PROLOGO
Esa noche Nyrio no sonreía.
Se le encogía el corazón con solo mirarlo ¿Dónde estaba aquella sonrisa burlona que tanto le gustaba? Lástima que dorniense nunca quisiera rendirse a sus encanto, su señor esposo no hacía más que berrear postrado en el lecho y ella sentía una insatisfacción cada vez más “palpable”. Al principio aquel hombre no representaba más que una distracción a su monotonía, su sonrisa maliciosa y sus comentarios subidos de tonos le hacían reír y ella fingía ruborizarse como gesto de buena voluntad. Luego le pico el gusanillo y quiso más. El dorniense no pedía mucha cosa, y ella se lo concedió todo sin vacilación, aún así resultaba evidente que lo único que solo conseguiría pleitesía, hueca pero siempre cortes. Ella prefería seguir con la farsa antes de aceptar la realidad.
Los caballos compartían su ansiedad y tuvo que ser Lady Rose la que rompiera el silencio.
- Mi sobrino es un tanto particular… - Le costaba hallar las palabras adecuadas - ¿Te has ocupado que no le falte de nada? -
El Dorniense asistió, con la mirada perdida entre la oscuridad del bosque. Rose tuvo que contener su ira << ¡Por una vez que quiero que me hagas caso imbécil y ni siquiera te dignas a contestarme! ¡Haz algo! ¡Mírame los pechos! ¡Lo que sea! >> No tuvo más remedio que tirar de las riendas y dejar a Nyrio unos metros más atrás.
Se retrasaba, pero eso no tenía la mayor importancia. El castillo estaba prácticamente vacío: Su señor esposo dormía plácidamente con la ayuda de vino de los sueños, Mance no salía de su habitación si un buen motivo, y el resto de sus hijos junto al maestre Markus habían ido al encuentro de sus respectivos deberes hacía ya unos días, y aún tardarían en volver. En ocasiones pensaba en el Maestre Markus. Había algo en él que la desconcertaba pero no sabía decir el qué. También iba a llegar el hermano de Lord James, Ser Ian, a quien se apresuro a nombrar castellano. Le serviria sin duda a sus intereses. No contaba con los criados de la torre, a ella nadie se atrevía a preguntarle nada y la mayoría preferían callar en su presencia. En resumen, que nadie le echaría en falta, ni a ella ni a Nyrio, y ha él aún menos. Pero a Lady Rose no le gustaba esperar, y menos en aquel lugar <<Pare que los arboles tengan ojos>>
Paso bajo el arco de Despedida y escudriño la lejanía durante un buen rato. No hubo señales de la comitiva en más de dos horas que fueron eternas, pero finalmente el brillo de una antorcha en el camino los delato.Había recibido su carta sin duda, y seguramente se estaría preguntado qué es lo que quería de él una tía que no había visto desde que Richard Drift se cagaba en los calzones. Ella si que sabía lo que quería su sobrino. Oro, montañas y montañas de oro.
A medida que se iba acercando a la luz se dibujaban los perfiles de seis jinetes, y pronto los tubo lo suficientemente cerca para vislumbrar sus rostros. Ser Richard era el del medio sin duda, aquella melena pelirroja no podía ser más que de un Drift. Pero no reconocía su compañía <<Imbécil, le dije que viniese solo>>; Un hombre alto y erguido a su derecha, con una mata de pelo tan oscura como la noche; otro más viejo y encorvado, de pelo canoso pero de porte elegante; Un ándalo, con la estupidez reflejada en el rostro y un niño que apenas era más alto que la grupa del animal que montaba. El sexto tardo en vislúmbrarlo, un hombre enjuto y fino como un palo que cerraba la marcha con aire turbado.
En general le parecían la escolta más lamentable que había recibido en su vida, pero cuando llegaron a su altura Lady Rose era todo sonrisas.
- ¡Sobrino! ¡Qué alegría verte después de tanto tiempo! Espero que tu señora madre se encuentre tan bien como siempre… –
No descabalgo, pero estaba claro que quería dejarle la iniciativo a la comitiva. Su voz no tardo en volverse fría como un tempano cuando el resto se reunieron en torno a ella.
