Volveis dentro de la casa, estáis heridos, sudados y llenos de sangre, pero habéis conseguido vencer a Federico. La calma es tensa en el salón de la casa, aún nadie ha terminado de creerse en su totalidad la extraña experiencia que todos han vivido. Mientras Johan observa detenidamente el claro y humeante contenido de su copa
Hellen, por su parte, descubre con estupefacción los cambios que le presenta este extraño mundo que apenas reconoce. Un breve recuerdo para la vieja Maga, y la fría comprensión de que es ella, ahora, la heredera de su condición
El gato que se ha mantenido en todo momento cerca de vosotros, comienza a transformarse. La oscuridad lo inunda todo. En el centro del salón se forma la figura del Señor de la Dimensión Oscura
- El juego ha sido divertido, pero desgraciadamente ya ha terminado y debo cumplir mi palabra. Para vosotros, mis peones, os devolveré aquello que vinisteis a buscar, Erika ya es libre- dirigiendose a Hellen- Querida, quiero que seoas que te tomé afecto durante el tiempo en que me hiciste compañia y por ello te permitiré recuperar tus sueños y encontrar un rumbo que dé una justificación a tu vida. Además te daré otro regalo... Adiós y buena suerte. Quien sabe... quizás volvamos a encontrarnos.
La figura del centro del salón da lugar a un profundo pozo del que surge una figura pequeña y delgada. Es Erika y en sus brazos lleva un libro con un nombre escrito en letras escarlatas "HELLEN"
Erika corre hacia su tio y lo abraza fuerte, Johan incredulo abraza a su pequeña sobrina entre llantos, mientras Elijah os da las gracias y mira con ternura a la pequeña Erika.
-No tienes por qué darlas, Elijah. Sólo hemos ayudado a un gran amigo. Ahora todo el mundo tiene una oportunidad de nuevo... ¿Quién iba a decir que el Señor no era tan malo...? O eso creo.
Agarro mi abrigo y me lo coloco con dificultad.
-Ahora, Jack, como último favor, llévame hasta mi coche. Me iré a Rorvick, al médico, y luego cogeré el ferry.
La escena era enternecedora, y no solté una lágrima por miedo a que Nathan me atacase durante largo tiempo.
Abracé a Eli y le digo:
-Ya sabes que siempre te ayudaré en lo que necesites.
Observo a Nath y le digo:
-No puedes conducir, ¿a dónde quieres ir con tanta urgencia?
-Bueno... Alguien tendrá que curarme... Y te hice una promesa. Que me marcharía después de esto.
Una promesa es una promesa. Aunque lo hubiera dicho en un momento de enfado, tenía que cumplirla.
-Será la última vez que me veas la cara.
-Pues sabes que, que me alegro de eso, desde que te conozco no paran de pasarme cosas raras, debes ser gafe o algo así.
Me giro dándole la espalda.
-Bueno... Trabajamos para Merrick. ¿Qué esperabas?
Al ver que me da la espalda, comprendo que no va a ayudarme a llegar hasta el coche.
-Adiós, Jack. Aunque no lo parezca, fue un placer trabajar contigo.
Cojeo hasta la puerta y salgo. Mi viejo coche está esperándome ahí, leal como un perro.
Me giro al escuchar la puerta y voy hacia ella corriendo:
-¡Nath!
Me giro y alzo las cejas, sorprendido. Mi cuerpo se puso en alerta.
-¿Qué ocurre? ¿Ha pasado algo en la casa?
Levanto un brazo y le digo:
-Recuerda que le has de hacer la correa de distribución a Fordy, si no clavarás el motor.
Mi rostro permaneció estoico.
-Pensaba que ibas a decirme muerdealmohadas por última vez.
Me giro y abro la puerta del coche, sentándome con dificultad en el asiento. Suelto un gruñido de dolor mientras intento pasar las piernas.
-Adiós.
-¡SOPLANUCAS! terco muerdealmohadas...
Cerré la puerta y me asomé por la ventana detrás de las cortinas.
Arranqué el coche, y las ruedas se deslizaron sobre el asfalto mojado. Me alejaba de aquel lugar tan extraño, y rezaba por no volver a pisar un lugar así en lo que me quedaba de vida.
En cuanto a Jack... Bueno... No es como si me fuera a echar de menos.
Toqué el claxón a modo de despedida.
Terminé de correr la cortina y entré otra vez al comedor...
Una vez dentro pensé:
Que cabrón, se la ha llevado y es mía...