Partida Rol por web

El humano, viendo que nadie actuaba y lo que hacía el enano tomó su espada y rebanó con tajos torpes la cabeza del bestigor para entregarla a las autoridades.

- No es oro lo que quiero.- diría tajantemente el humano - llevo sumido en un voto de pobreza desde que nací, no os equivoquéis enano. Creo que he dejado que lo único que me importa es protegerme un poco, dadas las circunstancias.- Posaría la cabeza del bestigor recién rebanada para luego poner la hoja del hacha de dos manos al lado de su cabeza, comparando su testa con el tamaño de la misma y levantando los hombros. Tras esto, dejaría caer el arma y cogería la cabeza para probar que la compañía se había cargado dos de esas cosas. 

Al entender la posición del chico, Hraldan se acercó, le agarró del hombro y respondió - Te comprendo, Hartmann. Yo mismo me siento poco y mal armado incluso para esta esta misión. Son tiempos duros para todos, pero no podemos apañar lo primero que veamos ni dejar que siquiera una mácula de corrupción nos acompañe. En el campamento te prometo que intentaré luchar por que nos armen debidamente. Te lo has ganado. - dijo el iniciado con una sonrisa. - Y ahora, por los cuernos de Taal, ¡marchémonos! - terminó mirando de reojo a la hechicera.

La reflexión sobre el.macula delncaos hace torcer el gesto con asco a Ludwig, que tira al suelo un arma ungor que había cogido.

Si, será mejor no coger nada y volver raudos al campamento pues. Sólo un momento antes. 

Ludwig se va a cercando a cada ungor y le rebana el cuello. Da igual que ya estuvieran muertos. Parece que lo hace por gusto, como queriendo dejar un mensaje. 

Tras una breve discusión, continua con su misión de exploración, por lo tanto, ya que todavía tenían casí medio dia para completarla o si no se les acusaría de cobardía si volvían demasiado pronto y sin apenas información relevante, con los efectos que eso conlleva, por lo que dan un rodeo a cierta distancia de "seguridad", donde pueden ver que parece que los hombres bestía están reuniendo a una cantidad considerables de efectivos, con una cantidad que podría igualar al ejercito que habéis estado acompañando, por lo que sin perder mucho tiempo, llegáis a mitad de la tarde para avisar a los superiores de la orden y el resto de oficiales