- No tengo el placer de conocer a tu compañía, Ser ¿Quiénes son? -
TRASFONDO
Semanas atras Richard Drift recibio una carta de su tia, citandole los dominios de Lord James Lanewood en el crepusculo de la siguiente semana con promesas de una recompensa en oro por sus favores. El prologo se situa en este justo momento, cuando Richard llega a la cita, pero para disgusto de Lady Rose ha traído compañia.
El camino había sido agotador, y todo para visitar a la vieja de mi tía, espero que sepa recuperar mi esfuerzo porque de pequeño nunca fue demasiado generosa, y no creo que eso haya mejorado con la edad. No obstante seguro que algo se puede sacar de este viaje.
A lo lejos distinguió 2 figuras a caballo, en un primer momento se alertó un poco, pero poco después vio que una de ellas era una mujer, sus ropas la delataban, debía ser la vieja chocha, ¿no podía haber encargado esto a uno de sus hijos o sus sirvientes?
Lo que empezó como un viaje apetecible lo había convertido con el paso del tiempo en algo aburrido, ni siquiera el bobo de Ganso había amenizado el camino.
Cuando llegaron a la altura de su tía Richard intentó ser amable, debía empezar con buen pie, por mucho que le diera por culo andar con presentaciones a esas horas.
- Querida tía, os encontráis tal y como os recuerdo, veros me trae recuerdos de mi niñez
la verdad es que no se acordaba una mierda de ella, pero tenía cierto parecido familiar, debía ser ella, sin duda.
- Mi madre os manda recuerdos, se encuentra muy bien
Parece que la vieja no ve bien que venga acompañado, pero ¿qué pensaba? que vendría a pie por si mi caballo se lo contaba a alguien........
- Tía, esta es gente de fiar, siempre me han servido bien, seguro que te alegras de su presencia.
hizo una pequeña pausa, no quería dar muchas explicaciones en ese momento
Ser Valdor, Fred Ojo Halcon y El Hombre de Hierro son hombres valeros, mientras que Ganso y Callate son de mucha utilidad, digamos que para cosas mas mundanas
Richard esperaba que le invitaran a ir a un lugar cubierto y trmnquilo para poder descansar. Venga vieja, danos de cenar!
El torpe muchacho rubio que va con la comitiba se mantiene en la retaguardia junto a Cállate. cuando se detuvieron, el hombre de hierro se avanzó levemente para destacarse de los dos plebeyos.
Ganso dejó que su mente divagara mirando los alrededores con su mirada extraviada, fijándose en el arco de piedra que se posa sobre el camino.
Y la casa? Que hace un arco de piedra sin su casa? Acaso la pretenden constuir ahora? Se preguntaba mientras se dedicó primero a estimar la altura del mismo y luego a contar las piedras que tenía para sí mismo a la vez que se miraba los dedos de la mano, pero parecía confundido. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, ocho, seis, nueve, trece ...
El niño iba tras Ganso, casi con la lengua fuera, una zancada de los adultos, eran varios pasos para él, aunque ya se estaba acostumbrando a aquellas caminatas.
Al detenerse mira hacia la comitiva que allí les esperaba y se mantiene detrás observandolo todo con detenimiento, pero sin abrir la boca. Se pasa el dorso de la mano por la nariz y se sorbe el moquillo que comenzaba a caer por su nariz.
Tira de la camisa de Ganso, y cuando este le mira, hace un gesto con las manos pidiendole agua, estaba seco y no por hablar..
El joven de mirada desorientada se estaba contando los dedos de la mano por enésima vez cuando notó unos tirones en su manga. Era Cállate. Realmente parecía sediento. Cuando volvió a mirarse las manos vió que se había vuelto a descontar. Bufff. Finalmente, tras un meneo de la cabeza deshizo la idea de contar de neuvo y se descolgó el gran odre que cargaba, lo descorchó y se lo tendió a Cállate.
- To-toma.- Le susurro a la vez que le entregaba el odre.
