Partida Rol por web

Agaché mi cabeza agradeciendo a Harvir y me despedí. Decidí volver a mi campamento y, de ser posible, encontrar a Saphire en el camino.

Debía evitar el conflicto.

El bandido puso pies en polvorosa, jadeando, expulsando el aire de sus pulmones como si fuera fuego que le quemaba por dentro. Miró atrás. Su rival acababa de eliminar el obstáculo. Pero estaba lejos. No iba a alcanzarle. La campana de la alarma estaba cerca, tanto que casi podía tocarla con la punta de los dedos.

Pero estaba en un error. Nunca estuvo a salvo.

Un susurro cortante cruzó el aire. Algo impulsado con fuerza le hizo caer al suelo. Al principio sintió frío, pero la sensación dejó paso al dolor. Notaba como su cuerpo se bañaba en el cálido rio de su propia sangre. Zaphire había acertado. La daga se clavó en la espalda del bandido con mortal precisión. El fulano se arrastraba, pero no duró mucho antes de quedarse en el sitio, fallecido.

Albatro salió del edicio justo a tiempo a oir un ruido seco y un quejido de dolor. Rodeó el edificio principal para investigar aquel sonido y, a sus pies, encontró a un hombre muerto, con una daga clavada en su espalda. Levantó la mirada y pudo ver a Zaphire saliendo de un pequeño almacén casi derruido.

La mujer no podía ver bien en la oscuridad, y solo pudo observar otra figura que le miraba. Se puso en guardia, pero el brillo violeta de esos ojos le hicieron reconocer a su interlocutor. Pocos tenían esos ojos. Solo Albatro.

Señalé al cadaver -eso no va a ayudarnos en nuestro plan Saphire- le dije -vamos hacia afuera, te explicaré en el camino-.

Intenté verificar si el tipo estaba herido o muerto, era lo segunda, insultaba por lo bajo. 

Ayudé a Saphire a salir de allí haciendola ir por un camino secundario y llamando la atención a los guardias, disimuladamente los conduciría al lugar donde estaba el cadaver aclarando que había escuchado algo. Mientras la dama huia por otra ruta.

Una vez fuera explicaría a la muchacha lo acontecido esa noche.

Lentamente se acercó al cadaver, se puso de cuclillas y alargó la mano para recuperar su daga. La saco lentamente del cuerpo sin vida del guardia y volvió a clavársela -El cabrón me hirió- Limpió la daga con la ropa del guardia y se la guardó - Ahi tenemos aceite suficiente para sabotear el agua y producir un incendió para cubrir el cuerpo- Señaló el edificio por el que había aparecido persiguiendo al guardia. Un edificio casi en ruinas cercano al pozo del agua -¿Lo arrastro o me ayudas a llevarlo dentro?- Zaphire fue agachándose para asir los tobillos del guardia y poder transportarlo -Ahora iba a rescatarte, después de incendiar este maldigo lugar

-No, Saphire, no vamos a incendiar nada ¿Escuchas lo que te digo? ¿Escuchas?- intenté llamar nuevamente su atención y puse una mano delicadamente en su hombro.

-Estas personas, son salvajes la mayoría. Pero su líder no es como nos lo han pintado antes. No quería llevar adelante el plan sin conocer a esta gente, por eso te digo: hay que hablarlo con el grupo- miré el cuerpo -yo me encargo de eso y no estaba en peligro para precisar un rescate, mírame- dije dando una vuelta lentamente -estoy mejor que tu-.

Esperé a que la muchacha comprendiera la información que acababa de administrarle.

Con los ojos casi cerrados y apretando la mandíbula, Zaphire miró con desdén la mano que le posaba Albatro en él hombro. Las llamadas del Albo fueron penetrando en sus oídos, lentamente las fue escuchando y comprendiendo.
Fue bajando poco a poco sus manos hasta dejar los tobillos del cadaver en el suelo. Cerró los puños, una clara señal de la tensión -Deberia cortarte en trozos y quemarte- La joven mujer escupió al cadaver, su rostro mostraba una ira y determinación que hasta ahora no se había apreciado.
Solo fue un rasguño- Se tocó en vientre para moatrae el leve corte que le habían producido -La misión, está por encima de todo- Volvió a recuperar el semblante apacible que había mostrado hasta el momento, incluso esbozó una pequeña sonrisa -Albatro, podemos regresar ya hemos visto suficiente- Zaphire había cambiado radicalmente de actitud, cuando Albatro la localizó estaba encolerizada, con sed de sangre y ahora una vez calmada era la que había conocido -Voy a quemar este jodido campamento... Va a arder hasta el último edificio y me deleitare con los gritos de todos ellos cuando el calor los ahogue-

En el exterior frené a Zaphire y le expliqué la situación con claridad. Me costó un poco expresarme porque esencialmente no tenía preferencias por un líder u otro.

En resumen esta gente no es tan salvaje y peligrosa como se cree, es simplemente un caudillo que intenta expandir su poder en el pantano pero, si bien son toscos, su líder pretende formar soldados y no una panda de bandidos asquerosos.
Albatro, luego, preguntó a su compañera acerca de la experiencia que había tenido alli.

Si había visto maltrato hacia niños o civiles, si había visto algo que no sea como en el resto del pantano.

La sencilla evasión del campamento no hizo más que hacer pensar lo facil que ardería todo. Albatro le contó sus impresiones y pregunto por lo que había visto Zaphire -El pantano siempre es igual y todos sus habitantes son escoria, estos- Volvió la cabeza en dirección al campamento que acababan de abandonar -Son débiles, incompetentes, no durarían en mi...- Se morido el labio para no seguir hablando, respiró profundamente y trato de esbozar una sonrisa que se apreciaba falsa -Me alegro de realizar la expedición contigo, he visto que te desenvuelves muy bien y tus descubrimientos nos serán de mucha ayuda. Quizás nos hagan cambiar los planes. Yo fui sorprendida mientras buscaba aceite y sin avisar se me echó encima... Tuve que defenderme- Bajo el rostro como si estuviese avergonzada -De ser como comentas, cuando venga la todos trataré de adelantarme para que no haya bajas inecesarias-
Muertos, quemados y mutilados así debería de ser, en le pantano no hay lugar para los débiles, deben pagar su atrevimiento...