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Las Mujeres
En Rokugan es la casta de una mujer (no su sexo) la que indica su posición en el Orden Celestial. Las mujeres son iguales a los hombres con respecto a su casta. Sin embargo, hay unas cuantas diferencias a tener en cuenta.
La vida de un samurai
Igual que las estaciones y las mareas, la vida humana sigue un ciclo. Negar este ciclo es negar la pertenencia al orden y nuestro lugar en él. No sólo es un deshonor hacia los Dioses, sino también hacia los propios ancestros que esperan algo mejor de un joven samurai.
Cuando nace un niño, lo hace dentro de la casta de su padre y su madre. Un niño no es un "adulto pequeño", es un menor al que no se han enseñado aún las normas de los adultos, y por ello debe ser tratado con amabilidad y permisividad, por lo que se les deja moverse con bastante libertad y se les perdonan comportamientos que podrían representar la deshonra o la muerte para un adulto. Una vez cumple aproximadamente siete años, es enviado a una escuela en la que pasará varios años aprendiendo las costumbres y responsabilidades de su casta. Hasta ese momento son sus progenitores y sus sirvientes los que habrán dedicado el tiempo que hayan estimado a la educación más básica del niño. En la escuela serán aislados de sus familias y serán entrenados y educados por un Sensei, que no tiene por qué demostrarles ningún afecto, compartiendo tareas y habitaciones con sus compañeros. Las normas y convenciones sociales de Rokugán se les inculcan mediante el estudio y la práctica, la meditación y el trabajo duro, aunque no es extraño el uso de castigos físicos y sociales para aquellos que no demuestren estar a la altura. En estas escuelas se evalúan las capacidades de los niños y se determina el papel que cumpliran para el Clan, como Bushi, Cortesanos, o cualquier otro que se ajuste a sus capacidades y necesidades del Clan.
Una vez el Sensei decide que el jovene stá preparado para ser útil a la sociedad, lo envía al Dojo apropiado.
Los jóvenes samurai son educados en Dojos en los que aprenden las habilidades necesarias para su nuevo papel en la vida adulta, así como Leyes Imperiales, Historia y Meditación. Lleva aproximadamente nueve años completar el entrenamiento, durante los que los estudiantes rara vez ven a sus padres. La dureza del estudio dependerá en gran medida del Clan, del Dojo y del Sensei, aunque todos pueden esperar una gran rivalidad entre los alumnos y largas noches de estudio, prácticas y meditación. Entre los 13 y los 21 años el niño realiza el rito de iniciación llamado gempukku y es, por primera vez, considerado un adulto. Los niños adoptan un nuevo nombre, su nombre adulto, y apartir de entonces pueden utilizar el Apellido familiar.
Los matrimonios son concertados por los padres de los prometidos, y sólo ocasionalmente ambos sufren las agonías del romance. A menudo se utiliza un mediador para concertar el matrimonio, normalmente un miembro del Clan de la Grulla, que siempre está al corriente de los nacimientos de las familias importantes de Rokugan. Los contrayentes suelen ser presentados algún tiempo después de su gempukku. El día del matrimonio la novia viste de blanco, el color que simboliza la muerte, para mostrar que ahora ha muerto para su familia. Durante la ceremonia deja caer esta vestidura blanca para mostrar otra roja, simbolizando su renacimiento. Tras la ceremonia hay pocas oportunidades para que florezca el romance. La novia es llevada aparte por la suegra para que aprenda todo lo que necesitará para ser una buena esposa, mientras el marido marcha en peregrinación hacia algún lugar sagrado para "celebrarlo". La celebración suele implicar que el samurai medite sobre esta nueva fase de su existencia, y sobre los cambios que necesitará hacer en su nueva forma de vida.
Aunque el concepto del amor es a menudo trágico en la literatura occidental, también es edificante. No es así en Rokugan. El amor apasionado no tiene cabida en el corazón de un samurai: sólo hay lugar para una devoción completa e incuestionable al propio daimyo. Cualquier otra emoción entra en conflicto con la propia devoción, enturbiando la lealtad. El amor apasionado es a menudo mal visto en los círculos samurai: es una emoción para la "gente baja", como los cortesanos y las geishas. Sólo en muy raras ocasiones una historia de amor acaba bien para un guerrero. Aunque esto sea lo normal y aceptado en Rokugan, los amantes que logran sobreponerse a las dificultades suelen ser vistos como heroicos y honorables. Los que no lo consiguen suelen terminar trágicamente, y a veces se les vilipendia.
En Rokugan, un samurai es considerado un "hombre joven" hasta que alcanza su vigésimo cumpleaños. Entonces, hasta los cuarenta, será de "mediana edad". En su cuarenta aniversario se considera adecuado que se afeiten la cabeza, cambien su nombre y se conviertan en monjes para prepararse para su próxima vida. Se considera adecuado, pero eso no significa que sea una verdad universal. El Daimyo del Clan del Cangrejo, Hida Kisada, tiene cincuenta años y ninguna intención de afeitarse la cabeza o de unirse a un monasterio. Del mismo modo, la "Grulla Gris", Akita Toshio tampoco muestra signo alguno de querer prepararse para su próxima vida; le queda mucho por hacer en ésta. La posibilidad de retiro se les ofrece de nuevo a los 50, 55 y 60 años de edad. Es muy raro que un Samurai Bushi alcance los 60 años de edad como guerrero de su Clan. Cuando el Emperador o un daimyo se retira, dejando a un joven samurai en su lugar, a menudo permanece en la corte como "consejero", a veces ejerciendo su poder através del nuevo “Señor” de forma más despótica que cuando le ataban las cadenas del decoro y el comportamiento honorable. Por supuesto, el resto de la corte sabe quién es la autoridad real, lo que convierte al joven sentado en el trono en un monarca de papel hasta que su predecesor fallece.
