Partida Rol por web

Solanthus, la capital de la tierra de los caballeros fue el lugar en el que os conocisteis. No es que haga demsiado tiempo de ello, pero ya os habéis acostumbrado lo suficiente los unos a los otros para trabajar en equipo.
Al principio, no resultó fácil y más por las constantes amenazas del minotauro hacia el kender ( quien no hacía más que preguntar cosas e incordiar al grandullón ). La verdad es que ni el kalanesti ni el clérigo creían que el kender sobreviviera demasiado tiempo, pero en uno de vuestros últimos trabajos acabastéis encerrados en unas celdas bajo la ciudad, donde no os hubiera encotrado nadie, ni hubieran encotrado vuestros restos hasta pasar mucho tiempo. Por suerte, el pequeño Shilax, desovedeciendo, o más bien, haciendo caso omiso de la amenza de Hogtor, os sacó de allí, así que a partir de ese momento formó también parte de vuestro grupo. El clérigo se alegró de ello, mientras que el kalanesti, se mantuvo en su actuación de indiferencia ( aunque todos sabías de sobra que esto no era más que una fachada y siempre que alguien necesitaba que le echaran una mano estaba ahí ), además, que resultaba muy útil cada vez que teníais que salir de la ciudad.

Una noche, en la taberna en laos solíais reunir ya que era el lugar donde solían ir a contratar a los aventureros y mercenarios, un noble se acercó a vosotros. Tras sujetar al kender ( para que no le desapareciera nada al hombre, sin querer, por supuesto ), quien pataleó hasta que se cansó, escuchastéis su propuesta de trabajo.

La pequeña comarca de Triam ( una aldea rodeada por incontables campos de trigo y avena ) estaba teniendo problemas. Algunos decían que enormes bestias mataban al ganado, otros que eran monstruos salidos del mismísimo abismo, pero nadie les prestó la suficiente atención hasta que la muerte de una familia entera en su propia granja llegó a los oídos de todos.

El trabajo estaba bien pagado, os daban 50 monedas de oro por cabeza y otras 10 de oro extras por cada cabeza de criatura si conseguíais matarlas. Eso sí, en el caso de que no fueran monstruos y fueran personas, deberíais tratar de llevarlas con vida ante el caballero encargado de esas tierras. Dicho caballero, Arthur Derevan, era un caballero de la espada, quien tras graves heridas, tuvo que dejar la lucha armada para servir los deseos de Kiri-Jolith de otra forma, siempre teniendo presente el Código y la Medida, como es ley para ellos.

Así pues, tras varias más de una semana de camino, sin ningún incidente digno de mención, alcanzasteis la aldea de Triam, un expléndido lugar desde el que se veía toda la cordillera, las llamadas montañas Vingaard, y los campos, parecían estar siempre bañados en oro debido a los rayos del sol sobre los interminables cultivos de cereales.

Procedes de una familia solámnica noble, donde el deber y el honor se inculpa a los jóvenes desde que son pequeños. Eres el tercero de cuatro hermano, aunque casi no recuerdas el tiempo en que te pasaban el día jugando por tus tierras. Desde muy pequeños, fuistes enviados a diferentes escuelas, a aprender un oficio, siempre pensando en un bien mayor.

Tus dos hermanos mayores, fueron a la escuela de caballería, donde tras años siguiendo las enseñanzas del Código y la Medida, podrían llegar a convertirse en Caballeros de Solamnia, alzando su espada siempre en ayuda de los que no podían defenderse.

Tu hermana pequeña, fue enviada a una escuela de magia, dado que desde pequeña, mostró ciertas aptitudes que ninguno de los otros tres hijos poseía. De todas formas, siempre te has sentido un poco molesto con esa decisión, ya que como todoel mundo sabe, la mayoría de magos fallece sin haber pasado la prueba de la Torre de Wyreth. 

Como nunca habías mostrado demasiado interés excesivo en las armas, tus padres pensaron que lo más acertado en tu caso, sería que fueras a un monasterio. Allí, llegado el momento, podrías decidir lo que querías hacer con tu camino. En el fondo, fuiste afortunado, ya que fuiste el único de tus hermanos en poder elegir.

Ahora, tras haber acabado con tu aprendizaje, has regresado para ayudar a tu familia y así, llevar tus enseñanzas a la práctica para poder seguir mejorando.

Un hermano de tu madre, Arthur, parece tener problemas en sus tierras y tu padre te ha enviado a ayudarle.