Partida Rol por web

El dinero de Tio Timothy (Inconclusa)

Episodio 2 - Sábado por la mañana

Cargando editor
26/04/2009, 12:11
Fiona Duncan Holmes

Bien entonces ¿vamos nosotros o mandamos a los sirvientes? Yo voto por mandar a los sirvientes. -digo con un deje de impaciencia.

Cargando editor
26/04/2009, 13:09
Mayordomo

-Perdone, señorita Holmes -dice el viejo mayordomo con aire de sentirse un tanto avergonzado-. Pero la carretera con este tiempo se pone muy peligrosa. Y... yo a mi edad... y con esta tormenta... además, nunca he conducido un coche antes.

No añade más, dejando los titubeos en el aire. Pero parece claro que no está dispuesto a ir.

Cargando editor
26/04/2009, 13:48
Fiona Duncan Holmes

No era mi intención que se sintiese mal, mi querido amigo. Es solo que, en mi opinión, nosotros no podemos salir de aquí, por lo tanto la unica solución que nos queda para resolver esto es que, cuando amaine un poco la tormenta y se pueda salir de la finca, alguno de vosotros vaya a buscar a la policía -digo con una voz muy amable.

Cargando editor
26/04/2009, 14:40
Harvey Duncan Allen
Sólo para el director

Mierda...

Es verdad que necesito la pasta pero si me voy de aquí a buscar a la policia... es probable que no cobre un céntimo de la herencia...

También es probable que piensen que soy culpable y que me quiero escapar de la casa de alguna manera...

Mis primos son muy desconfiados.

¿Qué puedo hacer?

Cargando editor
26/04/2009, 14:43
Harvey Duncan Allen

Mierda...

¿Es qué nadie quiere que se resuelva el crimen?

Mierda...

Bien. Digo mientras me adelanto. Si nadie quiere ir, yo me ofrezco voluntario.

Cargando editor
26/04/2009, 16:40
Lily Duncan

lAcercándose a él, Lily dice suavemente:

- Voy contigo. Y cuanto antes mejor. Si no terminaremos todos en prisión por ocultar lo que aquí está sucediendo. ¿Tú has traido coche? Porque yo he venido en taxi.

Cargando editor
26/04/2009, 23:53
Jack Duncan

Jack, se frotaba su barbilla pensante, en la tormenta de ideas y proposiciones que se fromo en la mesa.

-Ahora que lo pienso quien es el encargado de vigilarnos que cumplieramos la parte del contrato?? Creo que se podría hablar con el y seria comprensivo y nos dejaría salir de los terrenos del tío si le explicamos la situación

Cargando editor
27/04/2009, 12:04
Lord Jeffrey Duncan

Levanto una ceja ante la afirmación de Jack, preguntándome también quién es el encargado de vigilar el cumplimiento de la última voluntad del viejo tío Timoty. No obstante se requiere una actuación rápida y en ese caso estoy de acuerdo con lo dicho por mis otros primos.

Sin duda no podemos tener más tiempo el cuerpo del abogado en la casa, hay que dar parte a las autoridades.

Dirijo mi vista hacia el mayordomo y le increpo No sé cuán mermadas estén sus facultades para conducir pero esto es una emergencia, ya sabe usted que los herederos no podemos salir, así que o bien va usted personalmente al pueblo a avisar a la policía o bien da el encargo a algún proveedor de la casa para que comunique tan nefasto acontecimiento. Supongo que alguien vendrá a traer el pan, la leche y demás víveres necesarios ¿No? Así que no pierda más tiempo y cumpla con su trabajo.

Cargando editor
27/04/2009, 13:15
Harvey Duncan Allen

No te preocupes, primo. Yo iré con Lily a avisar. ¿Alguien más desea venir? Digo con una sonrisa, mientras observo el rostro de cada uno de los presentes.

Cargando editor
27/04/2009, 17:24
Fiona Duncan Holmes

De hecho, el encargado de vigilarnos era el abogado, él mismo nos lo dijo -aclaro a los presentes- Yo me temo que no voy a acompañaros. Me asustan bastante las tormentas.

Cargando editor
27/04/2009, 22:12
Director

El reloj de cuco vuelve a sonar, con su insoportable petulancia:

¡Cu-cu! ¡Cu-cu! ¡Cu-cu! ¡Cu-cu! ¡Cu-cu! ¡Cu-cu! ¡Cu-cu! ¡Cu-cu! ¡Cu-cu! ¡Cu-cu! ¡Cu-cu!

Tras una larga deliberación parece que el grupo va a dividirse en dos grupos: uno que permanecerá en la mansión y otro que saldrá al mojado exterior para enfrentarse a los desafíos de las carreteras comarcales.

