Las palabras de Adrik animaron de sobremanera a Kroggar. Para esto había venido a Khazak-Felek desde la Gran Brecha, para servir y luchar por el pueblo robusto justo dónde se le necesitaba. Para él Barbabronce no era un problema, pero si el hecho de que fuera un simple recluta. El clérigo de Bargenta tenía una ambición desmedida. Quizás así pudiera arreglar las cosas con Breda y que todo volviera a ser como siempre fue.
Cuando escuchó el comentario de Borzos sobre Barbabronce, Kroggar carraspeó. Su compañero era un gran enano, pero necesitaba alguien que lo controlase. Daba igual que se llamase Ivor Barbabronce o Kroggar Martilloardiente.
—Me parrece bien. Danos un puñado de barrbas rrecias y desentrrañarremos todos los secrretos de este lugarr.
El posible ascenso estaba marcado para Toril como la señal de haber sido plenamente aceptado en la comunidad que le había salvado de una muerte segura, significaba mucho más que un estatus militar o social, significaba pertenencia y volver a sentirse enano entre los suyos.
—No perdamos más tiempo, cuanto antes demos cuenta de esto antes podremos organizar la expedición, estoy seguro de que nos esperan secretos fascinantes aquí abajo— su instinto de explorador ya llevaba tiempo excitado ante lo que prometía aquel descubrimiento. Además, seguía creyendo que un gran peligro acechaba sus montañas.
El clérigo asintió ante la motivación de los jóvenes enanos que estaban dispuestos a avanzar en aquél asunto.
- En ese caso salgamos de aquí. Y mantened la boca cerrada hasta los nombramientos, serán en unos cuantos días.
Dicho esto se dispuso a salir de aquél lugar para ordenar que cercaran la zona y que ningún civil se acercara.
Continuamos la escena en Khâzad Felek