-Vale. Me alegro de que confíes en mí. Sé que eso a veces, de padre a hijo, es difícil. Sé que soy un chiquillo para ti. Pero intentaré ayudarte lo mejor que pueda. ¡Gracias!
Así que cogió el folio que su padre le había puesto delante y empezó a leer con avidez, aunque la moderó enseguida. Más valía interés y concentración, por lo que volvió a empezar, esta vez con calma...
Ok a lo de Toni. O sea, que más o menos estoy como estaba... ¡mala que eres! XDDDD
No me ha llegado nada del informe. Ni por Umbría ni por correo. :(
Oh, si usas la cuenta de correo de umbría, seguro que no lo leo. Los mp sí, pero el correo no. Ni idea de cómo acceder a él, lo siento.
Sin embargo, de pronto, levantó la vista del informe, miró a su padre y boqueó, para volver a clavarla en el papel. Releyó, lentamente, para asegurarse de lo que iba a decir.
Y luego asintió, para sí mismo. Sí, era lo que imaginaba...
-Papá... ¿Te das cuenta de quién es el desaparecido...? ¡Es el jefe de Harry! De Harriet, quiero decir... ¡de la hija de los Hart! Ella trabaja con él, es su ayudante, su becaria. En el Times. ¿Recuerdas...? Eso.... bueno, eso me da una oportunidad de oro... ¿Comprendes...?
John sonrió mirando a Rob, asintiendo.
-No, Rob. Ya no eres un chiquillo, pero siempre serás mi hijo. Venga, lee el informe a ver qué sacas en claro.
Estaba cansado, pero ahora tenía la sensación de estar haciendo algo y no perdiendo el tiempo. Una segunda opinión, la de su hijo, después de la conversación con el estúpido de su jefe, valía oro, y podía darle quizás el empujón que le hiciera mover el culo y seguir su intuición o hacerle ver que se estaba haciendo viejo y que los tiempos cambiaban.
Esperó paciente a que su hijo se leyera el escueto informe que había redactado él y su compañero, lo mínimo casi que pudieron hacer antes de que les cantaran las cuarenta en comisaria. La reacción de Rob no se hizo esperar. Y era la que él había esperado.
A mover el culo y a tomar viento los protocolos que no se saben saltar los gilipollas se dijo a si mismo.
-Lo sé. Cuando el señor Willson nos dijo donde trabajaba su hijo, me acordé de Harriet. Estuvimos en las oficinas muy temprano, no había ningún trabajador aún, solamente la secretaría del desaparecido que había sido avisada para que estuviera allí cuando llegásemos para que nos ayudase con algunas preguntas y tal, y no vi a Harriet. Pero sí, es su jefe. Hoy tendrán revuelo en la oficina cuando se enteren de lo que ha pasado. Bueno, entiendo que ella ya se habrá enterado si llega puntual a trabajar-dijo mirando el reloj y viendo la hora que era.
Se retrepó en la silla y miró serio a Rob-No sé si ese tal Adam ha desaparecido realmente o no, es pronto para saberlo, pero hay cosas que me hacen pensar que puede ser así. Su padre estaba realmente preocupado. Por lo visto su hijo es un hombre de costumbres y no suele cambiar planes sin avisar a nadie, familia o secretaria. Es un hombre importante en su empresa y siempre tiene su teléfono conectado, siempre está disponible. Pero esta mañana, cuando su padre intentó localizarlo, el teléfono aparece como apagado o fuera de cobertura. Y seguía así hasta que me vine a casa. Hice una última llamada antes de salir de la comisaría. Además, su secretaría confirma que no tenía nada especial para esta mañana y que no es normal que no esté a primera hora en la oficina, parece ser un tipo bastante puntual también. A lo que vamos, a lo importante. Según el protocolo, tenemos que esperar cuarenta y ocho horas para poner en marcha el protocolo por desaparición, pero algo me dice que si Adam ha desaparecido, vamos a perder un tiempo precioso que se volverá en nuestra contra después. Es un tipo importante, y su padre más aún. No se trata de un adolescente que deja de ir al instituto y se fuga con su novia. Estoy considerando la teoría del secuestro… y en cuarenta y ocho horas se pueden perder muchas pistas y correr muchos kilómetros si se quiere.-Hizo una pausa, dudoso aún de si meter en todo aquello a su hijo. Pero él tenía las manos atadas y una corazonada que le hacía cosquillas en la nuca, y lo único con lo que contaba era con Rob-Yo no puedo hacer nada hasta pasado mañana. Pero... sería un punto que intentaras averiguar algo. No sé, no creo que Harriet sepa nada, pero a lo mejor tiene algo que nos dé una pista. Aunque no sé si sería buena idea meterla en todo esto. Sé que tienes mucha confianza con ella pero... ¿guardaría el secreto de que estamos intentando averiguar algo? Y, por cierto y ya que estamos, ¿entre ella y tú?... ya sabes... Siempre he querido preguntártelo pero... -se encogió de hombros.