El miedo a la muerte no es sólo impropio, sino también un deshonor. Dado que los rokuganeses creen en un mundo espiritual al que van las almas de los muertos para aguardar su renacimiento, esperan unirse a sus ancestros en el mundo espiritual tras su muerte. A los samurai se les enseña en los dojo una famosa cita:
"He recibido en préstamo el nombre de mis ancestros. Debo devolvérselo inmaculado". Este valor sorprendente frente a la mortalidad puede hacer muy corta la vida de los samurai. El concepto del Karma es también una fuente de consuelo ante la mortalidad: Los Samurais creen que sus acciones honorables serán tenidas en cuenta en más allá, y que aquellos que siguen el Bushido y que cumplen con su funcion en el Orden Celestial sin dudas en su corazón serán recompensados en la reencarnación con una vida más plena y satisfactoria que la anterior.
Cuando un samurai se encuentra atrapado entre dos deberes igualmente importantes, surge la necesidad de probar su valía: la prueba definitiva de valor. El seppuku ("abrirse el vientre") es esa prueba, el ritual de demostración del propio valor frente a la muerte. Antes de la ceremonia el samurai pasa el día en un templo (dedicado a una deidad familiar), escribiendo poemas y cartas a sus seres queridos. Al final de este día, el samurai se arrodilla en una estera para proteger el suelo sagrado de su sangre, y hace una última declaración, normalmente exponiendo los motivos que le llevan a realizar Seppuku. Tras esto, desenvaina su wakizashi y realiza tres profundos cortes en su torso. No debe gritar por el dolor en ningún momento, pues sería una señal de debilidad. Un amigo íntimo o un familiar espera tras él, con su katana desenvainada, listo para realizar el "corte final" e impedir que su amigo se deshonre emitiendo algún sonido. Si se considera que el seppuku ha sido injustificado o deshonroso, el segundo puede dar un pas atrás y dejar que el samurai muera desangrado. Los cortesanos y en general todos los samurai no Bushi realizan una ceremonia similar conocida como Jigai, consistente en
abrirse la garganta con el wakizashi.
Los samurai no cometen seppuku para proteger su propio honor, sino el de su familia. Es un acto por el cual el samurai admite todo el deshonor y la vergüenza de sus actos, y limpia de dicha mancha el nombre de su familia y de su Clan. El seppuku es también la protesta definitiva, la forma que tiene un samurai de demostrar que su señor es indigno. Ya que el deber de un samurai es servir hasta su muerte, un samurai que considere innoble o deshonroso a su señor no puede más que cometer seppuku, manteniendo así intacto su propio honor.
Dado que la vida de un samurai no le pertenece, necesita el permiso de su señor para cometer Seppuku. Normalmente esto se realiza en privado, ofreciendole al señor una explicación del asunto y entregándole el wakizashi. El señor puede entonces devolverle el arma al samurai, declarando así su
conformidad, o bien no hacerlo y condenarle a vivir en un estado de deshonra permanente. Aquellos que desean hacer saber a sus señores que los consideran indignos de ser servidos suelen hacer sus peticiones públicamente para comprometer la nobleza de su señor: Si rechaza la petición, tendrá entre los suyos a alguien que le considera innoble públicamente, y si la acepta, admitirá las razones expuestas por el samurai contra su persona.
Un señor puede además entregar un arma diferente al samurai para que cometa seppuku. Si se le entrega un wakizashi ancestral perteneciente a su familia, será un reconocimiento del respeto hacia el samurai por parte de su señor, mientras que cambiar el arma por otra de menor calidad es un gesto de desprecio. El peor insulto posible es entregar al solicitante un wakizashi de madera, dando así a entender que el samurai no tiene valor para llevar acabo su petición.
La vida de un campesino
PROBLEMAS Y CAMBIOS
La vida de un campesino es muy diferente de la de un samurai. Un campesino depende enteramente de la previsibilidad de la naturaleza y la certeza de las estaciones. El ciclo de las estacines marca el momento de sembrar, de regar, de cosechar, y cada estación tiene sus celebraciones, sus rituales y sus labores. “No se puede cosechar en verano ni sembrar en invierno”, esa es la filosofía del campesino de Rokugán. Cuando sucede algún desastre natural, el campesino está convencido de que ha hecho algo mal para atraer semejante desgracia sobre su casa. Los visitantes también son mirados con recelo (excepto los mojes errantes y los Samurais de su señor), pues interrumpen la rutina. Siempre desconfían de los extraños y los cambios, puesto que ambos alteran la normalidad: Sólo pueden representar problemas. Los campesinos viven una vida de servicio a sus señores, mostrandose siempre humildes y agradecidos con el papel que les ha tocado cumplir, y viviendo en una rutina en armonía con las estaciones y los designios de la Corte Celestial.
Cuando un campesino se hace demasiado mayor para seguir trabajando el campo, sus hijos se encarguan de mantenerle hasta su muerte, pero se espera que siga realizando aquellas labores que su edad le permita, para el beneficio de la comunidad, bien sea como curandero, hilando seda o cuidando de los niños. Al contrario que los Samurais, los campesinos no se retiran a los monasterios al llevar a la vejez. Aunque es una vida dura, no está exenta de diversiones, como los festivales y las celebraciones que marcan el paso de cada estación a la siguiente, y de cierta libertad, pues mientras se entregue la parte correspondiente de las cosechas, los samurais no se preocupan demasiado por lo que hacen los campesinos.
