Partida Rol por web

El experimentado conde se apoyó en la enana para ponerse en pie. Su rostro seguía pálido como el mármol y el sudor seguía adueñándose de su frente, por lo que le costaba mantenerse en pie de forma estable.

Renqueante se acercó a la improvisada tumba de los amantes.
-Creéis bien, buena Dwama. Aquestas dos personas merecen unas palabras...
Alzó las palmas hacia arriba, llevando su vista hacia la negra noche.
-Maese Wynloc causo perjuicio e injusticias, más le guiaba un sentimiento tan poderoso como el amor... Y la dama Serenya actuaba guiada por una maldición... Causaron estragos y por ellos han sido justamente castigados por aquestos, tus siervos. Nosotros hemos aplicado el castigo, más te pedimos que tu los acojas y perdones.
Tras santiguarse volvió la atención a los suyos.
-Lamento la pérdida maese Ruff, soy sabedor de los lazos que os unían

Me giro en direccion a las ruinas, al pasar junto a Ruff apoyo mi mano sobre su brazo (habría sido mejor el hombro, pero por mi estatura no pudo ser), le miro a la cara y le doy unas palmadas intentando animarlo, no pronuncié palabra alguna, pero aún asi sentia su perdida; hicimos cuanto pudimos, estabamos en una situación que era matar o ser asesinados y obramos de la mejor manera que podiamos en aquel momento, ahora no era momento ni lugar para pensar en ello -Debemos investigar las ruinas, quizá si que haya algo más allí; si hay personas, confio en que aún esten vivas, tantearé el terreno por si hubiera más trampas-

Jack fue el primero en moverse en dirección a las ruinas. Lo hizo con mucha cautela, pues sabía de buena tinta que el terreno estaba plagado de trampas. No obstante, en el terreno adyacente a la antigua construcción, no localizó ninguna. Era evidente que Wynloc había preparado una serie de sorpresas para ellos. De no haber subestimado sus habilidades de combate, posiblemente le hubiera salido bien la jugada.

Tras los muros de lo que debió de ser una capilla dedicada a Rorion, dios de los bosques y de las criaturas silvestres, pues aunque muy deteriorado, todavía se podía distinguir un mosaico dedicado a él, en la pared de aquella antigua capilla. Se trataba de la imagen de un hombre con cornamenta de ciervo y barba hecha de musgo. La imagen que solía identificar a aquella deidad de alineamiento totalmente neutral.

No le costó demasiado divisar algunos restos humanos esparcidos por la zona. Se trataba de huesos y viejas vestimentas. Jack pudo apreciar con facilidad, como algunos de aquellos despojos humanos eran más antiguos que otros. Aunque la mayor parte eran huesos, algunos de ellos todavía presentaban restos de piel y de carne. La gran mayoría de aquellos huesos presentaban fracturas, lo cual evidenciaba una muerte violenta y la posterior acción de los carroñeros convirtiendo en un festín los cadáveres.

Sin duda alguna, no era la primera vez que Wynloc utilizaba aquel método, para llevarle presas a Serenya, aunque en aquella ocasión el resultado había sido completamente diferente. Jack pudo contar un total de unas nueve o diez calaveras, pues no podía estar seguro del número exacto, ya que algunas estaban fracturadas, a algunas les faltaba la quijada y también había más de una quijada suelta y esparcida por el interior de las ruinas.

Buscando un poco encontró algo que le llamó la atención. Cerca de la pared donde se encontraba el mosaico del dios Rorion, y donde otrora debiera haber un altar, encontró lo que parecía ser una trampilla. Tras cerciorarse de que no había ninguna trampa o mecanismo dispuesto contra gente demasiado curiosa, se dispuso a abrirla. En el interior localizó un pequeño almacén en el que alguien había depositado armas y armaduras. Posiblemente las de los infelices que reposaban esparcidos por toda la zona.

Doce armas de gran calidad, por las que podrían pedir fácilmente ochocientas o novecientas piezas de oro, y diversas armaduras, algunas pesadas, otras ligeras y también intermedias. No todas eran de gran calidad, algunas eran de cuero o pieles y estaban bastante deterioradas, pero haciendo un cálculo por encima, podrían pedir otras cuatrocientas o quinientas piezas de oro por ellas. 

Mientras Jack rebuscaba todo aquello, Ruff y Elenair se fueron ocupando de detectar, bajo la supervisión del primero, de ir encontrando y desactivando cada una de las trampas que se habían dispuesto en la zona. Ruff contó un total de cinco cepos, los cuales desarmó con sumo cuidado y otros dos fosos, los cuales, si bien no los tapó, si los descubrió para que al menos si alguien pasara por la zona, no pisara en falso y cayera a su interior.

Si... Yo tampoco lo veo mucho peeeero... Parece que se lo ha tomado en serio. Démosle un voto de confianza. Epílogos abiertos. Igual mañana cierro si todos habéis respondido!!