Rob sonrió ante la incomodidad de su padre. Negó rotundamente con la cabeza, y amplió la sonrisa, tiñéndola un punto de amargura.
-No, no. Nunca ha habido nada más que una excelente amistad entre nosotros. De hecho, si te he de ser sincero, siempre ha sido uno de los motivos de discusión que hemos mantenido. -Se interrumpió de pronto, dándose cuenta de lo que parecía que había dicho.- ¡Oh! No es que yo quisiera algo más y ella no. No, me refiero a que ella... bien, nunca le he conocido a nadie. A nadie. Yo... bueno, ya sabes lo mío, lo que ocurrió con Margot... en esa época ella me ayudó mucho, y cuando yo lo hube... en fin, aceptado... hablamos largo y tendido. Pero nunca he sabido si ha habido alguien, si ama a alguien, o lo ha hecho.
Se detuvo, el tema era demasiado íntimo, y pensar en el amor y en Margot, a pesar de que fuera a través del filtro de Harriet era aún muy doloroso.
-Pero en fin, vamos a lo que importa. Si crees que llamarla y hablar con ella es comprometerla demasiado, no lo haré, claro está. Pero, en ese caso, dame un hilo del que tirar, padre. Porque no creo que presentarme allí sin más y empezar a hacer preguntas sea una buena idea... -Se rió, como hacía cuando aún era un adolescente travieso.
John se apoyó en la encimera de la cocina mirando a su hijo de arriba a abajo- De verdad, yo no entiendo a esta juventud. Esa muchacha no ha tenido novio reconocido con lo guapa e inteligente que es, los chicos estáis cada día más ciegos y no veis lo que tenéis delante pero... ¡seguro que le gustan las mujeres! Cada día esta peor todo esto...y esas cosas abundan más. Claro que me acuerdo de lo de Margot, pero ya hace tiempo de aquello y deberías pasar página, porque creo que aún no lo has hecho del todo. Y no, no te digo que no te lo pudieras haber montado con Harriet, no, no me malinterpretes... pero a lo mejor tiene alguna amiga que... ya sabes... no le vamos a pedir que sea igual de guapa que Margot pero... para un rato no hay que ser demasiado exigente y, después, !ya se verá! Y si a Harriet le gustan las chicas... emmm... bueno, ya se buscará ella alguna chica lista con los mismos gustos.
Echó una mirada al frigorífico, pensando si era o no cuestión de abrir una cerveza. Pero el sabor dulce del desayuno le hizo desistir, era demasiado temprano realmente para aquello.
-No sé si será o no comprometerla demasiado, pero realmente no tengo mucho más que darte. Podríamos considerar las opciones de ese amigo suyo o de su mujer, pero el problema radica en que no puedes llegar haciendo preguntas así por las buenas. ¿Cómo te identificas? ¿Qué razones das para andar preguntando por ese tal Adam? No lo veo... es complicado...
En aquel momento, el teléfono fijo de casa comenzó a sonar.
El bueno de Rob sacudió la cabeza, riendo entre dientes. Su padre era un hombre excelente, y un padre fantástico. Pero seguía siendo un bruto en cuanto a sentimientos se trataba. No dijo nada, no era necesario. Y, además, en ese momento sonó el teléfono.
-Yo lo cojo.
Lo dijo ya de camino al aparato más cercano, en la misma cocina. Aunque el uso del móvil había prácticamente descartado el fijo, en casa de los Slash seguía habiendo uno en cada habitación de la casa, incluso en el lavabo. Era una reliquia de cuando murió su madre, el teléfono, entonces sólo el fijo, se había vuelto imprescindible para ellos. Y su inmediatez.
-Rob Slash. ¿Sí...?
-Buenos días, marmota -saludó una voz alegre que reconoció enseguida. Harriet- Me alegro de encontrarte despierto...y, antes de que digas nada, estoy en el trabajo. Si de buenas a primeras cuelgo, te llamo más tarde. No tengo ganas de que nadie cotillee nuestra conversación y preveo que, en breve, voy a recibir una visita de lo más cotilla...-detrás de ella no se escuchaba el ajetreo normal de la oficina, pero por la hora que era y conociendo a Harriet, era evidente que estaría allí-...y, que por cierto, quiere conocerte. Es una compañera de curro, se llama Kety y no te la recomiendo. Te aburrirías de sus cotilleos a los cinco minutos. Demasiado parlanchina para ti. Oye, que me voy del tema... sé que no debería llamarte para esto, que quizás no sepas nada, pero ha pasado algo en la oficina que quería hablar contigo. ¿Es un buen momento?
