Partida Rol por web

- Se hace llamar Jhin, aunque no sé si es su verdadero nombre, ¡craaa! Parece un humano como vosotros, pero hay algo diferente...- os responde el tengu, y parece que diga la verdad.- Si queréis encontrarlo tendréis que moveros por los barrios pobres de Absalom, aunque si le interesáis será él quien os encuentre a vosotros, esteis donde esteis, ¡craaa! 

Ahora cumplid vuestra parte, ¡craaa!

Antes de que lo curara Nadir, Alain agarró del cuello al Tengu y acercándolo contra su cara le dijo:
- Hoy es tu día de suerte, pero mírame bien, quédate con mi cara, porque como vuelvas a cruzártela... no volverás a ver otro amanecer.
Realmente Alain sabía que si se encontrara de nuevo con el Tengu no lo reconocería, para él todos esos malditos pájaros eran iguales. Pero Saeko estaba cerca, y quería impresionarla.

Nadir agarró al cuervo, apretándolo contra el suelo.

- Sujétalo también Alain, lo tenemos que atar.

Una vez el caballero le echó una mano, el clérigo tomó su símbolo sagrado y lo elevó, dejando manar un torrente de energía positiva que recorrió los cuerpos de todos los presentes, incluyendo el cuervo aferrado, pero excluyendo los demás, que estaban muertos. Las heridas de todos sus compañeros sanaron y la suya propia dejó de sangrar, aunque aún quedaba una cicatriz que le dolía ligeramente.

Colocó su colgante en su sitio y extrajo la cuerda, para atar al tengu. Una vez aferrado, le quitarían toda esa joyería y la usarían para una causa mayor.

Vacío la mochila de las baratijas que lleva en el interior, frente al líder tengu. Mientras guardo las monedas en mis bolsillos. Aprovecho para meter en ella el resto de provisiones que llevo encima, antes de dirigirme al líder de los asaltantes.

- Puedes quedarte con tus baratijas, pero creo que la mochila no la necesitaras.

Obviamente, yo me guardo las monedas de oro y las baratijas. 

Ya nos ocuparemos del tal Jhin cuando volvamos a Absalom.  - En realidad, a Damiel le daba un poco igual todo el asunto y no buscaba venganza o justicia contra un simple bandido, aunque no se le había pasado por alto lo de "hay algo diferente...". Aun así, sabia que sus compañeros iban a acabar volviendo al asunto una vez regresaran de la torre.

Deberíamos seguir avanzando, no vamos a sacar mucho mas de esto. 

Cuando el combate termino, me quedé inmovil mirando al cielo, ausente de todo lo que ocurría a mi alrededor.

Durante toda la conversación, había estado distraido observando el lugar por el que había huído aquel Tengu, y antes de irse, miró al líder y preguntó fríamente.

-Tú, urraca del infierno ¿Hay más como vosotros en algún lugar o estabais sólos? Y mas te vale no mentirme o te quemaré lentamente mientras te escucho gritar de dolor.

Tras esto, lanzo un rayo de fuego al suelo, cerca de él a modo intimidatorio.

- ¡No, craaa! ¡No compartimos "terreno de caza" con otros bandidos, craaa!- responde el tengu ante las amenazas de Xanorin.- Estad seguros de que no tendréis más problemas de este tipo por el camino, ¡craaa!

El clérigo había terminado de atacar al cuervo humanoide y lo que hizo fue ponerlo en pie en cuanto respondió las palabras del hechicero.

- Tiene razón Damiel, no vamos a volver ahora a la ciudad, de modo que llevémoslo con nosotros y dejémoslo atado hasta que salgamos de la torre.

Comentó a los demás.

- Yo también digo de seguir avanzando. De momento, ya hemos superado el primer peligro y con un coste decente.

Dijo refiriéndose a la magia y objetos que habían usado.

- Me parece bien continuar hasta la torre, pero si el bichejo este viene con nosotros que no se me acerque o....- Y se quedó Alain mirando fijamente al tengu.

Llevarlo con nosotros? - El alquimista no esta para nada convencido - No sera mas que una carga. Déjalo ahí atado y lo recogeremos al volver si no lo desatan sus compañeros... 

Damiel parece pensar algo, y suelta una leve risotada

También podríamos hacerle andar a un par de pasos por delante nuestra allí en la torre. Nos libraría de al menos una trampa. Lo dice claramente de broma, aunque si cuela, cuela.

Saeko mira a sus compañeros y escucha las palabras que están teniendo con respecto al líder tengu que han atado con una cuerda.

- Yo lo dejaría aquí, pero si queréis traerlo no soy quién para impedíroslo... Pero deberíamos ponernos en marcha hacía esa fortaleza de una vez...

Espetó impaciente a sus acompañantes la joven ninja.

Al advertir que la mayoría tenía sus discrepancias acerca del cuervo, Nadir cambió el planteamiento.

- Lo llevaré conmigo una hora o así y entonces lo dejaré atado en algún sitio poco visible. Luego lo recogeremos. Así ni lo llevamos todo el viaje, ni lo dejamos aquí a la vista de sus compinches.

Empujó al tengu para que echase a andar y así poder seguir camino.

Durante el tiempo de conversación había estado bastantes veces abstraido, como si alguna preocupación rondara mi mente. Pero al hablar sobre que hacer con el prisionero consiguieron captar mi atención y casi como un susurro unas palabras sueltas salieron de mi boca con un aire intimidatorio hacia el Tengu.

-Yo lo dejaría suelto y sin armas... Si quiere volver con sus amigos mejor, así podremos cenar urraca a la brasa...

Dicho esto, y observando a Saeko primero y luego al resto asentí.

-Es mejor no cargar con un ser que podria traicionarnos al avisar a otros bandidos haciendo ruido o señales desconocidas para nosotros. Atadlo por los pies y y manos y dejadlo boca abajo con la cuerda corta.¹

Tras tomar una decisión al respecto de qué hacer con el prisionero, vuestro viaje continua hasta que avistáis la fortaleza a lo lejos, momento en que Nadir decide dejar atado al tengu entre unos árboles antes de proseguir.