Además, tienen la posibilidad de casarse con quien deséen, y aunque muchos Samurais desprecian el amor como un sentimiento bajo e indigno, muchos más son los que en secreto envidian a los campesinos por poder compartir sus vidas con la persona que aman.
LAS ESTACIONES
Las cuatro estaciones definen la vida de un campesino. La primavera está llena de lluvias, dejando el suelo ideal para plantar. También es la época de los mercados, donde se intercambian mercancías y materias primas que sobran tras el invierno. Las ciruelas y cerezas marcan el inicio de la primavera, mientras que la caída de las flores del cerezo indica al campesino la llegada del verano. El verano es una estación que se soporta más que se disfruta: Es el tiempo en que el arroz está creciendo y pocas labores manuales puedenrealizarse sin sudar copiosamente. También es la temporada de los tifones, que arruinan todo el duro trabajo de los campesinos, así que es la estación de las reparaciones de las casas y de acondicionar los diques y los graneros. El otoño es una estación anhelada: La temperatura disminuye y se cosecha el arroz. También es cuando se recaudan los impuestos. El invierto en Rokugan es frío y amargo. La nieve cae intensamente sólo en el norte, pero se sabe de inviernos extremadamente fríos en los que ha nevado incluso en las Islas de las Especias. El invierno es el tiempo de destilar el sake (un vino de arroz que es una de las dos bebidas más populares en Rokugan), tejer la seda y otras telas, y practicar otras habilidades artesanales. Los campesinos se reunen y conviven en las casas más grandes del pueblo, para ahorrar leña y para hacer vida social. Es la época del cortejo y de los matrimonios. Por supuesto, el final del invierno trae la llegada de la primavera, en la que se abren los mercados y se venden e intercambian los productos realizados durante el invierno.
LOS FRUTOS DE LAS GRANJAS
El arroz no es el único cultivo; también producen frutas, nueces y verduras. El mayor lujo de una granja es la seda. Es tan valiosa que incluso la seda mala se guarda para venderse en los mercados de primavera. Las dos bebidas preferidas de Rokugan (el té y el sake) también se cosechan por los campesinos. Sin embargo, nada de esto les pertenece. Las tierras de todo el Imperio Esmeralda pertenecen al emperador, que les cede a los Daymios de los Clanes la administración de las mismas. El campesino tiene el privilegio de poder trabajar dichas tierras y entregar sus frutos a su señor, para mayor gloria del Imperio. Los Daymios tienen la potestad de echar a los campesinos, prohibirles trabajr sus tierras o trasladarlos sin ningún tipo de reparo. Así mismo, los campesinos no pueden trabajar más que la porción de tierra que su señor les ordene cosechar, ni un metro más. Si se descubre que un campesino a abierto nuevos campos, aunque sea para poder cosechar suficiente para poder pagar los impuestos, será terriblemente castigado por apropiarse de las posesiones del mismísimo Emperador.
A finales de Otoño los samurais envían mensajeros por sus tierras para avisar de la recogida de los impuestos, en cantidades determinadas según el tamaño de los campos, el número de samurais al cargo del Señor y la parte correspondiente al Emperador. Los campesinos simplemente se preparan para entregar la cantidad que digan los samurais sin rechistar, y esperar que les quede suficiente para pasar el invierno. Más allá de esta intervención anual, los samurais se preocupan poco por las granjas y aldeas. Normalmente los asuntos cotidianos son controlados por un consejo formado por los miembros del pueblo en edad de trabajar, toman decisiones por mayoría y se preocupan de cuidar unos de otros.
El Idioma
En Rokugan hay dos idiomas diferentes: la lengua común y la lengua culta, usada sólo por la nobleza, los shugenja y los monjes. Todos los samurai aprenden la lengua común, y a unos pocos se les enseña la lengua culta.
La lengua común de Rokugan tiene muchos dialectos. Un samurai puede viajar por tres provincias diferentes y oír tres pronunciaciones diferentes de la palabra "arroz". A menudo, el acento de un samurai denotará su Clan, posiblemente incluso hasta su familia.
La lengua culta es utilizada exclusivamente en las escuelas shugenja y en la Corte Imperial. Los documentos oficiales están escritos en la lengua culta (para evitar falsificaciones por parte de las clases inferiores), y los dialectos comunes no se permiten en la corte. Los samurai no consideran importante que los campesinos comprendan o no las órdenes de la corte, sólo han de obedecerlas.
La Economía
La base de la economía de Rokugan se denomina "koku", y tiene el valor aproximado de unos 180 Kg de arroz, la cantidad necesaria para alimentar a un hombre durante un año. La moneda de mayor valor del reino es el “Ryo”, una moneda ovalada de oro, de cinco centímetros de largo por dos y medio de ancho, equivalente a un koku de arroz. Un único Ryo se divide en 5 monedas de plata llamadas ichi-bu-no o "bu",monedas cuadradas o rectangulares de 3 cm por 2,5 cm. Cada bu puede dividirse en cuatro o cinco “cadenas” de 100 monedas de cobre llamadas “zeni”. Estas son pequeñas y con un agujero circular o cuadrado en el centro.
