Tyrael respiró hondo, aprovechando que la criatura había desviado su atención. Solo tenía magulladuras, nada grave. Podía soportarlo.
Recuerda, Tyra. No es más peligrosa que algunas de tus presas. Fíjate en el blanco, como si fuese una diana, y sueltas la flecha.
Y así lo hizo. Tensó la cuerda, apuntó con cuidado, controlando el dolor en sus costillas y sus articulaciones, y disparó.
Motivo: Coser a flechazos
Tirada: 1d20
Dificultad: 14+
Resultado: 19(+1)=20 (Exito) [19]
Motivo: Flecha 1
Tirada: 1d6
Resultado: 3(+1)=4 [3]
Motivo: Flecha 2
Tirada: 1d6
Resultado: 1(+1)=2 [1]
El demonio se acercaba a ella a una gran velocidad y apenas Margot tuvo tiempo de reaccionar levantando la espada para bloquear el inminente ataque de la criatura. Un furibundo golpe de sus zarpas bastó para derribarla al suelo con un grito de dolor mezclado con el chirriante sonido del acero siendo lacerado. La mujer quedó tendida en el suelo unos segundos antes de intentar levantarse y recuperarse del ataque.
Para su fortuna, una de las flechas de Tyrael hizo impacto en su enemigo, cosa que le regaló valiosos segundos que necesitaría para volver a ponerse de pie. Con la punta de la espada en lo bajo. Frunció el ceño y dio un par de zancadas hacia adelante para, con un salto, realizar un corte ascendente que con suerte podría llegarle a la parte más alta del abdomen; la desgraciada era enorme.
Motivo: Ataque cuerpo a cuerpo
Tirada: 1d20
Dificultad: 14+
Resultado: 19(+2)=21 (Exito) [19]
Motivo: Daño
Tirada: 1d8
Resultado: 4(+2)=6 [4]
Ataco y hago 6 puntos de daño
Me acerque flanqueando a Margot, no queria darle el flanco al demonio ese...asi que cuando estube detras le toque el hombro y proyecte energia magica en ella, buscando las heridas sufridas.
Te voy a rebosar de "energia" dice riendose...
Motivo: curar
Tirada: 1d6
Resultado: 6(+1)=7 [6]
toma :P 7 puntos de vida curados xd.
Tyra apuntó unos segundos a su presa. Era como cualquier otra vez en una cacería. Con suma precisión, tensó la cuerda de su arco, apuntó y solto. El disparo llevó la flecha certera hasta el pecho de la criatura. La figura femenina emitió un alarido de dolor agonizante. Después repitió el proceso y la flecha se clavó en su hombro, y el ser volvió a gritar. Sus ojos enrrojecieron de rabia contra la elfa:
Daño: 6 puntos.
Acto seguido, Margot volvió a recolocarse, una vez se hubo levantado del lance anterior. No dudó demasiado en seguir la actitud como hasta ahora. Margot corrió y movió el filo de la espada ascendentemente, como queriendo cercenar verticalmente el cuerpo maligno que os hostigaba. Y el corte fue brutal. El tajado de la humana comenzó por el vientre y comenzó a sesgar carne y huesos; vísceras y líquidos comenzaron a salir de su putrefacto cuerpo, y el hedor de la sangre negruzca era insoportable. Margot y sus compañero vieron que ésta le había dado el definitivo... golpe de gracia:
Daño: 6 puntos.
La criatura quedó casi partida en dos, cayendo su cadáver al suelo, golpeándose primero en el asiento de piedra a su espalda. Su piel escamosa en partes comenzó a corroerse, al igual que su rostro y su piel. Mientras tanto, Benito aprovechaba para curar a Margot, en un esfuerzo físico personal por concentrar magia de donde no la había. El mago tocó a la mujer y pareció revitalizarla, y todas sus heridas comenzaron a sanar y a cicatrizarse. Margot se sentía otra vez llena de energía*.
Habíais derrotado al la abominable criatura.
Fin del combate.
*Margot vuelves a tener toda la vida por la intervención de la magia de Benito.
En esos momentos, mientras aún estábais jadeando por el esfuerzo y el movimiento en la lucha, una figura apareció detrás de vosotros, justo por el acceso (el único) por el que habíais llegado a esa cámara final. Se trataba de una mujer elfa que irradiaba luz blanca de sus cabellos, su fina piel rosada, y sus prendas de blanco y plata. Era como estar mirando rayos de sol concentrados en un ser vivo.
Aunque no era un ser vivo.