-¡Coño! Perdona... es que estaba hablando de ti en este preciso momento. Y con mi padre, ¿sabes?, porque has salido al tema precisamente porque estábamos hablando de lo de tu oficina... si es que estamos refiriéndonos a lo mismo, claro. ¡Ejém! Kety, ¿eh...? Bien, bien...
Lo había soltado todo de golpe, y quizá había metido la pata, pero es que encontrarse con Harriet al otro lado del teléfono precisamente ahora que la estaban mencionando ellos dos, después de tanto tiempo, parecía más premonición que casualidad.
-En fin, dejemos a tu compañera para otro momento mejor, ¿vale? Mmmm... así que me llamas por algo que ha pasado en el curro. ¿Es por lo de tu jefe? ¿lo del Sr. Willson? Es que mi padre ha tenido una noche movida... por la denuncia de su desaparición, justamente. Y yo me preguntaba... bueno, iba a llamarte... para echar un cable a mi padre, así entre nosotros. Está preocupado, pero no puede hacer nada oficialmente hasta que no se cumpla el lapso de tiempo legal para que se considere desaparición...
Harriet era muy lista, leería entre líneas y entendería. Al instante. Y si ella le había llamado... es que también se olía algo. De otro modo no habría tomado la iniciativa.
Esperó, moviendo el peso de un pie a otro, inquieto, lanzando miradas a John y asintiendo, sí, estaban en marcha...
-Buenos días Rob, yo también me alegro de oírte. ¿Tu padre? ¿Fue tu padre quien estuvo por aquí? Le va a partir el corazón a Kety -dijo con tono sarcástico- ella creía que eras tu el que había estado aquí y me lo había hecho creer a mi, es muy insistente, por eso te llamo. Cualquier día me dejaré convencer y os presentaré, veo que tu también tienes ganas de conocerla.
Rob pudo adivinar una sonrisa divertida detrás de aquel último comentario.
-Si, buena idea, mejor la dejamos de momento que vengo con ella desde la estación y amenaza con pasar muchas veces hoy por mi escritorio. ¿Sabes que pasó? Acabo de llegar y no me enteré de nada, solo que Adam no llegó a trabajar, cosa rara en él. Supongo que si hay tanto revuelo y tu padre estuvo por aquí es que hay algo más... Tengo a su padre en su despacho, pero no quería entrar sin saber que voy a encontrarme. ¿Has dicho que alguien denunció su desaparición? Si tu padre está preocupado es que no se trata de un simple retraso o de que ha decidido tomarse un día más del fin de semana. Cuentame que pasa Rob.
-Vaya, vaya... así que a la tal Kety le va a partir el corazón el apuesto Slash... padre, ¿eh...?? ¡Jajaja! -Lanzó una mirada a John cargada de picardía. -Bien, bien. Habrá que trabajar eso. Pero en fin -siguió cambiando de tema, y retomando la seriedad.- hablemos de tu jefe.
Rob tableteó con los dedos sobre el informe policial que seguía sobre la mesa de la cocina.
-Verás, el caso es que Adam Wilson había quedado para cenar con su padre el domingo. Pero le llamó diciendo que no iría, y que el lunes por la mañana le daría explicaciones en el trabajo. A su mujer le dijo que tenía una reunión de trabajo durante el fin de semana, y luego que iría a cenar con su padre. Sin embargo, a un amigo Paul Davis, quizá sepas quién es, le dijo en el golf, el viernes, que se iba a pasar el fin de semana con su familia. Pero desde esa llamada a su padre suspendiendo la cena, no se sabe nada de nada de él...
Había ido consultando el parte, y asintiendo de vez en cuando a John, que seguía también la conversación que mantenían.
-Así que el padre de Adam denunció la desaparición, y fue el mío quien se encargó de iniciar el trámite de la investigación. El problema es que hay que dejar pasar aún un par de días antes de que se pueda considerar legalmente, y hacer una búsqueda exhaustiva. Por lo que él tiene las manos atadas. Pero no nosotros...