1 koku = 1 Ryo = 5 bu = 25 “cadenas” = 2500 zeni
Para grandes transacciones se utilizan “paquetes” de ryo o un tipo de moneda especial, el “Oban”. Los paquetes se forman en montones de 25 o 50 ryo, que son envueltos en papel y sellados por el Magistrado local, quedando listos para su uso. Menos común es el oban, un pesado disco de oro equivalente en peso a unos 40 ryo. Los oban son a menudo emitidos específicamente para un evento o transación determinada, y presentan textos e imágenes grabadas conmemorando dicho evento. Suelen tener más valor como piezas históricas y artísticas que el equivalente de su peso en oro.
IMPUESTOS
Cada estación de cosechas produce aproximadamente 25 millones de koku de arroz en Rokugan. También provoca la llegada de los recaudadores de impuestos a las granjas, listos para recaudar entre el 40% y el 70% de todo lo que el campesino haya producido ese año. Las ciudades más populosas suelen tener también artesanos que ofrecen una parte de sus productos, telas, metales refinados y otros productos de lujo, y las ciudades costeras producen abundante pescado en salazón, otro de los pilares alimenticios de la dieta de Rokugan.
Los recaudadores de impuestos no siempre recogen comida. Los campesinos también pueden ofrecerles seda, sake, telas o té. En algunas ocasiones hacen tales ofrendas como soborno para que no se informe de un nuevo campo de arroz a su señor o para que se les “perdone” un excedente: Si un señor recibe
más cantidad de arroz de la esperada por una granja determinada, puede exigir un aumento similar el año siguiente o esperar que dicho incremento se mantenga permanentemente. La recaudación es luego cargada en una caravana y almacenada en los graneros del Clan, fuertemente custodiados.
Los impuestos son llevados ante el daimyo del Clan, que se encarga junto con sus asesores de separa la parte correspondiente al Emperador y redistribuir el resto entre sus Samurais. Los samurais de bajo rango (Aquellos que reciben menos de 5 Koku anuales) normalmente cobran directamente en arroz, pudiendo retirar una doceava parte de su asignación cada més, cambiando una parte por moneda y utilizando el resto para su manutención. Este reparto se hace a finales de cada mes, y se espera que los samurais sepan administrarse adecuadamente. Los samurais de mayor rango reciben su asignación normalmente en moneda, que emplean para su equipamiento el de sus seguidores, mantener fortalezas, etc.
POBREZA
Cuando los magistrados del daimyo llegan en otoño para recaudar los impuestos, muy a menudo se encuentran con que el mal tiempo o los bandidos han dejado al campesino sin nada que entregar de todo ese año de trabajo. Algunos daimyo son generosos y permiten a los campesinos un año de respiro en el que reconstruir sus cultivos, incluso repartiendo el excedente de sus graneros si es posible. Otros son menos compasivos y exigen el tributo de otras formas. Algunos campesinos se ven obligados a vender a sus hijas para pagar a su daimyo y otros son ejecutados sin piedad, siendo sus tierras entregadas a otra familia para que las trabaje, con la terrible lección sobre el pago de impuestos bien aprendida.
Una guerra en la que esté involucrado su señor es la peor noticia posible para un campesino. No porque pueda ver peligrar su vida, si no por la subida de impuestos que puede suponer que su Daimyo tenga que movilizar un ejército, llegando a exigirse el 100% de la cosecha de arroz y dejando a los campesinos sumidos en la más absoluta miseria, malviviendo a base de mijo, raices y ratas.
ARTESANOS Y MERCADERES
Aunque los artesanos y mercaderes están muy abajo en la escala social de Rokugan, también son los más ricos. Los samurai y los campesinos siempre necesitan de zapateros, carpinteros, toneleros, herreros y otros artesanos que reparen o reemplacen sus herramientas, armas, casas y ropas.
En Otosan Uchi, la capital del Imperio, un samurai puede encontrar ocho afiladores de espadas, cuatro plateros, tres hacedores de vainas, dos lacadores, dos flecheros, un tintorero y un centenar de destiladores de sake. Hay un total de doscientos carpinteros disponibles y listos para trabajar, por no mencionar a los barberos, trenzadores de paja, papeleros, cortadores de tabaco, labradores y tejedores de esteras. Todos estos artesanos tienen trabajo estable gracias a los campesinos, los habitantes de la ciudad y el señor de las tierras. Aunque los artesanos son Heimin, aquellos cuya labor sea de excepcional calidad pueden obtener mucho prestigio y fama en todo el Imperio, siendo sus obras muy cotizadas.
Una mención aparte merecen los forjadores de espadas, que pertenecen todos a la casta samurai, al tener prohibidos los heimin tocar siquiera la vaina de un daiso. Muchos otros samurais se dedican a labores artesanales, especialmente en los Clanes Grulla y Mantis, siendo consideradas sus obras como piezas de arte, más que como herramientas u ojetos de utilidad, y estando separados claramente de los plebeyos.
CARPINTEROS
Dado que la práctica totalidad de las construcciones Rokuganesas, desde las casas campesinas hasta el Palacio de Otosan Uchi están hechas de madera, es comprensible su posición predominante entre la casta de artesanos. Muchos son capaces de pagar guardaespaldas que les protejan de los bandidos. Es bastante común que los campesinos paguen a los carpinteros una pequeña cantidad para que extienda esta protección.
Por supuesto, el carpintero ha de hacer los "arreglos" con el alguacil local para que ignore tales actividades, o para que le nombre administrador: Ningún daimyo desea ver su autoridad comprometida, y más de un carpintero ha muerto por ofrecer protección a los súbditos de un Daymio receloso.
Hay cuatro clasificaciones de "carpinteros" en Rokugan: el yesero (que hace paredes), el techador (que hace las tejas y las vigas maestras), el albañil (que hace los cimientos de la casa y las murallas), y el serrador (que mide, corta y acondiciona la madera). Estos cuatro hombres trabajan en equipo, liderados por un carpintero Maestro. Dicho personaje actúa como representante y busca trabajo para su equipo.
