Partida Rol por web

Tras vencer a todos los enemigos de la Fortaleza y recoger el botín que habíais venido a buscar, bajasteis hasta la planta baja para comprobar el estado de vuestro compañero caído. Su yegua cuidaba de él, y arrodillado a su lado se encontraba el anciano que conocisteis anteriormente en Absalom. De sus manos salía un brillo verde, que se dirigía hacia el malherido cuerpo de Alain.

- Hola de nuevo, aventureros.- saluda cuando os ve.- Parece que habéis tenido éxito en vuestra cruzada, aunque a vuestro compañero no le ha ido muy bien. Por suerte, me inspirasteis a vivir nuevas aventuras y os seguí, pero mis piernas no me dieron para alcanzaros, jo jo jo...- comenta en tono jocoso, sin parecer muy preocupado por la situación, aunque de repente su mirada cambia.

- Sin embargo, hay otras personas en peligro. Al parecer, Absalom se encuentra bajo ataque, no sé si se trata de trasgos o vete tú a saber de qué. Si tuviera mis viejos compañeros al lado, no dudaría en ir y patear el culo a lo que sea que haya allí, pero me temo que esos tiempos han pasado. Os ruego que viajéis a Absalom y salvéis la ciudad, por favor.

A cambio, me quedaré con vuestro amigo hasta sanarlo completamente y os lo enviaré cuando esté bien.- se levanta y acaricia a la yegua.- Tiene a una buena chica al lado que se encargará de que no le pase nada mientras.

Cuando consiguieron bajar, allí estaba el adalid, y el hombre apodado el cuervo, acercándose a él.

- ¿Cómo es que puedes sanar?

Preguntó inmediatamente y con desconfianza. Al verlo dispuesto a ayudar, dudó si realmente era el cabecilla de esos enemigos. Le había preguntado aquello, pero se imaginaba ahora que podía tratarse de un druida.

- He pasado muchos años en los bosques en compañía de sus habitantes, y he aprendido muchas cosas de algunos de ellos. Mi magia no es muy distinta de la tuya: mientras tú predicas a los Dioses, yo lo hago a las fuerzas de la naturaleza. 

Hace muchos años que no ejerzo como sanador, pero creo que podré ocuparme de sus heridas, por extremas que puedan parecer. Para que veáis que no sólo se me da bien contar historias como un viejo medio loco, jo jo jo.

Atendiendo a las palabras del cuervo, asiento con la cabeza mientras  nos indica que prestará ayuda a nuestro compañero herido.

- Está bien. Cuida de Alain para que reestablezca sus fuerzas. Camaradas, creo que deberíamos ir a ver que está pasando en Absolom. ¿Alguna idea?

Sí, sí, ya hemos escuchado esos graznidos antes. - Dice Damiel claramente cansado tras toda la aventurilla - Pero no dejamos de escuchar la palabra "cuervo" y siempre en referencia a un malvado malhechor. Así que, o tienes la mala suerte de contar con el apodo más usado entre los malosos de la isla esta, o eres un cabronazo que ya me puede ir devolviendo la cerveza a la que le invite en la posada.

Para acabar, Damiel saca un vial de uno de sus bolsillos. El liquido negro de dentro esta lleno de burbujitas y suena un "tsssss" cuando lo descorcha. Se lo bebe de una tirada, y tras un sonoro suspiro de satisfacción, guarda el vial en su bolsa.
Ah... la chispa de la vida

- Jo jo jo... En mi vida he sido bueno para unos y malo para otros, chico. A ti te pasará también, con el tiempo... De todos modos, algunos me llaman Cuervo porque mi forma totémica es esa, al igual que otros me llaman de otras formas. No tiene mucho más misterio, para mí, los nombres no significan mucho. - Tu poción te refresca lo suficiente como para darte cuenta de que no parece ser un mal hombre, y probablemente sea todo un desafortunado malentendido para el anciano (que trata de forma persistente hacerse el interesante frente a vosotros).

- Si nadie tiene más preguntas, deberíais apresuraros a viajar hacia Absalom... aún queda un buen trecho, y más con lo cansados que estaréis.

Damiel se encoje de hombros

Si, supongo que tienes razón. De todas formas la historia que contaste me pareció interesante, así que sería injusto hacerte pagar la cerveza a la que te invité porque ahora resulté que eres el líder de nosecual secta de hombres lobo. O algo así.
Damiel no le da más importancia al tema.
Aunque bueno, por qué volver a Absalom, con la que hay montada? Yo voto por ir en dirección contraria y salir disparados de la isla lo más rápido posible.

Pese a las quejas de Damiel, el anciano Cuervo logró convencer a los aventureros asegurando que si ellos acudían a Absalom, se encargaría de asegurarse de que Alain volvería a ellos con vida. Entonces, aprovecharon para preparar sus cosas y descansar un poco antes de partir de vuelta a Absalom, donde sin duda se encontrarían con más problemas.

Y así empezaban las verdaderas aventuras del grupo de amigos, que sin saberlo, se convertirían en trascendentales para el futuro de Golarion...