Partida Rol por web

Tragó saliva mientras se iba haciendo a la idea de donde estaba y bueno, de la situación en general. No pareció reaccionar a tu broma, en cambio se quedó pensativo. Ni siquiera respondió a tu pregunta.

Su única reacción fue asentir con la cabeza y la girarla hacia el lado contrario en el que estabas. Profundamente serio, cerró los ojos. Como si quisiera no estar o desconectar de todo. Quizá las físicas no eran las únicas heridas. No, esto no iba a ser nada fácil.

Estaba claro que se estaba encerrando en si mismo, quizá no le gustaba que lo vieras así, o quizá sabía de las repercusiones de haber perdido una pierna. Habría que tratarlo con cuidado pues debía de estar muy mal.

Me dí cuenta de su drama, y no quise hostigarle a que me contase nada que él no quisiese. En los momentos en que la gente que ha sufrido pérdidas se da realmente cuenta de su nueva situación es mejor mantenerse a una prudente distancia, mostrar apoyo, pero también brindar libertad.

Anoté lo necesario, y me aseguré de que estaba salvo hasta la siguiente ronda, sin peligro de infecciones inminentes. Otros soldados requerían también mi atención, así que me acerqué de nuevo a él, hablándole suavemente:

-John, sé que es duro. Pero recuerda ante todo que estás vivo, y sigues siendo tú.. Saldrás adelante, eres fuerte, lo sé -apreté su mano, mirándole a los ojos-. He de irme ahora a cuidar también de otros soldados, pero estaré cerca. Si necesitas algo, si quieres hablar, lo que sea.. Dí mi nombre. Estaré atenta.

No pensaba quitarle ojo, pero sabía que Paige estaba desbordada.

Por suerte, tal y como había dicho aquel militar al entrar, no había nadie crítico. Aunque si un par de soldados a los que se les había complicado la herida y presentaban una infección.

Entre los medicamentos disponíais de antibióticos suficientes, así que simplemente se trataba de limpiar las heridas cada cierto tiempo y esperar los resultados de los medicamentos.

El día fue agotador pero lograsteis dejar la situación estabilizada. Todas las tareas de reconocimiento y triaje habían sido realizadas, a partir de ahora se trataría del control rutinario e intervenciones sólo en caso de complicación inesperada. John no había vuelto a decir ni mu. Pero a estas horas también estabas agotada y solo tenías ganas de descansar.

El ser enfermera vocacional tenía el problema de implicarse demasiado en los casos. Por muy cansada que estuviese, me costaba ir a dormir sin asegurarme de que los pacientes estaban todos estables y tranquilos, en la medida de lo posible.

Me toqué el pelo haciendo una revisión general de la sala. El sudor había hecho que mi coleta acabase despeinada, y no quería ni imaginarme la cara. Con uno de los lienzos que usábamos como toallas me limpié el rostro, apoyándome en la pared y respirando al fin con un poco de calma.

Los ojos se me fueron hacia John y su pierna. Por fin me permitía pensar con calma en él. 

Quizás alguna mina enterrada.. o metralla.. Quien sabe. El caso es que ha perdido la pierna.

Eso me hizo pensar en las alternativas: una prótesis o muletas. Eso sería lo más viable. Revisaría las existencias antes de comentarle nada al respecto, y a darle falsas esperanzas.

Me acerqué de nuevo a su cama, para asegurarme de que dormía.

Prótesis aquí no teníais, era un lujo que no os podíais permitir. Quizá en un hospital más importante y por supuesto casi en cualquiera de Europa.

Por suerte muletas si habían. Siempre hay alguien con la mala suerte de romperse la pierna y era algo que se usaba bastante.

Los quebraderos de cabeza te impedían dormir. Aunque habíais hecho un trabajo excepcional y a partir de ahora sería más rutinario. Te levantaste de la cama y pasando por el pasillo formado por los colchones llegaste hasta el de John. Yacía quieto, pero viste el reflejo de la luz de la luna exterior en sus ojos. Los tenía abiertos, parecía mirar al techo, con la mirada perdida.

-¿John? -pregunté, en voz baja para no molestar a los enfermos que descansaban. Apenas había hablado desde que llegó, y eso me preocupaba.

Quizás aún no había asumido su nuevo estado, o llevaba el dolor interno. Me gustaría hacer que soltase toda la carga que sin duda lleva dentro, era una buena terapia psicológica. Cuando hay pérdidas notables a veces uno tarda en asumirlo, y de pronto, quizás en el momento más inesperado, algo hace "click" internamente y uno se da cuenta por fin de lo ocurrido, de lo que perdió, y sobreviene un bajón mental profundo. Nadie debería pasar por algo así solo.

Estabas preocupado por el estado del cazador. Sin duda que la guerra ya se había terminado para él. No volvería al frente. Pero el precio a pagar había sido seguramente demasiado elevado.

Estabas preocupada por él, no por la heridas físicas que evolucionaban bien, sino por las mentales, por su estado. Como bien habías pensado parecía haberse encerrado en un caparazón.

Cuando lo llamaste por su nombre parpadeó y aunque no respondió de forma hablada hizo una respiración más profunda, que sonó como a resignación o a... algo difícil de definir. Al menos escuchaba y estaba despierto, de eso no tenías duda.

-¿John? -insistí de nuevo, sabiendo que no quería hablar. Su actitud era muy clara al respecto, pero creí que necesitaba escuchar al menos una voz amiga.

-Sé que es un momento terrible. Pero quiero decirte que por muy mal que veas ahora las cosas, y tu futuro.. De ésto se sale. La ciencia ha avanzado mucho, y hay modos de.. De que puedas hacer una vida lo más normal posible. No te hundas, John. Te quedan muchas cosas por vivir todavía -apreté uno de sus dedos suavemente, para que notase que estaba cerca suya, y retrocedí un paso, comenzando a dirigirme hacia mi cuarto.

