Partida Rol por web

La bajada era eterna o se lo parecía, paso tras paso bajaban mas y mas profundo, hasta llegar al fin a una zona que parecía dejar de bajar. Aun con eso lo que vió no fue agradable, huesos, pero era lo normal. Claro. Seguramente serían unas catacumbas. Tragué saliva alumbrando mientras girabamos a la derecha y nos encontrabamos con algo que no estabamos preparados aun para ver.

Vaya...- se me escapó dándole con la punta del pie a uno de los huesos desperdigados. Mas el sonido que había dejado de escucharse me puso alerta de nuevo. Miré alrededor sin alejarme lo más minimo del pescador ni ponerme en su ángulo de mira. - ¿ve al perro? - oteé para ver si veía algo, o unas cadenas. Si, las cadenas.

Tu examen preliminar de ese lugar no te reveló ni el perro ni la cadena, Gwydion negó con la cabeza susurrándote que tampoco lo veía. Pero no necesitasteis mucho, la cadena empezó a sonar y de detrás del sarcófago apareció una garra que para nada parecía la de un perro, luego otra, ambas estaban cubiertas por un vello lacio, gris y sucio, y con ambas garras un gemido inhumano que era la mezcla de un perro y un hombre.

Aaaaah... grrrr... tú.. a continuación asomó un rostro alargado, de piel gomosa y vello igual de gris, aquel rostro era una retorcida mezcla como era el sonido que emitía. Medio hombre, medio perro, dio un ágil salto y se subió a la tapa del sarcófago mirándoos con atención. Al salto visteis una cadena atada a su cuello que le había despellejado el pelaje, su mirada os analizaba mientras emitía gruñidos que se os antojaban sollozos. Venir.. aqui.. grrr.. ¿qué..? ¿qué..? tú.. se fijó en Gwydion. .. tú.. grrr.. ¿Gwy.. grr.. Gwydion..?

El pescador mantuvo la sangre fría, no dejaba de apuntar a la criatura asombrado. A su vez la bestia perruna no se movía de encima de la tapa de la tumba, se movía de un lado a otro de forma lastimera, patética incluso, mientras gemía en algo que parecía un llanto.

La impresión que te causó contemplar aquella criatura de pesadilla fue un shock emocional muy fuerte, la impresión hizo que dejaras caer la lámpara dejándoos a oscuras en aquellas catacumbas. Empezaste a chillar histérica, y la oscuridad no hizo más que atizar aquel horror que había hecho presa de tu mente.

Gwydion mantuvo la mente fría, miró a tu lado sobrecogido por tu reacción y la criatura empezó a aullar a falta de poder verla. Sus gemidos lastimeros eran lo único que se podía escuchar salvo tu desconsolado grito de terror, a continuación perdiste la conciencia de lo sucedido. Todo se volvió negro, el sonido atenuado en algún lugar que no lograbas alcanzar, escuchaste voces conversar que no comprendías qué decían. Pero sentías un profundo sentimiento de pena y rechazo, de dolor, de pérdida, algo que finalmente hizo presa de ti y finalizó con un único disparo de escopeta.

No fuiste consciente de cuánto tiempo sucedió, pero alguien empezó a moverte en esa duermevela en medio de ninguna parte. Una voz cada vez más cercana llegaba hasta ti, la voz de un hombre, la voz de Gwydion.

Señorita Mengel.. Señorita Mengel.. escuchabas la voz del pescador tratando de despertarte, el timbre del hombre sonaba profundamente afectada. Ya terminó todo.. podemos volver.

Cuando parecía dispuesto a cogerte en brazos, empezaste a reaccionar, a despertar de aquel terrible trance causado por la impresión de contemplar la horrenda criatura.

Cuando la cadena empezó a sonar me puse tensa como una cuerda mas lo que vi a continuación solo era un presagio de algo mucho peor. La garra apareció y con ella di un paso atrás dejando que la luz se moviese conmigo. Poco a poco la criatura salió de su escondite, mientras yo temblaba por el horror de ver aquel ser de pelaje gris que ¿hablaba? No podía ser, eso no podía ser humano. 

