Paige se acercó a aquel hombre y le pidió el periódico para leerlo, estaba en ingles por lo que desde donde estabas podías entender los titulares. Luego volvió contigo antes de que se aglutinaba un montón de gente con la misma idea que había tenido tu compañera.
- Es el canciller de Alemania. Se cree Napoleón y ha invadido Polonia. Inglaterra y Francia se han decidido por fin a pararle los pies – Observó tu preocupación – No te preocupes la guerra nos queda lejos. Y tampoco por tu familia, seguramente se pasen una buena temporada en las trincheras entre Francia y Alemania. En lo que nos puede afectar más es en los suministros y en viajar. Desplazarse por el Mar puede resultar peligroso. Pero nos las apañaremos, esperemos que termine pronto y le bajen pronto los humos a ese Hitler.
Y bueno, tu eras una niña cuando ocurrió la gran guerra. Hubo carencias y muchos hombres fueron a luchar. La guerra nunca es algo bueno, pero a parte de eso de las batallas solo sabías de oídas, como algo distante.
Guerra.. guerra..
La palabra seguía resonando en mi cabeza. Cierto que apenas sabía nada de ella, pero mi realidad como enfermera me había hecho pensar en todas las víctimas que esas batallas podrían causar, en todas las pérdidas.
-Gracias por tranquilizarme, Paige. Tienes razón, aunque.. Confieso que no me quedo del todo tranquila. Ahora mismo tengo la angustia de saber qué pasará, y eso tan solo el paso del tiempo puede responderlo. Gracias de nuevo -le dí otro abrazo ahora más calmado y más sentido-. Eres un gran apoyo para mí, de verdad -me separé mirándola con una sonrisa que esperaba que fuese convincente-. Pero.. la vida sigue en este rincón del mundo, ¿no? ¿Tenemos vacunas para hoy?
Volver a la rutina seguro que me haría dejar de pensar en las funestas noticias europeas.
La mujer hizo un buen intento por sonreírte – Tómalo con calma, las guerras no suelen ser cosa de pocos días... - Luego asintió y respondió a tu pregunta – Para hoy y para varios meses, en tu barco llegó un cargamento que estaba esperando, tenemos para bastante – Te confirmó
- Intenta no pensar mucho en cosas negativas, por el momento seguimos como si nada y ya se verá ¿Si? - Paige seguía intentando animarte.
Era por la tarde de vuestro día libre, mañana tocaría seguir con las vacunas. También buscar algo con lo que combatir el ocio, ya que a parte de limpiar y preparar el equipo poco más había que hacer.
Las palabra de Paige me tranquilizaron enormemente. Si estábamos bien surtidas tanto de medicamentos como de provisiones, la perspectiva funesta en cuanto a nuestro futuro inmediato cambiaba.
-Sí, gracias por tus palabras.. Trataré de ser positiva.
Estaba decidida a ello. Traté de no pensar más en el tema de la guerra.. Parecía tan lejana.
En esa especie de edén africano parado en el tiempo que era la aldea no fue difícil. Siempre había algo que hacer, aunque fuese acompañar y ayudar a las mujeres a lavar la ropa. Pronto me acostumbré a ello, pese a que era un trabajo realmente duro. Se reunían para ir juntas al agujero en el suelo donde estaba el agua, al que llamaban "dambo". Algunas veces tenían que cavar más, o buscar en otro sitio, pero en general aprovechaban el recurso. Estando allí, aprovechaban para cantar o hablar de sus cosas distendidamente. Aunque yo apenas las entendía, me gustaba mucho escucharlas y aprender, cosa que no parecía molestarlas. Eran estupendas.
También me gustaba salir a dar pequeños paseos por los alrededores, cada vez un poco más amplios a medida que iba conociendo la zona. Siempre con seguridad, porque me habían advertido de los animales salvajes que a veces podían sorprenderme.
Sin duda, este continente era una auténtica aventura diaria.
Tampoco es que pudiese hacer mucho al respecto de la guerra. Eran ese tipo de cosas que lo superaban a uno, se podía pensar sobre ello o incluso tratar de ser precavido. Pero hasta cierto punto.
Por lo de más te estabas integrando bastante bien y te integraste entre las gentes del lugar. Tu simpatía servía de mucho y cada vez entendías más palabras de aquel idioma.
Pasados unos días Paige se te acercó tras terminar con otra rutinaria jornada – La semana que viene nos tenemos que desplazar a una aldea. Aquí ya no hay mucho que hacer. Así alcanzaremos a los niños que hay en aquella zona, nos llevará Abú, está a unas cinco horas en coche tierra adentro.
Era una noticia agridulce. No sabía por cuánto tiempo sería eso, pero asentí.
-Me imagino que nos iremos para una temporada ¿no? Lo digo por recoger mis cosas..
Me daba pena tener que irnos del poblado ahora que estaba habiendo amistades, pero el deber manda. Esos niños de los que Paige habla también necesitan sus vacunas, y ahora que podía entenderlos un poco mejor, no estaba nada mal el cambiar de aires y conocer poblados y gente nueva.
Ojalá eso no nos trajese problemas. Además, quizás podría ver algún animal salvaje ya que íbamos hacia el interior. Nuestra aldea está tan "civilizada" (dentro de lo posible), que sólo algún mono o animal con mucha costumbre se acercaba a las casas.
Me moría por ver leones o jirafas, como en las novelas de Salgari. Ojalá no me arrepintiese de ello.