Fred cabalgaba el ultimo de la comitiva, si fuera de día, y alguien pudiera fijarse en sus cara notaria como le rechinaban los dientes de frustración, encontrarse con Lady Rose al borde de las tierras de los Lanewood ya es raro, que ademas venga solo acompañada por un hombre y que este ademas tenga pinta de sureño....Algo no anda bien....
Una mujer de alta cuna, solo con un escolta a estas horas de la noche, una mierda, esto me huele muy mal, le dije a ese cretino de Drift que debía haberme acercado por el bosque para cubrirlos...
-No digas tonterías, mi tia trama algo pero no se atrevería a levantarme la mano....- me dijo, sera cretino, si de verdad se cree eso acabara con las tripas fuera en algún rincón de este puto bosque, no se que trama esta vieja, pero algo anda muy mal.....
Tirando de las riendas de su caballo se queda a un distancia prudente del grupo, si alguien los asalta desde el bosque, tendrá espacio para maniobrar, con su arco, o para desaparece....
Richard observa la escena y se alegra de ver la posición de Fred Ojo de Halcón, nunca se sabe lo que puede ocurrir, y esta recepción es rara como había pronosticado. Está claro que es algo corto, pero sabe de luchar, debo tenerlo en cuenta.
Cuando se percata de la forma de beber de Cállate le entran una mala lecha de 1.000 demonios. Como no durmamos en un sitio cubierto y tengamos agua de sobre estos 2 cabrones van a dormir desnudos durante toda la noche.
Ante su tía es mejor disimular, pero ya haremos cuentas.
lo siento compis pero entiendo que Richard es un auténtico cabronazo.
El duro hombretón se acercó a la señora con un gruñido en los labios, algo bastante habitual en él. Había pasado demasiado tiempo cabalgando y eso no le gustaba. Le dolía la espalda y tenía las pantorrillas en carne viva, motivos más que suficientes para no alargar aquel bonito reencuentro familiar más allá de unos pocos saludos. Y ya se habían saludado.
Perdone señora -ladró de malos modos- Pero aquí su querido sobrino y yo nos estamos congelando el culo en este maldito bosque sin fin -ignoró a su demás compañeros como si no existieran- Así que a menos que tengas pensado darme calor de otro modo, será mejor que dejes tu falsa bienvenida para más tarde y nos lleves a un lugar en el que pueda sentarme sin oir el crujido de la escarcha
Los ojos de Lady Rose dejaban entrever el odío que procesaba por ese gentío, aunque nadie sería capaz de asegurar si eso incluía a Richard o no.
- Por supuesto, era de imaginar que el viaje haya sido agotador. Hay un refugio de leñadores a media milla de aquí donde podréis pasar la noche -
La señora del Retiro tiro de las riendas de su montura y la hizo girar sobre sí misma hasta dar la espalda a los viajeros, Nyrio hizo un tanto lo mismo y se puso al frente, de guía. Si alguno de sus huéspedes se quejaba del la prospectiva del alojamiento no le hizo caso. Doscientos pasos al sud, siguiendo la línea de camino real, el Dorniense se desvió a mano izquierda por un pequeño sendero que se internaba entre la maleza y los arboles.
El bosque trasmitía un ambiente de humedad asfixiante. El suelo era prácticamente barro y el olor a acre os golpeaba a las fosas nasales. Si alguno de los guías se dio cuenta de esto no pareció dar señal alguna. La vegetación era más densa a cada paso y entre los bosques se perdía la vista en una inquietante oscuridad que solo la luna parecía combatir en los tramos donde el sendero se ensanchaba.
Finalmente el bosque se hizo a un lado y un pequeño claro se encontraba una choza de piedra sin argamasa y tejado de paja de la que se desprendía un hilo de humo de la parte superior. Solo tenía una abertura, una robusta puerta de madera, y un par de estacas al lado para atar un par de caballos. Para el resto resultaba lamentable atar a los animales a un árbol y caminar el trecho hasta la puerta con barro hasta las rodillas. Lady Rose y su acompañante descabalgaron y entraron dentro. A desgana hicisteis lo propio, y pronto os encontrabais los ocho en un espacio cerrado de arenisca como suelo, un montón de paja para uno, un tamborete y una pequeña cocina de campo a un lado, ya encendida. Lady Rose se apropio el tamborete y espero que os acomodarais como más bien pudierais antes de empezar.