Veíais que se movía hacia vosotros, sin intenciones hostiles, como flotando. No tenía pies, sino que su largo vestido le tapaba los pies, y se movía provocando una pequeña niebla aquí y allá. Traspasó su figura una estantería, atravesándola de parte a parte, y entonces supísteis que no era tangible. Era una aparición, un espectro.
¿Asi que estas son tus compañeras, mago? -le dijo a Benito, mirándole con cierta sonrisa de alivio en su pálido rostro-. Veo que habéis destronado de mi humilde biblioteca al siervo de Telorum. Yo jamás, en esta incorpórea materia, podría haberlo hecho. Os lo agradezco -Margot y Tyra comprendieron que Benito ya conocía, o al menos había hablado, con ese ser-. Mi nombre es Bellethiel. Bienvenidas a mi hogar, o lo que queda de él... ¿cómo... os llamáis? -os preguntó finalmente-.
La hoguera que teníais se empequeñecía y parecía ni tan siquiera iluminar al lado de la radiante figura espectral.
—Tyrael —dijo, aferrándose al poco orgullo de asesina que le quedaba—. Tyrael Neriphyra. Encantada, supongo.
Todavía estaba algo dolorida por el golpe, pero no tenía que lamentar demasiados daños. Sin embargo, la visión del espectro la dejó todavía más pálida de lo que ya era normalmente. Se esperaba encontrarla allí —Benito las había avisado—, pero tener a un espíritu frente a frente no es algo de lo que una ladrona como ella pueda alardear todos los días.
Margot todavía jadeaba por el combate y cuando una nueva luz iluminó la estancia se giró para enfrentar al nuevo retador con la espada en alto y los ojos abiertos como platos. Cuando se dio cuenta de la naturaleza del nuevo visitante dirigió una suspicaz mirada a su compañero hechicero, pero no bajó ni un centímetro su arma.
—Mi nombre es Margot. ¿Entonces es cierto? ¿Eres un fantasma que quiere deshacerse de los que se adueñaron de tu galería?
Una vez que el espectro escuchó los nombres (no esperó a que Benito dijera nada), os habló.
No. No necesito ya deshacerme de los siervos de Telorum -aclaró el fantasma brillante-; ya lo habéis hecho vosotros por mí, y por ello os doy las gracias. Mi nombre es Bellethiel, y como ya le dije a vuestro amigo aquí presente -señalando con su blanca y translúcida mano al mago Benito-, hace siglos que esta isla era mucho más grande, y mi casa, esta gran biblioteca ahora casi destruida, era mi hogar. En la actualidad sólo es parte de lo que fue. El dios Telorum envió a un súbdito para captar el poder de mi biblioteca, un saber albergado entre los estantes durante algunos milenios. Sin embargo, mis poderes no fueron suficiente, y en mi lucha contra ese ser, aquí yaciente -señalando el cuerpo de la criatura derrotada por vosotros-, mi poder mágico hizo que la propia isla se tambalease y se hundiera durante largos años. Mi cuerpo pereció, y este engendro sobrevivió. Ahora vosotros lo habéis matado, me habéis vengado. No puedo recuperar mi trono de lectura, ni tocar ninguno de mis libros, y por tanto no puedo tocarlos para abrirlos y leerlos. Pero vosotros sí: esa será vuestra recompensa.
El espectro se movía por la habitación, flotando en el aire.
Elegid uno -os invitó haciendo gala ahora a las estanterías con los libros caídos o mojados-. Elegid uno de ellos como recompensa. Tal vez no sea el más bello, pero cualesquiera que elijáis os hará bien en vuestro futuro. Hacedlo ahora.
El espectro de la elfa Bellethiel se sentó en el trono de lectura y esperó a que eligiérais uno de los maltrechos volúmenes, de los arrojados al suelo o de los que aún quedaban en los estantes.
Haced un último post de partida.
Podéis elegir el libro que queráis, y aquel que elijáis tenéis que describírmelo un poco (cómo es, qué tamaño o color tiene, de qué creéis que habla, etc.). Todo lo dejo a vuestra narración :)
Esta bien....dijo Benito y empezo a anadar por las pilas y pilas de libros....Para el era algo incluso mas valioso, no solo para la informacion sino que podian contener poder...mientras iba andando pensaba que tipo de libro era el adecuado... empezo a coger libros y a dejarlos al mismo sitio con cuidado.
