Partida Rol por web

Un día más llegaba a su fin, y tú aún sin sueño.

La tv te aburre hasta tal punto que prefieres apagarla… te asomas al balcón en busca de aire fresco y de las fantásticas vistas de que ofrece tu piso, en la planta 5º del edificio.

Eres un gran arquitecto y trabajas para un buffet de arquitectos desde casa. Ellos te piden bocetos y proyectos para clientes que tu encantado elaboras en tu casa, sobre el escritorio especial que tienes en tu salón para ello. Pasas las horas entre reglas, lápices, diseños, y el PC donde insertas todo para rematar los bocetos y estructuras. Siempre han tenido un buen concepto sobre ti en la empresa, cumples los pedidos a tiempo, y estás consiguiendo hacerte un renombre como arquitecto de edificios. A veces… añoras como habría sido tu vida si hubieras encontrado el amor, … pero el trabajo siempre te ha ocupado mucho tiempo y además eres muy hogareño, no te gusta mucho el bullicio ni estar en contacto con muchas personas. ¡Incluso te abonaste en el supermercado para que mensualmente te trajeran la compra a casa!, que por cierto… estarán a punto de traértela, mañana o a más tardar pasado.

Aparcas tu lápiz de bocetar y para descansar un poco la vista, te asomas al balcón en busca de aire fresco y de las bonitas vistas de las que dispone tu piso en la planta 5º del edificio.

Tu mente viaja hasta toparse sin poder evitarlo con la chica que vive en el piso de al lado, es guapísima. No puedes evitar pensar en ella mientras estás bocetando… muy pocas veces has sentido aquello, y no te avergüenza reconocer que ha sido un flechazo. Por otro lado eres bastante tímido y te costaría dar el primer paso… pero algo te dice que es la mujer que estabas buscando todo este tiempo. No dejarás pasar la oportunidad… aunque de momento no conoces ni su nombre.

También conoces al chico que vive enfrente, es incluso más tímido que tu, pero no es mala gente. Es informático, le has pedido algún que otro encargo de programas que te ayuden con la maquetación y el diseño de tus obras arquitectónicas. Siempre, a pesar de ser algo raro, se ha mostrado cordial contigo, incluso piensas que podríais llegar a ser buenos amigos.

Volviendo a la actualidad, a tu terraza a la que has salido para descansar la vista. Comienzas a sentir un poco de hambre y empiezas a percibir las primeras gotas de la gran tormenta que ves acercarse en el horizonte, recuerdas que aún no habías cenado. Mejor será volver dentro – aprecias en esa gran nube negra que se acerca varios focos  de relámpagos… será una noche intensa.

Aquí en tu terraza, con hambre y empezando a notar la primera llovizna de la gran tormenta que se avecina comienza tu aventura.

La lluvia comenzó a intensificarse a tu alrededor. De seguir allí mucho tiempo quedarías empapado.

La vista desde tu ventana mostraba la ciudad de Toronto bajo la lluvia, y en el cielo un foco de relámpagos impresionante. Sabías que en unas horas tu edificio se encontraría justo bajo el foco de los relámpagos.

La luz de dentro de tu casa tintineó levemente para volver de nuevo por completo. Fuiste consciente de que podías quedarte a oscuras en cualquier momento... y con más seguridad en las próximas horas. Aunque... sabías que el arquitecto que diseñó el edificio ya había pensado en un plan B, si la antena para-rayos no funcionaba, - ¡era un maestro!

Llevaste tu mano a tu barriga instintivamente, pues un gutural ruido te hizo recordar que estabas hambriento... y además ya se echaba encima la hora de dormir, aunque la verdad, aún no tenías sueño.

Preparo el equipo básico para una emergencia, una tormenta así con anta tecnología y avanzado en caso de fallo se puede montar una muy gorda, una mochila con linterna algo de comida enlatada, algo de ropa, una navaja debidamente cerrada, un martillo, mi ordenador portátil con la copia de seguridad de todos mis datos por si le ocurre algo a mi ordenador y el teléfono móvil siempre a mano. Tras preparar eso por si acaso preparo la cena y me doy una ducha caliente para acostarme tras haber fregado a mano lo ensuciado en la cena y quitar en los plomos de la cada la luz de todo aquello que no sea estrictamente necesario.

 Siempre fuistes un chico precabido. Tras cenar y tras ducharte, meterte en la cama fué un placer de dioses, oyendo de fondo la lluvia caer e impactar en tu ventana. Quizá mañana ya habría pasado la tormenta... o quizás no, el caso es que tu ya estás preparado para ambas circunstancias, pues no tenías pensado salir mañana de casa de todos modos.