No esperaba una reacción, sabía que aún tenía que asimilar lo que había escuchado. Esperaba que mis palabras hubiesen dado algún aliento a su alma atormentada.

Pensé en pedirle a Abú consejo sobre la fabricación de una prótesis de madera. Con lo bien que se manejaban los autóctonos con la madera, quizás él o alguien que conociese podría fabricar una pierna de madera adecuada para John. Quizás era una idea descabellada, pero lo consultaría.

Le dijiste aquello tratando de empatizar con el hombre. Y ya echaste a trabajar la imaginación para tratar de hacer menos duro aquel trance, quizá con una prótesis casera.

Echaste un caso atrás y en ese momento habló - ¡Espera! No… no te vayas – Dijo llamando tu atención. Luego habló en voz más baja – Yo… No quería parecer grosero. Te agradezco mucho que hayas venido a hablarme. Me gusta tu compañía – Suspiró e hizo una pausa – Esto es muy duro para mi, pero no quiero dejar de valorar lo que haces. En fin, no quisiera que pasaras la noche en vela por mi culpa. Ve y descansa… - Te daba la impresión de que estaba conteniendo mucho, pero hablar era un primer paso.

Su voz me sobresaltó, ya que no esperaba escucharla. Intenté que no se me notase, y me volví de nuevo hacia él, acercándome de nuevo.

-Eeeehhh.. Hola de nuevo -le sonreí-. No te preocupes, tendré tiempo para descansar. Si te apetece, podemos hablar un rato más. A mí también me gusta tu compañía. Con Paige no puedo tener sesudas conversaciones sobre costumbres africanas, jaja.. -quería distraerle un poco de su pesar, y animarle. Procuraba hablar bajo, sin molestar a nadie más. Me puse un poco más serie para retomar delicadamente el tema de su reciente pérdida de la pierna -Puedes hacerme todas las preguntas médicas y no médicas que quieras, te responderé sinceramente -dije, abriéndole la puerta a que liberase sus dudas sobre su actual estado.

- Si claro, seguro que la caza de animales salvajes es la mar de interesante – Se atrevió a ironizar. Tu maniobra de despiste estaba comenzando a dar sus frutos.

Cuando retomaste el tema de la pierna se volvió pensativo, tardó unos segundos en responder pero lo hizo – En realidad si tengo una pregunta – De nuevo se tomó un poco de tiempo mientras organizaba sus ideas – Se está extendiendo un nuevo modo de safari. El fotográfico. Yo no tengo especial pasión por matar animales y para eso además hay que desplazarse por el suelo. Pero para el safari fotográfico solo hace falta un buen vehículo, conocer la zona. Y la escopeta como método disuasorio, no hay que ir detrás de ningún animal a pie. Pues bien, mi pregunta es... ¿Podré volver a conducir? - Te miró a los ojos.  

La pregunta no me pilló desprevenida, pues era de esperar que alguien que perdió la mierna quiera saber si podrá volver a hacer una vida lo más cotidiana posible. 

Le respondí con voz suave, firme y mirándole con una sonrisa, que notase así que no estaba exagerando un ápice:

-John, tu herida ha sido grave. Pero como te dije antes, la vida sigue. Te falta una pierna, sí, pero afortunadamente la ciencia ha avanzado mucho al respecto. Te va a costar acostumbrarte, pero sé que eres valiente y perseverante, y lo lograrás. Con una buena prótesis a medida podrás caminar, y conducir sin problema. Siempre vas a tener que dedicarle más cuidadps a esa pierna, pero podrás hacer lo que te propongas.

Cogí de nuevo su mano, explicándole el proceso:

-Ahora hay que esperar a que la herida se cure y cicatrice. Después podrás salir de cama usando una silla de ruedas, y haremos rehabilitación. Practicaremos con las muletas para que camines también erguido, y por último, la prótesis cuando sea posible. Soldado John, esa será ahora tu misión. ¿Estás preparado para superarla?

El hombre asintió con la cabeza a tus palabras. Cogiste su mano, el las miró, y con la otra cogió a su vez la tuya.

- No sé… - Remoloneó un poco – Bueno si lo sé. Lo haré, tengo que luchar – Se animó a si mismo y luego hizo un intento de sonrisa - ¿Y todo eso será contigo? Si la respuesta es que si, estoy preparado y lo haré.

Pudiste percibir su cambio de ánimo. Primero la aceptación, luego vendría la superación. No sería todo un camino de rosas pues es un trago tremendamente difícil, pero se estaban dando los primeros pasos.

- No quiero quitarte más el sueño, enfermera Grey. Puedes volver a “tu puesto” si lo deseas. Descansen “Ar” - bromeó. Pero daba la impresión de que se preocupaba por que te desvelases demasiado por su culpa.

-Claro, te ayudaré en lo que pueda. Quizás necesites traslado eventual, para que algún médico más cualificado examine tu evolución, pero en general los médicos de campaña han hecho un gran trabajo. Cuenta conmigo para lo que necesites -le respondí con algo más de entusiasmo. 

Al menos parecía que se había animado, y me sentí feliz de haber podido convertir su mundo oscuro en algo esperanzador, al menos.

-Si te parece, sí me retiraré. Ha sido un día duro, y Paige ya está de guardia. Necesito descansar, sinceramente, para relevarla en unas horas. Me alegra que hayamos hablado. Descansa tú también, te vendrá de maravilla. Te lo recomienda tu enfermera -le dije, divertida, y le guiñé un ojo. Ahora sí lo dejaba contenta, y me fui a dormir saludando en silencio a Paige, que estaba atenta a los pacientes.