Partida Rol por web

https://www.youtube.com/watch?v=vAqCdYhvzK4

Y allí estaba el pequeño Jack Daniels, con sus enormes ojos mirando a su alrededor. En un cuarto lleno de muñecas de porcelana, a sus pies un cadáver que tiempos atrás había pertenecido a Marie Sue y que se había encontrado durante años a medio camino entre la vida y el más allá, a su lado, Malta que le miraba con ojos brillantes arrugando el gesto en una mueca de desagrado.

Malta se llevó un cordón de su sudadera rosa a la boca y mordisqueandolo salió de aquel cuarto arrastrándo los pies.

- ¡Toma! ¡El conejo polvoriento está echo un guiñapo! ¡Ja já! ¿Quién es el traaaaapo aahoooora?.gritó con voz juvenil mientras le daba de patadas. Le levantó por un brazo y le dio la vuelta y abrió su boca separando sus dientes afilados y sanguinolentos. Metió la mano que brevemente atravesaba la cabeza del conejo y con cara de esfuerzo estiró de un cordón hasta recuperar su yoyó.

-¡Toma! ¡Ésto por pantuflero!.- se rió malignamente dándole una última patada. La niña se giró y enrolló de nuevo su yoyó y lo guardó en su bolsillo de atrás, mirando fijamente a Jack a la espera que le dijera algo, ladeando la cabeza.

Un lastimero ruido y un breve lametón en la mano te recordó que Murphy seguía ahí, herido pero vivo, no muchos en aquel lugar podían decir lo mismo.

Jack respiró profundamente, entrecortado y agitado, su pecho subía y bajaba mientras miraba a su alrededor, aquel guardia negro todavía parecía respirar, sus párpados se movían y exhalaba fatídicos estertores ante una herida en el cuello que sangraba profusamente.

Jack abrió y cerró las manos, era extraño volver a estar en sí mismo, todo había ocurrido tan real, y las consecuencias habían sido tan terribles. Aunque al girarse no vió a Malta podía escuchar sus valientes improperios, no era la niña asustada que un día fue y se escondía en un cuarto de taquillas en el sótano de un hotel en desuso.

Contó los cuerpos... uno... dos... tres...cuatro.... todo igual, igual que en el hotel. Ahora venía la policía y le interrogaba para pasar más tiempo en el psicólogo y esperar una eternidad en el orfanato. Aquellas personas habían intentado matarle y ahora no sabía a donde ir, las lágrimas se agolpaban en sus ojos, agarró fuerte el pelo de Murphy, que aún herido aguantó estoico y lamió la otra mano del muchacho que tiró con fuerza de él hacia fuera.

Salieron al parque, todo parecía ocurrir con normalidad. Aquello era todo una trampa, un lugar de pesadilla. El parque no era lo que Jack había esperado y tras él podía sentir las miradas de los muertos persiguiéndole. Escuchó más allá la voz de Malta, aunque no la viera aún la seguía escuchando, había aprendido a ignorarla parcialmente, para ella el transcurso del tiempo pasaba diferente.

Dejó de coger a Murphy que se apretó contra el muchacho, Jack se encajó bien la mochila, tras el gesto empezaron a temblarle las espaldas y los hombros mientras ponía rumbo a salir fuera del parque, no iba a volver al orfanato, no iba a tener una familia ya lo tenía claro y quería sentir pena por ello aunque no lo consiguió mientras sus pasos apneicos le llevaban fuera de aquel lugar.

Saliste de la atracción y sentías que casi todo el mundo te miraba, pero no parecía haber nadie para deternerte. Al parecer que el guardia de seguridad hubiera muerto y aún no se hubiera dado la alarma, te daba valiosos minutos para que nadie te llevara a niños perdidos. Saliste del parque justo cuando escuchaste un tumulto de gente que corría hacia un sitio de en concreto del parque. Delante de ti estaba el aparcamiento, ya sabías que el trayecto hasta la ciudad era largo, pero habían autobuses.

Jack se acercó hasta un autobús, pero no uno que volviera, sino uno desconocido, que lo llevara lejos a poder ser. Se acercó hasta la puerta y se quedó mirando al conductor, con paso vacilante subió las escaleras con el gran pastor alemán cojeando y con la lengua fuera, pero sonriente. Al llegar al conductor trató de pasar sin más, yendo directamente a un rincón del fondo donde aquellos ojos negros no le vieran más.

Parecía que el Autobús no iba a irse muy lejos, para suerte de Jack era el que volvía al pueblo gratuito, sin embargo el Conductor estaba ojo avizor y se dio cuenta que Jack no iba acompañado de ningún adulto.

-¡Eh chico! ¿Dónde están tus padres?.- oyes una voz algo grave, pero amistosa.

El hombre latino, levanta las cejas mirando a tu alrededor y se fija en el perro. - El perro está sangrando, ¿Qué le ha pasado? ¿Y tus padres?.- pregunta de nuevo.

Yo.... no tengo padres... dijo sincero, Jack no era un niño mentiroso, y mirando al perro que a pesar de herido cojeaba junto a Jack con esa extraña sonrisa que siempre visten los perros - Y él ha estado en una pelea y le han mordido - Respondió una vez más sincero. - Así que vamos al veterinario

Visto que el conductor era simpático, se puso en una butaca de primera fila, así Murph tendría más espacio para echarse y descansar, bastante había tenido por hoy, aunque levantaba ambas orejas cada vez que a Jack le parecía ver de refilón, como una sombra vaga, a Malta
 

El conductor levantó las cejas sorprendido y pestañeando con fuerza se quedó mirando cómo el niño y su perro se sentaban en el Autobús. Parecía estar sopesando opciones cuando se levantó del asiento y salió del Autobús. Desde fuera, el latino, llamó con el Walkie y después de unas breves palabras y el tiempo de esperar una contestación, guardó el walkie y se quedó mirando la puerta del parque con los puños en las caderas. Esperando.