Finalmente cuando ya tenia alguna de las opciones claras, algo le llamo la atencion, el libro de tamaño algo ligeramente mas pequeño y de grueso como el resto, pero a diferencia del resto, este dejaba ver la pagina interior, sus tapas eran de cristal o algun material parecido translucido, y con unas letras plateadas grabadas en el mismo, un libro de crear profecias ver el futuro y sobrevivir a el....Era adecuado, el poder se podia conseguir sabiendo el futuro, el dinero lo mismo...asi que...decidio quedarselo.
Me quedare este.
Margot escuchó con atención el relato de la aparición mientras que iba retomando la confianza suficiente como para enfundar la espada y ponerse cómoda. Si lo que decía Bellethiel era cierto entonces estaba obligada a quedarse en aquella isla resurgida por lo que le restaba de eternidad. Pero al menos sería una eternidad de descanso gracias a que habían desterrado a sus usupardores pasándolos por la espada. La oficial asintió con gesto solemne mientras que se levantó a revisar en la biblioteca.
Inspecciono tomos de evocación, diccionarios de lenguas perdidas para hacer rituales e incluso la guía de creación de portales para tarados. Todo parecía tan alienígena para ella como la propia naturaleza de la isla. Alguien como Benito sería más capaz de elegir un libro acorde para sus propias maquinaciones, pero ella necesitaba una prueba. Algo que pudiera servir como inspiración para sus empleadores a crear una empresa más grande y, como no, pagarle por ello.
Finalmente encontró uno que bien podría servirle. La Oda a los Mil Años. Una saga de relatos del pueblo élfico que no recordaba de ninguna biblioteca Imperial. El tomo estaba lo suficientemente entero como para soportar el viaje y tal vez un par de lecturas antes de perecer ante el desgaste. Pero era lo que necesitaba. La prueba irrefutable de que la biblioteca existía y estaba a la espera de que los exploradores del Imperio indagasen más a fondo en sus secretos. También estaba allí la promesa de fama y reconocimiento que Margot ansiaba desde que fue dejada de lado en las filas de los ejércitos del Emperador.
Allí estaba su destino.
Tyra alargó la mano hacia un libro que le había llamado la atención antes de que Benito apareciese de la nada en la sala anterior. No parecía tener nada de especial: encuadernado en cuero y prácticamente desvencijado. Pero era el símbolo del lomo lo que le interesaba.
En cierto modo, era similar al que habían visto en la entrada de la isla: un vestigio de una cultura muy antigua y probablemente extinta. No quería un tomo que le diese poder o dinero. Ella buscaba el conocimiento suficiente como para restablecer su antigua orden. Sería una tarea larga y difícil, pero si algo positivo tenía la longevidad propia de los elfos era el desarrollar la paciencia.
Tal y cómo intuía, las páginas era difíciles de leer, pero contenían información de antiguos templos y de órdenes secretas en las que se reunía su pueblo hace milenios.
—Este. Me gustaría quedarme con este, por favor.
Tras unos minutos de elección, todos enseñásteis el ejemplar a Bellethiel. El espectro se levantó, flotó y se movió unos metros hacia vosotros y luego os sonrió. A la elfa le pareció buena vuestras elección (o al menos no dijo nada, ni añadió ningún comentario más).
Sólo queda despedirse, y espero que os ayude en vuestro caminar este pequeño regalo -dijo Bellethiel-. Yo no puedo salir de este hogar, mi biblioteca, pero si un día volvéis a visitarme, seréis bienvenidos. Mientras tanto estaré restaurando este lugar... Adiós. ¡Ethelon Airendi! ¡Ekséleron! -dijo entonces el espectro levantando sus manos-.
La figura comenzó a brillar, y vuestro cuerpo comenzó a evaporarse. No sentíais ningún dolor, pero sentíais que vuestra conciencia y todo vuestro cuerpo se esfumaba y aparecía en otro lugar. No podríais describir tal sensación (aunque Benito ya la había experimentado un rato antes, justo antes de aparecer delante de sus compañeras). Y se hizo la oscuridad.
Fundido en negro.
Cuando despertásteis, estábais tirado en la pequeña bahía del pueblo donde habíais embarcado en la pinaza hacia el mar de Bolzhan, en dirección a la isla resurgida. Más arriba de las rocas de aquella cala rocosa se alzaba el pueblecito más próxima a la isla. Mirando al mar, nada se veía, ni rastro de ese pedazo de tierra rodeado de agua en que habíais estado segundo antes. Eso sí. Cada uno de vosotros tomó su zurró y comprobó que tenía todas sus pertencias en su interior, el libro escogido y también un puñado de monedas de oro con un bello repujado. Sin duda, vuestra visita a la biblioteca de Bellethiel había concluido con éxito.
FIN