Los carpinteros más reputados se encuentran las tierras del Cangrejo, donde incluso los samurais aprenden el oficio como parte de sus deberes para el Clan, especializándose en el trabajo de la piedra, la construcción de fortalezas y defensas prácticamente inexpugnables. La escuela de carpinteros de la familia Kaiu está abierta tanto a nobles como a plebeyos, para escándalo de los demás Clanes, pues consideran que cada hombre con talento es un día más que las Murallas Kaiu podrán resistir el asalto de las Tierras Sombrías. Otros carpinteros famosos son los del Clan Mantis, que dominan los secretos de la construcción de los barcos Kobun con los que surcan los mares entre las islas y el continente
==Viajar==
Los viajes en Rokugan pueden durar mucho tiempo. Un hombre a caballo puede viajar entre 30 y 50 Km al día, dependiendo del clima, de la región, de su destino, de si está usando algún camino imperial, etc. Para ayudar y guiar a los viajeros, los Clanes redactan pequeños libros de rutas y consejos para atravesar sus territorios: Las Guias de Viaje.
Cada uno de los clanes tiene al menos tres guías de viaje: una para el daimyo, una para su Magistrado jefe y otra para los dignatarios visitantes. Estos pequeños estudios incluyen mapas y listas de caminos, templos, posadas, estaciones de paso, ciudades y pueblos, así como territorios amistosos y territorios que, por el bien del Clan, sería mejor evitar. Las guías de los Daimyos y los Magistrados son un secreto bien guardado, ya que normalmente revelan la disposición de defensas, refugios, graneros y otros recursos vitales de las provincias. Dichas guias son normalmente actualizadas cada primavera.
Los monasterios más importantes de Rokugán disponen también de sus propias guias, que normalmente indican las rutas de peregrinaciones importantes y la localización de los templos y altares de su congregación a lo largo y ancho del Imperio.
Las Guias Imperiales de Rokugan, utilizadas por las comitivas imperiales, los mensajeros Miya y los Magistrados Esmeralda, son las más completas y fiables del Imperio, ya que por decreto, todos los mapas Imperiales son infalibles, y representan todo lo que existe bajo el Sol. El trabajo de Cartógrafo Imperial es, como puede suponerse, un puesto de gran honor, pero bastante estresante.
Hace mucho, el primer Hantei ordenó que se construyeran carreteras para unir los palacios de los Grandes Clanes y la Ciudad Imperial, Otosan Uchi. Durante mil años, estos caminos han sido mantenidos por los Clanes Grandes Clanes con orgullo como símbolo de su unión con el Emperador, aunque ciertamente cada Clan tiene sus propias inclinaciones al respecto: Los Grulla gastan increíbles sumas para mantener sus caminos en buen estado y adornados con estatuas, puertas y elegantes Estaciones de paso, mientras los Cangrejo sólo se preocupan de mantener aquellas carreteras que aceleran el movimiento de las tropas al borde de las Tierras Sombrías y los Unicornio los han dejado en el abandono y cabalgan en campo abierto.
Muchos caminos están flanqueados por árboles altos y frondosos que proporcionan sombra y protección contra la lluvia, y cuentan con puentes y vados para cruzar los muchos rios y arrollos de Rokugan. Junto a los caminos Imperiales existen Estaciones de Paso, normalmente protegidas por samurai aprendices de Magistrado, donde pasar la noche. Hay muchas de estas estaciones y todas varían en tamaño y guarnición. Los oficiales de una estación proporcionan ayuda a los viajeros, actúan como exploradores avanzados (vigilando a los ejércitos invasores) y se mantienen alerta ante cualquier problema. A menudo disponen de un shugenja o dos, sólo para casos de emergencia.
Templos, casas de huéspedes y otras construcciones bordean los caminos y las encrucijadas. No es extraño cruzarse con procesiones de monjes, grupos de soldados, campesinos dirigiéndose a ferias y mercados, mensajeros, etc. Los caminos Imperiales son los más seguros y fiables, y por lo tanto los más
transitados. Si un samurai desea moverse con rapidez y discreción, tendrá que tomar rutas alternativas más peligrosas y aisladas, sin la seguridad de que se encuentren en buen estado o de que haya un lugar adecuado para dormir cada noche.
Los caminos bien cuidados permiten viajar rápidamente entre las ciudades. También significan un viaje rápido entre las provincias, lo cual no es bueno para los clanes que temen ser invadidos. Cuando los samurai o campesinos viajan deben obtener permiso de su daimyo y llevar consigo papeles de viaje (que indican su destino y motivos) para hacerlo. Los documentos son comprobados en las estaciones de paso situadas en los límites de las provincias.
Normalmente, los samurais y otros grupos armados tienen prohibido dejar el camino mientras se encuentran en territorio de otro Clan, y pueden ser “escoltados” hasta su destino por tropas del Daimyo de la zona. Que lleguen con una Cuardia de Honor o como prisioneros dependerá, como siempre, de las intrincadas relaciones entre Clanes.
La excepción a esta norma son los Permisos Imperiales, que normalmente permiten el paso libre por todos los caminos y tierras del Imperio. Estos permisos son muy escasos, y normalmente sólo se entregan a aquellos con importantes misiones que cumplir en nombre del Emperador. Las Familias Imperiales, los Mensajeros y tropas Imperiales no necesitan normalmente cumplimentar trámites burocráticos: La sola visión del mon del Emperador ondeando al viento es suficiente para que cuaquier encargado de una estación de paso permita el tránsito de la comitiva y se incline respetuosamente ante los viajeros.