Los párpados fueron haciéndose más pesados lentamente, hasta que se cerraron por completo y quedaste inmerso en un sueño profundo.

No entiendes por qué tu razón te vuelve a llevar a aquel sueño... quizá sea por tu mente lógica y estructural, pero esa partida interminable de ajedrez se hace dueña de tu subconsciente. ¿Encontrarás finalmente la forma de derrotar al ejército rojo? ... parece que tiene algún tipo de relación con tu realidad... algo que se esconde en tu subconsciente que trata de aflorar a la realidad... pero no logras adivinar qué es. Aún no será el momento de adivinarlo...

Quizá sólo por que es un sueño... pero sientes la necesidad de sobrevivir... como si fueras tú en realidad el REY negro de la partida, y si quedases expuesto... tu vida también lo haría...  En tu mente sólo se divisa una posibilidad: la victoria.

Reina A5

Tras realizar tu movimiento, el REY enemigo trazó una singular respuesta...

Reina C5

Reina C3

Peón C4

Cómo todas las noches... tu sueño evocaba un cierto halo de dolor. La presión se hacía presente cuando la reina enemiga se situaba en línea amenzante. El tiempo pasaba lento en tu cabeza y el pulso comenzaba a faenar más deprisa en tu cuerpo. Decisiones importantes se harán patentes en las próximas jugadas...

El sueño llegaba a su fín, lo sabías muy bien. Iba siendo hora de despertar... y efectivamente... abriste los ojos.

- Vaya sueño extraño... ¿qué querría decir?

Max se entretuvo durante toda la mañana con unos planos que le habían encargado por internet. Terminaste de realizar un edificio de ampliación para el gobierno; se trataba del ensanche para una residencia para ancianos...  Sólo faltaba dar un nombre al pabellón.

¿Qué nombre le pondrías?...

- Bonito pabellón... Amplio y confortable para nuestros ancianos. ¿Cómo lo llamaré? - pensé

Me levanté de la silla dando vueltas por la casa pensando nombres. Siendo honesto, era lo único en lo que carecía de imaginación a la hora de idear edificios nuevos. Me salían muy bien pero nunca se me ocurría un nombre acorde. Pensé en llamar a mi hermano. Siempre se le ocurrían a él mejores nombres que a mí.

Me acerqué al teléfono y marqué el número de mi hermano...

Tras varios tonos sin contestar...

"Hola, soy Joel. En estos momentos no estoy en casa, estoy de viaje o entrenando. Puedes probar suerte llamándome al móvil... o bien puedes dejarme un mensaje después de oir la señal..."

(sonido/pitido)

...

- Hola Joel, te llamaba sólo para saber qué tal te iba. Hace ya días que no hablamos. Para eso y para lo de siempre... Un pabellón para una residencia de ancianos. Vejestorio II? Geriatris? - bromeé - Lo necesito mandar en breves así que si lo escuchas pronto dame un toque. Muchas gracias hermanito.

Colgué el teléfono y perdiendo la esperanza de que mi hermano me ayudara seguí pensando nombres para el pabellón. Después de un rato se me ocurrió que podría llamarlo Hebe, la diosa griega de la juventud. No creía que los abuelos lo supieran, pero si alguno lo averiguaba supuse que no le importaría y que incluso le agradaría.

 Tal y como suponías, no hubo respuesta.

 El día no parecía mejorar. La lluvia era tan bestial que golpeaba contra tus ventanas y cristales haciendo demasiado ruido para lo que tu acostumbrabas a oir cuando llovía.  Se habia convertido en una tormenta bastante fuera de lo normal.

La luz tintineó en todo el edificio y tras 5 segundos de penumbra volvió léntamente... eso si... con un intensidad más baja que no terminaba por recuperarse. El tarde parecía la noche. Internet, la tv... ¿habría algún medio de comunicación que pudiera darte información a cerca de qué estaba ocurriendo?

Estabas acostumbrado a la soledad... pero a una "soledad" normal, no acompañada de peligro. Quizá iba llegando el momento de dar un paso más allá de la puerta de salida...

Estaba quedándome dormido en el sofá (no) esperando la llamada de mi hermano. De repente, vi como la habitación se iluminaba con la luz blanca de un relámpago y las luces dejaron de funcionar por un momento. Me acerqué a la ventana a observar la tormenta. Estaba intranquilo. Hacía mucho, mucho tiempo que no vivía una tormenta así. Al ver que las luces no volvían del todo a su rendimiento salí al rellano para ver si funcionaban las de allí.