- Siento ser esto todo lo que os puedo ofrecer esta noche, pero de haber sabido que ibais a ser tantos… Mi señor esposo se encuentra en la torre del Retiro y es conveniente que no os vea aún -
Se tiro hacia atrás la capucha de lana y dejo que las sombras de las llamas danzaran en su rostro.
- Nunca has sido un hombre de muchas palabras Richard, dime, ¿Que estaríais dispuestos a hacer por vuestra tía? -
El joven siero de pelo rubio busco pasar dinadvertido sentándose en un rincón del refugio mientras los demás se acomodaban en medida de lo posible. El viaje había sido largo y en muchos tramos, penoso. Por humilde que uera el reugio, era seco, no dejaba pasar el aire y sobretodo cálido.
La sensación de descanso loa embriagó tan rápido que empezaba a sentirse adormilado cuando de repente la dama con la que se reunió su señor empezó a hablar. Se le pasó el sueño de repente.
Protestando entre dientes durante todo el camino, el hombre de hierro cabalgó detrás de la dama, no pudiendo evitar una maldición cuando vio el minúsculo refugio que les esperaba. Desmontó entre gruñidos y se metió el último en la pequeña casucha, dándole una patada al molesto crío para que se quitase de en medio.
Cansado, se sentó pesadamente en el lugar que antes ocupaba el niño, dispuesto a escuchar lo que aquella mujer fuera a proponerle a su sobrino La única canción que mis oídos aceptarían en este momento sería una de de ríos de sangre y tintineantes monedas de oro pensó impaciente Algo que me compensase el haber venido hasta aquí
Por un momento Richard tuvo que contener sus impulsos mas primitivos, le habían hecho ir hasta allí para meterlo en un barrizal y hacerle dormir en una porquera..... valoró destripar allí mismo con sus secuaces a su tía y su mancebo, nadie sabría quien fue, pero luego decidió cambiar de opinión, posiblemente pudiera sacar mas partida con otra actitud.
- Querida tía, yo por la familia puedo hacer muchas cosas, vuestro bien es mi bien, y mi bien sin duda es el vuestro
Espero que esta vieja zorra entienda lo que quiero decir
Era algo patoso, como niño que era, por lo que se derramó algo de agua encima. Se limpió la boca con la manga de su camisa y cargó con el odre todo el camino para no llamar la atención del señor, le temía bastante.
Despues de otra caminata más, sentía que las plantas de los pies le ardían, llegaron a su destino. Se acomodó en el motón de paja, pero antes le devolvió el odre a Ganso, se sentó apoyando la espalda en la pared mirando sobretodo a la mujer, pero el cansació estaba haciendo mella en él y terminó cerrando los ojos quedándose dormido. La postura era muy cómica, tenia la cabeza apoyada en la pared y con la boca totalmente abierta.
Fred iba el último en la comitiva y fue el último en llegar al claro, por lo que tuvo que atar el caballo a un árbol, y caminar por el barro hasta la cabaña, lo que no mejoro su humor, sin embargo, su paranoia se redujo al comprobar que Lady Rose entraba en la cabaña.
Nadie que quiera hacer una emboscada se convierte en rehén de esta manera.
Echando una postrera mirada al claro, entra y se queda delante de la puerta depie, buscando un sitio donde acomodarse cuando termine esta amigable charla .
Lady Rose asintió, y procedió a explicar su plan. Una vez acabado de concretar todos los detalles Richard sostenía en las manos un pequeño cofre a rebosar de dragones de oro junto a la promesa del título de caballero, tierras y si hiciese falta la bendición del mismísimo septón supremo. Al parecer Lady Lanewood no había tenido en cuenta a los de más dentro de sus planes, pero los tuvo en cuenta citando que “recibirían una recompensa proporcional a sus esfuerzos siempre que pudiera mantener el pico cerrado” siempre que quisieran colaborar.
