Partida Rol por web

Calor.. Calor.. Sofocante calor.

Abres los ojos y ves a tu derecha el cielo azul, y a tu izquierda arena. Un pequeño lagarto se para enfrente tuya y te mira a los ojos. Notas tu boca seca y no puedes evitar imitarle cuando el lagarto saca su bífida lengua y se la pasa por las comisuras. Entonces escuchas el graznido de un águila y el lagarto sale corriendo, hacia el cielo.. ¿Hacia el cielo? Retomas un poco el control de tus sentidos y te das cuenta que estás tumbado boca abajo, te incorporas y miras a tu alrededor. Estas al lado de una carretera y todo a tu alrededor es un desierto, a tu espalda hay unas montañas y un poco más adelante, borroso por la niebla que provoca el calor, una especie de bosque. A tus pies una maleta.

¿Qué harás ahora, señor Morris? ¿Te atreverás a abrir la maleta? ¿Tomarás la carretera? ¿Irás a las montañas? ¿o perseguirás lo que parece ser un espejismo?

- ¿Que...? ¿Donde estoy...? No recuerdo como he venido a parar aquí, ¿cuanto tiempo llevo dormido? -  Giro la vista a mi alrededor buscando algo de claridad, intentando situarme en vano. Al girar hasta llegar a la maleta me encorvo ligeramente, la cojo para buscar algún tipo de identificación, marca, nombre, peso, material, etcétera. Estoy muy lejos de cualquier parte, si alguien hubiera querido matarme lo habria hecho ya. Ésta maleta es la respuesta mas cercana que tengo ahora mismo. Vuelvo a depositar la maleta en el suelo y me agacho delante suyo. Con cierto grado de desconfianza y cuidado recorro lentamente la cremallera hasta llegar al final de su recorrido y de la misma forma la abro con el temor de no saber que hay dentro.

Mientras Morris abre dramáticamente la maleta un ruido interrumpe el graznido de las águilas.

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- ¿Que clase de broma perversa es ésta? ¿Nada? ¿Ni una pista o una nota? Quien ha hecho ésto tiene un peculiar sentido del humor. Y encima pierdo la posibilidad de conseguir ayuda, ¡maldita sea! -

Todas mis opciones son remotas, las montañas o el supuesto bosque no me garantizan encontrar agua o cobijo. Sin embargo... si sigo la carretera en la dirección en la que ha ido el coche haciendo autostop existe la posibilidad de que alguien se cruce conmigo y en caso desesperado, en el peor de los casos me encontraré con quien lo conducía o llegaré a algún sitio.

- Que forma mas horrible de empezar el día, no me despertaba con éstas esperanzas desde... - Trago saliva de la misma forma en la que alguien traga una pastilla de gran tamaño sin líquido para empujarla, el recuerdo que me acababa de venir a la cabeza seria mas duro de digerir que cualquier otra cosa. - Bueno, vamonos - Me echo la chaqueta al hombro y me remango la camisa intentando protegerme todo lo posible del sol. - Hasta luego, amiguito, espero tener mejor suerte que tu - Le digo a la piñata medio aplastada tras coger unos pocos caramelos como simple hecho anecdótico y mientras me alejo de ella. Me pongo dirección donde ha ido el coche, preparado para hacer autostop en cuanto escuche algún vehículo.

Y ahí estaba el señor Morris, abandonando al que pudiere ser su único amigo en la carretera. Caminas y caminas, parece que el tiempo no transcurre y los zapatos empiezan a arder. Gotas de sudor te empapan de arriba a abajo pero no hacen gran recorrido ya que se secan rápido bajo el enorme sol que te maldice desde arriba. Mirar brevemente hacia el cielo, para maldecirlo, y te das cuenta que lo que antes te acompañaba que era un águila, ahora es un buitre. Al otro lado de la carretera ves entre cactus, algo que parece ser huesos, más allá sigue habíendo el bosque, al otro lado, las montañas. Detrás tuyo, aunque no lo veas, la piñata.