Saco la daga de su funda, la había olvidado por completo con todo lo de correr. Mientras miro el lugar, teníamos que ponernos a salvo.
-Tal vez, si salimos podamos distraer a algunas arañas con Dragón...-
Les digo a mis primas algo mas calmada.
Naery se lleva una mano a la cabeza, sin saber demasiado bien que pasaba e intentando ordenar ideas.
A ver,- dijo al final, confusa- ¿quién es ese tal Dragón y de que serviría?
Observo a Dragón, pero mi vista no estaba fija en el animal sino en lo que colgaba de su boca. Sentí que se me desgarraba el corazón al ver el trozo de felpa. La tristeza y el odio me recorrían con violencia.
-¡¡¡NOOOOOOOO!!! ¡¡¡MI HIRO!!!-
Corro con mis primas. Una vez que estamos detrás de la cerca me dejo caer de rodillas, llorando con mucha angustia. Había perdido a mi Hiro. El había estado conmigo toda mi vida y por ayudarme a mi y a mis primas lo había perdido. Comenzaba a odiar el haber encontrado el libro.
“Ojala esto no hubiese ocurrido nunca y mi Hiro estaría conmigo”
Me cubro los ojos con las manos, llorando con mucha angustia, enojo e impotencia por no poder hacer nada con aquel perro al que ahora odiaba.
Vuelo hasta posarme en el hombro derecho de Elina y le digo, compasivo
-Tranquila niña, si puedo, te haré un nuevo peluche-
Sonrío mirándola.
Mantengo el rostro escondido en mis manos. Para ocultar las lagrimas y el enojo en mi rostro.
-No quiero otro peluche... Mi Hiro era único, yo lo quiero a el no a otro nuevo...-
Me quede pensando en los recuerdos con aquel oso. Durante mis 8 años de vida había estado conmigo en todo, en las buenas y en las malas y ahora... Cuando mas lo necesitaba seguramente lo había perdido. Me quedo llorando, con las manos cubriendo mi rostro.
Me encojo de hombros
-Humanos…siempre deseando lo que no podéis tener-.
Me levanto bajándolo con brusquedad de mi hombro, mirándolo enojada y con los ojos enrojecidos. Las mejillas húmedas por las lagrimas.
-¡No tengo a ese peluche por su culpa! ¡Por ayudar a su estúpida Reina yo perdí lo mas preciado para mi! ¡Nunca tendríamos que haber encontrado el libro ni intentar ayudar!-
Le grito enojada, con un hilo de voz, antes de dejarme caer de rodillas.
-Ese oso era todo para mi, había estado toda la vida conmigo, acompañándome. Desde el día que nací y ahora lo perdí por esto...-
Hablo entre llantos, antes de apoyar la frente en el suelo para seguir llorando. Después del arranque de furia, volvía la angustia que tenia y la tristeza de haber perdido a mi oso.
Cita:
Al escuchar esto empuño mi lanza y apunto con ella a la niña, mientras me preparo para lanzar un conjuro
-Ten cuidado con lo que dices…niña-
La última palabra fue enfatizada, con un acento peligroso y amenazador.
Había luchado por la Reina, había perdido mi hogar por ella, y había enfermado buscando su bien, no iba a dejar que una simple humana la insultase ahora
-Si conseguimos los pedazos quizás pueda repararlo, pero nunca vuelvas a insultar a la Reina Dríada ante mi, o te mataré, aunque viole las normas-.
No lo veo cuando empuña su lanza. Mantenía la frente en el piso y los ojos cerrados sin poder contener las lagrimas. Dudaba que quedara algún trozo entero de mi Hiro después de pasar por las fauces de Dragón. Tal vez el no podía entender como me sentía, pero no por eso podía evitar el odiar ahora a su reina. Me sentía desgarrada. No respondo a lo que dice, solamente me quedo tendida en el suelo, llorando.
Naery frunce el ceño tras la discusión entre aquellos dos.