Una vez concluido todos los tratos Lady Rose se despidió cortésmente con la promesa de llevarlos a la fortaleza llegada la mañana. El fuego se había consumido y apenas se veía la luna en cielo por ora chimenea, ora claraboya de la habitación. Quedarían apenas unas pocas horas de oscuridad.
Las promesas y el oro era sin duda tentadoras ¿Pero merecía acaso el riesgo que suponía? Al fín y al cabo ninguno era muy dado al disimulo y a las casualidades, y ya que decir a la caza…
MASTER: :-P
El hombre de hierro se quedó un rato pensativo, meditando sobre el elaborado plan de la dama. Era arriesgado, si... pero con que las ganancias fueran de tan sólo de una cuarta parte de lo prometido, en su opinión ya merecía la pena
¡Hagámoslo! -golpeó con su enorme puño en el suelo- ¡Por el Dios Ahogado, hagámoslo! Sabéis tan bien como yo que éste no es el tipo de... encargos que suelo aceptar, y que por tanto no estoy muy acostumbrado... ¡pero que los Otros se me lleven si los dulces dragones que recibiremos no nos compensan con creces el esfuerzo! -una vez terminada su declaración se volvió a sentar silencioso, esperando que los demás se decidieran
Ganso permaneció en silencio, mirando con sus ojos extraviados a sus amos, a la espera de una decisión por su parte.
No tenía dudas de lo que debía hacer, el futuro se abría prometedor ante sus manos, y esa panda de piojosos le ayudaría
- Vanga ganso cierra la boca si no quieres que te la cierre yo y descarga a los cballos de las monturas
Se dirigió hacia el grupo.
- Bueno, esto puede ser lo que necesitamos para tener una mejor vida, dinero, mujeres, mas mujeres, y tierras, todos vosotros tendréis importantes cargos si permanecéis a mi lado, ya lo sabéis
Miró a Cállate
- Incluso este mocoso podría llegar a ser alguien importante
Hoy no estoy muy creativo lo siento el curro me ha dejado doblado
A Fred se le veia meditabundo, recostado contra la pared de la cabaña, de pronto se puso en pie:
-Señores, parece un buen trato, pero ¿podrá lady Rose cumplir con su palabra?, al fin y al cabo es solo una mujer, si el viejo muere...
Tras asentir todos sobre lo dicho os pudisteis entregar al sueño de Morfeo. Para mayor seguridad fuisteis rotando guardias hasta el turno de Ojo de Halcón, que por ser el suyo el antepenúltimo turno y haberse quedado despierto los anteriores por desconfianza a sus compañeros, cayo rendido.
*En sueños os acechaba un hombre de pelo risueño, robusto como un buey y alto una montaña. Tratabais de huir, tropezando y rodando por la maleza, pero él os daba caza sin compasión. Los sonidos morían en el bosque, y cuando al fin os alcanzaba no podías más que suplicar. El sin embargo hacía ver que no os escuchaba, alzaba un su puñal roído y mellado, y os acariciaba vuestro cuello con él. Un hilo empezó a brotar de la garganta, cuando, sin previo aviso emergió de entre las sombras del bosque un caballero de roja y brillante armadura a lomos de un semental negro engullía todo su paso... todo fue haciéndose más oscuro progresivamente, hasta que la oscuridad desapareció*
De mañana os despertaron sobresaltados, con el sonido de caballos a lo lejos. También se escuchaban las voces de hombres susurrando más allá de las paredes, y poco a poco la puerta se comenzó a entonar. Era un buen sequito, no cabía duda, digan de un hombre del renombre de Richard Drift.
<<Muchos hombres han mandado esa vieja puta para darnos la bienvenida a sus tierras…>> Fue inebitable pensar.
Cuando finalmente Ojo de Halcón se llevo la mano al cuchillo su sangre ya manchaba la arenisca del suelo.
- Fin del Prologo -
Tirada oculta
Tirada: 2d6
Motivo: Guardia de Ganso
Dificultad: 9+
Resultado: 9 (Exito)
Tirada oculta
Tirada: 2d6
Motivo: Guardia de Halcon
Dificultad: 9+
Resultado: 5 (Fracaso)