-Coche:
Harvey
Lily

El mayordomo, ante la pregunta del Lord sobre los víveres, aclara que una vez por semana el ayudante de la tienda del pueblo sube con una camioneta y les trae todo lo que necesitan. Y repite que en la mansión y alrededores no hay nadie más que Enriquetta y él, y que con este tiempo no se puede salir a dar un paseo de varios kilómetros hasta el pueblo, que está muy viejo y pude pillar una gripe, y con esta edad ya se sabe.

Notas de juego

Si alguien más se une al grupo de salida, que lo diga.

Cargando editor
28/04/2009, 23:02
Director

El reloj de cuco vuelve a sonar, dando las doce de la mañana.

La mesa del desayuno ha sido recogida completamente, y a excepción de unas copas para sedar los ánimos, lo único que hay sobre ella es un debate sobre quien abandona la finca para avisar a la policía y quien no. Anochece a las seis, de modo que quien desee abandonar la mansión Duncan quizás debería empezar a pensar en apresurarse.

En el exterior el tamborileo de la lluvia continua tan pedante como siempre. Sin ánimo alguno de amainar. Jamison y Enriquetta os abandonan para dedicarse a las cotidianas tareas del hogar. Como hacer las camas, limpiar los platos y cosas por el estilo.

Cargando editor
28/04/2009, 23:33
Harvey Duncan Allen

Vamos Lily... conduces tu. Digo riéndome mientras salgo fuera tras ponerme un chubasquero y sostener la puerta con el paraguas abierto para que mi prima no se moje.

Después de usted, señorita.

Cargando editor
29/04/2009, 02:02
Sydney Duncan

Sydney se mantuvo callado, solo fumaba un cigarro tras otro y mantenia su mirada fija en la ventana observando el tiempo que no parecia dar tregua. Negaba con la cabeza de vez en cuando al escuchar a sus primos discutir por quien perderia la herencia por ser un buen miembro mas de la sociedad y dar parte a las autoridades.
-Tener cuidado, podeis llevaros mi coche, no es tan lujoso como los de otros pero aguanta bien las tormentas, Jamison sabe donde lo deje aparcado.-Le dijo a Lily antes de tenderle las llaves.
-Y si le sirve de consuelo viejo amigo, yo creo en su inocencia.-Dijo al mayordomo.

-Por cierto vuelvo a sugerir el hacernos una foto juntos, creo que sera el unico recuerdo bueno que tengamos una vez aclaremos este lio.-Insistio en poner en practica su hobby.

Notas de juego

Malditos fines de semana...

Cargando editor
29/04/2009, 04:56
Jack Duncan

Acompaña a los parientes en silencio hasta la puerta y como hablándole a un niño, esperando que se olvide de a la larga de lo que quiere le dice a Sydney
-Claro, Claro, lo haremos cuando vuelvan primo Sydney, tu no te preocupes, mientras puedes fotografiar los jardines desde la ventana

Cargando editor
29/04/2009, 09:41
Lily Duncan

Lily no sonrie, aunque agradece la caballerosidad de su primo. Se sienta al volante, y da al contacto iniciando la marcha hacia el pueblo. Al principio en silencio. Luego no puede evitar el preguntar:

- ¿Quién crees que ha podido ser Harvey?

Cargando editor
29/04/2009, 13:46
Harvey Duncan Allen

No tengo idea. Sólo sé que no he sido yo... ¿no habrás sido tu y me matarás en el viaje, no? Le digo con una sonrisa.

Sólo espero que los que se queden en la mansión estén bien hasta que regresemos.

Cargando editor
29/04/2009, 14:45
Director

Notas de juego

Lily y Harvey, a vuestra propia escena privada particular.

Los demás continuan posteando aquí.

Cargando editor
30/04/2009, 01:32
Sydney Duncan

Sydney sin llegar a mirar a su sarcastico primo, chasqueo la lengua y se levanto del asiento.
-Como quieras, seguramente es la ultima vez que estemos todos juntos yo solo queria distraeros un poco de la absurda noche que hemos pasado e intentar recodar buenos dias en la hacienda, pero esta claro que algunos son mas viejos en sentido que en apariencia.

Levanto y salio detras de los llamados martiles a despedirles desde los terrenos de su tio, despues de todo se llevarian su coche.

Notas de juego

Marco a todos por que queria ponerlo antes de que marcharan.

Cargando editor
30/04/2009, 15:47
Fiona Duncan Holmes

Me quedo sentada en la ventana, ensimismada, con la copa medio vacía y olvidada en mi mano y un cigarrilo consumiéndose en la otra. Cuando me quemo con el cigarrilo, inspiro con fuerza por el susto y el dolor, lo tiro y me enciendo otro. Al cabo de un rato me vuelvo a ensimismar y voy dando caladas a intervalos regulares. Dejo la copa, aún medio vacía en la mesa, abandonada, para que alguien la recoja. Pareciera como si, de pronto, la alegría característica de mi persona se hubiese apagado.