-Basta ya- suelta al final, indignada, mientras se acercaba a Arhain para bajar su lanza, de forma que dejara de apuntar a la niña.
No vuelvas a hacer eso, lo último que queremos es asustarlas, y no tienes por qué usar la fuerza ante todo- termina diciendo, con seriedad.
Vuelve a suspirar, y se dirige esta vez a la niña, aunque sonriente.
-Vale, tranquila, pequeña- empieza diciendo, esta vez en el tono mas dulce que pudo soltar, mientras se acercaba a ella para levantarla del suelo-, lo hecho hecho está, no vale la pena lamentarse.
Y..., un consejo.
No vuelvas a insultar a la Reina.
Por favor.
Ella no tiene la culpa, tienes que entenderlo.
Ni ella ni nadie.
Venga, que Dragón seguro que no lo hizo aposta...
La miro dejando caer las lagrimas. Ella no conocia a Dragon. No tenia ni idea de lo que el era capaz. La reina no tenia la culpa habia dicho. Sin embargo estabamos metidas en esto por ella. Todo por haber encontrado ese tonto libro.
-Tu no conoces a Dragon, y no sabes lo que Hiro significaba para mi... Si no hubieramos encontrado ese libro esto no habria ocurrido...-
Le digo dolida sentandome en el piso, y cubriendome el rostro con las manos para ocultar las lagrimas.
Gossy presiente que es su turno de contentar a la chica pero no sabía como hacerlo ya que la que siempre lloraba y la tenía que animar era a ella, pero esta vez tenía que recordar los consejos e intentar ayudarla.
- Mira Elina... sé que estás triste... yo también perdí a mi peluche favorito... el que como en tú caso estuvo conmigo toda la vida... pero tuve que superarlo... no podía llorar siempre por él... él sigue en mi cabeza y sobre todo en mi corazón... y eso es lo importante. No has perdido a Hiro simplemente que ahora abita en ti.... me refiero a que siempre que lo necesites estará ahí... ayudándote y protegiéndote... confía en mí, ya que si tengo algún problema me quedo callada y con los ojos cerrados concentrada en mi peluche y le pido ayuda y... no sé si me creerás o no pero... él me responde... en fin no sé si te ayuda esto pero espero que sí.
Gossamer se sienta a su lado y espera que Elina levante la cabeza para comprobar si su consejo ha sido válido o nulo.
Sin buenas sin duda... pienso al ver como las hadas o lo que sean esas cosas ayudan a mi prima.
- Elina por favor no llores...sabes que Hiro volvera...algo...algo me dice que esta bien...
Miro alrededor mio y veo el grupo que hemos formado. Que grupo mas variopinto...
Levanto la cabeza despacio, mirando a los demás. Intentando contener las lagrimas. Se que todos intentaban ayudarme pero me costaba dejar de llorar al pensar que había perdido a mi Hiro. Me siento como india en el suelo, mirando a los demás.
-Voy a extrañar a mi osito...-
Le digo a Sim con tono dolido, ya sin llorar. Pero con mucha tristeza, antes de limpiarme las lagrimas de las mejillas y mirar a los seres que nos acompañaban.
-Gracias por intentar animarme... y perdón por insultar a su reina...-
Les digo con sinceridad. Ahora que ya no estaba tan enojada podía pensar con mas claridad. Aunque no dejaba de estar triste, no tenia por que tratarlos mal.
Naery suspira, viendo que al final la niña había terminado por calmarse.
-Bueno, ahora lo mas importante sería qué decidir qué hacer a continuación- dice al final, poniendose seria.
- ¡Pues si que la han hecho buena! ¡Si no llega a ser por ese perro de todos los infiernos! – exclama entonces una voz, mientras una criatura alada se deja caer de una rama para planear hasta donde todos se encuentran reunidos. Al llegar junto a ustedes, los duendes reconocen a Verdín, una ayudante del Gran Senescal con forma de búho.