Una puerta situada tras la mesa se abre de repente y de ella sale lentamente un negro alto y delgado, vestido con traje, que lleva una brillante trompeta en las manos. El hombre echa un vistazo al local y parpadea, con la clara intención de llegar hasta el escenario, pero vuestra mesa le impide el paso. El trompetista vacila un momento, y salta a la vista que ha tomado alguna copa de más. A continuación, estudia vuestras caras y pide permiso al silencioso tipo que está sentado en vuestra mesa, pues es el más cercano a él.
- Señor, me he perdido entre bastidores. Esto... ¿Sería tan amable de dejarme pasar? Le pido disculpas por las molestias.
El tipo en vuestra mesa hubiera bastado con que se pusiera de pie para dejar hueco al trompetista, pero ni siquiera sus nervios a flor de piel sirven para darle un poco de buenos modales.
- Prueba por otro sitio, muchacho, ¡o haré que te echen! - Responde con sequedad.
El pobre trompetista, con ninguna gana de iniciar una discusión en medio de una madriguera de matones, racistas y políticos, retrocede avergonzado y responde agachando la cabeza: - Disculpe, señor. Disculpe, disculpe.
Reconoces a ese tipo, es Leroy Turner, un excelente y joven trompetista. Actualmente parece pasar una mala racha, pero su talento es indiscutible. Lo has escuchado alguna vez en el Blue Moon y en otros locales que has frecuentado.
El Blue Moon es un local de Chicago donde habitualmente cantas algunas de tus canciones.
Justo cuando la música está en pleno apogeo e inunda la sala, con un fuerte volumen al que se une el alboroto de la muchedumbre, a un metro de distancia no hay nada que haga más ruido que un disparo.
Un tipo pequeño con aspecto de rata y vestido con un sencillo traje de color marrón se ha acercado por detrás sin que nadie le viera al tipo nervioso que está a un lado en vuestra misma mesa y con un .45 casi tan grande como él, le ha encajado un tiro a bocajarro en la nuca.
Warren Bedford, que está más cerca del reciente cadáver, queda cubierto de pedacitos de cerebro y hueso que han salido disparados de la frente de la víctima.
Todos debéis hacer una tirada de Cordura. Aquellos que fallen, perderán 1d3 puntos de Cordura, a excepción del Warren Bedford, que perderá 1d6 puntos. Todos aquellos que tengan éxito sólo perderán 1 punto.