Casandra, que por culpa de que había cambiado el viento no había olfateado una puta mierda y además se le había metido arenilla en un ojo y no había visto nada, vio cómo regresaban sus compañeros. Aparentemente vivos, aunque el pobre Nil no había tenido el mejor inicio de curso, según parecía... Y viendo el estado de Ambrose, quizás le habría convenido más quedarse en forma de perro semicalvo y acostado en la cama.
Se acercó con intenciones de preguntar qué pasaba, pero Ambrose se desmayó, y, aunque a Casandra le parecía un penco absoluto, no consideró que fuera el momento para rencores y decidió darle mimitos gatunos para ver si eso le calmaba los nervios y lo reanimaba un poco.
pppprrruaaa - Ronroneó Casandra refregándose con la cara de Ambrose.
Casandra, al estar cerca de Ambrose, vio las heridas que le supuraban y notó el fuerte olor a veneno de acromántula. Pero qué coño había pasado en ese bosque. Empezó a lamerle las heridas mientras presionaba con sus dientecitos para que saliera todo el veneno. Me caes fatal, me conviertes en centauro, pero no seré yo quien te deje morir.
Después de unos minutos, Casandra tenía tenía un sabor como a pies ácidos en la boca y echaba espumarajos para deshacerse de aquella pustulencia, pero las heridas habían dejado de supurar y había conseguido curar la infección.
Me debes tres, penco. Pensó Casandra.
Motivo: No te mueras, penco
Tirada: 1d20
Dificultad: 18+
Resultado: 17(+4)=21 (Exito) [17]
Enzo llegó el ultimo, había optado ir en esa posición para cubrir la retirada de los demás; al fin y al cabo, él estaba indemne. Cuando llegó buscó con la mirada a Rachel, pero al no verla asumió que se habría llevado a Irene a lugar seguro. Recordar aquello hizo que se rascara la nuca recordando su error al perseguir a quien no tenía nada de culpa, pero aquello se lo guardó.
El italiano observaba a los heridos alzando una ceja en una clara mueca de sorpresa, pero se acercó a Ambrose - te pondrás bien, ya verás - lo animó sacando el pulgar como si aquello fuera a sacarle la ponzoña que amenazaba su vida; ni que decir que Enzo acababa de hablara a un inconsciente. La aparición del gato lamiendo las heridas del recién desmayado hizo que abriera los ojos de par en par, pero se relajó cuando Alondra se lo llevó levitando.
Suspirando algo sereno, se acercó a Cass - buena idea - lo felicitó ante la idea que tuvo este y que les logró llegar hasta ahí, aparentemente con vida - me puedes llamar Enzo - y le sonrió de manera amistosa.
Se alegró de que su idea hubiese tenido efecto, aunque no se paró a comprobar los resultados. Con saber que estaban ganando terreno a las arañas y la luz del castillo estaba cerca, Nil tenía suficiente.
No te mueras Nil, perdóname, por favor no te mueras, lo siento - repetía Cass en su cabeza una y otra vez.
Cuando salieron del bosque Cass corrió unos cuantos metros más por inercia, hasta darse cuenta de que no sólo estaba el castillo ahí y ellos estaban a salvo, si no que había más gente.
Lo habían conseguido.
Durante unos segundos Cass, una sensación agradable recorrió el cuerpo de Cass. No sabría nombrarla, pero seguramente era la reacción a no haber muerto. Ambrose se desmayó mientras le decía algo que Cass no acabó de comprender, y el chico nuevo le dijo que le llamase Enzo, aunque Cass estaba confuso y no sabía exactamente a que se refería. ¿Qué era un Enzo? La voz de Alondra también le decía algo, aunque la verdad es que ni estando mentalmente al 100% los murmullos de la chica habrían tenido snetido del todo para él.
En ese instante notó que Nil se volvía más ligero. El hecho de haberle atado a su espalda para que nose cayese durante la carrerilla hizo que los pies de Cass se empezaran a despegar del suelo. No entendía qué pasaba, pero entonces Cass llegó a la conclusión más obvia: El alma de Nil intentaba escaparse de su cuerpo.
- ¡NO NIL! ¡NO TE MUERAS! - Gritó Cass intentado agarrar el suelo con las manos, cada piedra, rama y hierbajo le servía mientras detuviese la ascensión de Nil. No sabía si era inspiración divina, pero le pareció que alguien le había dicho algo de la enfermería. Sí, tenía que llevar a Nil a la enfermería. - ¡No te mueras Nil por favor! - seguía murmurando Cass entre dientes mientras avanzaba a cuatro patas, completamente ausente y sin darse cuenta de que era Alondra la que intentaba cargar a Nil para ayudar.
Wiiiiii funcionó hasta mejor de lo que esperaba :D Con que nos hubiesen dado un minutillo de ventaja pa salir estaría contenta