==La Comida
Cita:
-Saludo popular en Rokugan
Los rokuganeses no se saludan con "hola, ¿cómo estás?": Se preguntan si han comido el único producto que está presente en toda las comidas: el arroz. Este alimento es la base de la dieta de Rokugan. Se hierve y se sirve como plato principal, cocido en gachas espesas o mezclado y aderezado con vinagre. A menudo se tritura y se hacen pasteles, o se muele en harina para hacer bolas y fideos. Si no hay arroz disponible, o es demasiado caro, se usa mijo (el arroz de los pobres) en su lugar.
Los rokuganeses comen una amplia variedad de verduras (siempre servidas con arroz). Casi nunca se comen crudas: se hierven, fríen, adoban y cuecen. Las verduras más populares son las judías (especialmente las de soja, que se usan para hacer salsa de soja y tofu), que se cuecen o majan en una pasta. También se preparan fermentadas y mezcladas con sal en un plato conocido como Misho.
El pescado fresco es un manjar en Rokugan. Obviamente, sólo los que viven cerca de la costa tienen acceso a pescado fresco. Se hierve, asa, fríe, cuece o se sirve crudo (entonces se le llama sushi) con arroz aderezado con vinagre. Los pescados más típicos incluyen: caracolas, bonito, almejas, cangrejo, anguilas, arenque, medusa, quelpo (un tipo de alga), caballa, pulpo, ostras, lucio, fugu (el famoso "pez globo", venenoso si se prepara de forma incorrecta), sardinas, veneras, róbalo, sepia, erizos de mar, camarones, calamar, pez espada, y atún. Aquellos que no pueden permitirse el pescado fresco tienen que conformarse con salazónes y algas secas, cocidas con agua y arroz para ahcer sopa.
La carne roja no se come en Rokugan. El ganado es muy escaso y su leche se considera más valiosa que su carne. La nobleza evita este tipo de carne, pues creen que le hace oler mal. El termino “Gaijin”, empleado como forma despectiva de llamar a los extranjeros, significa aproximadamente “Comedores de Ajo” y hace referencia al mal olor que, según los rokuganeses, desprenden los que consumen carne roja habitualmente. Obviamente, el Clan Unicornio es la gran excepción a esta norma, consumiendo gran cantidad de carne de caza mayor, y esperando a que algún incauto se atreva a hacer algún comentario al respecto. Tanto los campesinos como la nobleza comen pollo y caza de pluma con regularidad, mientras que los eta no tienen reparo en comer cerdo, ciervo y otros animales.
El té es la bebida más popular en Rokugan. Existe toda una ceremonia dedicada a la preparación, y el servicio correcto de dicha bebida es todo un arte. Los rokuganeses no añaden azúcar a su té (aunque algunos Unicornio siguen bebiendo el suyo con leche de yegua), aunque acostumbran a tomarlo con dulces y otros aperitivos en las situaciones formales. Existen dos tipos de té, uno “común” que se toma día a día y se sirve sin ceremonia alguna, y un té más refinado y selecto que se utiliza para agasajar a los invitados y las ceremonias del té propiamente dichas.
El vino de arroz, llamado sake, es muy popular entre aquellos que pueden pagarlo. Se sirve tibio, a temperatura corporal, y se bebe en pequeñas tazas de cerámica que pueden sostenerse en una sola mano. Existe también una versión más potente del sake se denomina shochu, pero sólo los bebedores más avezados se atreven con él. Para las clases bajas que no pueden permitirse el sake hay licores de frutas, cervezas e hidromieles de dudosa calidad.
El Vestuario
La ropa está diseñada para mantener a una persona caliente y seca. En Rokugan, además, cumple otra función: A menudo puedes determinar la posición de una persona por las ropas que esta viste. La clase samurai utiliza seda y algodón. El kimono es el vestido de manga larga con el que la mayoría de occidentales están familiarizados. No dispone de bolsillos pero pueden situarse pequeños objetos en las amplias mangas y pliegues. En verano, los rokuganeses llevan kimonos de seda ligeros mientras en invierno los visten más gruesos, forrados de algodón. Durante los meses lluviosos de primavera se usan paraguas de bambú lacado para mantenerse secos, mientras que en verano son comunes las sombrillas de papel pintado.
Un fajín, llamado obi, se lleva en torno a la cintura. El obi tiene pliegues, que sirven como bolsillos, y además pueden atarse a él pequeñas bolsas para transportar objetos mayores. Estas bolsas tienen un cierre de obi a juego con el kimono y estan sujetas por un cordón, cuyo nudo se disimula con un pequeño adorno llamado netsuke, una pieza de madera, hueso o piedras semipreciosas tallado. El daisho se lleva enfundado en el obi. Un hatama, una camisa abierta con pliegues, se lleva a menudo sobre el quimono para las ocasiones formales. El haori (adorno utilizado para crear la ilusión de unos hombros mayores) también se lleva a veces en ocasiones muy formales o en los ritos mayores del templo.
Las ropas de viaje son más gruesas y resistentes, normalmente de algodón teñido. Aunque se consideren generalmente “ropas campesinas”, los sombreros redondos de paja de ala ancha y las capas de este mismo material trenzado son la elección del que quiere pasar desapercibido o no puede permitirse un caro paraguas de bambú. Para cabalgar es común la hakama, un pantalón de color negro con pliegues.
