo de pista para indicarnos que habia estado o pasado por aqui-
Un grupo más numeroso aplacaba los nervios. No era lo mismo verse sola, o escoltada por un par de guerreros que por un grupo bien nutrido -Demonos prisa, ella debe estar aterrorizada- Saco su flauta para tocar llevándosela a los labios. Al aspirar se detuvo. Si querían avanzar con cautela, una canción no era la mejor solución.
En cuanto terminemos esto, tendremos que tener una charla. Me vas a tener que contar todo con sumo detalle para que pueda transmitir tus hazañas en todos y cada uno de los lugares por los que pasemos- Estaba cerca de Timmy con dudas en su corazón. Ruff, Sir Godofredo, todas buenas alternativas y buenos escudos para protegerse. Ojalá no fuera ella el primer objetivo
-Estamos dando por supuesto que hay un licantropo implicado no? dijo Timmy con dudas en su rostro. Yo antes lo he dicho un poco por decir, claro,... lobos, lobos terribles, pues me salió decir licántropos mas que nada por jerarquía de esta raza de bestias, pero lo que decís tiene algo de sentido, aunque si mal no recuerdo puede haber docenas de seres capaces de controlar a lobos y lobos terribles.
-Vayamos a ese lugar que indicáis y acabaremos con cualquier cosa que sea que haya dominado a estos seres, sea un licantropo o un duende! Yo buscaré las huellas que decís.
Acto seguido el pequeño Timmy, o el Gran Timmy como acababa de ser renombrado por la atractiva elfa Elenair, la mejor barda de poniente, se puso a buscar rastros con la ayuda de su feo amigo sabiendo lo difícil de encontrar unas pisadas concretas en tales condiciones de humedad.
... avanzo meditando sobre las palabras de Timmy... sí, es cierto que hay distintos seres que pueden ser capaces de controlar a los lobos.., y los peores, son los racionales. Eso cuadraría con lo que dijo Jack..., que el colgante posiblemente fuese una pista dejada por Serenya.
-Chicos, avancemos con cuidado... no sabemos quien estará guiando a los lobos, pero no me extrañaría una emboscada
Procudo mantenerme cerca de Elenair, con la ballesta atenta a cualquier sombra sospechosa.
- Desenfundad vuestras armas. Podría ser una emboscada. - Dijo la enana. - Los exploradores id bien atentos al terreno. Cualquier pista con la que os encontréis debe ser examinada de forma meticulosa. - Miró entonces a Jack y a Ruff. - Vosotros sois buenos detectando trampas. No descarteis que si quien tiene a Serenya es una mente inteligente, haya instalado alguna en el camino. - Miró entonces al conde. - Recordad que algunos aún estamos heridos y creo que ha gastado la mayor parte de sus conjuros. ¿Verdad Sir Godofredo?
-Yo iré delante! Dijo el Gran Timmy con valentía en su voz, tratando de ganar el respeto del Conde.
-Yo podré seguir el rastro y mi pequeño amigo me podrá alertar de la presencia de algún bellaco gracias a su gran olfato y buena vista, verdad Valtonyc? indicó levantando su mano en puño al pequeño monstrenco que le acompañaba el cual ladró de aprobación .
-Conmigo que venga presto el Hobbit buscando trampas y subterfugios!. Ahí le vino una mueca de desagrado por sus propias palabras, pero mucho menos de lo que acostumbraba.
-A 10 pies que nos siga la preciosa Elenair seguida del Conde y el resto a continuación, y que cierre la formación el otro explorador para que esté pendiente de si nos sigue algún Lupo. Os parece bien la formación? Estaremos cerca por si nos emboscan, pero alejados por si los que vamos en cabeza caemos en una treta! Pisad donde pisamos nosotros! no os salgáis de la fila, no puedo garantizar vuestra seguridad sino!.
El niño trataba de mostrar adultez en sus palabras, se limitaba a copiar la forma de hablar de su querido Conde y su fiel Dwama.
Si, si. Yo al lado de Sir Godofredo, es la mejor opción y además teniendo la espalda bien cubierta. Démonos prisa que hay vidas en peligro- Elenair pasó deliberadamente por alto el tema de los licántropos y lobos terribles. Ella había mencionado los ojos extraños, algo que no estaba segura de que fuese cierto, pero, en un combate demasiadas cosas se pueden confundir.
La pequeña elfa llevaba en su mano su flauta de madera. Era, quizás, su mejor arma. Con ella podría mejorar las aptitudes del grupo en un posible combate. Una lucha que sería mejor que no llegase
-Por nada temáis, gentil dama, puesto que nada dejaré que os ocurra. Para no repetir errores preferiría ir yo delante de la señorita Elenair por si volviesen a tomarnos desprevenidos. Que sea ella la que me siga y maese Ruff justo tras de ella-afirmó en tono confiado el clérigo.
-Más debo advertiros a todos que mis poderes arcanos se encuentran prácticamente extinguidos, si bien estando en primera línea puedo recibir las acometidas del enemigo por vosotros.