Partida Rol por web

Elizabeth se arrima al cuerpo tibio de su prima Lily, susurrándole al oido:

-Pueden ser ladrones, maldita sea, Lily -protege la llama de la vela con la mano. -Dónde están los hombres de esta casa cuando se les necesita! Tanto beber y fumar, estarán durmiéndola, claro!-su tono ha pasado del miedo al enfado.

Me froto un poco los ojos y mi corazón se empieza a acelerar al sentir esa sensación de algo malo ocurrió y que el bueno de Sydney no esta a su lado... se levanta y se viste algo rápido.
Luego se asoma a la puerta lentamente y mirando a ambos lados, tratando de darse cuento de donde provenían los pasos una ves que lo nota, camina en la misma dirección

Lily rie nerviosa por la broma de Elizabeth. Se siente agradecida de que haya traido el candil.

- De todas formas Eli, si como dices la han pillado, razón de más para llamarlos. Puede que alguno se haya golpeado contra algo, o se haya caido de la cama.

Sin separarse demasiado de la luz que porta Elizabeth, vuelve a alzar la voz:

- ¿Hola? ¿Estais todos bien?

¡Mierda! ¿Qué demonios ha sido eso? ¿Un golpe?

Salgo corriendo de la cama, al mismo tiempo que me ato el albornoz y bajo las escaleras lo más rápido posible.

Llego muy rápido a la planta baja, en el lugar donde escucho los gritos...

¿Qué está pasando? Grito con fuerza cuando llego al sitio.

...

¿Qué ha sido eso?, malditos americanos, no pueden ni respetar el descanso diario de las gentes de bien, tanta falta de educación me está irritando sobremanera, cuando diantres se acojeran a las debidas formas.

Me incorporo quedando sentado sobre la cama, comienzo a mover mis pies en busca de mis aterciopeladas zapatillas, mientras con la mano izquierda tanteo la cama en busca de mi bata.

Vestido ya, busco a tientas a ver si hay algún candil en la mesilla, cojo mi bastón que oportunamente dejé colocado al lado la noche anterior.

Vamos a aquella habitación. ¿Dónde se habrán metido los demás? Es un fastidio que no haya luz y que tengamos que dependes de estos chismes que sólo nos dejan ver nuestro propios pies y, además, siempre parece que estén a punto de apagarse. -una nota trémula escapa con la última sílaba. 

Lily asiente a las palabras de su prima, pero lleva el ceño fruncido preocupada.

- ¿No estoy hablando suficientemente alto, chicas? Creo que alguno de los hombres nos debería haber oido ya. O el servicio..... Me estoy empezando a preocupar en serio.

Camina con ellas hacia la habitación, aún tratando de que alguien le conteste:

- ¿Hola? ¿Estais bien?

-Dios santisimo, que clase de mala bestia a hecho esto.-Dijo aquel Doctor que desperto totalmente al ver aquel cadaver ya frio. Miro al viejo mayordomo que parecia mas blanco que el y luego a sus pies, aquellas zapatillas estaban absorbiendo la sangre del abogado, al igual que hicieron las suelas de sus zapatos con el barro al llegar.

-Jamison no se quede ahi parado, haga algo, acerqueme la vela, tengo que comprobar el pulso a este hombre... Si aun esta vivo... no, es imposible. ¡Corra alerte al resto de los presentes! Es imposible que alguno de esos estupidos lleve esto a cabo, reuna a todo el mundo en el SALON, tenemos que hacer algo, ¡Corra Jamison! Le dijo no sin antes agarrarle del brazo para que su vela encendiera la que el abogado tenia en su habitacion para tener una iluminacion mayor mientras analizaba entre sudor y espanto, ha aquel hombre.
-Que pasa aqui, no entiendo nada.

Me encamino con más rapidez hacia la habitación llamando a los demás.

Gradualmente, los sobrinos de un modo u otro, descubren que la única habitación de la casa donde tiene lugar cierta conmoción es la habitación del abogado de su tio. Fiona, Eliza y Lily son las primeras en aparecer, en menos de un minuto llega Harvey, corriendo y gritando ¿Qué ha pasado? como si más que un eminente protomillonario fuera un energúmeno del sur de California.
Después hacen su entrada Jack, Lord Jeffrey y Enriquetta, acompañados por el mayordomo. Todos visten ropa de pijama y bata, excepto Lily que va descalza, Harvey que va descalzo y completamente en pijama produciendo una extraña impresión, y el matrimonio de mayordomos, que están perfectamente vestidos.

El espectáculo desagradable que tiene lugar en la truculenta y sombría habitación de Mr. Charles Turner, es de lo más escatológico. Su inquilino yace muerto, entre las sábanas, con el pecho abierto en canal de un modo salvaje y brutal. Tan solo de imaginar que el carnicero que acometiese semejante macabrarería ha estado deambulando por los pasillos, probablemente a pocos metros de vuestros dormitorios, quizás incluso caminando por delante de vuestras puertas, os pone los pelos de punta.

El doctor Sydney Duncan ya estaba en la habitación, solo, cuando llegaron las tres mujeres. El médico estaba tomándole el pulso al cadaver, alumbrado por un telúrico candil anticuado.

El mayordomo os cuenta que, tras levantarse, no antes, descubrió un charco de sangre en la puerta del dormitorio del abogado, y que fue a buscar al médico. Juntos entraron en la habitación y descubrieron el cadaver. El doctor mandó entonces al mayordomo a buscar a los demás sobrinos, y a ello fue, aunque ya estaban todos en camino.

Esto es una puta mierda...

¿Qué cojones ha pasado aquí? Pregunto mientras miro el cadáver y rápidamente aparto la mirada.

 ¿Qué... qué es todo esto? ¿Quién ha sido? ¿Qué ha pasado? ¡¿QUÉ HA PASADO?! Grito con todas mis fuerzas mientras salgo de la habitación.

El olor a sangre es insoportable...

Lord Jeffrey se acerca con su tradicional pose de hombre estirado de corte. Con su habitual vehemencia va articular unas palabras de sutil mofa a sus primos cuando ve la escena.

Venga señores, a qué tanto alboroto, será una indisposición transitoria, se pondrá bi.....

Sus palabras se ven interrumpidas por una repentina arcada ¡¡¡Buahhhhhhhhhhhh!!!

Dios mío!!!! Qué ha pasado aquí???

Asoma su cabeza por un costado de la puerta y la escena lo deja algo congelado, con una ceja sínica e indiferentes arqueada... pero se nota en sus ojos que no es más que una fachada de duro, apenas puede, retira los ojos de el cadáver y trata lo menos posible de que se crucen de nuevo
-Hay que llamar a la policía ahora y no separarnos, el que hizo esto aun pude seguir dentro de la casa

Totalmente de acuerdo. Lamemos a la policía -miro al mayordomo- ¿se puede encargar usted de avisarles, por favor?

-No hay teléfono en la mansión Duncan -responde el mayordomo muy serio y consternado-. El teléfono más cercano está en el pueblo. Está cerca, pero con esta lluvia el camino se pone muy peligroso.

No es para menos, los barrizales son todo un desafío para la tecnología automovilística de los años veinte.