El calzado para interiores se denomina tabi, una especie de calcetín de algódón con suela gruesa y una separación entre el pulgar y el resto de dedos. Las sandalias de seda y los zapatos planos de suela de algodón o bambú también son utilizados en interior. Para el exterior es común un calzado más grueso, normalmente una sandalia atada a la pierna con cintas de seda o un calzado cerrado de tela con suela reforzada de madera muy común entre los bushi. En zonas lluviosas pueden verse las tradicionales sandalias de madera de suela alta, con dos travesaños cruzados, que impiden que el borde de los ropajes arrastre por el barro.
==EL MON==
La heráldica en Rokugan es toda una ciencia. Todos los samurai de un clan lucen el mon, o emblema y colores del mismo, así como otros símbolos que denotan su rango o su ascendencia concreta. El Mon del Clan es siempre una representación del animal que le da nombre dentro de un círculo, a veces pintado con los colores del clan, pero siempre fácilmente reconocible. Está presente en los estandartes y en las ropas formales de los miembros de un Clan.
El Mon familiar puede ser circular u ovalado, e incluye dibujos e ideogramas del apellido de la familia en concreto. Las familias que prestan fidelidad a un clan suelen comenzar sirviendo a una de las Familias ya existentes, y abandonando sus emblemas propios para adquirir el de la familia que los tutela. Pasado un tiempo, si su servicio es digno y el Campeón del Clan lo decide, dicha familia podrá lucir su propio Mon Familiar y el Mon del Clan.
El Mon personal es un reconocimiento que el Daimyo de una familia puede entregar a aquellos que les sirven lealmente, y normalmente es un pequeño círculo con un ideograma o símbolo relativo a la hazaña realizada al servicio de la Familia. Estos reconocimientos no son hereditarios, y pueden ser revocados si el portador comete algún acto deshonroso. En las ocasiones formales se suele vestir un kamishimo, una pequeña chaqueta que se lleva sobre el quimono con el mon del Clan. Un samurai llevará el mon de su clan a la espalda y el de su familia en la manga izquierda, para que esté cerca de su corazón, o en la derecha para guiar su espada. Un samurai incorpora normalmente los colores de su clan en sus ropas formales, mientras que las ropas privadas suelen ser de colores grises y marrones. Suelen llevar sombrero en las ocasiones formales.
COLORES DE CLAN
Los miembros de los Siete Grandes Clanes pueden ser identificados casi siempre por los colores de sus ropajes formales. Los colores que se asocian más a menudo con los clanes son:
El Clan Menor de la Mantis suele lucir el verde, amarillo y negro, con algunos detalle que representan el color de una de las muchas familias menores que fundaron el Clan Mantis.
LOS VESTIDOS DE MUJER
Las mujeres también visten kimonos, pero a menudo los llevan a juego con colores complementarios. Una mujer que vista formalmente no lleva hakama. Su quimono es a menudo muy largo, arrastrándose tras ella. Su obi es normalmente más amplio que el de un hombre, y está anudado en un elaborado lazo. Suelen pintarse el rostro de blanco, incluidos los labios. Las cejas son afeitadas y se pinta su forma en su lugar.
Normalmente, las damas de la Corte Imperial marcan el estilo "correcto", aunque muchas mujeres (como las del Clan Escorpión) ignoran a menudo las opiniones de la Corte sobre el estilo.
Las samurai-ko, por otro lado, suelen seguir los pasos de sus contrapartidas masculinas. Normalmente llevan hakama, haori y daisho, pero también puede vérselas con ropas algo más femeninas en las situaciones formales.
PEINADOS
El estilo tradiconal de peinado para un samurai consiste en la parte frontal afeitada y una coleta alta que se dobla hacia delante sobre la coronilla. Sin embargo, hay muchos en Rokugan que utilizan un peinado para identificarse con su clan. Algunos Grulla tiñen su cabello de blanco y lo dejan crecer largo y cuidado. Los Dragón se afeitan la cabeza por completo y decoran sus calvas con tatuajes. Los León a menudo dejan que sus cabellos crezcan a su aire y los tiñen de dorado. Los Fénix son muy tradicionales, afeitando sus frentes y portando coletas altas. El Clan del Escorpión a menudo oculta sus rasgos tras máscaras y velos, mientras que el Clan del Cangrejo no podría preocuparse menos por el peinado de sus samurai.
Una mujer de la casta samurai casi nunca se corta sus cabellos. Normalmente, el cabello de una mujer puede llegar hasta el suelo, largo y lacio. Como excepciones notables, las Samurai-ko del Cangrejo tienden a llevarlo corto para evitar que les estorbe en combate, y las Unicornio lucen elaboradas trenzas. Una mujer sólo se corta cuando enviuda o muere un miembro cercano de su familia.
==Las Residencias==
CAMPESINOS
Los campesinos no viven en granjas aisladas unas de otra. Los campos rodean el pueblo en el que viven los campesinos y sus familias agrupados. Estos hogares son muy simples. A menudo tiene sólo dos habitaciones: una sala de estar y un dormitorio, con un total de unos 40 ó 50 metros cuadrados. Los aldeanos más importantes (como el alguacil del pueblo) suelen tener una casa mayor, completada con una "habitación de lujo" en la que pueden hospedar a los samurai de visita. Las paredes interiores son de papel y los suelos están hechos de madera. Las casas se construyen con madera de cedro, que es flexible (para resistir los fuertes vientos y tormentas) pero también más inflamable que la mayoría. Un rápido incendio estival puede
arrasar un pueblo entero en unas horas. Los objetos valiosos se guardan en una despensa de piedra situada en la parte trasera de la casa, para protegerlos del fuego y del robo. Los zapatos se quitan siempre antes de entrar en la casa, y se dejan en la entrada.