Dio un salto sobre el sarcófago, y pude ver la cadena, y la piel herida, pude oir el sollozo, el dolor, aquello no podía estar pasando..no..no..simplemente no era posible. Escuché como reconoció a Gwydion y entonces todo dejó de tener sentido. La lámpara cayó al suelo formándose el caos, locura, gritos y horror hasta que la oscuridad llegó como un amante deseado. 

"Señorita Mengel.. Señorita Mengel." la voz del pescador me llegaba lejos, me habló algo mas, decía algo de que todo había terminado. Abrí los ojos, aun perdida. Note como algo me tocaba y el pavor vino de nuevo, pero al instante me di cuenta de que no era mas que aquel hombre. Miré a mi alrededor, no sabía que había pasado. 

Gwydion te miraba, y en sus ojos había un dolor enorme, inseguro de si estabas consciente del todo se tomó unos instantes más para hacerte reaccionar.

¿Señorita Mengel? Ya ha acabado todo.. salgamos de aquí. anunció Gwydion con tristeza. ¿La ayudo a levantarse? se ofreció sin atreverse a tocarte sin tu permiso.

Vi el dolor, y no pregunté nada. Al ver que estaba en el suelo acepté su ayuda ofreciendo la mano, no sabía como me iba a encontrar al levantarme. - gracias...- miré alrededor aun algo perdida, para asegurarme de donde estaba, buscando el perro. 

La cripta estaba a oscuras, Gwydion se había preocupado de que la luz se encarara hacia el lado de las escaleras. Al ayudarte a ponerte en pie, el hombre te dijo con gravedad.

Salgamos de aquí abajo. No queda nada. dijo con gravedad, y justo en ese momento un agudo chillido de mujer llegó a vosotros desde arriba. Gwydion te miró alertado, con los ojos muy abiertos, el grito casi te sacó de ese estado de catatonia sufrido por la visión de aquella terrible criatura. ¡Es Alice! casi le faltó tiempo para salir corriendo escaleras arriba.

Asintió tras comprobar que no le dejaría mirar más allá, y justo cuando estaban empezando a subir las escaleras se escuchó u grito demoledor de arriba. El pescador reconoció la voz y nada mas decir el nombre ella también subió rauda por estas tras remangarse las faldas un poco para apremiar y poder no entorpecer al hombre.

Corriste tras Gwydion, lo que encontraste arriba fue la guinda al delirio que estabas viviendo. La hermana Claire estaba arrodilla en el suelo con una herida en el brazo que sangraba profusamente, Alice a un lado aterrorizada, delante de ellas esgrimiendo un cuchillo de cocina estaba la hermana Cynthia con los ojos desorbitados, enloquecida.

¿Qué habéis hecho? ¿QUÉ LE HABÉIS HECHOS A HARRY? chilló histérica blandiendo el cuchillo contra Gwydion y contra ti. El pescador interpuso su cuerpo, delante de ti y poco a poco delante de Alice, pero la actitud errática de Cynthia la hacia imprevisible. Lo has matado.. desgraciado.. ¡lo has matado! sollozó patéticamente.

La visión de lo ocurrido no hizo mas que empeorar, la hermana Cynthia se había vuelto loca, y no fue hasta que dijo el nombre del tal desaparecido cuando mi mente empezó a atar cabos, imposibles, retorcidos. Miré al pescador buscando algo que me dijese que lo que allí abajo yacía muerto no había sido una persona, recordaba como el ser lo había reconocido, y los sollozos del animal. ¿estaría sufriendo?

Cogí a la hermana Alice del brazo para tenerla controlada y poder salir por la puerta si fuese necesario- Cynthia por favor, cálmese, se lo suplico. Intenté que me prestase atención aunque fuese por un segundo, no quería heridos- baje el cuchillo, por dios. Menté a dios, para ver si así conseguía algo. 

La monja esgrimió con vehemencia el cuchillo con la desesperación reflejada en su rostro, un cambio chocante ante la contención que te había mostrado anteriormente. Gwydion parecía estar listo para reaccionar, pero tus palabras irrumpieron en la escena con el suficiente tono para que Cynthia dudara. Ante la duda Gwydion reaccionó rápidamente, no le fue muy difícil desarmar a la mujer, y esta al verse derrotada empezó a llorar desconsolada.