-Sí, creo que podemos hablar de eso más tarde, no deberíamos desechar esa buena idea tuya. El domingo había quedado a cenar con su padre y lo anuló, a su mujer le dijo que estaría fuera y que cuando llegara había quedado con su padre para cenar y a Paul Davis jugando al golf que se iría fuera con su familia... Si no lo conociera bien diría que tenía un lío este fin de semana y por eso a cada uno le dio una versión y acabó anulando la cena. Y si no es un lío algo que no quería que se supiera... ¡Joder! Desde luego no es propio de Adam. ¿Que opina tu padre? Si quiere seguir investigando seguro que es porque intuye algo, no creo que le haya dado por ir descubriendo los líos de faldas de la gente. ¿Cree que ha podido pasarle algo? Desde luego si es un lío de faldas me gustaría conocer a la que le ha hecho faltar al trabajo por primera vez en su vida. La verdad es que no se que pensar, todas las teorías que se me ocurren no encajan con Adam faltando al trabajo. Tengo a su padre en el despacho, podría preguntarle, que diablos, tengo que preguntarle aunque no quiera, en teoría no debería saber nada si no hubiera sido por la cotilla de Kety. Y hablar con su secretaria, quizás tenía alguna cita este fin de semana o le dijo algo, o le mandó que le buscara algún vuelo, hotel, o yo que se... creo que me estoy emparanoiando con este asunto. Necesito otro café.
-Hum. Déjame pensar... Entiendo que no es cosa mía, pero me gustaría también participar en esto. Y no sólo dejar que seas tú quien te impliques, preguntando, o indagando. Mira, te diré lo que voy a hacer: Voy a pasarme por tu despacho. Con la excusa que quieras, que hace demasiado tiempo que no nos vemos, que tengo el gusanillo de conocer a Kety, lo que se nos ocurra. Pero me gustaría que habláramos con la secretaria de Adam, si te parece. O incluso con el padre, si aún está por aquí. En plan casual, ya me entiendes. Forzar que sean ellos los que nos cuenten todo el tema. Y a ver qué sacamos...
Iba mirando a John mientras hablaba, para reforzar su decisión. Así, si algo no le parecía bien a su viejo, se lo diría antes de que no hubiera marcha atrás.
Su padre había ido hacia la cocina al escuchar la conversación que mantenía su hijo por teléfono. No le costó averiguar con quien estaba hablando y asentía lentamente al escuchar hablar a su hijo.
Cuando este se detuvo y lo miró buscando aprobación, asintió más firmemente aún.
-Me parece bien Rob, la verdad es que hay algo raro en todo esto, estoy seguro que su padre no nos negará tu ayuda, en estos casos esas esperas de cuarenta y ocho horas son eternas y pueden ser importantes también. No creo que tengas problema en la entrada, di que vienes por lo de la investigación o que vienes a verme a mi, cualquiera de las dos cosas debería servirte para que te dejen entrar. Mientras tanto iré a presentarme al despacho, será raro si no lo hago, a ver que me dice su padre, intentaré que se quede el tiempo suficiente para hablar contigo. Gracias por todo Rob.
-Perfecto. Voy para allá ahora mismo. Siento que el motivo sea ése, pero, ¡vaya!, me muero de ganas de verte, preciosa. Un beso!
Aunque Harriet no lo vio, Rob le guiñó un ojo, justo antes de colgar.
-Bien, papá, ya lo has oído. Veré qué puedo hacer, por lo menos seré tus ojos y tus oídos allá dentro. Y si hay algún hilillo del que tirar, tiraremos juntos. ¡Me voy!
Tal como hablaba el muchacho recogió sus cosas, le dió un rápido abrazo medio empujón amistoso a John y se dispuso a marcharse.
Rob sale a toda leche hacia el despacho de Adam.
-Sí, sí. Ya lo he oído. "Me muero de ganas de verte, preciosa. Un beso"-se cruzó de brazos, divertido, mientras se apoyaba en la mesa de la cocina-Quizás deberías decirse eso en serio alguna vez, ¿no crees? Es buena chica. Anda ve, pero ten cuidado. Ya sabes que mi jefe no debe enterarse de esto. Si le ves aparecer en algún momento por allí, saca el culo de ese periódico o de donde estés. Y no hagas nada que yo no hiciera, ¡tenlo en cuenta! Cualquier cosa que necesites, échame el teléfono. Estaré pegado a él como si fuera una extensión de mi mano. ¡Venga! ¡Venga! ¡Buena suerte! -le señaló la puerta para 'animarlo' a salir y, conforme su hijo salió por la puerta y esta se cerró tras él, se fue directo a cargar el móvil para tenerlo a tope de batería antes de echarse en la cama un poco.