La construcción rokuganesa tradicional se alza sobre unos cimientos de piedra elevados veinte o treinta centímetros, que sirven para evitar que las alimañas o el agua entre en las casas, y aunque es relativamente poco sólida, es fácilmente reparable. El mantenimiento de las casa de los campesinos corre a cargo del Daimyo de las tierras, dependiendo por lo tanto de la generosidad de su señor para poder realizar reparaciones o ampliaciones importantes. Los pueblos más pobres o vasallos de un señor descuidado estarán formados por chozas de cañas y paja cubiertas con barro y poco más, mientras que aquellos pueblos ricos o con señores comprometidos pueden disponer de una casa por familia, además de lugares comunales como
una gran sala de celebraciones, casa de baños públicas o un pequeño templo dentro del propio pueblo.
EL PUEBLO
Todos los pueblos están rodeados por cortafuegos para ayudar a prevenir los frecuentes incendios en el seco verano. Las calles son anchas y de tierra apisonada por este mismo motivo, dividiendo normalmente las viviendas en cuatro o más “barrios”. También están rodeados de árboles, dando a la aldea una sombra constante que la protege del molesto calor del estío. Algunos pueblos cuentan con un muro de piedra y yeso a su alrededor, sobretodo aquellos que albergan silos. Los caminos que transcurren junto a un pueblo están bordeados de árboles (para dar sombra) y altos setos. También se pueden encontrar hoyos llenos de excrementos tras los setos, que ayudan a fertilizar los campos. Se anima a los viajeros a que contribuyan.
SAMURAI
Las casas de los samurai son mucho más extravagantes que las de los campesinos, a menudo unas diez veces más caras y grandes. El hogar de un samurai siempre está decorado con un jardín, e incluye tres secciones. La sección frontal se usa únicamente para los negocios. La primera interior se reserva para invitados y para dormir. La tercera sección es la parte más interior, donde se prepara la comida y donde se encuentran los aposentos privados. Una casa samurai normal puede tener entre 8 y 20 habitaciones, estar decorada con paneles pintados y muestras de caligrafía, y tener además de la casa principal, habitaciones de huéspedes separadas, casa de baños y casa de té, todo ello de la mejor calidad posible.
Castillos
Cada familia de daimyo vive en un castillo ancestral cuya muralla rodea y protege a un pueblo o ciudad, y que está a su vez rodeado de granjas. Está amurallado y tiene un foso para desanimar a los invasores. Cada castillo tiene varios edificios fortificados (normalmente de uno a cuatro) que albergan las
barracas, la residencia del señor y los almacenes de comida. Cada uno de estos edificios se asienta en unos firmes cimientos de piedra con so1o un estrecho acceso con altos escalones, limitando el movimiento de las tropas dentro y fuera del castillo a una única fila. Los pasillos interiores de la fortaleza están hechos de piedra. Es un vasto laberinto que sólo permite avanzar a un hombre a la vez, haciendo muy fácil su defensa.
Todos los pasillos están llenos de saeteras (para disparar flechas) y de agujeros en el techo (para lanzar aceite, ácido y veneno). Al final del pasillo de piedra está el hogar del daimyo, que es una versión mayor y más extravagante de la casa del samurai. Normalmente alberga un séquito de entre cuarenta y cincuenta personas (parientes políticos, guardaespaldas, rehenes, etc.).
Los samurai que sirven al señor de un castillo viven en las barracas (si son solteros) o en la ciudad con sus cónyuges.
Ciudades
Las ciudades que están protegidas por las murallas de piedra y los fosos de las fortalezas de los daimyo son el centro de la economía de Rokugan. Están divididas en distritos con puertas, muros y fuerzas de policía locales (ver Yoriki más adelante). Durante la noche se necesitan papeles identificativos para pasar de un distrito a otro.
Los campesinos analfabetos no suelen ser bienvenidos en las ciudades: Realizan sus negocios en el pueblo durante la época de mercado en primavera y regresan a sus granjas lo antes posible.
Los rokuganeses pueden orientarse en las ciudades prestando atención a los nombres de las calles.
Los mercaderes y artesanos se concentran en distritos, y por eso las calles reciben el nombre de sus talleres (¿Necesitas un carpintero? Ve a la calle de los carpinteros). Las casas de las geisha, las de té y los teatros se encuentran en los mismos distritos (normalmente lejos del templo). Se espera de los samurai que dejen sus espadas atrás, en la entrada del distrito de las geisha.
El Bushido: el código del guerrero
El Bushido es el código al que se adhieren todos los samurai. Enfatiza una vida de virtud e integridad.
Todos estos valores están contenidos en el Honor de un samurai. Los distintos Clanes dan importancia a diferentes aspectos del Bushido, enfatizando algunos en detrimento de otros, o reinterpretando según su propia visión las enseñanza de Tao. A pesar de las diferencias, el Bushido es el aspecto común que todos los samurais comparten, desde el Emperador en persona al más abyecto de los bandidos Ronin, ya sea como modelo de conducta a seguir para alcanzar la iluminación y la paz interior o como ejemplo de una forma de pensar artificial e hipócrita que sólo sirve para someter a los débiles ante los fuertes.
Aunque no se espera que las clases Heimin ni hinin comprendan los conceptos del Bushido, estos no les son totalmente extraños, gracias a las enseñanzas del Tao de Shinsei que los monjes leen en las aldeas y monasterios durante las celebraciones.