Tanto Claire como Alice se miraron, luego te miraron a ti y viste como la hermana Claire asentía agradecida. Luego la mirada se dirigió a la derrotada Cynthia con severidad, pero también pudiste apreciar un reflejo piadoso en el duro rostro de la madre superiora. La voz quebrada de la monja demente balbuceaba el nombre de Harry en repetidas ocasiones, acerca de que lo seguía amando, y las deducciones que te daba esa afirmación no te impidieron sentir un escalofrío.

Gracias a ambos. dijo al final la hermana Claire, miró hacia el paso secreto revelado en el scriptorium. Tapiaremos este lugar.. y buscaremos ayuda para la hermana Cynthia. No hablaremos de este suceso, nunca. la actitud de la hermana Claire era salomónica, inapelable a su modo. Gwydion miró con dureza a Cynthia, casi te dio la sensación que fuera a partir el cuello de la monja de puta ira, pero una mirada a Alice hizo que se aplacara. Finalmente asintió apesadumbrado diciendo que enviaría algunos hombres del pueblo a ayudar en esa labor.

Señorita Mengel, le agradezco vuestra ayuda. volvió a decir. No sabía cuan profundo había arraigado el mal en nuestra abadía.. se lamentó con profunda aflicción mientras miraba a Cynthia.

Las palabras de la mujer que ahora estaba perdida en la inmensidad del dolor me rompieron en mil pedazos, ese había sido o eso decía una persona antes. Lo que había abajo. Harry, ¿no era el desaparecido? Quería acercarse a la mujer, abrazarla, consolarla pues su desesperación era palpable. Pero no lo hizo. 

Adama estaba aun un poco ausente tras lo sucedido, todo era confuso y a la vez lejano, como si lo hubiese visto en algún cuento. Dijeron de tapiar aquello, pero no buscaron el origen. Solo quisieron olvidarlo y eso no le parecía bien ni al pescador ni a ella, que demostro por la mirada que le lanzo a la hermana superiora- No, ¿como se ha podido transformar un hombre en eso? Sea lo que sea tiene un porqué, una razón. ¿no les interesa saberlo? - miré a Alice- ahora puedes hablar ¿cuanto tiempo llevaba aquí? - acabé dirigiéndome a la hermana Cynthia pues sabía que de la muchacha igual no sacaba nada- ¿qué es lo que le pasó a Harry para acabar así hermana Cynthia? 

La revelación de que Harry había sido encadenado en las catacumbas de la abadía por la obsesionada Cynthia fue estremecedora. Era un hombre, era un hombre, repetía la enloquecida monja mientras era arrestada por las autoridades locales que habían llegado con el ferry tras ser avisadas por Gwydion. El asunto más escabroso, algo que nunca llegaste a saber a ciencia cierta, fue lo que vio la hermana Alice para impactarla de aquel modo, pero por algunas palabras soltadas por la propia monja loca dedujiste que los había sorprendido manteniendo relaciones sexuales sobre el sarcófago siendo ya Harry una bestia.

Fuere como fuere, caer en esos pensamientos te daba escalofríos. Pero procuraste centrar tus pensamientos en asuntos más agradables, si bien Gwydion y Alice los separaba el celibato de la segunda, ver al pescador contento por recuperar a la mujer por la que sentía algo le alegró. Quedaría tiempo para superar las terribles secuelas de aquel horrible episodio, pero Gwydion confiaba en que todo fuera volviendo a la normalidad. No volvió a comentar nada del terrible aspecto de Harry, ni se preguntó por las razones de su horrenda transformación, bastó con decir que había muerto. Había muerto sin más.

Llevándote los agradecimientos de la hermana Claire, tomaste el ferry de vuelta a Inglaterra para abandonar Iona. Nada más zarpar, pensamientos confusos se agolparon en tu mente, aun quedaba resolver el misterio por el que habías terminado en aquel lugar remoto. Quedaban muchas preguntas sin respuesta, pero faltaba una para la que no estabas preparada, ya en un tren desde Edimburgo a Londres pudiste hacerte con un periódico para distraerte. El periódico tenía fecha: Octubre de 1933.

Un terrible malestar te atrapó en aquel momento. Recordaste preguntar a la hermana Claire por el día, la cual te lo dijo acertadamente. Lo que no supiste es que había pasado un año desde que perdiste la memoria. Todo un año en blanco. Todo un año que no sabías que había sido de ti...